[Rayla y Callum]
Rayla y Callum se encontraban subiendo las escaleras de la Torre Tormenta. Estaban ahí para vigilarla y básicamente cuidarla en lo que Zubeia y Zym iban a otro lugar para presentar al bebé dragón.
En lo que iban subiendo, a Callum se le ocurrió sacar un poco la conversación. Él se aclaró la garganta antes de hablar.
—Y... ¿cuánto tiempo estaremos aquí?
—Mmh, tal vez un par de semanas— dijo Rayla sin voltear a verlo.
Pero Callum quería que ella lo mirará.
—¿Si sabes que estaremos aquí "un par de semanas", solos?— el trato de hacer una voz algo sensual dándole un toque especial a ese "solos".
Ella no volteó a verlo, pero un sonrojo tenue se apoderó de sus mejillas y sin dejar muchos detalles, rodo los ojos con gracia.
—¿Y qué piensas hacer en este par de semanas que estaremos "solos"?— ella le pregunto, si estaba presumiendo tanto el asunto debía ser por algo.
El se puso un momento su mano sobre su barbilla y miró a Rayla, pensando.
—La verdad, no lo sé...
Esta vez, Rayla si volteó a verlo, pero sin dejar de subir las escaleras.
—Esperaba más de ti, mago ruidoso.
—Aunque...
—¿Aunque...?— ella volteó su vista hacia las escaleras nuevamente.
—Los dos podemos pensar en algo.
Rayla se volteo hacia él de nuevo y lo vio sonreír de una manera apenada.
—Esta bien— empezó ella— Solo que recuerda una cosa, no podemos alejarnos de la Torre ni dejarla sola. Al menos no por un prolongado tiempo.
—Entiendo— Callum sonrío muy feliz.
Ambos llegaron a la cima unas cuantas horas después del mediodía. Ya arriba se pusieron a poner la Torre en orden y acomodar lo necesario para que ellos se quedaran ahí.
Para ambos, incluso más para Rayla, estar ahí era extraño. Ella sabía que sus padres no eran traidores ni mucho menos unos cobardes, pero que aún no supiera nada de ellos la ponía triste y algo incómoda en ese lugar.
Esto Callum lo sabía. Por eso quería que su estancia ahí fuera divertida y que, más que nada, Rayla pudiera distraerse.
Terminaron de poner todo en orden a unas cuantas horas antes del atardecer. Rayla se encontraba en lo más alto de la Torre admirando las nubes y Callum, para ser exactos, subiendo las escaleras hacía ese mismo lugar.
Cuando Callum subió, vio a Rayla observando el vacío, por el cual, ambos alguna vez habían caído. Podía sentirse la melancolía en el ambiente.
—¿Qué tal que no funcionaba?— preguntó Callum llamando la atención de Rayla.
—Al menos, aún hubiéramos podido estar juntos.
Ambos se acercaron el uno al otro, pero sin tocarse, y así se mantuvieron una vez que estuvieron frente a frente.
—Entonces me alegro de que funcionará— dijo él.
—El sentimiento es mutúo.
Ambos se acercaron nuevamente al borde de la cúspide observando el paisaje, las nubes anaranjadas, el sol lejano poniéndose en el este y el cielo coloradi. Les traían hermosos recuerdos a ambos.
Callum veía la mirada algo triste de Rayla, la cual, a él no le agradaba para nada ver. Durante el transcurso de la tarde estuvo pensando en una forma para distraerla, afortunadamente, no fue hasta ahora, gracias al tema tocado, que se le había ocurrido una gran idea.
—Dime, Rayla...— dijo Callum volteando hacia ella.
—¿Mmh?— ella tarareo en respuesta.
—¿Estas libre ahora?
—Pues... supongo que si— una sonrisa se formó en sus labios.
—¡Genial! Yo también, ¿qué te parece si hacemos algo tu y yo, juntos?
—¿Me estas invitando a una cita, príncipe triste?
—¿Qué tal que digo qué si?
—¿Qué tal que yo digo que si?
Ambos soltaron una risa por lo bajo.
—¿Y que tienes en mente?— Rayla preguntó.
No hizo falta que Callum dijera palabra alguna, simplemente volteo a ver al vacío frente a los dos, y luego a los ojos de Rayla. Como si de un lápiz dibujando se tratará, en el rostro de ella se formó una sonrisa y en el de él también.
Callum estaba apunto de pronunciar las palabras del hechizo de "Alas mágicas", cuando Rayla lo detuvo.
—¡Espera!— exclamó ella.
—¿Qué pasa?
—Nada, solo quería decirte que así no es como nosotros lo hacemos.
Callum se mostró confundido.
—¿Entonces cómo es?— el trato de adivinar antes de que Rayla lo dijera, pero no pudo.
—¡Así...!— dijo Rayla tomando la mano de Callum y luego lanzándose al vacío junto con él.
Ambos caían con una gran velocidad.
—¡Rayla! ¡¿Estás loca?!— Callum gritó aferrándose a ella fuertemente.
—¡Si!— Rayla se aferró a él también.
—¡Vamos a morir!
—¡No si te apresusras y haces el hechizo!— ella exclamó, extrañamente, mientras reía a caracajadas.
La risa de Rayla llamó la atención de Callum. A él lo sorprendió verla reír, tan alegre, tan feliz, tan perfecta.
Él se le quedo viendo como un idiota, como cuando alguien ve el cielo por primera vez. Como una situación única, aunque, sinceramente, todos los momentos que compartían Rayla y Callum eran únicos. No importaba si se repetían una y otra vez, como este. Siempre lo eran.
Rayla abrió los ojos y sus risas cesaron, más que nada por que se dio cuenta de la forma en la que Callum la miraba. Él también dejó de mirarla así, solo para ver su rostro confundido y que ella viera el de él.
Un pequeño contacto visual sucedió en ese momento. Las nubes a su alrededor, el cabello de Rayla flotando alrededor de ella, sus caricias mutuas y desapecibidas, sus sonrisas suaves y llenas de amor.
Por un momento parecía que flotaban, que la gravedad dejo de funcionar solo para ellos, que podían pasarse toda la vida simplemente en medio del vasto cielo amandose. Por un momento, el mundo fue solo para ellos.
Ambos estaban casi perdidos en sus propias miradas. Pero ese era el caso, "casi".
Cuando el suelo empezó a hacerse visible, Callum no perdió el tiempo y pronuncio unas palabras, pero con dulzura.
—Manus, pluma, volantus.
Apenas la voz de el cesó, Rayla se aferró a el y lo besó suavemente. De los brazos de Callum florecieron rápidamente unas alas castañas que los envolvieron con delicadeza y los elevaron entre las nubes pintadas de naranja.
Ambos, juntos, se elevaron por el cielo mientras sus labios se encontraban en contacto, sus corazones en un compass y de nuevo el tiempo dejó de correr...
Solo para ellos.