Yo soy Betty, la fea; Betty ×...

By beatriztheworm

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Nota: Esta historia se narra desde la noche en que Daniel cena con Betty. Sin omitir lo que pasó antes, a sa... More

Nota
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
capítulo 11
Capítulo 12
capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40 (1/3)
Capítulo 40 (2/3)
Capítulo 40 (3/3)

Epílogo Parte 1/2

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By beatriztheworm

Epílogo: y si te quedas, ¿qué?


Beatriz llevaba más de medio año al frente de Ecomoda. Y vaya que habían cambiado algunas cosas, empezando por el hecho que después del día de la colección, Beatriz intentó no escuchar más conversaciones a medias y Daniel dejó de hacer bromas respecto a Armando, aunque de vez en cuando las hacia, como cuando estaba con amigos fuera de Ecomoda y lejos del chismorreo. 

"Odio a tu ex amante" le dijo a Betty un día cualquiera en la oficina, mientras revisaba los balances y recordaba la catastrófica junta en que el ingeniero fue destituido.

"Don Armando no era mi amante" contestó mirándolo con las cejas de fruncidas.

Daniel le respondió levantando los hombros, como diciendo "lo que sea, lo detesto"

Viniendo su novio a la mente, recordó algo bochornoso que les había pasado hace unos meses, y que le perjudicó específicamente a ella.

Como nunca, habían tenido una escena acalorada en la oficina. Todo era culpa de Valencia, y su estúpida personalidad seductora, como lo había dicho Betty.

"Beatriz" le dijo a penas entró a su oficina, por la puerta de la sala de juntas "¿está ocupada?"

"No... Solo estaba revisando el informe que me trajo Patricia Fernández hace algunas horas ¿por qué?" Preguntó dejando los papeles a un lado y fijando la vista en su novio. 

Daniel hizo una mueca "si considera que no está muy ocupada, puede ocuparse conmigo"

Ella le sonrió con burla "¿el gran financiero necesita ayuda con los números?"

"No específicamente" respondió acercándose a ella, hasta quedar sobre el escritorio "no pretenderá que pase todo el día sin besarla, tsk ¿o sí?"

Ahí entendió de que iba todo, y aunque no le gustaba tomarse ciertas libertades en la oficina, sacó como excusa que Daniel la había provocado, y así sin más, se levantó del asiento para abalanzarse sobre él.

Y de repente, Daniel la tenía contra el escritorio y la besaba apasionadamente. Sus manos estaban por todas partes porque parecía que nunca podría obtener suficiente de ella. Mientras que las manos de Beatriz se encontraban en su cabello y a momentos bajaban a su cuello.

La situación pudo haberse puesto peor, y Beatriz agradecía que no haya sido así, pues en ese mismo instante entró, sin golpear, su querido padre, don Hermes Pinzón. Quien, al ver en qué estado se encontraba 'su niña' y con quién, pegó un grito en el cielo.

"¡Beatriz Aurora Pinzón!" vociferó con el ceño fruncido.

Inmediatamente, Betty se separó de Daniel y arregló sus lentes de forma nerviosa ¿qué rayos hacía su papá allí? Miró confundida a su papá, y luego apenada a Daniel, por la escena que estaba a punto de presenciar. Él tenía las cejas alzadas, y unas inmensas ganas de reír.

"Me parece que los dos, jovencita, tenemos que hablar" ordenó dándole una mirada fulminante a su hija.

"Hola papá"

"¡hola!, voy hablar solamente con usted señorita." volviéndose a Daniel, le dijo muy seriamente "por favor, ¿nos puede dejar solos un momento?"

Daniel lo pensó de veras, claro que podría irse y ver a Beatriz después, pero él no quería. Al contrario de lo que  don Hermes esperaba, Daniel respondió con un tajante no. Si iba a hablar de lo que sucedió en la oficina, tenía que estar él presente.

Así que, tomando la mano de Beatriz, y luego de darle una mirada breve, procedió a pararse recto y contarle a don Hermes lo encantado que estaba con su hija; la cual se ruborizaba a cada minuto mientras Valencia no paraba de hablar.

"Así que no le hable brusco a la Doctora, por favor, don Hermes".

a Hermes Pinzón le costaba creerse lo que había escuchado, pero después de unos minutos, volvió a ponerse serio y miró a su hija.

