Draco Malfoy y el Heredero de...

By royaltymalfoy

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Draco Malfoy nunca pidió una segunda oportunidad, y no quería particularmente una. Pero regresó a su antiguo... More

Notas
Capítulo 2: El armario evanescente
Capítulo 3: T. M. Ryddle
Capítulo 4: El Buscador de Slytherin
Capítulo 5: El diario en el fuego
Capítulo 6: El cumpleaños de muerte
Capítulo 7: Las piedras de Hogwarts
Capítulo 8: Malfoy invencible
Capítulo 9: El elfo de Gryffindor
Capítulo 10: El club de duelo
Capítulo 11: Navidad
Capítulo 12: La rosa dorada
Capítulo 13: H de Hermione
Capítulo 14: Aragog
Capítulo 15: Respuestas
Capítulo 16: El Heredero de Slytherin
Capítulo 17: Sangre de Basilisco
Notas finales

Capítulo 1: Impotencia aprendida

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By royaltymalfoy



Tomó un corredor entero repleto de pinturas rubias gritando Sangre Sucia Inmunda antes de que Hermione aceptara que la Mansión Malfoy no tenía pinturas de Salazar Slytherin. "Pero en el vociferador de tu padre," ella insistía, y Abraxas Malfoy intentaba interrumpir y contrarrestar los argumentos de Draco mientras él explicaba que era un invento de su padre, nada más.

"Tengo mucha sangre antigua", Draco le dijo, "Pero ninguna del fundador de Slytherin"

"La fundación de Hogwarts es tan fascinante", Hermione comentó emocionada, solo para que Abraxas Malfoy interviniera de nuevo.

"Nunca se te debió de haber permitido la entrada en los sagrados pasillos de Hogwarts, deshonrosa mocosa."

"Silencio, Abuelo", le dijo Draco.

Llevó a Hermione fuera del corredor de retratos, y hacia el exterior en donde dos escobas les esperaban: La vieja Cometa 260 de Draco para Hermione, y su nueva Nimbus 2001 para él. Hermione se había reído al imaginar los celos de Ron cuando la vio, solo para que Draco le contara que había convencido a su padre de no comprarle al equipo completo de Slytherin las mismas escobas. La Nimbus rugía más rápido en el cielo que las escobas de la escuela, como el contraste entre su propia varita de unicornio y la varita de nogal en su bolsillo ahora. Le reconfortó que sería capaz de satisfacer a su padre al lograr entrar al equipo de Slytherin haciendo una prueba como todos los demás.

Y tendría una mejor escoba que Potter este año, pero no es como si marcara alguna diferencia. Potter obtendría su Saeta de fuego en el tercer año de todas formas, y aún así podía volar mejor que Draco con o sin esa escoba. Draco seguía soñando con Harry Potter volando. Algunas veces en partidos de Quidditch, con Hogwarts y sus brillantes banderines como un manchón de color detrás de él bajo la luz del sol. Y algunas veces era de noche, deslizándose lentamente a través de las masas de sombra, sus brillantes ojos verdes mirando ingenuamente a quien fuera que hubiera ganado el derecho de estar a su lado.

Si, solo sería la mejora de la escoba de Draco en esta ocasión. No habría tenido ningún remordimiento en dejar que su padre comprara su lugar en el equipo de nuevo, pero no valía la pena soportar lo fastidiosa que se pondría Hermione si se enteraba. Sin mencionar la hostilidad adicional que avivaría en Potter hacia él, lo que Draco justificó temer con el fundamento de que ya estaba grande para pelear con niños. Y entonces su padre accedió a dejarlo jugar Quidditch a su manera, y retirar su asistencia con una exasperada pero tolerante mueca.

Eso había sido parte de su acuerdo: Tolerar a su única amiga hija de muggles, permitir correo y visitas, a cambio de obedecer a su padre y jugar para Slytherin ese año, a pesar de haber estado en contra. Habían dado vueltas a eso por semanas antes de llegar a un acuerdo, ayudado por la determinación de Draco de no permitir a su padre acercarse a un radio menor de metro y medio de él, y levantar su varita cada vez que su padre parecía tener intención de ponerle las manos encima.

Mantuvo las palabras de Severus sobre usar Langlock en mente, pero solo tuvo que usarlo una vez. Después de recibir la tercera carta de Hermione, su padre intentó arrastrarlo a los calabozos como solía hacer. Draco había conjurado Langlock lo suficientemente fuerte para enviar a su padre retumbando por las escaleras. Había esperado la golpiza de su vida, pero en su lugar consiguió extraer algunas garantías a cambio de remover el embrujo. Aparentemente su padre valoraba el uso de su lengua. Si Draco había inventado algunas presuntas consecuencias de deterioro en caso de que no se removiera rápidamente el hechizo, bueno, eso era culpa de su padre por creerle.

A cambio, la primera concesión de Draco había sido una que no le había dolido para nada aceptar: un voto solemne de no enviar correo o recibir visitas de la única especie que su padre odiaba más que cualquier muggle o sangre sucia en el país: Un Weasley.

Hermione se quedó sin aliento sorprendida y desaceleró cuando volaron junto a un grupo de pavorreales albinos, apiñados alrededor de una serpiente de jardín que cazaban. "¡Son tan pálidos!" la niña soltó un gritito.

"¿Qué no los viste cuanto entraste?" Draco se rio, dando vuelta para quedar a su lado "Velos, son desagradables criaturas, ¿no? Te mostraré algunas cicatrices que tengo de ellos." Aquellas eran las marcas más prominentes hasta entonces, en su inocente cuerpo de 12 años. Y parecía haber ganado suficiente terreno con Potter en su primer año que Draco dudaba que tendría que recibir Sectumsempra en él. Si lo hiciera,  Potter tendría que enfrentar la furia de Hermione.

"¿Crees que se diferencian mucho de los pavorreales no mágicos, así como los Crups son diferentes de los caninos no mágicos?" preguntó, y Draco bostezó y se encogió de hombros.

