―Te está quedando bonito.
William se aproxima a mi cuadro, admirando mi obra maestra. O mi intento de pintura aceptable.
―Gracias, Will ―le sonrío sincera.
―Estaba preocupado por ti.
Me giro hacia él, casi harta de esa frase. Josh y Leo me han echado la bronca unas 100 veces cada uno a lo largo de la mañana por no dar señales de vida tras la carrera de anoche. Leo porque se lo había contado, y Josh porque el primero era un chivato. Ya he descubierto un defecto suyo.
―Te lo agradezco, pero no había de qué preocuparse ―niego―. Ganamos, ¿no? ¿De qué tendrías que preocuparte?
Él parece nervioso. Mueve constantemente su cabeza, alternando su mirada entre el resto de la clase y yo, como queriendo asegurarse de que nadie nos presta atención.
―Tengo algo que decirte.
Justo cuando voy a instarle para que continúe, Jason y Mark aparecen por la puerta y me llaman.
―Las clases acabaron hace media hora, olvidadiza ―anuncia Jason alzando la voz.
Es cierto, ya debería haber salido, pero me relaja pintar, algo que he descubierto recientemente.
―Voy en un rato, ¿vale? Quiero terminar esto ―respondo señalando el lienzo.
Jason posa su mirada en Will, el cual evita la suya deliberadamente.
―¿Qué tenías que decirme? ―pregunto en voz baja para que sólo él me escuche.
―Nada, era una tontería ―responde cuando los hermanos Wallace desaparecen de nuestro campo visual.
―¿Estás seguro? ―insisto.
Él se limita a asentir, pero no lo creo. Todo él se delata con su nerviosismo, con su... ¿miedo? Temo que lo tengan amenazado, aunque Scorpion ya no esté. Quizá han asociado su "desaparición" con él, cuando no tiene nada que ver. Me siento culpable.
―Puedes contar conmigo, William ―le aseguro posando una mano sobre su hombro.
Tomándome por sorpresa, Will me abraza. Yo le devuelvo el abrazo, porque creo que lo necesita.
―Te están vigilando ―me susurra―. Ten mucho cuidado.
Sin darme tiempo a preguntar, rompe el abrazo y se aleja corriendo.
¿Debería preocuparme?
―Kat ―vuelve a asomarse Jason―, quedamos en comer juntos. ¿Has cambiado de opinión?
―No ―respondo―, sólo tengo que recoger y lavarme las manos.
Sin perder tiempo, dejo todo ordenado y limpio los restos de pintura que cubren mi piel. Cuando acabo, el chico desastre me acompaña a la salida.
―¿Qué quería el chico misterioso?
―Nada, sólo admiraba mi arte ―fanfarroneo.
―¿Tengo que llamarte M de modesta? ―se burla.
―Claro, así como yo debería llamarte C de celoso ―replico enarcando una ceja.
―¿Celoso? No he mostrado celos en mi vida ―replica totalmente a la defensiva, dándome inconscientemente la razón.
―Lo que tú digas, desastre ―zanjo alzándome de puntillas para besarlo.
Jason me lleva a la cafetería y pedimos un par de hamburguesas y patatas para compartir. Habíamos decidido sentarnos en una colina que no está muy lejos de aquí, y es donde nos dirigimos tras asegurarnos de comprar un par de latas de cerveza.
―Bueno, pequeña O. ¿Retomamos las preguntas?
―Venga, dispara ―accedo antes de darle un buen mordisco a mi hamburguesa.
―Creo que la primera que te saltaste fue qué había pasado con tu madre.
Le doy un trago a mi bebida antes de responder. Sé qué preguntas vendrán después, así que respondero varias en una.
―No llegué a conocerla ―comienzo―. Murió en el parto, por lo que me crió mi padre. Me gustaría decir que lo hizo sólo, pero eso fue hasta los 7 años. Entonces conoció a una joven polioperada que tuvo toda su atención. A los 9, la noviecita de papá, harta ya de mí, lo convenció de meterme en un internado en Londres ―me río irónica―. Antes de cumplir los 12 lo dejaron y mi padre me sacó de allí, y desde entonces fuimos uña y carne.
―¿No tuvo más parejas desde entonces?
―No ―respondo algo tensa―. Creo que quería asegurarse de no tener distracciones que pudieran alejarlo de mí antes de terminar mis estudios.
―¿Cuántos años tenías cuando...?
―¿Cuando murió? ―Jason asiente―. 15 años. Bueno, faltaban unos días para que los cumpliera. Hace unos meses, cuando cumplí 18, celebré mi cumpleaños por primera vez desde que me dejó ―aclaro para, acto seguido, beber más cerveza intentando retener mis lágrimas―.
―Espero que disfrutaras ese día, entonces.
―No exactamente ―murmuro recordando la muerte de James.
Jason me mira extrañado. Sé que quiere preguntar, pero debe temer mi reacción. Sólo he hablado esto con Leo y Josh, y con el segundo me costó bastante porque la herida aún estaba muy abierta. Cuando se lo dije a Leo estaba llorando como si mi vida dependiera de ello, pero era la primera vez y, además, esa noche le conté toda mi vida, profundizando en todo lo que me hacía Anastasia a espaldas de papá y cómo él la apoyaba. No quiero ni recordarlo.
