En el vasto espacio de mi mente,
corremos libres, el campo es inmenso y latente.
Flores, a punto de florecer, primavera en su esplendor,
anuncian que el amor está en su fervor.
Eres la alegría, la más pura que vi,
corres hacia mí, un beso lleno de frenesí.
Me alzas, nuestros ojos se encuentran en paz,
"Unámonos en la vida", dices con soltura, sin traspiés.
Tus palabras, un eco, "Casémonos" en el aire,
mi corazón sonríe, tu locura es mi aire.
Tu juventud me supera, en años soy mayor,
pero el amor no entiende de números, es puro y sin error.
En tu emoción, las consecuencias se ocultan,
como un río que fluye, sin rumbo, sin culto.
A través de tus ojos, veo la verdad,
el matrimonio no es tu anhelo, mi realidad.
Hermoso y radiante, tu corazón es un tesoro,
el sentimiento en mí es un torbellino, un desdoro.
El temor a un futuro incierto, a ser reemplazada,
por alguien más joven, la inseguridad grabada.
"Nuevamente, ¿casémonos?", preguntas sin tregua,
mi corazón titubea, la respuesta es suave y se apacigua.
Si tan solo supieras el miedo que en mí habita,
amarte así, casarme contigo, es una encrucijada infinita.
Eres mi sueño vivo, la realidad me espera,
me toca despertar, dejar de soñar en quimeras.
No me lo preguntes más, te ruego, por favor,
mantenerte joven y lleno de vida es mi mayor fervor.
Así, en esta vida, la alegría te acompañará,
aunque no me cases contigo, mi amor no te dejará.
Por siempre en mi corazón, en la eternidad,
serás mi sueño, mi realidad, mi anhelada felicidad.