YELLOW (Ross Lynch) (Hot)

By _R5FamilyLatina_

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1.- Red 2.- Blue 3.- White 4.- Yellow More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
<3
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Por favor lean esto

Capítulo 31

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By _R5FamilyLatina_

-¡Rydel!

Me lanzé a sus brazos antes de que ella pueda parpadear.
Sí, al fin la volvía a ver.

Dejó escapar un quejido cuando la golpeé accidentalmente en el estómago.

-Calma, mujer. Apenas respiro.
Me separé de ella pero continué abrazándola y no la solté hasta que estuvimos dentro.

Ratliff cerró la puerta atrás de nosotras.
Me acerqué para saludarlo.

-Mírate,________. Estás hermosa hasta luego de haber tenido a tu segundo hijo hace una semana.

Sonreí y lo invité a pasar.

-¿Cómo están?- les pregunté mientras ellos se ponían cómodos en los sillones.

-Bien.- respondió Rydel.- Ya sabes, por la mayor parte.

-Ha sido un viaje largo.- participó Ratliff quitándose la chaqueta.

Rydel puso los ojos en blanco y negó con la cabeza.

-Dormiste todo el camino.

-Eso es extraño, porque muero de sueño.
La rodeó con sus brazos y la besó suavemente en la mejilla.
Aww.
Estos dos.
Estaba feliz de que estuvieran saliendo. Porque se notaba de que estaban muy enamorados del otro.

-Se pueden quedar en la habitación del fondo.- les indiqué.- Está lista y todo.

Ratliff me sonrió agradecido.

-Será mejor que duerma un poco antes de volver a meterme en ese avión.

Rydel le alcanzó su equipaje.

-Iré en un segundo.- le dijo.

-¿Dónde está Ross?- preguntó Ratliff antes de desaparecer por el pasillo.

-Está vistiéndose.- respondí.- Vendrá en un rato.

Ratliff asintió y luego se fué.

-Entonces.- suspiró Rydel.- ¿Cómo has estado tu?

Me lanzé al sofá junto a ella.
Suspiré.

-Genial.- respondí.
Y lo decía en serio.

-¿No están teniendo problemas?
Se examinó las uñas pintadas de azul.

-No.- mordí mi labio.
No muchos...

-Ross me contó lo de ________(1). Hay algo raro pasando ¿No lo crees?

Maldito Ross.
¿Por qué había tenido que contarle eso?
Me dijo que no me preocupe y que no era para tanto, pero le contó a su hermana...y no me equivocaba, también le había contado a toda su familia.

-Supongo.- respondí tratando de no darle tanta importancia a pesar de que por dentro todo esto me daba ganas de llorar.

Rydel me lanzó una sonrisa llena de entendimiento.

-No dejes que eso les cause problemas.- dijo tomando mi mano entre las suyas.

-Claro que no.- respondí. Pero algo me decía que no iba a ser así.

Cuando Rydel volvió a abrir la boca, Ross apareció caminando despreocupado en jeans y sin camiseta.

-¿A que debo el honor de verte así?- le dijo su hermana poniéndose de pie.

Ross la besó en la mejilla y le dió un pequeño abrazo.

-Así es como _______ quiere tenerme.- respondió sentándose a mi lado.
Me besó en la mejilla y no pude evitar no sentirme como una adolescente enamorada.

-¿Cómo está el tour?-continuó Ross.

-Hasta ahora solo entrevistas, continuaremos con los conciertos cuando vuelvas.- Rydel me miró cuando dijo la última parte.

¡Claro que sabía que ________(1) estaría con ellos!
¡Ross les contaba todo!

Ross fingió que no lo había notado.
Como no, Lynch.

Me puse de pie y fuí a la mesa de la cocina.
Había un poco de café y me lo tomé.
Para mi sorpresa Rydel y Ross me siguieron.

-Tengo que decirles algo.- dijo la rubia, con tanta seriedad que se me erizaron los vellos de los brazos.

Ross se sentó a mi lado y Rydel frente a nosotros, con tan solo una pequeña placa de mármol separándonos.

-¿Qué pasa?- preguntó Ross.
Por su tono diría que seguía tranquilo, pero yo no.

Rydel me miró antes de inciar.

-Le he dijo algo de esto a ______.- volvió a mirarme.- No sé si te lo habrá dicho.

Ross me miró exigiendo una explicación.
¿Qué?
¿De que hablaba?
Habían muchas cosas que me había contado.

Rydel tomó mi reacción como un "no".
Se movió nerviosa.
Ross dejó una mano sobre la mesa y la otra la bajó.

-Bueno, mmm...- se puso nerviosa.- En estos últimos días ha habido un poco de tensión...- miró a Ross.- Entre nuestros padres.

¡Oh, de eso hablaba!

Esperé y esperó a que Ross dijera algo.
Pero se limitó a fruncir el ceño.

-Y han estado levantandose la voz una y otra vez.- se aclaró la garganta.- Creímos que solo estaban estresados.

La mano de Ross fué a mi rodilla.

-Pero ayer, cuando estaba por subir al avión, los oí hablar.

A Rydel le temblo la voz y se tocó las mejillas.

-Mamá le dijo que nuestra familia se estaba destruyendo gracias a él y a todas sus normas sobre como deberíamos actuar y vivir.- sollozó.-Estuvieron gritando y se dijeron cosas horribles.

Se limpió la lágrima que se le había escapado.
No tenía idea de que eso pudiera llegarles a pasar a Mark y Stormie. Parecía tan improbable.
Solo...parecía imposible.
Rydel gruñó.

-Odio a esas parejas que pelean y que se dicen de todo solo pare hacerse daño. Es estúpido.