"Pregúntale a Hagrid", dijo Draco. "Quería escuchar todo sobre los animales en la mansión. Tu podrías contarle"

Ron nunca podría admirar estos pavorreales albinos, Draco había determinado, al menos hasta séptimo año cuando los Carroñeros trajeran cautivo al trío. Si el bucle azul de sus viejas memorias se mantenía hasta entonces. El fracaso de Dobby para reaparecer o incluso ponerse en contacto lo incomodaba cada vez más, hasta el punto que había reclutado a Hermione para ayudarle a buscar en la biblioteca de la mansión información sobre elfos domésticos. Ella estaba emocionada de ayudar, y parecía que podía haber pasado felizmente cada momento que le quedaba antes de que el Expreso partiera, explorando todos sus libros antiguos. Al menos esa ayuda daba credibilidad a sus declaraciones ante sus padres de que Hermione no era su amiga, sino su compañera de estudio.

Tuvo que llamar dos veces a Hermione antes de que lo siguiera en picada alrededor de la fuente más grande, la lentitud de la niña haciendo que Draco encantara el agua para que subiera y la mojara en su escoba. Consiguió atraparla, pero el contra ataque de Hermione lo tomó de sorpresa. Desde que ella se enteró que el Detector no funcionaba en la mansión, había estado utilizando magia con cada oportunidad que tenía.

Estuvo sorprendida con las barreras tanto como con los pavorreales, preguntando toda clase de preguntas indiscretas sobre la historia de la mansión y sus protecciones. Draco nunca las habría respondido si tuviera la intención de estar en el lado opuesto de ella. Si, planeaba tomar un camino pasivo para el futuro en los años por venir, de adherirse a sus recuerdos y repetir los pasos que habían llevado a la victoria de Potter la primera vez. Pero había sustentado un egoísta y probablemente infantil deseo de mantener a su familia fuera de la línea de fuego esta vez. O si no, al menos a él y a su madre.

Y Severus también. Draco aún no había aceptado el entendimiento de que el camino pasivo significaría permitir la muerte de su padrino de nuevo.

Los frecuentes intentos de Draco de corresponderse con Severus habían sido recibidos con cortantes cartas de regreso. Pero Severus había enviado varios libros durante las vacaciones, que por lo menos para Hermione habían sido un signo de afecto más que puras palabras.

Un enemigo potencial nunca le habría enseñado a Hermione las entradas traseras de la mansión, así como las frontales. Pero así volaron, con la luz del sol de verano fluyendo sobre ellos, con una gentil brisa que los mantenía frescos. "Esta parte es como los laberínticos pasillos de las mazmorras en Hogwarts", Draco señaló, disfrutando escuchar sus ooh y ah a la imagen de los bordes y gárgolas bañadas en oro, los vitrales y almenas, la antigua piedra y las luces azules encantadas que flotaban como un océano, las cuales tomaban vida cada noche temprano una vez que pasaba el solsticio.

Hermione le contó que los Muggles tenían algo llamado alumbrado, que también se iluminaba por su cuenta cuando el sol se había puesto por cierto tiempo. Eso lo disgustaba un poco. Pero cuando la llevó a verlas la primera noche iluminarse, ella hizo todo un espectáculo chillando de emoción, y declaró que las luces de la familia Draco eran mucho más hermosas.

Ella solo vio el comedor de la familia de Draco de pasada, ya que su padre le había prohibido atender las comidas, retirándose a su estudio cada vez que ella se acercaba. Honestamente era un desprecio más sutil y prudente de lo que Draco había esperado. Aún parecía molestar a Hermione, que el padre de Draco pretendiera continuamente que ella no existía. Al menos su madre había sido más amable, invitando a Hermione a tomar el té en su sala de estar la primera tarde. Como esperaba, le había prohibido a Draco asistir con ellas, para poder interrogar a Hermione sola. Y después pasó el resto de la visita de la niña evitándola también, aunque con más gracia que su padre. Pero al menos había reconocido la presencia de Hermione; aunque esa aceptación había llegado con un intenso interrogatorio que Hermione proclamó fue casi tan aterrador como su examen de Defensa.

Solo podía decir que su madre era atemorizante porque literalmente nunca había puesto los ojos en su padre.

Principalmente, como en esa noche, se la pasaron ellos solos, dividiendo su tiempo entre la biblioteca, el vuelo, la habitación de Draco, y debajo en las cocinas con los elfos domésticos, con los cuales Hermione había tomado cierto interés. Uno de ellos comenzó a contarle la historia sobre Draco y su varita antes de que él le ordenara callarse, pero la elfina no había llegado muy lejos como para revelar nada. La reacción de Hermione cuando Dipsy comenzó a azotar su cabeza contra uno de los hornos por disgustar al amo Draco fue algo que contemplar. Después de eso comenzó a hablar indignada sobre la libertad que los elfos merecían, que era una bendición positiva que los padres de Draco la evitaran.

"Es que no entiendes estas cosas, Hermione," Draco se quejó, mirándola frustrarse cada vez más, en cuanto sus intentos de hablar con los elfos sobre la idea de su emancipación fueron recibidos con una evasión temerosa. "Para ellos, la idea de ser liberados es el peor castigo que se puedan imaginar. Probablemente peor que la muerte. Es como si los amenazaras con la guillotina. Todos estarán aliviados una vez que te vayas, y murmurarán cuentos para asustarse unos a otros sobre la niña hija de muggles que los amenazó sin piedad"

"¡Eso es tan retrógrada!" Hermione se enfureció, cargando una canasta extra de pastelillos que tres elfos petrificados le habían forzado a tomar para que dejara las cocinas. Draco esperaba que ella entendiera que eran un intento de apaciguar a la extraña que los aterrorizaba, y no una encubierta forma de aprobación sobre su charla de revolución. "¿Porqué querrían trabajar sin paga? ¿Es que no hay más opciones para ellos en el mundo mágico?"