"y usted, señorita, ¿por qué no me había dicho nada?"

Betty soltó una carcajada característica de ella, y luego de mirar a su novio, juntos le contaron a su papá como comenzó todo, omitiendo varios detalles por supuesto, entre ellos 'Armando Mendoza'.

Desde ese día, Hermes le recalcó a Beatriz y a Daniel sobre las reglas que tenía que respetar al vivir en su casa, y lo que pensaba sobre la moralidad. Su hija tenía que llegar pristina basta el matrimonio.

Si él supiera.

*

Don Hermes se puso demasiado sobre protector con su hija que llegaba casi a los 30. La llamaba cuando ya creía que era la hora de estar en casa, se aparecía sin avisar en su oficina y hasta estaba presente a veces en la sala con ellos.

Daniel se dio cuenta que si realmente quería estar con Beatriz, tendría que mostrarle con un papel a don Hermes que amaba a su hija.

Ese fue un dilema para Daniel. Nunca había pensado en casarse, no le atraía la idea pero para nada aunque debía recordar que no iba a casarse con cualquier modelo o con las secretarias que frecuentaba, ni nada que se les pareciera. Iba a casarse con Betty, su Betty. A quien consideraba su tipo de mujer perfecta.

Finalmente, quien menos creía lo convenció.

"Si quieres sentar cabeza, formar una familia, y piensas que ella es la indicada ¡pues cásate con ella!" le dijo Marcela llevándole un copa con licor.

Ambos habían decidido pasar una tarde de "hermanos" puesto que no se comunicaban tanto como antes y querían estar al día con sus vidas, aunque años atrás no acostumbraran a ello.

"Marcela, su familia quiere que ella llegue al altar de la iglesia vistiendo un vestido blanco, y que un sacerdote nos dé un sermón... No quiero eso, y por más- por más que la quiera no voy a cambiar de opinión" confesó moviendo la mano con decisión.

"Bueno, si tanto te complica eso, se pueden casar solo por el civil o no ¿cuál es el problema?"

Daniel la miró fijamente. Él no quería casarse por la iglesia. Su familia era muy católica, pero el no. No lo encontraba necesario.

Se encontraba un hombre muy serio, y su palabra valía. Así que a la única persona que debería prometerle serle fiel y cuidarla, era a la mujer con la que fuese a pasar el resto de su vida. Tendría que conversarlo con Beatriz.

"Bueno dejemos de hablar de mí, mejor cuéntame sobre el supuesto hombre francés que conociste cuando viajaste la vez pasada" no era que quisiera suplantar el lugar de Maria Beatriz, pero si su hermana pretendía conocer a alguien, él quería asegurarse de que fuera alguien decente.

Marcela se ruborizó antes de empezar a hablar, Daniel esbozó una pequeña sonrisa de lado, al parecer, al fin se venía algo de felicidad para ellos, después de todo.

                                 *

Algunos días después, Daniel se presentó en la casa de la familia Pinzón. Había llegado el momento de comunicarle a los padres de su novia las intenciones que tenía con ella. Luego de la cariñosa bienvenida de su madre, y el beso tierno de Betty, pasaron al living, donde ya los esperaba un ansioso don Hermes.

"Cómo le va, don Hermes" Daniel estrechó su mano.

"Buenos días Dr Valencia, a que se debe esta visita, tan madrugadora".

Debía admitir que la ansiedad que sentía lo hizo llegar más temprano de lo acordado, pero ya no podía esperar más; sonriendo tomo la mano de su prometida y se sentaron en el sofá.

"Don Hermes, con Beatriz hemos nos vamos casar"

Aquello le llegó como un balde de agua fría, claro que era de esperarlo pero nunca tan pronto, él todavía veía a su hija como la pequeña que protegía de las burlescas bromas de sus vecinos.

Lo miró con el ceño fruncido, "Pero por qué"

Daniel le frunció el ceño de vuelta, "porque ya le he demostrado a usted en varias ocasiones lo mucho que amo a su hija, cuanto deseo estar con ella todo el tiempo que le sea posible. Además estoy ya cansado de tener que pedirle permiso para salir con ella, dormir acá en el sofá,y ya no quiero dormir solo." antes de que pudiera refutar algo, continuó con su diálogo "Don Hermes, yo quiero formar una familia con Beatriz, que la casa que habito se convierta por fin en un hogar".

don Hermes, todavía reacio, le hizo una señal a su hija, dándole a entender que esperaba una opinión complementaria,  algo que lo convenciera.