Pude sentír como Ross me miraba por el rabillo del ojo.
Yo había pensado lo mismo.
Me apretó la rodilla en una disculpa silenciosa.

-Y cuando creí que todo no podía ponerse peor.- cerró los ojos y los apretó.- Mamá dijo que quería el divorcio.

Boom.
Y eso nos golpeó a ambos.
Tan fuerte fué el impacto que me quedé sin aire.
¿QUÉ? ¿CÓMO?
No podía ser cierto.

Las uñas de Ross se clavaron en mi rodilla, y me hubieran lastimado si hubiera podido pensar.
Pero no podía pensar.
Mi cerebro estaba congelado y no dejaba de repetir: "No, no"

Rydel me miró suplicante para que diga algo.
¿Pero que podía hacer?
Miré a Ross con algo de miedo por saber como había reaccionado.

El color bronceado que tenía en la piel había desaparecido completamente.
Estaba pálido.
Dios.
Nunca lo había visto así.
Miraba a Rydel...no...miraba más allá. Tenía la mirada perdida.
Por un segundo me pareció que se sacudió.
Puse la mano sobre la suya en un esfuerzo desesperado de darle mi apoyo.

-Riker me llamó en el camino y me dijo que mamá se había ido del hotel y que se había conseguido otro. Claro que él la siguió y ahora está con ella.

Mierda.
Todo estaba peor de lo que creía.
Si Stormie se había ido era porque era algo serio, muy serio.

No me atreví a mirar a Ross, no esta vez.
Nos quedamos en silencio y para mi mala suerte mi cerebro no dejaba de pensar en todo lo que podía pasar.
Dios mio.
No, no quería que ninguna de esas cosas pasaran.
No, por favor, no.

-¿Entonces qué?- dijo Ross y para mi sorpresa con un tono más frío del que creía.- ¿Se van a separar? Porque si es así que lo hagan de una vez.

Ross se puso de pié violentamente.
Y lo sujeté del brazo antes de que pueda irse

-Ross.- supliqué.

Rydel estaba estupefacta por su respuesta.
Quise decirle: "No es tu culpa, las noticias malas lo ponen así", pero solo empeoraría las cosas.

Ross tiró de su mano y la volví a sostener.
Suspiró.

-Ross, por favor.- le dije.

-Ross, esto es serio.- interrumpió Rydel con la voz rota.- No es ninguna broma...

-¿Tú crees que creo que es una maldita broma?

Oh, allí ibamos con las palabras fuertes...

-Has dado a entender que es mejor que se separen ya. Está claro que no lo estás tomando en serio.- le dijo molesta Rydel.

Ross gruñó y se pasó una mano por el cabello.
Hacía eso cuando estaba irritado.

-¿Pero que más se puede hacer? Si han peleado...pues que se divorcien.

-Ross...-le dijo Rydel.
Ross negó con la cabeza.

-Ya se dieron cuenta de que como pareja no funcionan...un poco tarde, pero aún así pueden rehacer sus vidas.

Lo solté y lo miré horrorizada.

-Si dejamos que esto nos importe mucho, va a acabar afectando a la banda y creeme...ninguno de nosotros les perdonaremos eso nunca.

Rydel se puso de pie.

-¡ROSS SON NUESTROS PADRES!

Y allí iban los gritos...

-Ellos arruinan sus vidas, no las nuestras.

Rydel rodeó la mesa hasta quedar frente a él.

-Estás siendo ridículamente egoísta.

-¡PERO SI SE QUIEREN DIVORCIAR ENTONCES QUE SE DIVORCIEN DE UNA PUTA VEZ!

-¡ROSS!- le gritó.

Contuve el aire, si no hacía ruido o si no me movía sería como si no estuviera aquí.
Pero no podía ignorar el hecho de que Ross estuviera actuando así porque odiaba mostrarse afectado, eso no estaba bien.

-No me importa, no es mi vida.

-Somos una familia.

Ross negó con la cabeza y rió irónicamente.

-Ya no lo seremos en poco tiempo. Y prefiero estár fuera cuando todo esto explote.

Rydel lo cogió de las muñecas.

-Estamos hablando de nuestro padre y nuestra madre.- dijo apretando los dientes.

-Que pronto serán personas separadas que veremos raramente en navidad y otras fiestas del año.

-Eres un idiota.- le dijo soltandole los brazos con fuerza.

-Y tú una infantil.

Rydel abrió los ojos como platos.
Creí que esto iba a acabar pero solo estaba empezando.
No pensaba ni abrir la boca.

-¿Yo soy la infantil?

-¿No lo entiendes? Se pelean y luego se divorcian. ¡Ya está! Nada del otro mundo.

-Una vez más: hablamos de nuestros padres.

-Rydel, basta. Si se divorcian no nos afecta en nada.- se acercó a ella.- Nosotros seguimos haciendo música y llenandonos los bolsillos con el dinero de las malditas fans.

Apenas tuve tiempo para verlo venir.
Me cubrí la boca cuando la mano de Rydel se estampó contra la mejilla derecha de Ross.
Fuí testigo de como su rostro casi se volteaba por el impacto.
Y también pude oír claramente el sonido de piel chocando.
Mierda.
Me puse de pie ignorando las imagenes que me venían a la mente cada vez que oía ese desgarrador sonido.

Ross volteó lentamente la cabeza de vuelta a su sitio.
A Rydel se le humedecieron los ojos.
Estaba igual de impactada que yo. Y estaba segura de que se arrepentía de haberlo golpeado, yo también lo estuve cuando pasó.
De alguna manera logró recomponerse.