"Hermione, su magia está atada a la de sus amos" Draco suspiró, y la miró tumbarse en su cama y abrazar a Imoogi con una irritabilidad puberta. "Hay un contrato mágico involucrado. Romperlo los afecta en un nivel que no podrías ver. No es tan simple como solo irse a otro lugar. Y para los elfos liberados es muy complicado encontrar otro amo." Hizo un gesto al pensar en Dobby, esperando regresar a la escuela y encontrar a Dobby ahí al instante, felizmente vagando por las cocinas causando motines entre los elfos de Hogwarts. "Podría liberarlos a todos si quisiera. Sería muy fácil. ¿Te has preguntado porqué usan harapos, cuándo mi familia tiene mucho dinero? No es simplemente crueldad. El regalo, intencional o no, de cualquier prenda de ropa de la mano de su amo los libera". Suspiró ante la mirada emocionada de Hermione. "Solo la familia a la que están atados, Hermione, nadie más, así que puedes dejar de hacer planes"

"Pero podrías" Hermione insistió "Oh, deberías liberarlos, Draco ¿porqué no lo haces?"

"¿No escuchaste una sola palabra de lo que te acabo de decir?" Draco se quejó irritado. "En lugar de ser tan santurrona, Hermione, intenta pensar en lo que ellos querrían. Todos preferirían que marchara por las cocinas conjurando Avada Kedavras, antes de que les lanzara calcetines."

"Avada Kedavra", Hermione repitió lentamente. "Ese es uno de los Maleficios Imperdonables, ¿verdad? ¿El maleficio asesino? ¿Estás diciendo que preferirían morir?" Aún no parecía muy convencida. "Si piensan de esa forma, Draco, es probable que sea solo porque han sido condicionados a pensar así, y porque no conocen otra vida. No creen que sea posible, así que ni siquiera lo intentan. Eso se llama desesperanza aprendida, lo leí en un libro. Las personas solo conocen las vidas a las que están acostumbradas. Igual que tú. Los elfos han sido enseñados que su lugar es ser esclavos, y tu fuiste enseñado que el lugar de los sangre pura es gobernar encima de personas como yo. ¿Es que nadie, deja de pensar de esa manera?"

Draco se movió incómodo. "No es que no haya conocido a un elfo que quiere ser libre", admitió, y se arrepintió cuando vio la luz en los ojos de la niña. "Pero es muy raro. Y tal vez si hay un elfo al que no le gustaría servir sin recibir una paga no debería hacerlo, pero no hay ninguna otra estructura o lugar al que puedan ir, o no tendrían ningún lugar al que pudieran pertenecer más-"

"¿Porqué otros magos no los aceptan y les pagan por su trabajo?"

Con razón había empezado ese ridículo PEDDO en cuarto año, si es que nadie se había molestado en explicarle todo eso propiamente. Él había tenido una idea de cómo funcionaba todo desde antes que pudiera caminar. "Porque los elfos domésticos pueden verlo todo. Su magia es diferente, pueden Aparecer en cualquier lado, hacer cosas que los magos no pueden. Y las familias de magos son muy reservadas. La mía no es la excepción. A menos que un elfo esté mágicamente atado a una familia, en donde la magia les prohíba hablar mal de esa familia incluso si quisieran, ningún mago lo suficientemente rico como para tener un sirviente querría uno, pagado o no, si es que no puede confiarle sus secretos."

"¿Pero el problema no es entonces", Hermione argumentó "¿La desconfianza de los magos, más que la existencia de algo que no sea de fiar en la naturaleza de los elfos?"

Draco se dejó caer de espaldas en su cama, dejando su cabeza caer en las almohadas con un gruñido. "Merlín, a veces me estresas tanto, Hermione. Algún día, cuando seas más grande, tal vez puedas hacer algo para cambiar las cosas, pero no ahora- cualquier cambio tiene que venir a través de la legislación, y no te gustaría empezar a presionar con la emancipación, casi nadie quiere eso,ni los amos ni los elfos. Si quieres ayudarlos, debes comenzar a trabajar en concederles derechos a los elfos, como protección de ciertos castigos o condiciones de trabajo, o el derecho de autodeterminación si así lo quieren."

Hermione estaba recostada a su lado, y él comenzó a jugar con las turquesas en su brazalete. Sintió una incómoda calidez en su pecho ante la sensación de comodidad junto a ella, una que nunca había sentido con sus colegas, ni siquiera Vince, Greg o Theo. Ella podría, se había dado cuenta durante la duración de su visita, ser el primer y real amigo que hubiera tenido.

"Eres tan inteligente, Draco", le dijo, y él se aseguró de entornarle los ojos en lugar de lucir conmovido. "Tal vez algún cambio es plausible si sucede gradualmente. Pero desearía que hubiera algo que pudiera hacer ahora, por cualquier elfo que deseara ser libre. Y creo que más elfos lo serían si existieran más opciones, como dijiste, y ellos tuvieran la oportunidad de aprender algo más y pensar diferente. Antes de obtener mi carta de Hogwarts, nunca quise ser una bruja, porque no sabía que era posible ¿me entiendes?"

"Es tan frustrante", Draco suspiró, "Que he tenido mucho más tiempo con la magia que tú..." Y ella, en realidad, no tenía idea cuanto, con Draco cumpliendo recientemente 19 y 12 simultáneamente. "Y que aún así obtuvieras el primer lugar en el año y yo no"

"Debiste haber pasado más tiempo revisando Historia de la Magia conmigo", ella le dijo delicadamente. "Si aún tuvieras todos esos prejuicios, Draco, de seguro que habría dolido, obtener menor calificación que una hija de muggles en tu propia historia". Hermione se empezó a reír ante la mirada molesta de Draco. "No te preocupes, no les recordaré a tus padres. Tu madre ya estaba sorprendida de ver el brazalete que me hiciste. ¿Porqué no me dijiste que era una réplica del de ella? Fue a buscar el original para mostrarme"

"¿De verdad crees que podría haber diseñado todo eso por mi cuenta? Bueno, genial" Draco murmuró "Simplemente genial. Ahora puedes ver como se suponía que luciera y lo mal hecho que quedó el tuyo"

Hermione levantó el brazalete en el aire para apreciarlo. "Creo que el mío es más interesante y atractivo que el de tu madre, para ser honesta. Pero por favor no le digas que dije eso"

"Ya no le cuento nada a mi madre", Draco suspiró, y Hermione se acomodó en la cama sosteniendo su mentón en su mano.

