Mi cuerpo no se parece al de mi madre. Ella tiene una cinturita de avispa, piernas finas y labios carnosos. Se operó el busto luego de dar a luz a Kevin, pero ella siempre cuenta que incluso antes de la operación tenía muy buenas tetas.
En cuanto a su trasero, es pequeño pero firme. Mi madre es una cuarentona con suerte. Ella es la unica que no lo sabe.
En resumen, en lo único en que nos parecemos es en el color de la piel, el cabello rubio y los ojos azules.
Kevin, se parece mas a mi padre, cabello marron y ojos negros. Mi busto es muy pequeño y mi trasero también, nada para observar. Tengo una contextura media flaca. Nada despampanante.
Pero hoy, todo es diferente. Mi mamá eligió un vestido morado, que se adapta a mi cuerpo a la perfección. Hoy soy una sirena.
- Luces hermosa cariño - dice mamá detras de mí.
No sabe cuanto me alegra verla a ella y no a la chica rubia.
Durante estos últimos días no la he visto. Solo he hablado con los gemelos. Me contaron que ellos no vivían en la casa. Que eran del vecindario y vinieron a jugar aquí cuando esta era una casa abandonada. No me contaron como es que quedaron atrapados aquí.
Poco a poco estoy adaptándome a relacionarme con ellos.
- Buena elección mamá - le digo tomando sus manos entre las mías sobre mis hombros.
- Este Chad es un tipo con suerte. - me dice y juro que va a caérsele una lágrima.
- Es solo un baile, he ido a cientos en Texas - le digo sin saber porque llora.
- Lo sé, - dice limpiandose las lágrimas - es solo que este es tu último año y la casa nueva y L.A. Y estoy muy feliz. - dice con una sonrisa dulce.
Y yo me siento terrible por odiar estar aquí. Nueva York esta esperándome.
- Faltan cuatro horas todavía, mejor me baño ahora - digo quitándomela de encima.
Me hago a un lado y mamá me baja el cierre. Mi vestido de sirena cae a mis pies dejándome en ropa interior.
- A veces olvido lo grande que te has puesto - dice mamá mirándome con cariño.
Es raro que tu madre te adore en ropa interior. Pero a todo el mundo le pasa. Creo.
- Ma... - digo un poco fastidiada.
Mamá sacude la cabeza.
- Lo siento. Ve. - dice y me deja sola en mi cuarto. - Deberías dejarte el cabello suelto por una vez. - dice mamá antes de salir.
Siempre llevo el pelo atado. Suele molestarme. Había considerado cortarmelo, pero a mamá casi le da un infarto. "Ni en sueños te cortes ese cabello tan largo" dijo cuando siquiera lo mencioné. Y por no molestarla le hice caso. Pero lo llevo siempre en una cola de caballo o un rodete.
Cada vez que mi tía Mindy venía de visita, me hacía trenzas. Le gustaba entrelazarle flores a mi cabello. Y yo la dejaba aunque al final de cuentas se me enredara todo.
Abro la canilla y la tina del baño comienza a llenarse con agua. Cuando el agua llega por la mitad abro un frasquito de sales de baño y lo vierto.
El agua lentamente toma un color azulado. Pruebo la temperatura con el dedo pulgar. Esta en el punto exacto donde esta muy caliente pero no quema.
Este baño, el que esta en el fondo, me pertenece. El que esta mas cerca del pasillo es de Kevin, y el baño de mamá esta en su habitación.
Coloqué aquí dentro un reproductor de ipod. Aprieto el boton play desde el control remoto y una lista de reproducción que armé especialmente para mis baños de inmersión comienza a tocar.
John Mayer, John Legend, Rihanna, Beyonce, Paul McCartney, Elton John suenan pero una canción que no conozco los reemplaza... Abro los ojos, no recuerdo haber puesto esta canción en el ipod, ni siquiera la tengo en mi computadora.
Miro a mi alrededor pero el baño esta tranquilo.
Un grito desgarrador se escapa de mi garganta cuando veo que el agua donde estoy sumergida es de color sangre.
Salgo de un salto de la bañera y caigo al piso al resbalarme con los azulejos del suelo. Por suerte no golpié mi cara, pero un dolor paralizante en el muslo me deja postrada en el piso.
- ¡Basta! ¡Dejenme en paz! - le grito a la nada. - Tengo un hermano y una madre, ¡Molestenlos a ellos! - las palabras de Troy vienen a mi mente, - ¡Aléjate! - grito.