-¿Entonces estaría bien si _______ decide dejarte?- le dijo con las lágrimas saliendo.- ¿Estaría bien dejarte sufrir por eso porque a mi no me afectaría en lo más mínimo, verdad? No le afectaría a Riker, no a Rocky, ni a nadie. Solo a tí. Entonces deberíamos olvidarlo y estár bien con la idea de que solo la veríamos en navidad. Pero espera, allí no acaba, _______es mucho más inteligente y se encontraría otro hombre al que amar. Y yo estaría feliz, porque no me afectaría en lo más mínimo que haya destruido a TU familia.

-Rydel...- le advirtió Ross.
Yo estaba muy ocupada imaginandome todo lo que decía ella.

-Luego veríamos como ______ toma de la mano a _______(1) y a Emma y como desaparece una vez más de tu maldita y desgraciada vida, pero como dije: No nos importa porque no es nuestra vida.

Suficiente.
Me puse de pie entre los dos y tiré de Ross.
Si no lo sacaba de allí rápido haría algo de lo que se arrepentiría al instante.

Ross levantó la mano y reprimí un grito cuando creí saber a donde iba, pero solo fué a uno de los vasos que había en la mesa. Y lo lanzó contra la pared.
Cogió otro, traté de detenerlo, me miró con ojos suplicantes y luego lo volvió a lanzar contra la pared.
Salió dando pasos fuertes hacia la habitación y azotó la puerta con demasiada fuerza.
Mierda.

Me disculpé con Rydel a traves de la mirada.

-Lo siento,_______. No quería decir eso de ustedes.- dijo desesperada. La abrazé.- Estoy más que segura de que así no es como acabarán.

-Shhh.- le dije y sonreí para reconfortarla.- Lo sé, pero gracias a eso le has hecho ver lo que no entendía. Gracias.

Le limpié las lágrimas de los ojos.
Me recordaban tanto a los de Ross.

-Lo siento mucho, en serio.

La volví a abrazar.

-No pasa nada, solo no le gusta que lo vean debil y afectado.-me aparté de ella.- Será mejor que vaya a verlo.

Rydel asintió y yo le dije que vaya a ver a Ratliff mientras yo me encargaba de Ross.

Esto iba a ser algo dificil.
Y yo no quería otra pelea.
"No otra, por favor" me decía lentamente cuando caminaba hacia la habitación.

Cuando puse la mano sobre la perilla puerta no se abrió.
Genial, le había puesto llave.

Toqué la puerta aunque sabía que nunca la abriría.
Yo no lo haría si estuviera molesta.

-Ross...nene, abre por favor.- dije con la voz casi temblandome.

Esperé.
Nada.
Volví a insistir y traté de pensar en que podría hacer para entrar a verlo.
La ventana del patio trasero daba a mi habitación, tal vez podría meterme por allí.

-Ross, abre la...

La abrió.
Me tomó de los brazos y tiro de mí hacia adentro.
Cerró la puerta luego de nosotros.
¿Qué?
Ya estaba adentro...con él. Me había dejado entrar...¿Qué?
No estaba segura de lo que iba a decir...realmente no esperaba que abriera la puerta.
Respiré agitada un par de veces ordenandole a mi cerebro que funcione y Ross solo me miró con la boca ligeramente abierta.
¿Por qué no me estaba gritando?

Abrí la boca para preguntar que rayos estaba pasando pero me cayó con el abrazo más fuerte que alguien había podido darme en toda la vida.
Lo rodeé unos segundos después.
¿Por qué me abrazaba?
Me lastimaba las costillas....

-Ross.- lo llamé pegada aún a su cuerpo.

Besó mi hombro y me dí cuenta de que lo húmedo que sentía allí no eran sus labios...eran sus lágrimas.

-Dime que no me vas a dejar.- sollozó.
Oh...
Solo oirlo hablar así me podía llenar de lágrimas.

-No lo haré.- dije sujetándolo con más fuerza.

-Dime que mis padres no se van a divorciar.

Me aferré a él.
Sabía que todo lo que estaba diciendo en la cocina no era cierto. Sabía que él había dicho todo eso porque odiaba mostrarse débil frente a los demás...bueno, menos frente a mí.
Una parte mí suspiró de alivio.
Mojé mis labios.

-No se van a separar.- dije y me encontré rogando porque no lo hicieran. Eso sin duda dejaría a todos destruidos.- Solo están teniendo problemas como toda pareja tiene, nosotros los tenemos, pero no vamos a divorciarnos por eso.

Me pasó las manos por los brazos y me sujetó con más fuerza.
Su cabeza encajaba perfectamente en el espacio que tenía entre el hombro y el cuello.
Sería perfecto si no me estuviera lastimando un poco.

-¿Qué debemos hacer ahora?- preguntó suspirando.- No quiero que se divorcien.

Volví a mojar mis labios.

-Solo deben recordarles lo felices que son como familia, tú regresarás mañana a verlos, así que ¿Por que no intentas que pasen un buen rato todos juntos?- suspiré.- Estarán con ________(1) y tal vez todo se arregle cuando vean a un niño entre ellos.

Alejó un poco la cabeza para mirarme, pero seguía con el cuerpo pegado al mio.

-¿Tu crees que funcione?

-Sí, recuerdales lo hermoso que es ser padres.- reprimí una de mis lágrimas que intentó salir cuando recordé que _______(1) se iría.

Sollozó una vez más.
Ya no importaban que mis costillas se estuvieran rompiendo.
Le sobé la cabeza.

-Vamos, Ross. Va a estár todo bien. Tus padres se aman. ¿Por qué no llamas a tu mamá ahora mismo y hablas con ella?