"De verdad no lo haces ¿verdad?" ella suspiró "¿Recuerdas su expresión cuando entró a tu habitación y nos vio recostados juntos en la cama? ¿De verdad no cree que eres gay?"

Draco sonrió engreído "Fui muy astuto para convencerlos de eso. Todo lo que tuve que hacer fue decirles que era un rumor malicioso esparcido por Seamus Finnigan porque era mejor que él en pociones, y que no hice mucho por disiparlo porque solo tenía 11, y faltaban años para que pudiera asegurar una buena pareja de sangre pura para casarme. Y que ayudaba el
mantener a las personas pensando que estabas saliendo conmigo, porque eres una niña- y claro, yo no, porque no eres mi amiga, eres mi compañera de estudio, a quien utilizo para estudiar, porque..."

"Porque vas a ser un Inefable", Hermione terminó atentamente.

"Y que no he cambiado mi mentalidad sobre los hijos de muggles y la importancia de la pureza de sangre, tú y ese cerebro tuyo son solo la rara excepción que contradice a esa regla, y que no creo que ningún otro hijo de muggles sea digno. Y que solo te defiendo ante la gente llamándote Sangre Sucia porque insultar a una persona que se sabe es asociada con un Malfoy es una ofensa que no puedo soportar, por el bien del nombre de nuestra familia"

Una sombra de duda cruzó por el rostro de Hermione, aunque no era su intención. "Nada de eso es verdad, ¿cierto, Draco? Esa es solo la historia que hiciste para apaciguar a tu padre. Ya no crees en la supremacía de los sangre pura"

Draco no estaba completamente seguro lo que creía del tema, si era honesto consigo mismo. Sabía que no pensaba de la forma que solía hacer sobre Hermione, pero en general, sus opiniones solo estaban claras sobre lo que pensaba de la maravilla sin nariz que había ascendido al poder con esa serie de ideologías como un pretexto, y la miseria que esa asociación había causado a su familia. Eso, era lo que quería fuera del mundo sin ninguna duda. "Por supuesto que no" mintió y tomó la larga cola roja con verde de Imoogi y comenzó a picar a Hermione con ella.

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El problema de tener a Hermione en la Mansión Malfoy era que eventualmente, se esperaba que él hiciera una visita recíproca. La red Floo lo llevó al Callejón Diagon, pero después de eso, estaba por su cuenta. No tenía ningún adulto que lo llevara al Londres muggle, o que lo protegiera de muggles salvajes una vez que deambulara entre los de su tipo. El único muggle con el que había hablado de cierta forma era el tío gruñón de Potter, quien había sido singularmente desagradable para que Draco lo amenazara con su característico embrujo, Langlock. Pero Draco no podía ir por ahí amenazando a cada muggle de la misma forma, aunque eso sería más sencillo.

Así que guardó sus túnicas en su maleta, y se pudo la hoodie que Hermione le había regalado de Navidad. Cuando había tenido la mala suerte de recibirla, nunca había pensado que se encontraría con la lejana humillación de realmente tener que vestirla, y aún así aquí estaba. Revisó su varita, para asegurarse que no estaba a la vista, pero lista para usarse, y se dirigió al Caldero Chorreante para emerger a la incivilizado, lleno de gruñonas bestias y monstruosos edificios, y carros-

¡Carros!

Draco saltó hacia atrás cuando uno casi lo golpeó, con un estremecedor claxon siguiendo no solo del que casi lo atrapa, sino de otros tantos cerca. Draco dio unos pasos hacia la banqueta con cautela, su corazón latiendo a una impresionante velocidad- y pensar que sobrevivió a Voldemort y Azkaban y casi es asesinado por un muggle- y se aseguró que estaba seguro de los conductores irritados en el asfalto, pero eso significó que se quedó parado con su voluminosa maleta encantada y él mismo estorbando en el camino de los apurados transeúntes. ¿Dónde se suponía que esperaba si no era en el camino? ¿Los carros no deberían moverse para evitarlo, o volar si no había lugar entre esos altos edificios? La mano con que usaba su varita ansiaba tomarla y embrujarlos a todos.

"¡Draco!" Hermione lo llamó emocionada del otro lado de la calle, y el alcanzó a verla agitando la mano a la distancia, a lado de una de esas trampas asesinas aceleradas azul, vestida con un par de pantalones muggle y una sudadera rosa que la hacía sobresalir de la monocromía de la calle. Presuntamente ella había llegado ahí con un traslador, o una dirección Floo por la que pudieran viajar el resto del camino. Pero a pesar de levantar su mano en el aire, educadamente él pensó, los carros pasaban a toda velocidad entre ellos a una endemoniada velocidad y no mostraban seña de detenerse y abrir paso para él. Tal vez los muggles eran más salvajes de lo que temía, para que les faltara tan básica cortesía. "¡Ve al paso peatonal, Draco!" ella le gritó, y después de que no mostrara intención de moverse, Hermione se alejó de la trampa azul y se unió al grupo de muggles en la banqueta, caminando enérgicamente hacia la izquierda y lejos de él.

"¡Hermione!" Draco gritó a través de la calle, atrayendo miradas. "¡No me dejes aquí!" Abrazó su maleta, temeroso de que la ola de muggles ambulatorios detrás de él tampoco lo dejaran pasar, por si intentaba regresar al Caldero Chorreante y huir al mundo mágico en donde pertenecía, lo que era razonable en vista de esa cacofonía de la naturaleza.

"¡Voy a ir por ti!" e improbablemente los autos se detuvieron ante ella, y esperaron sin moverse a que ella pasara como una especie de reina déspota. ¿Las máquinas podían sentir que él no era un muggle? ¿Acaso estas máquinas lo rechazarían y atacarían-

"Draco te dije que fueras al paso peatonal" Hermione dijo absurdamente, sonando molesta y sin una pizca de compasión por su temor, y lo tomó de la mano y arrastró hacia la parte de la calle de dónde ella había cruzado. "¡Vamos! Mis padres han esperado bastante" Llegaron a una serie de líneas, y ella apretó su mano cuando Draco intentó poner un pie en el camino y cruzar su maleta.