Una ventana a mi derecha se rompe. No se desmembrana pero se puede ver el cristal craqueado, inmóvil. El singular peso de una pluma podría hacer que se desmorone.
Me arrastro por el pasillo pero me choco con los zapatos de Moira O'Hara, levanto la vista hacia la anciana de un ojo blanco.
- ¿Que hace en el piso señorita Lily? - pregunta preocupada mientras me ayuda a levantarme.
"Definitivamente no lo mismo que tú" quiero contestarle, pero mi boca dice otra cosa.
- Nada. Me resbalé. - y no era del todo mentira.
Evito contacto visual con Moira. Me costaría admitir que me sentí aliviada de verla a ella y no a un fantasma. Me encierro en mi cuarto.
He pasado un largo tiempo en la ducha. Falta una hora para que Chad venga a recojerme.
Me seco el cabello y me lo peino dejandolo caer ondulado sobre mis hombros. Todavía me tiemblan las manos por el espisodio de la tina de baño, pero poco a poco vuelvo a la normalidad.
Me pongo un colgante que mi papá me regaló antes de su recaída, tenía trece años y era muy pequeña para usarlo. Es precioso y las piedras plateadas y brillantes combinan con el violeta apagado de mi vestido.
En media hora estoy lista. Solo me queda ir a esperar a mi cita abajo.
Abro la puerta de mi cuarto sigilosamente. Nadie. Salgo y voy de un tiron hacia la planta baja.
Puedo escuchar a mamá hablar por teléfono en la cocina. Seguramente con Mike. En el living Tate y Kevin miran un partido de futbol.
- Tate, adoro tenerte aquí pero ¿No tienes casa propia? - bromeo y los desconcentro a ambos del partido.
- Luces... - Tate me mira y elige con cuidado sus palabras. No es ajeno a los celos de mi hermano - Bien.
- Gracias - le entrego una sonrisa.
- ¿Irás con ese chico? El mariscal de campo. - dice Kevin de mal humor.
- Si. No lo atormentes - digo amenanzante.
- No, simplemente voy a decirle que si te lastima iré a su casa a patearle el trasero y cortarle las pelotas. No es para tanto ¿Verdad? - dice buscando la aprobación de Tate.
Su amigo se ríe y asiente con la cabeza como si eso fuera normal.
- Intenta no asustarlo demasiado. Quisiera que vuelva a invitarme a salir. - le digo a mi hermano y me voy a la cocina para evitar mas comentarios de hermano celoso.
-¿Que tal si le pregunto que tan rápido puede correr? - me grita por detrás.
- ¡No lo molestes! - le digo sin siquiera darme la vuelta.
Mamá corta el teléfono en cuanto me ve.
- Oh hija, luces hermosa - dice y corre a buscar su camara.
- Mamá, Chad ni siquiera ha llegado. - le digo tapandome la cara.
- ¿Y eso que tiene que ver? Tu eres mi hija y hoy luces hermosa. - dice deslumbrandome con el flash de su moderna cámara.
Mi madre es fanática de la tecnología. Siempre tenía el último modelo de cada cosa. A veces sacaba de su bolsillo un nuevo modelo de teléfono y ni siquiera sabía que lo había comprado.
El timbre suena y puedo oír como mi hermano corre hasta la puerta. Escucho sus voces desde la cocina.
- Hola, eh, señor - dice Chad en la entrada.
- ¿Tu eres? - dice mi hermano en tono serio.
- Chad. Chad Hall. Soy la pareja del baile de Lily. - mi pobre cita esta tartamudeando.
- Liliana para tí. - dice mi hermano. Ahora simplemente esta tomándole el pelo.
- Si, Liliana - Chad contesta con nerviosismo.
- Ya déja al pobre chico en paz - dice mi madre invitando a Chad a entrar.
- Hola señora Wilkins - Chad saluda a mi madre educadamente. - Tiene usted una muy linda casa.
Veo por el pasillo a mi hermano hacer la mímica de lo que acaba de decir mi pareja del baile.
Al mismo tiempo puedo ver a Chad observando con detenimiento cada recoveco del vestíbulo. Su cara es de fascinación.
- ¿Lily? - mamá me llama y yo me acerco al recibidor.
Chad da un suspiro y mira a mi hermano con miedo.
- Hola Lily - dice dandome la mano. Dios. ¿Como podía mi hermano asustar a un chico que mide incluso mas que él? - Luces linda.
- Hola Chad - le doy un beso en la mejilla.