"pues papá, yo ya no tengo dudas de que el doctor Daniel es el hombre con el que quiero pasar el resto de mis días" ríe mirando a su prometido.

doña Julia, que observaba desde una esquina quiso intervenir "Hermes, ellos ya llevan su tiempo, se conocen bien y están bien enamorados" comentó con una sonrisa.

"Julia, en boca cerrada" contestó, aun muy serio y sin querer dar su brazo a torcer "Oigame doctor, y en donde vivirían,  porque la verdad acá tenemos una habitación amplia que podemos acondicionar para que ustedes---"

"no no no" interrumpió Daniel de inmediato "don Hermes no es necesario, de verdad, yo tengo un apatarmento y varias otras propiedas que quizás venda para comprar por ahí una casa que Betty estuvo viendo" contó con una sonrisa dulce mirando a su novia, controló su impulso de besarla.

"¿¿ y queda muy lejos??"

"¡Hermes!" le llamó la atención su esposa.

"Julia qué le dije, es que la niña se va a ir, no es cualquier cosa, mientras menos lejos se vaya mejor para nosotros porque el golpe no es--"

"don Hermes" interpuso nuevamente  Valencia "lo importante no es donde vivíamos, si queda cerca o lejos de acá, lo importante es que Beatriz siempre va a estar con ustedes"

Claro que quería llevársela con él lo más pronto posible, pero eso no significaba querer arrebatarla de sus padres. Don Hermes se levantó de la silla abruptamente y fue a  la otra sala mientras se sacaba los lentes y procedía a pasar un pañuelo por su rostro.

"perdónenme" pidió volviendo al living "pero este tipo de circunstancias no se presentan todos los días, es una sorpresa para mi" su voz parecía haberse roto un poco, a los oídos de los invitados.

"mijo pero yo le he estado diciendo a usted que se acostumbrarse a la idea de que esto tarde o temprano iba a pasar, que ellos se iban a casar"

"¡Sí, Julia pero no es fácil!" exclamó ya con la voz quebrada, a punto de sollozar.

"papá lo que pasa es que usted no estaba preparado para esta noticia" trató de consolarlo Betty  "lo que pasa es que pensó que iba a tener una hija solterona toda la vida" agregó con una risa que no agradó para nada a su padre.

"Beatriz Aurora eso no lo diga ni en chiste" le regañó  "al contrario siempre estuve preparado, desde que usted nació. Durante todos estos años que la hemos formado de entre los más altos principios de la moral y de la decencia; siempre tuve presente de que este momento tenía que llegar pero que usted tenía que llegar a este mimento pristina, siempre supe que tenía que casarse... es más nosotros siempre creíamos que teníamos que preparar esa boda..."

Comenzó a dar vueltas por la habitación, explicando como quería los preparativos mientras Daniel se rehusaba a aceptarle algo así, puesto que querían algo no tan tradicional sino más discreto y familiar.

"déjeme decirle doctor que Hermes Pinzón Galarza jamás dejaría ;que otro sufrague los gastos de la boda de su hija... doctor, Daniel Valencia" corrigió acercándose a él y quedando frente a frente "yo se que usted va a cuidar de nuestra hija, estoy convencido de que queda en buenas manos".

Julia y Betty compartían miradas felices mientras los otros hombres se estrechaban de mano. Valencia pensaba que sería mucho más difícil pero al parecer don Hermes no era tan duro como se veía.

Ya saliendo de la casa, Daniel llevaba  a Beatriz con una mano en su cintura guiándole a su carro.

"Ahora puede respirar tranquila. No tenemos que hablar con mis padres, están muertos" comentó con su humor característico, Betty lo miró con desaprobación.

Ahora solo debían avisarle a sus hermanas. Y Betty agradecía que Marcela ya no fuese tan hostil con ella, hasta le sonría a veces, muy de vez en cuando. O al menos eso creía, quizás eran imaginaciones de ella. Pero lo cierto era que no la miraba de mala manera.