"¿Qué?" Draco dijo. "Eres un muggle. Bueno, hija de muggles," se corrigió. "Las máquinas de metal se detendrán para ti. Lo vi. Vamos, tal vez me dejen pasar y no me persigan si estoy con una de su tipo, y pueda engañarlos a que piensen que pertenezco."

"¿Qué?" Hermione soltó con completa incredulidad, y después comenzó a reírse en lo que Draco creyó que era de mal gusto. "Tenemos que esperar hasta que la luz se vuelva verde, ¿lo ves? Aquí va"

"¿Porqué se permiten esos encantamientos en las calles? ¿No es una violación al Estatuto del Secreto?" Draco le susurró en su oído mientras ella tomaba la maleta de su mano, dándole una mirada desaprobatoria cuando sintió su encantada ligereza, y lo llevó a través del camino. Draco se permitió respirar una vez que se encontraban en la banqueta del otro lado, y tenía los ojos muy abiertos mientras ella lo guiaba a la máquina azul. "¿Cómo es que la luz verde hace que las máquinas de detengan? ¿Está encantada para que se paralicen durante ciertos intervalos?"

"No, Draco, los autos los manejan humanos," Hermione dijo, "Ellos ven las luces y saben cuando detenerse y cuando avanzar, ve los semáforos" Ella le señaló las largas luces circulares que brillaban sobre el camino y Draco entrecerró los ojos a ellas antes de acercarse cautelosamente a la máquina.

"¡Gah!" Draco dio un salto hacia atrás, casi chocando con una viejita llevando un carrito de compras en sus ganas de escapar de las garras de la máquina, que se abrieron a su llegada.

"Listo, abrí la cajuela, cariño" una voz masculina, llamó desde dentro, y después un hombre castaño muggle con un marcado parecido a Hermione salió de la puerta de enfrente de la máquina. "Hola, jovencito, es un placer conocerte. Hemos escuchado mucho sobre ti, Draco. Soy Wilford Granger". El muggle extendió su mano, mientras la bestia aún mantenía su mandíbula abierta para él. ¿Se mantendría calmada en la presencia de sus amos muggles? Comenzaba a asimilarlo con el hipogrifo Buckbeak en tercer año. "Bonita hoodie. Yo me encargo de eso- oh ¡es tan ligero! ¿No empacaste nada?" El muggle continuaba hablándole en ese inexplicable tono amable, aunque apenas acababan de conocerse, pero Hermione le dio un pequeño codazo, así que respondió.

"Está, um..." Draco se acercó al señor cuidadosamente para evitar romper el Estatuto del Secreto. Estaba casi seguro que decirle a este hombre no lo quebraría. "Encantada", susurró dramáticamente, y Hermione entornó los ojos.

El señor Granger puso su maleta en la mandíbula de la criatura y con un toquido le indicó que la cerrara, dejando atrapadas sus pertenencias. "¡No!" Draco murmuró, y miró con silencioso horror mientras Hermione lo arrastraba a través de las puertas de la máquina, en donde había una especie de asientos, y le ponía una cinta a su alrededor antes de deslizarse a su lado junto a la ventana. "Hermione, no vamos a montar a esta gran bestia ¿verdad?"

"Oh, Draco, no necesitas asustarte de todo" ella suspiró, cariñosamente exasperada "¿Es este el niño que entró directo al Bosque Prohibido sin pensarlo dos veces? No te preocupes. Sé que no estás familiarizado con la tecnología, pero prometo que no dejaré que te pase nada"

"¿Primera vez afuera del mundo mágico?" preguntó una muggle bonita con cabello caoba en el asiento de adelante, quien lucía justo como Hermione a sus ojos. El parecido familiar estaba ahí, a pesar de que difícil no imaginar que era una Hermione de su mundo que había aparecido incongruentemente en medio de ellos.

Y entonces la bestia comenzó a moverse, avanzando y deteniéndose en misteriosos intervalos durante el camino. Había bestias a su alrededor y a su lado, algunas yendo en dirección opuesta, otras acelerando y rebasándose unas a otras como si fuera una carrera de caballos, compitiendo por una posición en la carretera entre las líneas pintadas. Casi se había sentido más seguro aferrándose a la cintura de Potter al ser perseguidos por Fiendfyre. 

Se aferró a la manija de la puerta con miserable terror, su cuerpo tambaleándose ante los caprichosos movimientos, imposibles de predecir. Hermione se reía de él, esa niña malvada, mientras platicaba con sus padres sobre la general ignorancia de la comunidad mágica sobre la tecnología, que la materia de Estudios Muggle no parecía ayudar mucho. Bueno, en la mente de Draco, tales bestias como esta que lo había secuestrado no deberían ser estudiadas sino examinadas.

Finalmente, la bestia se detuvo, después de lo que sintió fueron apenas la mitad de los años que perdió del bucle azul, y Hermione le dijo que habían sido aproximadamente quince minutos. Le indicó que saliera, pero la bestia se rehusaba a soltarlo, hasta que ella se acercó y apretó algunos botones. "Tienes que abrir aquí, Draco", ella suspiró y rio burlona de nuevo cuando la cinta encima de él lo mantuvo atrapado en el asiento. "Y el cinturón también. Tienes que quitarlo. Bienvenido a Hampstead". Hermione presionó un botón donde el cinturón se insertaba, y finalmente lo dejó como si tuviera mente propia.

Draco lo miró con repulsión. "¿Porqué no se suelta solo una vez que ya cumplió su propósito?"

Hermione lo empujó hacia afuera, y Draco se sorprendió al ver que el señor Granger sacaba su maleta de las garras de la bestia, cuando la había creído perdida para siempre. "¡Devolvió mis cosas!" Draco soltó emocionado. "¡Tal vez le agrado!" Draco había aprendido en tercer año que debía ser más respetuoso con las criaturas mágicas. "Ya, ya" le dijo, y acarició el costado de la bestia. "Gracias. Que buena criatura entrenada eres"

Los padres de Hermione lo miraban con completo desconcierto. Hermione miraba entre sus padres con una mezcla de diversión y vergüenza. "Oh, Draco, creería que eres un viajero del tiempo"

"¿Qué?" Draco siseó, dando un saltito lejos de ella y la bestia. Su corazón explotó con temor de que de alguna forma había sido descubierto, y probablemente no sería capaz de explicar o justificar el engaño. Había sabido lo inteligente que Hermione era, pero nunca imaginó que lo adivinaría tan fácil...