Fue soltándome poco a poco y lo agradecí en silencio.
Se pasó las manos por el rostro para linpiarse las lágrimas que le habían salido.

-Mejor la llamo luego.- dijo.- No creo que quiera oirme así.

Sonreí esperando haberlo ayudado.
Se sentó en el borde de la cama y colocó los codos en las rodillas.
Una vez más se volvía a ver deprimido.
No quería eso.

-¿Quieres salir hoy en la tarde?- pregunté ansiosa para animarlo.- Podemos ir con _______(1) a jugar PaintBall, la última vez que lo hicimos casi me gana.

Sonrió debilmente e inclinó la cabeza hacia el suelo.
Oh no.

Me coloqué de rodillas frente a él y me moví inquieta para poder ver su rostro.

-¿Entonces si quieres ir?

Le toqué las manos y se las aparté, las sostuve y aproveche que tenía cerca a su rostro para poder besarlo.
No importaban las veces que lo besaba al día, nunca eran suficientes, era como una droga que necesitaba a cada momento.
Era una adicción.

Me apartó para mirarme.
Sus ojos encontraron los mios y me sentí completamente perdida y enamorada.
Volvió a sonreir tímidamente y yo me derretí frente a sus ojos.

-¿También vendrán Rydel y Ellington?

Fruncí los hombros y pasé mis dedos por su labio herido.

-Si quieres.- respondí.- Debemos volver temprano porque tienen que irse la mañana siguiente. Ni siquiera tengo las maletas de _______(1) listas.

Sonrió.

-Ni siquiera tengo las mías listas.- acercó sus labios a los miós y nos sumerjimos en un pequeño y tierno beso.- Prometo que lo cuidaré.

Rosst tiró de mí y me sentó sobre él, coloqué cada una de mis piernas junto a sus caderas.

-Te creo.- respondí.

Metió las manos bajo mi camiseta y recorrió mi espalda.
Se me erizó la piel al instante.

-Ya terminará pronto, luego podré estár todos los días contigo.- susurró contra mis labios.

Faltaba bastante, no terminaría pronto. Ellos recién empezaban, y todo el tiempo que tendría que esperar parecía infinito, pero no dije nada.
Esto era muy bueno como para arruinarlo.

-Contaré los días.- suspiré. Sabía que lo haría. Siempre lo había hecho.-
La tristeza volvió a apoderarse de mí.
No quería que se fuera, nunca había querido. Pero tenía que irse.
Y no él solo, esta vez se iría con _______(1) por todo ese tiempo.

Ross notó que humor había cambiado.
Me sujetó de los brazos y le lanzó sobre él.
Reí mientras caía sobre su pecho.

-No se porque te pones triste, tener a _______(1) lejos es una bendición.- bromeó.

Sus piernas me rodearon la cintura.

-Lo voy a extrañar bastante, ambos. No se como voy a soportarlo.

-De la misma manera que yo. Yo tengo que pasar por lo mismo que tú, tal vez peor. Ahora que tendré a ______(1) conmigo no será tan malo.

Me sonrió para animarme.

-Supongo que ambos extrañaremos a dos personas.

Me pasó una mano por el cabello.

-Así es.

Recosté la cabeza sobre él y besé su desnudo pecho.

-Te amo tanto, _______.

Mordí mi labio sin que me viera.
Sus palabras seguían teniendo millones de efectos en mí.
El color rojo se había apoderado de mis mejillas.
Volví a besar su pecho y esperé a que el rubor abandonara mis mejillas.

-Me gustas cuando te ruborizas.- dijo tratando de conterer la risa.
Puse los ojos en blanco y me separé un poco de él.
Sonrió.

-Y a mi gustas cuando sonries.- respondí.

-¿Te gusto ahora mismo?- dijo con una sonrisa de satisfacción.

"Santo Dios, sí"
Su cabello estaba despeinado, igual que siempre, y sus ojos ansiosos. Sus labios se elevaban y formaban una sonrisa traviesa. Claro que me gustaba ahora.
Me gustaba siempre.

Su dedo pulgar fue hasta mi labio inferior y tiró de él para que dejara de mordermelo.
Siseé con los dientes apretados.
Un pequeño toque suyo me podía alterar al instante.
Dejó sus dedo sobre mis labios y yo lo besé tocandolo por instante con la lengua.
Se lamió los labios y acercó su dedo más a mí.
Lo chupé esta vez.

Me sujetó bruscamente por las muñecas.

-Quiero sentir esos deliciosos labios alrededor de mi larga p...

-¡Dios Mio, Ross!- lo interrumpí, porque sabía que si lo dejaba acabar la frase yo iba a desnudarme al instante frente a él.

Se mordió el labio y sonrió con picardía.

-¿Entonces quieres sentir mi rostro entre tus piernas?- me sujetó por las caderas y me empujó más hacia arriba.- ¿Quieres que mi lengua juegue un rato contigo?

Sí.
Sí.
Sí.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo hicimos.
Quería sentirlo ya.
Sin darme cuenta había empezado a jadear.

Se sentó en la cama, conmigo sobre él aún, y me dejó recostada en ella.
Quise voltearme lista para hacerlo pero me interrumpió.

-Quédate así.- me ordenó y ví como se colocaba atrás mio.- Apoyate en las rodillas y levanta tu hermoso trasero.

-¿Qué es lo que quieres...? ¡Ah, Ross!

Me quitó los shorts y la bragas y rápidamente levantó mis piernas como me había dicho que lo haga.

Volteé para mirarlo.
Se había arrodillando en la cama y tenía el rostro a escasos centímetros de mi vagina.