La única que parecía guardarle rencor era la peliteñida, pero no se preocupa por eso. Ya tenía suficiente con tener al cuartel en contra de ella, y aunque ella fuese parte del cuartel, no podía poner a la presidenta contra ella, no era ético.
 

*

Había llegado el tan ansiado día.

Para sorpresa de Daniel, las más emocionadas con todos los preparativos era el cuartel de las feas, quienes se habían llevado a Beatriz muy temprano para ayudarle a prepararse, dejándolo solo a unas pocas horas del tan esperado compromiso.

"¿Puedes creerlo, Marcela?" se quejaba ofendido mientras arreglaba su corbata "No la pude ver ni dos minutos esta mañana dizque porque puede dar mala suerte".

Al estar tanto rato solo y nervioso, decidió llamar a la única persona que le importaba después de su prometida.

"Ja, ni sé porque te sorprendes hermanito, así han sido siempre. Puede que Beatriz ya no sea fea, pero de ese cuartel no saldrá nunca" comentó arreglándose frente al espejo.

Mientras, en otro lugar, se escuchan gritos y risas. Beatriz no podía salir de su recámara;  Aura María, Inés y su mamá querían que estuviera todo perfecto antes de la hora indicada.

"mija puede ser que el doctor Valencia sea todo suyo pero tiene que mantenerlo todavía enamorado, hasta las uñas de los pies" aconsejó riéndose.

De pronto, alguien golpeó la puerta. Era don Hermes, quien mandaba a las mujeres a apurarse, puesto que faltaban pocos minutos para que tuvieran que llevar a Betty al pequeño recinto que el mismo había tenido que costear, a pesar de las negativas de Daniel.

"sí mijo, ya vamos, ya vamos"

finalmente abrieron la puerta y salieron dejando a Beatriz mirándose en el espejo.

¿esto iba a pasar de verdad? ¿era real y no lo estaba imaginando"

"bueno Julia, vayan ustedes con Nicolás Mora al local ese, mientras yo llevo a la niña. Vaya pues... Betty, mija, ¿está lista?"

Beatriz se miró unos segundos más en el espejo, anhelaba estar pronto con Daniel, quería besarlo y sostener su mano. Deseaba saber que le parecía a él como iba vestida para ese día, que aunque no fue por la iglesia como había imaginado de pequeña, seguía siendo algo importante.

"sí papá, estoy lista" respondió, sabiendo que en el fondo respondía algo más que esa simple pregunta.

Saliendo de su casa, tomada del brazo de su padre, camino hacia el carro con nostalgia por dejar su barrio, la casa donde había crecido y pasado tantos malos y buenos momentos. Donde había caído ante los engaños de Miguel y sus amigos, de Armando y sus cartas, pero también donde se había enamorado del que muy pronto sería su esposo.

Daniel miraba ansioso la puerta del recinto y su reloj, ya estaban todos allí: el abogado que había ido de Registro Civil, sus hermanas, el cuartel de feas, Nicolás Mora y doña Julia, además de los músicos que él había contratado; pero nada sabía de su novia, ¿y si se había arrepentido a último minuto? peor aún ¿y si había tenido un accidente? Sin saber como reaccionar, comenzó a caminar por el lugar.

"doctor," lo llamó Aura María, no sabía en qué momento había llegado al lado del cuartel "entonces no va a ver rumba de matrimonio" afirmó con un tono de duda.

"No, Aura María, salimos de aquí al hotel y luego a la luna de miel" respondió tajante.

"Vea Aura María," intervino Berta "Lo que pasa es que la fiesta de matrimonio la tenían que ofrecer los padres de Betty, no los padres de-" se detuvo mirando a Daniel, quien la miró serio como siempre "Bueno, entonces, cuál fiesta" contó, conociendo como eran don Hermes y doña Julia.

"Buen punto Berta pero de todas maneras, Beatriz y yo elegimos algo más sencillo" contestó retomando su caminata.

Su sufrimiento acabó cuando escuchó gritos del cuartel y unos silbidos, ahí supo que había llegado su dicha. Sonrió aliviado y se acercó a donde se llevaría acabó la firma de papeles.

"Beatriz, pensé que no quería venir porque se había vuelto a transformar" dijo con tono de burla pero sin malas intenciones.