"Con lo asustado que estás de la tecnología. Eres como alguien salido de una película" Hermione le dijo, tomándolo del brazo y encaminándolo hacia una ordinaria casa de tres pisos. No era nada extraordinaria, pero se había determinado ser civil y respetuoso durante su visita, sin importar lo pobre que su morada muggle fuera, y ciertamente no era tan empobrecida como había imaginado que la casa de los Weasley sería.

Draco tuvo su primera sorpresa cuando caminó en el pasillo de la entrada, y su mirada se detuvo en un gabinete lleno de imágenes fijas de Hermione a diferentes edades, igual que otras figuras con cabello alborotado y dientes grandes que parecían ser su familia muggle. "¿Porqué tienen tantas pinturas de Hermione? ¿Es porque es la única bruja de la familia? ¿Las encargaron todas para honrarla?"

El señor y la señora Granger parecían perdidos sobre lo que pensar de Draco, no sabían si estaba siendo sarcástico, grosero, confundido, o simplemente estaba demente. "Oh, Draco", Hermione suspiró por lo que había sido la décima vez. "Son fotografías muggle. Te he contado sobre ellas ¿recuerdas? No se mueven de la misma forma que las fotos mágicas hacen"

Draco hizo un gesto y rápidamente relajó su cara, recordando ser educado, y poner su mejor cara para los padres de Hermione. "Son muy lindas", mintió "Es muy adecuado construir un gran altar para Hermione"

Hermione puso su cabeza entre sus manos y comenzó a reír en sus antebrazos, sus hombros sacudiéndose. Draco se acercó a examinar el altar de Hermione, sintiendo algo de curiosidad, y descubrió que Hermione lucía casi igual a diferentes edades, solo pequeña y con más cabello. "Como un visitante de esta morada", Draco preguntó educadamente, "¿Tengo que proporcionar una adición al altar?"

Hermione, quien acaba de recuperarse de su ataque de risa, tuvo que enterrar su cabeza en sus brazos de nuevo. Draco miró a su alrededor, irritado por la insuficiente respuesta de aprecio antes sus intentos sinceros de ser civil, y decidió que su primera prioridad tenía que ser asegurar una última cena, si es que perecía en esa engañosa y sosa guarida llena de máquinas muggle y veneración a su hija. "¿Comeremos pronto? Estoy algo hambriento, señor y señora Granger", añadió encantadoramente, y les mostró su mejor sonrisa.

Ambos lucieron aliviados de que por fin dijera algo remotamente normal, hasta que escucharon a Draco decirle engreídamente a Hermione, "No puedo esperar para contarle a Ron que gané el favor de la bestia de tu familia"

Los Granger le sirvieron a Draco pollo rostizado como cena, lo que era una pobre comida en realidad, pero mintió y alabó la comida de la señora Granger. Tenía que ser mejor que cualquier cosa que hiciera el muggle gruñón, o esa mujer simplona de la que Draco tuvo un vistazo en King's Cross que estaban a cargo de Potter. Draco supuso que ninguno de ellos era lo suficientemente rico para permitirse tener sirvientes, aunque pensó que tal vez tendrían máquinas que hicieran esto por ellos. Pero la magia era, por supuesto, superior a la tecnología, y no había ninguna atadura que mantuviera a los elfos en una casa no mágica, sin importar que falsa idea temía Hermione tuviera algún día sobre eso.

"Así que, Draco", dijo el señor Granger, "Es una pena que tus padres estuvieran muy ocupados para encontrarnos afuera del Caldero Chorreante. Habría sido un placer conocerlos. Tal vez nos topemos con ellos en Agosto, cuando vayamos de compras al Callejón Diagon." Draco asintió con una falsa sonrisa, tratando de no imaginar la cara de su padre, si es que alguno de estos muggles se le acercara e intentara saludarlo con esa vaga y cálida informalidad que parecían asumir incluso con extraños. "¿Hermione y tú se conocieron ahí el año pasado? ¿O fue hasta que llegaron al castillo?"

"Fue hasta Hogwarts", Draco dijo, consumiendo educadamente una mayor porción de las papas dulces de lo que podía soportar. "Slytherin tenía Doble Pociones con Gryffindor" Ante esa perfectamente clara explicación, el señor y la señora Granger intercambiaron miradas sin comprender. Aún los encontraba más preferibles que los muggles de Potter.

"¡Oh, mamá, no lo recuerdas, te conté todo sobre las casas de Hogwarts! ¡Incluso antes de que asistiera el año pasado!" Hermione se quejó, bajando su cuchara con un golpe algo grosero. Tal vez sentía que sus padres la estaban avergonzando frente a Draco, luciendo más ignorantes de lo que eran. Pero Draco había llegado con tan pocas expectativas, diciéndose que podría o no podría representar peores condiciones de vivienda que Azkaban, pero que podía sonreír y soportarlo, él era un Malfoy. Esto era un paraíso en comparación con esas expectativas. "Recuerda, hay cuatro. Yo estoy en Gryffindor, y Draco está en Slytherin"

"Oh" El señor Granger dijo después de un momento "Si, claro que lo recuerdo, cariño, pero que no era Slytherin la-" Otra mirada furiosa de Hermione le impidió terminar, pero Draco entendió a lo que se refería al instante.

"¿La casa malvada?" Draco entonó "Ah, así que Hermione si los ha instruido entonces"

Hermione pareció escuchar un tono de un dañino augurio que provenía de la voz de Draco. "Mamá, papá ¿Podemos retirarnos?" ella preguntó, pero Draco no tenía intención de moverse.