-¿No puedo voltearme?- pregunté.
Me sentía demasiado expuesta, más de lo usual.

Besó una de mis nalgas.
Oh dios.

-Así te ves muy bonita.- respondió. Besó la otra.- No te muevas ¿De acuerdo?

¿¡Qué no me mueva!?

-Ross...¡Ah!

Me azotó en el trasero bastante cerca de la vagina.
El familiar calor que siempre sentía con él se apoderó de mi cuerpo.
Mordí mi labio.
Quería voltearme.
Quería verlo.
Y su cálido aliento muy cerca a mí me distrajo.

-Ross...

No respondió.
Solo sentí a su lengua...allí.
Jadeé.
Mis labios vaginales se abrieron gracias a sus dedos. Los sostuvo y luego dejó un beso justo en el centro.

-Mmm...________.- ronroneó.

Gemí.
Repitió la acción y esta vez dejó que su lengua participara.

-Ross...- su dedo indice encontró mi clítoris. Y torturandome, lo frotó de arriba a abajo.

Pegué la cara a la cama y cubrí mi boca.
Ahora no solo me preocupaba que _______(1) nos escuchara, tambien estaban Rydel y Ratliff.
Y apesar de que Rydel sabía casi todo de mí, no quería que escuchara como su hermano me hacía gemir.

Sacó la lengua de mí.

-Vamos, nena. Gime, muestrame lo mucho que te gusta que esté entre tus piernas.

Dejé el aire escapar contra las sábanas.
Sus dedos seguían allí...era tortura.
Me estaba lastimando a mi misma por morderme el labio para evitar gemir.

No podía ver, pero conocía a Ross. Y sabía que ahora mismo se había separado de mí para poder llegar más abajo.

Su lengua encontró mi clítoris.
Madre mía.
Dejé escapar un pequeño gemido simplemente porque era imposible no hacerlo.
Mis piernas flaquearon y él como respuesta las sujetó.
Besó, chupó y mordió mi clítoris.
Una de sus manos dejó de sujetarme los muslos y subió hasta mi sexo.
Oh no...
Sabía que seguí ahora.

-¿Uno o dos dedos?- preguntó con ma voz ronca.

¡Uno o dos!
Ni siquiera podía pensar en lo que quería.
Mi mente solo gritaba: "Más, más".
Intenté retirarme y recostarme en la cama, pero me detuvo una vez más.
Con su otra mano me empujó por la espalda y me presionó contra la cama.
Incliné la cabeza y ví como mis pezones estaban erectos.
Quería quitarme la camiseta.
Era ridículo que aún estuviera vestida y que el tambien lo estuviera.

Cerré los ojos cuando sentí un cosquilleo abajo...y luego a su dedo entrar cuidadosamente en mí.

-Sí...

Levanté el pecho y flexioné las piernas, buscando la fricción que me gustaba.

-Lento.- dijo y sacó su dedo de mí.

-No...-me queje.- No, Ross...

-¿Quieres que continue?

-Sí.- respondí sin dudarlo.

Me azotó en el trasero.

-Entonces no te muevas y deja que yo lo haga.

Quise replicar pero me limité a morderme el labio.
Si quería volver a sentirlo mejor hacía lo que me pedía.

Con cuidado volvió a meter su dedo en mí.
¡Sí! ¡Sí!

-Mmm...- esta vez ronroneé yo.- Mmm, Ross...

Pude oir como gemía.

La velocidad a la que iba su dedo era deliciosamente frustrante.
Iba lento y yo lo quería más rápido, sabía que era parte de su juego de tortura.
No era justo.
Moví las caderas esperando que haya cambiado de opinion...lastimosamente no lo había hecho.

-Te dije que quieta, preciosa.

Chupó su dedo.

Dejé escapar un grito de frustración.

-Me estás matando, yo no te hago esto, nunca te torturo.

-¿Eso crees?- repuso.
Oh Dios.
Me iba a volver loca por volver a sentir su dedo en mí.

-Sí.- respondí esperando haber dado fin a la conversación.

-Veamos...- dijo y se sentó en la cama.- Tengo que ver como usas esos ajustados jeans, tengo soportar a los hombres que te miran el trasero cada vez que usas uno de tus "vestiditos", y tengo que resistirme a las ganas que tengo de follarte cada vez que te tengo cerca a mí.

Sus palabras solo hicieron que aumente mi deseo por él.
Gemí con los labios apretados.

-A mí me parace bastante tortura.

Me estaba volvieron loca realmente.
Mi cuerpo se retorcía por él.

-¿Yo te hago sufrir cuando te la chupo?- solté sin pensarlo.

Me quedé congelada.
Oh...
Me dí cuenta de lo que había dicho cuando ya había salido de mí.
Cerré los ojos esperando que eso solo haya pasado en mi mente...pero estaba claro que no.
Podía oir a Ross jadear ruidosamente.
Por adentro rogaba porque no haya oido eso...

-Dí "Te la chupo" una vez más y te dejaré en paz.

Abrí los ojos y giré la cabeza para poder verlo.

Había un gran bulto en sus pantalones y los botones luchaban por mantenerse unidos.
Eso me hacía desearlo aún más.
Sus manos estaban a sus costados y estaba a unos cuantos centimetros lejos de mí...
Si lograba ser más rápida que él...y me levantaba...

Recogí mis piernas y en tan solo un segunto estuve sentada sobre mis talones.
Ross se lanzó sobre mí con una sonrisa.

-Hoy estás con ganas de retarme.- dijo empujandome de vuelta a la cama.
Esta vez mi espalda tocó las sábanas.