"Daniel" contestó riéndose como si le hubiera contado el mejor chiste "que pena con usted y todos los invitados, lo que pasó es que-"

el doctor puso un dedo sobre sus labios sin dejarla continuar, "No tiene que explicarme nada, lo importante es que está aquí" y sonriendo de lado se acercó a su oído para susurrarle "entre nos, quiero terminar esto lo más pronto posible para poder estar a solas con usted" se alejó no sin antes detenerse a oler su aroma, algo que no pasó desapercibido para ella.

"Daniel" reclamó con una sonrisa nerviosa.

"Bueno," interrumpió el abogado desde una esquina de la sala "pueden salir por favor y tomar sus asientos para comenzar con la ceremonia"

Haciendo caso, salieron de la sala de estar para tomar sus respectivos asientos, mientras Daniel se ponía en la mesa frente al abogado y esperaba a que Beatriz llegara a su lado, llevada por su padre, sin querer perder la tradición familiar.

Mientras su padre la llevaba, Beatriz aún tenía el presentimiento de que Armando Mendoza aparecería en cualquier momento para interrumpir su boda. Sin embargo, eso nunca pasó, era imposible. Él todavía no daba señales de vida, ni a ella ni Ecomoda.y aunque eso la hacía sentir tranquila, no la dejaba feliz, pues todavía sentía que había algo inconcluso, quizás la manera en que se fue, o como terminó todo.

Moviendo su cabeza, trató de despejar esos pensamientos. Estaba apunto de dar el sí para pasar el resto de su vida con la persona que más amaba en ese momento, no debía de importarle nada más, tenía que ignorar sus fantasmas del pasado.

el Juez ya había empezado a hablar pero no podía concentrarse, solo quería que llegase luego el momento de firmar y besar a la mujer de su vida. Él ya había leído todo, sabía a lo que iba, no hacía falta que se lo dijese alguien más pero espero.

"Ahora, sus votos por favor" pidió mirando primeramente a Daniel, quien volteó a ver a Betty rápidamente.

"Yo, Daniel Valencia, me entrego a ti por tu esposo y te recibo a ti por mi esposa. Prometo permanecerte fiel, respetarte y amarte durante toda mi vida". termino con una sonrisa de lado.

"yo, Beatriz Pinzón Solano, me entrego a ti por tu esposa y te recibo a ti por mi esposo. Prometo permanecerte fiel, respetarte y amarte durante toda mi vida".

Luego de unos "aw" exclamado por el público presente, sellaron su dedicación colocándose los anillos uno al otro, y firmaron los papeles correspondientes, finalizando todo con un tierno beso que conmovió a la mayoría.

*

La voz de Santiago Cruz resonaba por el lugar mientras el atardecer ya se hacia presente en Bogotá. La ceremonia había acabado con un pequeño cóctel auspiciado por Maria Beatriz, quien llevó a tantos meseros como pudo, a pesar de ser pocos invitados. 

"Menos mal no hicimos algo grande" le comentó Daniel a su esposa "Mire nada más a Berta como acabó todo en menos de un minuto"

"Ay amor, no seas pesado" le golpeó juguetonamente en un costado.

"Quiero que ya sea la hora de irnos" la miró con una expresión que Betty no supo decifrar pero ya había visto esa miranda una vez.

"Podemos irnos cuando usted quiera" acotó, sin perder el juego de miradas.

Daniel tomó una respiración profunda y puso la mano en su espalda baja, acercándose a ella, "Vámonos Beatriz... Por favor".

Sin tomarse mucho tiempo para despedirse, agradecieron a todos por asistir y corrieron al carro que los esperaba afuera. Valencia le dijo a su chófer que los llevara al hotel donde tenían reserva, y lo más rápido que pudiera.

******

Ya por fin, una vez en la habitación 020, los recién casados pudieron encontrarse a solas por primera vez después de mucho tiempo. Se miraron detenidamente a los ojos unos minutos, no dijeron nada porque ya sus miradas habían hablado suficiente.

Lentamente Daniel se acercó a su esposa, delicado como nunca antes, procedió a bajarle los tirantes del vestido blanco, deteniéndose para besar sus hombros, sus brazos, sus pechos por encima del brasier y luego la lencería que ocupaba. En un instante, ya se encontraba semidesnuda y bajo la mirada impaciente de Daniel,  mientras él aún traía su saco y su corbata. Ella no quería eso.