Escucho a mi hermano relinchar como un toro por lo bajo.
- Te traje esto - dice colocando en mi muñeca un tocado de flores violetas.
La actitud relajada de Chad ante mi madre y el color de las flores me decía que esta no era la primera vez que Chad interactuaba con ella.
- Son preciosas - le digo sonriendo.
- Déjenme sacarles una foto chicos - dice mamá enfocandonos con su cámara. - ¡Sonrían!
Luego de sacarnos una veintena de fotos y que mi hermano e incluso Tate se hallan colado en diez de ellas. Chad y yo logramos escapar.
Kevin
Miro como mi hermana y ese idiota se suben al auto del mismo imbécil. Tate me da unas palmaditas en el hombro.
- Tranquilo, es solo una cita. - dice mi amigo y vuelve a sentarse en la sala a ver el partido.
Mi mamá tiene una sonrisa tonta en la cara. Mira el lugar donde antes estaba el auto de ese Chad y suspira. Luego de treinta segundos vuelve a la cocina. La escucho marcar el teléfono.
- Hola.. .Mike.. ¿Como estas? - mamá habla con su novio.
- 2-0, en tu cara Wilkins - Tate me llama desde el sofá.
- ¡No puede ser! - digo instalandome en el sofa junto a mi vecino.
Es jóven para juntarse conmigo, lo sé. Pero es muy maduro para su edad. "Dieciseis años de pura sabiduría" me dijo el día en que lo conocí. Es una buena compañía.
- ¡Toc, Toc! - la voz de Constance suena desde la cocina.
Tate se pone tenso a mi lado. Nunca habla de su madre, y si el tema sale a relucir, se limíta a quedarse callado y dejarme decir lo que me plazca.
Como buen sureño educado me retiro del sofa para ir a recibir a la visita. Tate me da una mirada de odio pero viene conmigo a pasar el rato con su madre.
- Hola querida - dice Constance entrando como si esta fuera su casa y mamá la mucama. - He dejado a Michael con una niñera, creo que me había olvidado del trabajo que representa una criatura. Un té con dos terrones de azúcar, por favor.
- Hola Constance - saludo a la señora con una sonrisa cordial.
A la mujer se le ilumina la cara cuando me ve y su expresión se torna triste al ver a su hijo.
- Hola, mamá - Tate la saluda malhumorado.
- Hola hijo - dice la madre con tono natural.
Mamá tiene la televisión puesta en el noticiero (como de costumbre). El anunciador presenta las últimas noticias y todos guardamos silencio.
- Hallan otro cuerpo de una muchacha sin ojos y desangrada. - me parece a mí o los presentadores se estan quedando sin tacto para con sus televidentes. - La chica, Heather Ramsey, desaparecida hacía unos días, fue encontrada en L.A East esta misma noche a las ocho cuarenta y cinco. El examen toxicológico dice que la mujer llevaba muerta unas dos horas.
Mi madre le sirve el té a Constance.
- La delincuencia en este país se esta acrecentando - la vecina bufa mientras el presentador da mas detalles del cadaver. - La gente se vuelve cada vez mas loca con el tiempo. - reniega tomando un sorbo de su te.
- Como tú... - Tate susurra muy por lo bajo, solo yo logro escucharlo.
Le doy un codazo y lo miro en señal de reprimenda. No me gusta que se refiera así a su madre.
Como su influencia, siento la responsabilidad de transmitirle lo único bueno que me enseñó mi padre. Y eso es que un hombre tiene como deber honrar a su madre.
Pienso en mi padre y en donde andará ahora. Seguramente en el casino o en alguna juntada clandestina de poker perdiendo su dinero.
Lily
El trayecto en coche ha sido tranquilo y sencillo. Algo que durante mi estadía en mi nueva casa había llegado a apreciar mas que al buen humor y la bondad.
Cuando llegamos al baile todas las chicas del instituto me dedicaron miradas furtivas de envidia. "Lo lamento perras, el chico lindo viene conmigo." mi mente les dice por lo bajo.
Bailamos las canciones movidas, las viejitas e incluso las electrónicas. Luego suena una canción de las lentas. Chad me mira y esboza una gran sonrisa cuando tomandome por la cintura me acerca hacia él.
- Esta noche, estas preciosa - me dice mirandome a los ojos.
No puedo evitar sentir como el calor me invade las mejillas.
- Pues tu también, mírate, todo de traje y aseado. - el sentido del humor, mi mejor arma para evadir la incomodidad.