Pasé mis manos por su cuello y rostro, admirando lo sexy que Ross era en todo momento.

-Aún no he terminado.- continuó diciendo con una sonrisa malévola.

-No...- me volvía a quejar.

Dejé que me quitara la camiseta y el sujetador.
Se lamió los labios mientras me recorría con la mirada.
Quería esos labios sobre los mios...

Aprovechó que yo estaba perdida en mis pensamientos para cogerme de la cintura y darme la vuelta.

Volví a caer con el vientre pegado a la cama.

-Mierda, Ross.- dije.

-Solo unos segundos más, nena. No tienes idea de lo bien que sabes.

-¿Por qué no me haces probar?- contesté mordiendome el labio.

Levantó las cejas y mientras que su sonrisa se transformaba en otra.
Me besó en el hombro.

-Espera, entonces.

Bajó dejando besos por toda mi espalda, me sostuve en mis rodillas, ansiosa porque vuelva a llegar al lugar en el que estaba antes.
Dejó un último beso en mi sexo y sacó la lengua.

-Así.- le dije mordiendo el labio.
Otra vez la tensión se iba hasta la parte baja de mi estómago.

Abrió mis labios una vez más y dejó que su lengua entrara una y otra vez a mí.

Me sacudí.
Sí, sí, sí.
No era igual que sentir su dedo, pero no dejaba de sentirse malditamente bien.
Que suerte que tenía una lengua larga.
Chupó con más fuerza.

-Ahhhhh...- dije con la voz temblorosa.

-¿Así?- dijo con la boca pegada a mí.

Gemí como respuesta.
Sacó su lengua, la metió, la sacó, la metió, la volvió a sacar y justo cuando creí que iba a hacerme correr de este modo se detuvo.

Tuve que contenerme para no gritarle.
Solo jadeé esperando que eso mostrara mi frustración.

Ross subió sobre mí y me sujetó del cuello para que alcanze sus labios.
Metió su lengua a mi boca y me recorrió entera.
El sabor salado pero al mismo tiempo algo dulce de mis fluidos se paseó por nuestras bocas.
Pasó su lengua por mis labios y yo los lamí.
Gemí contra su boca y el lo hizó contra la mía.

Se alejó dejando el último beso en mi hombro.

-Así de bien sabes.- dijo y volvió a colocarse en su lugar.

Me revolví inquieta.

-¿Puedes ya terminar con esta tortura?- pregunté.

-Solo un segundo más.

Sin aviso previo metió su dedo dentro de mí.

Gemí y por un segundo no me importó que alguien más lo haya oido.

Movió el dedo y esta vez lo movió más rápido, más lento de lo que quería, pero estaba mucho mejor que antes.

Su boca se alejó un segundo de mí y antes de que pueda extrañarla volvió a posarse sobre mí.
Me volvió a besar en el trasero y su tibia lengua se paseó por el agujero de mi ano y quiso entrar...
Me sacudí alarmada.

-¡Ross!- dije y me separé de él.

Rió y me tomó por las caderas para colocarme de vuelta en mi sitio.

-¿Qué, nena? Ya hemos hecho esto antes.- volvió a pasear la lengua por el mismo lugar. Apesar de que sabía que se sentía bien, seguía sintiendome tímida sobre el sexo anal...volví a sacudirme.- Y según recuerdo te gustó mucho...

Su lengua entró y salió un segundo después.

No podía negarlo: Claro que se sentía bien. Pero eso no quitaba la pizca de miedo que sentía.

Su dedo que seguía entrado y saliendo de mí trataban de distraerme, pero no podía ignorarlo.

-Ross, me gusta.- su lengua volvió a entrar. Gemí y sentí una pequeña punzada de dolor, pequeña...pero la sentía. Su lengua salió y se introdució de nuevo. Ahora la punzada se hizo más notoria. Apreté los labios.- No, no. Para, para...

Por suerte se detuvo y me besó donde aún estaba húmedo por su saliva.

-Está bien, preciosa. Lo que tu digas.

Sus dedos dejaron de torturarme y me acomodo las piernas de nuevo.
¡Sí! ¡Al fín!

Moví las piernas para recostarme en mi espalda.

-Espera, nena. Quédate así.

Me detuve.

-¿Así?- pregunté.

Me guiñó un ojo.

-Quiero que lo hagamos así. ¿Te molesta?

Se puso de pie y se desabotonó los jeans, y se los bajó lentamente.

-Claro que no.- dije disfrutando de la vista.

Rodeó la cama y se colocó a lado mio.

-¿Quieres hacerme el favor?-señaló su erección.

Estuve a punto de preguntarle si se refería a que le solo baje los boxers o a que...
Sonreí.
Este era el momento para vengarme.

Me senté en la cama y quedé a la altura perfecta.

Pegué los labios a su paquete y lo besé sobre la tela.
Su respiración se aceleró.
Levantemente subí un poco y lo besé por debajo del ombligo, mi lengua rozó su piel.
Se estremeció.

-Bájalo, solo bájalos.

Llevé las manos al estástico de sus boxers y los bajé demasiado lento.
Quería que se vuelva tan loco como lo había hecho conmigo
Su erección quedó libre y yo dejé sus boxers caer cuando le llegaron a la rodilla.

Separé los labios.
Todo en Ross era hermoso...literalmente.

Lo miré a los ojos y para mi sorpresa él me miraba a mí.
Se mordía el labio y tenía las cejas semifruncidas.

Me lamí los labios.

-¿Qué quieres que haga?-pregunté tratando de usar mi voz más sensual.

Tuvo efecto en él.

-Bésame.- respondió.
La voz le temblaba y eso me motivaba para seguir haciendolo.