Tomando su cabeza, lo acercó a ella para besarlo apasionadamente mientras sin sutileza arrancaba su saco y él quitaba su camisa. Sus intenciones era ser delicado pero al parecer ella lo quería de otra forma. En un movimiento rápido apagaron la luz y él la puso sobre la cama.

"Usted no sabe Beatriz, cuanto he esperado por este momento, cuanto lo he imaginado y cuanto lo he deseado" confesó retirando sus últimas prendas para dejar a ambos tocándose piel con piel sin nada interponiéndose entre ellos.

"Yo igual lo deseo doc- Daniel" respondió ya con la voz agitada. Quería que él hiciera algo para apagar el fuego que estaba sintiendo en su interior.

Él siguió besando sus labios mientras intercalaba entre su cuello y su oreja, a la vez que su mano derecha recorría su pierna, mientras el brazo derecho permanecía sobre la cabeza de Beatriz, y esta debajo de él.

Ambos querían sucumbir a sus deseos y entregarse al otro, pero Daniel prefirió jugar. Así que sin previo aviso, acercó uno de sus dedos a su zona íntima y empezó a moverlo lentamente en círculos, luego de arriba a abajo y así por unos segundos, mientras se deleitaba con los quejidos de Beatriz.

"Por favor Daniel, amor, haz algo" imploró sin poder detener sus quejidos.

Sonrió con arrogancia, y de un solo movimiento entró a ella, sin advertirle. Ambos soltaron un suspiro de alivio y placer por estar finalmente unidos, siendo literalmente una sola carne. Su esposo comenzó un vaivén lento de caderas que la hizo olvidar todo lo que había vivido antes.

Era como si los dos estuvieran teniendo una primera vez, haciendo el amor con alguien que realmente amaban y este los amaba de vuelta. Era todo recíproco, y eso lo hacía mejor que todas las veces anteriores.

Cuando los gemidos de su esposa subieron de intensidad, supo que se debía aumentar sus movimientos y cuando estuvo a punto de culminar, se detuvo en seco, todo para probar otra posición y que ella disfrutara. Así se mantuvo unos minutos hasta que finalmente dejó que terminaran, luego de las súplicas de Beatriz.

Después de unos minutos en silencio, en donde se mantuvieron escuchando sus respiraciones agitadas, buscó las frazadas para cubrir sus cuerpos mientras abrazaba a su amada.

"¿Beatriz?" Preguntó en un susurro.

"¿sí, amor?" contestó ya adormilada.

"Gracias por convertirme en el hombre más feliz del mundo"  confesó besando su frente mientras la apegaba a su cuerpo.

"Gracias por permitirme convertirte en el hombre más feliz"

El día había llegado a su fin hacia mucho rato, y Daniel no podía creer en cómo cambió su vida en menos de un año; como logró conquistar a la mujer que le atraía, enamorarse de ella y luego ser su esposo. 

Reflexionó en como cuando joven, con el fallecimiento repentino de sus padres, pensó que nunca podría ser feliz porque le faltaban ellos, claro que tenía a sus hermanas a quienes amaba y cuidar pero a nadie que lo cuídase a  él. Por eso se esforzó en madurar lo más rápido posible y viajar a otra ciudad a estudiar para luego trabajar y poder seguir siendo una fuente de ayuda para sus hermanas, gracias a ello, usó bien la herencia de sus padres y pudo incorporarse a Ecomoda con éxito.

Sus murallas que estuvieron levantadas y firmes durante tantos años, se habían derrumbado esa noche, cuando amó y se dejó amar completamente por primera vez. No sabía si eso sería para siempre o no, solo esperaba que si esa era su recompensa, le durara tanto como quisiese.

Dándole un beso más a la mujer que amaba, cerró sus ojos para dormir, esperando que desde ese día en adelante, tuviese siempre un motivo para sonreír, aunque no le gustase tanto.

Cómo es que me enamoré de vampirín pensó riéndose somnoliento cómo es que enamoré a vampirín.

continuará...

"Solo espero que cuando él me vea, siga sintiendo que soy la mujer de sus sueños..."

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