"¿Qué fue lo que Hermione les contó sobre Slytherin?" Draco preguntó casualmente

Pero el señor y la señora Granger no cayeron en eso. Los guiaron por una corta escalera, hacia un cuarto de huéspedes que era paradisiaco en comparación a Azkaban, su escogido punto de referencia. No, la pintura de un bote en la pared no se movió, y parecía haber una especie de demonio viviendo en las paredes llamado electricidad que periódicamente iluminaba y oscurecía el espacio bajo las órdenes de los amos de la casa, pero Draco tenía su varita lista. Mejor que Dementores, Draco pudo concluir con seguridad, y se instaló en la cama de huéspedes con satisfacción.

"Perdón por mis padres", Hermione dijo, merodeando en el marco de la puerta arrepentida. "Saben que no todos los Slytherin son malos. Les he contado todo sobre ti"

Algo en su agotada, agobiada actitud hizo a Draco ponerse a la defensiva. "¿Qué? Ya sé que no estaba preparado para lidiar con todas estas máquinas, pero llegué a tu casa sin romper el Estatuto del Secreto. Y no he enfadado a tus padres o intervenido con tu altar. Incluso vestí esta cosa bizarra," dijo, estirando la sudadera, cuyas rayas rojas y blancas en los brazos combinaban con un extraño escudo de familia en el frente azul marino, arriba de un conjuro que decía Adidas. "Aunque no sé lo que todos estos símbolos se supone que indiquen"

"Mi padre ayudó a escogerla. Es fan del Arsenal" explicó. "Es un equipo de futbol. ¿Ves? Dice Club de Futbol Arsenal en tu espalda. Creí que te gustaría ya que te gusta el Quidditch"

"Que linda" Draco dijo amablemente, sin poder esconder que no tenía idea de lo que estaba hablando. El señor Granger le explicaría después, ante su tentativa pregunta, que el futbol era un juego muggle que parecía imitar al Quidditch en una simple, inferior forma, con una portería en lugar de tres aros y solo una pelota, la cual se quedaba casi todo el tiempo en el suelo y ni siquiera se movía por sí misma.

La mañana siguiente, el señor Granger se encontraba sentado en la sala, por lo que llamó "la primera patada", y Draco tomó asiento curioso. El deporte muggle de verdad involucraba una gran cantidad de patadas. También se interesó en el aparato como portal en que el señor Granger lo veía, lo que explicó lo que esta mítica teli-visión era, de la que había escuchado a Dean Thomas hablar. Aparentemente, la imagen en la caja ante ellos era como una foto mágica, una imagen moviéndose, pero durante largo tiempo, y que podía mostrar algo que sucedía en otro lugar en ese instante.

Hermione bajó para desayunar momentos más tarde, y se carcajeó en una gustosa sorpresa al ver a Draco sentado en el sofá, escuchando al señor Granger explicar con problemas algo que era llamado 'la regla de fuera de juego'. "Mírense", ella dijo con cariño "Papá siempre intenta que mamá y yo veamos el fut con él, o pateemos una pelota con él en el jardín, pero no logra que ninguna de las dos nos interesemos. Siempre dice que habría deseado tener un hijo para eso"

Draco frunció el ceño y miró confundido al señor Granger. "¿Las mujeres no pueden desempeñar este deporte?" No veía porque no podía ser menos adecuado para ambos géneros como el Quidditch, y había estado confundido con la explicación del señor Granger de porqué solo había hombres en ambos equipos en la cancha.

"¡Claro que pueden!" Hermione dijo acaloradamente. "Solo que juegan separados. No, es solo que no me interesa, así que por eso no lo veo con él"

Draco seguía confundido. "¿Porqué no solo ordenarle que consuma este evento deportivo con usted?" le preguntó al señor Granger, quien parecía no entender la pregunta. "¿Qué tan severo la castiga por negarse a obedecer sus órdenes?"

El señor Granger pareció divertido antes de darse cuenta qué Draco hablaba en serio, y entonces una lástima apareció en su rostro que le erizó la piel a Draco. "Draco, es decisión de Hermione escoger lo que le gusta. A lo que sea que ella quiera dedicarse en su vida, nosotros la apoyaremos un cien por ciento"

"¡El desayuno está servido!" La señora Granger llamó, pero les permitió a Draco y al señor Granger llevar sus platos de vuelta al sofá para terminar de ver el partido. Y aunque era difícil de seguir, el señor Granger parecía apoyar al equipo rojo llamado Arsenal, aunque le aseguraron a Draco que no tenían que jugar realmente ayudados por armas de fuego muggle, lo que era confuso. Lo que si entendió fue cuando la pelota fue pateada dentro la red grande, que causó que tanto los muggles del arsenal y los miles de muggles vistiendo rojo en las gradas se volvieran locos igual que si alguien hubiera atrapado la snitch.

Debió haber reaccionado irrespetuosamente ante el ritual de celebración del señor Granger, porque entonces el padre de Hermione levantó la mano de Draco en el aire y la chocó con la suya sin ninguna provocación. Draco intentó agregar un encanto extra a sus felicitaciones al final del partido, en el cual Arsenal le había ganado a algo llamado Manchester United. La conclusión del partido había sido causada solamente por la expiración del tiempo de juego, no por ninguna clase de evento. "Felicitaciones, señor Granger", Draco entonó "Su equipo fue superior en las patadas"

El señor Granger se rio ante eso, igual que la señora Granger y Hermione, quienes estaban sentadas del otro lado de la sala jugando un juego de cartas. Era extraño ver a la familia permanecer junta después de una comida, en lugar de que cada quien se retirara a su propia habitación después, pero tal vez lo estaban aplazando en temor de que el intruso y desconfiado mago se fugara con algunos de sus muebles. "¿Puedo preguntarle, señor Granger?" Draco preguntó tan cortésmente como pudo, "¿Qué hice para molestarlo?"

El señor Granger lució desconcertado una vez más. "No estoy enojado, Draco. Eso fue divertido ¿no es así?"

"Eso creía", Draco dijo con un resoplido, "Pero después azotó mi mano sin ninguna advertencia. ¿Es importuno que pregunte el comportamiento que provocó esta censura, para que intente evitarlo en un futuro?" Se preguntaba si había sido a causa de la falta de respeto ante el altar de Hermione. Él no había tenido idea de que ella era tan importante entre sus muggles.