-Está bien.- respondí.

Sin quitar los ojos de él, me acerqué a su cuerpo, y con mucho cuidado de no tocar su pene lo besé nuevamente sobre el ombligo.
Pude ver como lucía algo decepcionado.

Quité los labios de su piel y lo posé más abajo, aún sin rozar su miembro.
Me moví hacia la izquierda y besé allí tambien.
Besé todas las partes alrededor de su miembro.
Sí, Lynch, sufre.
Sus ojos angustiados amenzaban con lanzarme sobre la cama y follarme hasta que me quede sin aire, pero no me detuve.

-_________, bésame más abajo.- sujetó mi mentón y me dejó donde quería que lo hiciera.- Justo allí, nena.

Tal como me dijo dejé un beso en la punta de la polla.
Pero solo dejé uno y me alejé.

Se mordió el labio y volvió a lanzarme su mirada de: "Vas a pagar luego por esto, preciosa".
Decidí molestarlo aún más.

-Ya está.- dije y traté de ocultar mi sonrisa.- ¿Necesitas algo más?

-¿Quieres que te abra la boca y te la meta allí? Porque creeme que estoy considerandolo.

Bien.

-Solo me dijiste que te besara.- me defendí.
Mis hormonas saltaban y saltaban.

Entrecerró los ojos.

-Sé lo que estás haciendo y no vas a ganar.

Cruzé los brazos.

-¿Eso crees?

Se arrodilló frente a mí y sin quitar los ojos de los mios, se acercó a mis pezones y metió uno de ellos a su boca.

Tomé aire bruscamente pero me mantuve firme.
Succionó mi pezón izquierdo.

Me incliné y besé su cuello, yo sabía cuando lo ponía eso, y solo para llevarlo más al límite dibujé circulos con los dedos en la parte baje de su abdomen.

Ross tomó aire con dificultad y soltó mi pezón.
Punto para mí.

Aprovechando que me había soltado, me lanzé sobre él y caimos al suelo sin hacernos daño.
Ross se incorporó y se sentó en el suelo conmigo sobre él.

Mi sexo estaba tocando el suyo, podía sentir como mi húmedad pasaba a ser suya tambien.

Saqué la lengua y la pasé desde su mentón hasta cerca de su oreja.

-Oh,______...

Volví a besarlo.

-¿Te gusta así?- mis manos tiraron de su cabello.

Gruñó.

-¿No te lo dice el bulto que tengo entre las piernas?

Cogió mi mano y la bajó hasta su polla.
Duro como una roca.
Mordí mi labio.

Ross intetó besarme pero bajé de sus piernas.

Me miró confundido mientras yo me arrodillaba frente a él.

-¿Qué..? Oh...

Mis labios rodearon su miembro delicadamente.
Chupé la punta y me alejé de él.

Volvió a mirarme confundido.
Me subí a la cama y me recosté allí.

-Ven acá.- lo llamé. Me hizo caso y se colocó sobre mí al instante.- Date la vuelta.

-No te entiendo.- dijo sonrienndo.

-Tu cabeza, quiero que quedes mirandome los pies.

-¿Realmente crees que voy a mirarte los pies?- se burló pero hizo lo que le pedí.

Su pene volvía a quedar a mi total disposición.
Sentí su aliento sobre mi monte de venus y antes de que pueda distraerme, me lo metí a la boca.

Se le tensaron las piernas y gimió ruidosamente.
Eso quería, quería oirlo gemir.
Me importana si Rydel me oía, pero no importaba mucho si Rydel lo oía a él.
Con la ayuda mi mano lo metí y saqué de mi boca.
Movió las caderas al ritmo de mi mano y dejé que lo hiciera porque así no tenía que adivinar si lo estaba haciendo bien o mal. Apesar de que nunca que había quejado.

Su polla entraba y salia de mi boca.
Podría pasarme horas y horas haciendo eso y no me iba a cansar de ver como Ross perdía la conciencia en mi boca.

Sus traviesos dedos ubicaron mi clítoris y al instante se puso a jugar con él.

Gemí con su miembro en la boca.
Chupé la punta y luego lo lamí desde la base.
Estiré la cabeza y alcanzé a sus testículos.

Abrí la boca y metí primero a uno y luego a otro.

-Oh...eres una zorra, _______.

Puse solo un poco de presión con mis dientes sobre ellas y Ross se sacudió.
Volví a chupar cuidadosamente mientras mi mano se encargaba de su miembro, que se enduraba más con cada segundo que pasaba.
Gimió una vez más.

-Quiero correrme dentro de tu precioso coño, mejor detente.

Abrí las piernas como automático reflejo y su dedo entró en mí.
Gemí y levanté las caderas.

Sin pensarlo mucho subí una mano hasta su trasero paseé el dedo primero por sus testículos y luego por su ano.

Esta vez si se tensó notoriamente.
Volví a alcanzar su polla y la chupé para distraerlo.
Mi dedo trazó circulos alrededor de su agujero.

-Nena...- me advirtió.

Levanté las caderas y lo ignoré.
Mi dedo se acercó más a su objetivo.

-_________.- llamó, más serio esta vez.
Chupé su polla aún más duro.
Gimió.

Mi dedo se acercó más...

-Ok, suficiente para tí.- se levantó.

Y por un segundo creí que estaba molesto, pero pronto ví su sonrisa.
Se tumbó sobre mí.

-Hoy estás juguetona y caliente.

-Tú me pones así.

Se acercó y mordió mi labio.
Mis manos volvieron a ir a su trasero.

Rió.

-Creo que te dije que había sido suficiente.

Solté pequeños quejidos.