―La cagué al poco de morir papá ―explico sin mirarlo―. Estaba empezando a salir con Troy, y, por entonces, experimentaba un poco con las drogas. Sólo quería evadirme del dolor, olvidar todo un rato.
» Una noche, Troy se había ido con unos amigos que yo no conocía mucho, y decidí quedarme con su amigo James y el resto de su grupo. La novia de James, Sofía, la cual era mi mejor amiga desde que coincidimos en el internado de Londres, se había ido a casa temprano porque sus padres y ella se irían temprano a pasar el fin de semana al pueblo.
» Esa noche me coloqué demasiado. Me da vergüenza decirlo, y me arrepiento muchísimo, pero James insistió y me dejé convencer. No recuerdo mucho a partir de ahí. Lo único que tengo claro es que comencé a encontrarme fatal y James me acompañó arriba para tumbarme, porque no era capaz de desplazarme sola. Al resto no le importaba mi estado o, quizá, ni se enteraron, pues iban igual o peor que yo.
» El caso es que James me tumbó en la cama y comenzó a besarme y a tocarme. Yo le dije que eso estaba mal, que Troy era su mejor amigo y Sof la mía. A partir de ahí lo único que recuerdo es despertarme desnuda con James a mi lado.
Esta parte nunca se la conté a Leo ni Josh. Sólo les dije que me acosté con James porque me avergonzaba y me dolía por igual recordar todo. Quizá la cerveza me esté ayudando a hablar más de la cuenta.
―El caso es que, años después, por mi 18 cumpleaños, Troy y Sofía se enteraron mientras jugábamos a "Yo Nunca". Uno de los colegas de Troy y James dijo "Yo nunca me he acostado con Kat" para que Troy bebiera, pues llevaba un par de turnos sin hacerlo. El caso es que James bebió y comenzó a fardar de cómo era yo en la cama.
» Sofía no podía ocultar sus lágrimas. Troy, tras mirarme con una cara de decepción que desearía poder borrar, se abalanzó sobre James tras escuchar cómo decía que había gozado como una perra.
» El caso es que la pelea terminó con James cayendo hacia atrás, creo que tras tropezar con una botella. Murió en el acto.
No soy consciente de mis lágrimas hasta que Jason me abraza. He omitido la parte en la que Troy le estampa una botella en la cabeza a James porque no quiero que se lleve las culpas de algo que, indirectamente, recae sobre mí.
Jason no me suelta hasta que me tranquilizo.
―Kat... ―comienza―, ¿no recuerdas haberte acostado con James? ―pregunta cauteloso.
¿Por qué me pregunta eso? ¿Qué relevancia tiene eso ahora?
―Que no me acuerde no significa que no pasara, desastre. Sé que lo hice, que es lo importante.
―Kat, no lo entiendes ―continúa negando con la cabeza. Yo lo miro algo confundida―. No recuerdas hacerlo, joder. Se aprovechó de la situación.
―James también iba mal, Jason ―le defiendo apartándome―. Ambos la cagamos. Fin de la historia.
―Y una mierda ―eleva un poco la voz―. Te violó, Kat. No estabas consciente, lo cual significa que te violó.
No.
―Jason, dejémoslo.
―Por favor, Kat ―dice en un tono mucho más suave mientras sostiene mi cara entre sus manos―. No fue tu culpa.
―Yo me drogué conscientemente, Jason ―susurro cuando las lágrimas comienzan a deslizarse por mis mejillas.
―Pero no querías acostarte con él ―explica mientras las limpia con sus dedos―. Fuiste forzada esa noche, O.
¿Lo fui? No lo sé. No quiero pensarlo. No puedo. Prefiero pensar que la cagué. De todos modos, nada quita el hecho de que me drogué esa noche ni que James está muerto.
―Troy se acostó con Sofía ―murmuro más para mí que para él―. Lo hicieron como venganza, para estar en paz, o algo así. Me lo dijo un día que vino aquí a verme.
―Aunque lo hubieras hecho conscientemente, eso no les excusa, Kat ―dice con una mueca de disgusto―. Joder, O, esa gente no te quería una mierda. Si fueras mi novia y me engañaras con alguien no me acostaría con tu mejor amiga para hacerte daño. ¿Estaría enfadado? Sí, pero no querría estar con otra de repente ni mucho menos herirte de esa manera. Y una amiga no se acostaría ni con tu novio ni con tu ex.
En parte tiene razón. Sinceramente, pensé que me miraría con disgusto al saber que engañé a Troy. Estaba convencida de que, incluso, querría alejarse para que no le sucediera lo mismo.
―No te culpes de algo que no fue tu culpa, Kat ―susurra juntando nuestras cabezas―. Hazme caso, por favor ―suplica acariciándome las mejillas.
―Temía que me odiaras ―susurro entre lágrimas.
―Yo lo que temo es que te odies tú ―me dice―. Pero pienso quererte hasta que dejes de hacerlo.
―¿Y después?
―Después estaré tan enamorado de ti que no seré capaz de dejar de hacerlo.
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¡Hola, bonitas y bonitos!
Prometí dos capítulos hoy, así que subiré el siguiente en apenas unas horas💖
Nos leemos luego😜