Los tres lo miraron sin ninguna expresión por un momento, hasta que el señor Granger comenzó a reír. "Oh ¿te refieres a cuando las choqué contigo?" Draco entrecerró los ojos con duda, y el señor Granger levantó su mano. "Cariño, dame los cinco", le dijo a su hija, y para sorpresa de Draco, Hermione se acercó y azotó su palma en la de su padre, de la forma en la que él había hecho con la de Draco "Ves, las personas lo hacen todo el tiempo. Es una forma de felicitar a alguien o mostrar que están en el mismo equipo"

Draco intentó ocultar su horror. "Vaya, que pintorezco", dijo con una forzada sonrisa.

Hermione entornó sus ojos. "Vamos, Frankenstein, no va a matarte" ella le dijo, y levantó su mano en el aire hasta que él la chocó a regañadientes, intentando no pegarle muy fuerte. "Un poco más duro". Esta vez, Draco escuchó el golpe en el aire, el cual fue satisfactorio en realidad, y Hermione pareció satisfecha. "Eso es, Draco. No te preocupes. No espero que lo hagas en público"

"¿Lo llamaste Frankenstein?" El señor Granger preguntó con una sonrisa. "Esa es una de las películas favoritas de tu mamá, 'Mione"

Y así fue como en la segunda tarde de Draco en las tierras salvajes de Hampstead, terminó sentado frente a la caja muggle de nuevo, esta vez con los tres Granger, viendo la extendida fotografía en movimiento de la historia de Frankenstein. Draco estaba orgulloso de ya saber que ese era el nombre del doctor y no del monstruo, aunque al parecer muchos muggles no lo sabían. Era bizarramente cautivador, aunque Draco se metió en problemas casi al final. "¿Cómo es que obtuviste el apodo de Frankenstein, Draco?" El señor Granger preguntó "Eres un atractivo y cortés jovencito. ¿Es irónico?"

Draco y Hermione intercambiaron miradas en pánico. Claramente, cuando Hermione dijo que les había contado todo, no hablaba en serio. "Oh, había un gracioso rumor, sobre algunos experimentos que Draco estaba conduciendo, que sonaba como Frankenstein" Hermione respondió rápidamente. "Pero claro que Draco no estaba haciendo nada similar, y no es como si fueran mágicamente posibles de todas formas-"

"He hecho algo similar", Draco le dijo, su interés académico tomando prioridad sobre la prudencia. "Puedo conjurar y animar maniquíes para practicar magia sobre ellos. Incluso el embrujo Langlock, aunque eso fue difícil de controlar. Y puedo ver porque algo como en la película no sería perfectamente viable- muchos Golems han sido creados, pero la incorporación de carne humana probaría ser la parte difícil. Pero si se utilizaran pociones para endurecer o alterar la piel en una textura como de piedra, nadie dice que no pueda hacerse un Golem de cuerpos- ¡ow!"

Hermione lo pateó en la espinilla, tan fuerte como los pateadores profesionales del señor Granger. "Lo que Draco quiso decir es que nada de eso tuvo que ver con él"

Inesperadamente, el señor y la señora Granger se relajaron. "Oh, eso es bueno, cariño" La señora Granger dijo. "Me alegra que no fuera una clase de apodo como de monstruo, porque es diferente. Ya sabes, porque es gay"

"¡Hermione!" Draco susurró, mortificado. "¿Les contaste?"

Hermione lucía inocente. "Bueno, tuve que hacerlo" ella dijo en un tono práctico, "No me habrían dejado ir y quedarme en la mansión sin supervisión si no les hubiera dicho, ambos tenemos doce ahora, y eres un niño. Y no habrían querido que nos quedáramos solos en mi habitación aquí. Son protectores conmigo, lo sabes. Pero les dije que solo te gustan los niños, y están bien con eso, Draco"

El famoso tío Gary de hecho estaba presente en varias de las fotografías con Hermione, junto con otro hombre obviamente homosexual, y un hijo adoptivo; todos prominentes componentes exhibidos en el altar de Hermione. Correspondía con lo que Hermione le había contado sobre su familia siendo tolerante, pero aún así, se removió en su asiento. Había sido expuesto a cada estudiante de Hogwarts, y probablemente todo profesor al que le interesaba el chisme estudiantil como para escuchar, pero no muchas personas se atrevían a hablar abiertamente de eso a su alrededor. "Por supuesto, Draco", la señora Granger le contestó con cariño. "No tenemos ninguna clase de prejuicio en esta casa. Pero sé que hay muchas personas odiosas e ignorantes allá afuera, y odiaría pensar que un joven tan dulce sufre de discriminación"

"Es muy valiente de tu parte salir del clóset a tan corta edad", el señor Granger le preguntó seriamente, genuinamente preocupado por su bienestar. "Tiene que haber sido difícil. ¿Has tenido algún problema con los otros estudiantes molestándote?"

Draco resopló antes de que Hermione la lanzara una intensa mirada. Draco había sido quien molestaba a los otros estudiantes en la línea azul, e incluso si no hubiera sido un Malfoy, ¿la idea de otros estudiantes intentando hacerle bullying? Era bastante gracioso, cuando las personas a su alrededor habían crecido cada vez más reacios a hablar sobre él por temor a que sus lenguas fueran mutiladas. "Uh, no"

Hermione pareció buscar por un argumento para explicar que no fuera Draco sabe magia oscura y nadie quiere que lo embruje. "Draco, es, ah, bastante duro" ella dijo débilmente. "Nadie se atrevería a tratarlo mal"

"Eso es bueno" el señor Granger dijo, y le dio una palmada a Draco en la espalda, de forma amistosa. "Que bien por ti, muchacho. No los dejes decir disparates. Sé quien eres. Y estamos felices que Hermione tenga un amigo tan valiente como tú"

Dando por hecho que Draco había sido expuesto por la fuerza por los compañeros de Hermione y después había embrujado a uno de ellos por eso, eso era una benévola interpretación. Pero Draco no iba a contradecirlo. "Gracias, señor", dijo seriamente, y se ganó una ronda de chocolate caliente con malvaviscos extra antes de ser enviado a la cama.

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