Chad sonríe y me acerca un poco mas a él. Tengo mis brazos alrededor de su cuello y los suyos rodean mi cintura. Nos miramos por un minuto que se me hace eterno hasta que por fin Chad toma el coraje para besarme.
Sus labios se estrellan sobre los mios. Nos tomó un par de segundos para encontrar un ritmo en común. Ni muy lento ni muy rápido. Su lengua se abre paso en mi boca sumiendonos en un beso demasiado personal para un baile de Otoño, pero no me importa.
Kevin
Constance y Tate ya se han ido. Mamá evita contacto visual conmigo y se retira a su despacho. ¿Cuanto tiempo mas iba a tardar en contarme lo de su nuevo novio?
Camino hacia la cocina y veo a Moira recogiendo sus pertenencias para irse. Camino con sigilo por detras de ella y la abrazo por detras. Ella se contornea bajo mis brazos y apoya su trasero en mí.
- Ven aquí - le digo dandole un beso al tiempo que la llevo hasta mi habitación.
Las cosas con Moira se ponen mas y mas intensas. Me cuesta asimilar como una mujer tan joven y bonita puede trabajar limpiando casas. Podría ser modelo de Sports Illustrated.
La mucama me abre la camisa y comienza a descender por mi pecho dandome suaves besos. Levanto la cabeza y me apoyo sobre la almohada mirando el techo disfrutando de sus hábiles manos.
Abro los ojos y lanzo un grito ahogado. Sobre el techo y mirandonos fijamente se encuentra un hombre con un traje negro de goma, enteramente contorneado en una pose visualmente perturbante.
Tiene el torso enredeado como un caramelo de navidad, las palmas de las manos y los pies pegadas al techo como una araña y la cabeza, con el cuello doblado hacia atrás mirandonos.
- ¿Que pasa, ya no estas de humor para jugar? - dice lascivamente Moira, pero yo solo puedo mirar al techo.
- Hey - Moira atrae mi cabeza y mi visión a su cara.
Miro hacia arriba de nuevo, pero el hombre ya no esta. La respiración se me acelera y tengo que sentarme para asimilar lo que acabo de ver. La espina dorsal se me contrae generando pequeños escalofríos.
- Kevin, ¿Estas bien? - dice Moira preocupada.
- Estoy bien, Moira, lo siento. - digo incorporandome al tiempo que me abotono la camisa. - Simplemente hoy no puedo hacerlo.
Lily
Chad y yo nos besuqueamos en su auto.
Luego de aquél beso y el baile lento, mi pareja solo tuvo que pronunciar esa trillada pregunta "¿Quieres irte de aquí?"
"Si" ni siquiera dudé.
Miro de reojo el reloj del auto de Chad y el corazón me da un vuelco. Es la una y cuarto de la madrugada. Mi hermano de seguro va a matarme.
- Chad.. - digo entre sus labios.
- ¿Que? - contesta aun con los ojos cerrados.
- Es tarde.
-¿Que tan tarde? - dice besandome.
- Unas dos horas tarde. El baile terminó a las once.
- Rayos - mi cita se incorpora en el asiento trasero.
- Vamos
- Esta bien.
A mitad del trayecto a mi casa, vemos las luces de los autos de la policía. Hay varias patrullas rodeando una casa. Chad se tensa, puedo ver como sus dedos aprietan el volante.
- ¿Que debe de haber pasado? - pregunto alzando la cabeza para ver mejor.
- Ni idea, pero no tengo registro de conducir. - dice nervioso.
-¿Como es eso posible?
- Me lo olvidé en casa - dice avergonzado.
- Acelera, estan muy ocupados como para pararte. - lo aconsejo.
Saludo a Chad con un beso y entro a mi casa. Mi hermano esta sentado en un sillon en la sala. Tiene en sus manos una lata de cerveza.
- Kev.. - le digo sentandome a su lado.
- Llegas tarde - dice pero no esta enojado.
Esta muy perdido en sus pensamientos.
- ¿Estas bien? - le pregunto preocupada.
- ¿Recuerdas lo que me contaste acerca de las voces, y el hombre de goma? - dice pensativo.
Una alarma se prende en mi cabeza.
- Si, me dijiste que dejara de ver películas de terror. - bromeo para eliminar los escalofríos que recorren mi espalda.
- Lo ví. - dice mirando fijo a su lata de cerveza.
- ¿Viste, qué? - pregunto aturdida.
- Al hombre de goma.