-¿Por qué tu puedes hacer lo que quieras conmigo y yo no?

Me sujetó los brazos sobre la cabeza.

-Tú estás 20 veces más buena que yo.- besó mis labios.- Ahora, abre esas piernas y muestrame que es lo que quiero.

Abrí las piernas y sonreí lista para recibirlo.

Me miró durante un instante y sonrió.
¿Qué? ¿Ahora qué?

-¿Qué pasa?- pregunté.

-Estás ansiosa.

-Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que lo hicimos.

Ladeó la cabeza divertido.

-Así que estás desesperada por que te follen.

¡Ahora no!

-Estoy desesperada por que tu me folles.

-¿Estás segura de que quieres esto?

Allí ibamos de nuevo con la deliciosa tortura.

-Sí.- respondí.- ¿Ya podemos hacerlo?

Mordió su labio. Le divertía verme así.

-¿No estás en tu periodo o algo por el estilo?

Puse los ojos en blanco.
Mis vagina temblaba.
Yo estaba excitadísima y él se puso a hablar de sangrados mensuales para tan solo frustrarme más.

-No, ya no estoy con eso hace tres días. Agradesco tu interes por mi sangrado.- respondí.- ¿Contento?

Besó mi nariz.

-Es por esto que te amo.

Sujetó su miembro y lentamente se introdujo en mí.
Oh, al fin.

-Mmm...

Habían sido mas o menos 3 meses sin sexo.
Y sí que lo había extrañado.
Era una sensación extraña pero al mismo tiempo familiar, una sensación que había extrañado mucho.

Empezó a mover las caderas, primero lento y luego rápido.
Lanzé la cabeza hacia atrás.
Sentía calor en las mejillas.

Gimió y yo encontré su boca.
Metió la lengua en mí y yo salí a su encuentro.
Se apoyó en los codos y bombeó aún más rápido.

-Oh, nene.- gemí.

Mi vagina estaba finalmente de acuerdo con lo que hacía.

Moví las caderas pare recibirlo.
Lo quería hasta el fondo...hasta que no se pueda más.
Cada segundo que pasaba dentro de mí me hacía necesitarlo aún más.

Clavé las uñas en su espalda y el mordió mi hombro.
Arqueé la espalda.
Gimió en mi oido.
Ahh...eso me ponía aún más.

Mordí el lòbulo de su oreja y le susurrré cuanto lo amaba.
Sonrió contra mi piel.
Mis pechos se movían de lado a lado gracias a la fuerza que ambos estabamos usando.
A veces lo haciamos lento y romántico, otras veces duro y sexy y también habían veces como ahora, en los que nos perdiamos en el otro y todo el mundo desaparecía.
Desaparecía la angustia que ambos sentíamos por no habernos visto en tanto tiempo, desaparecía todo eso.

Se undió con fuerza en mí y esta vez sí llegó hasta el fondo.
Ambos gemimos al mismo tiempo.

-Eres la mujer más hermosa del mundo,_______.- susurró.- Soy muy afortunado de tenerte.

Besé sus labios porque era incapaz de responderle.
Sus manos fueron a mis caderas y ne ayudaron a seguir con el movimiento.

Gimió.
Su polla ahora me llenaba hasta el fondo.
Me follaba extactamente donde quería.
Que le dén a Rydel y a Ratliff, yo podía gemir si quería.
Despues de todo, esta era mi casa, y estaba teniendo sexo brutal con mi marido. No había ningún problema.

-Si no fueras tan malditamente ajustada podría durar un poco más.- dijo contra mi oido. Movió las caberas dando golpes definidos contra las mías.- Pero lo eres, y me voy a correr ahora mismo.

Gemí, gemí y gemí.
Yo también iba a correrme.

-¡Ah!- gruñó Ross cuando llegó al orgasmo. Sus dientes se clavaron en mi hombre y tal vez me hubiera dolido si no hubiera estaba ocupada teniendo un orgasmo.

Me moví bajo su cuerpo, coloqué las manos en espalda y lo empujé más hacia mí.

Ross sí tenia una polla mágica...

Volvió a gemir.

Su cuerpo y el mio chocaban por todas partes.
Era deliciosamente grandioso.

Gemí y todas las partes de mi cuerpo se tensaron.

-Eso es, nena. Exprímeme, llévate hasta la última gota...

Sus palabras...
Normalmente suelo discutir cuando me da ordenes, pero esta vez no fue así.

Grité, tiré de las sábanas, arqueé la espalda, clavé mis uñas en su espalda, ví borroso, reí cuando mordió mi cuello y volví a gritar como nunca cuando finalemente me corrí.

Él ya se había corrido en mí porque estaba completamente mojada para cuando yo lo hize.

Ross no dejó de moverse hasta que yo estuve casi calmada, y entonces se dejó caer sobre mi pecho.

-Oh dios mio. ______.

-Tengo que decír lo mismo de tí.- suspiré.

-Tener una pelea y luego sexo de reconcializacion se está volviendo una de mis cosas favoritas.

Sonreí.

-No siempre será así.- aclaré.

Besó mis labios lentamente.

-Me encargaré de que así sea.

Hundió la cabeza en mi cuello y yo jugué con su cabello.

-¿Sería ridículo si dijera que deberíamos quedarnos acá por el resto del día?- preguntó riendo.

-Tenemos que comer y...- no tenía hambre realemente.

-No te preocupes por eso.- besó mi mejilla.- Siempre tengo algo que puedes comer.

Bueno, ahora ya tenía hambre.
Golpeé su espalda.

-Me refería a que yo se cocinar.- se defendió tratando de ocultar su sonrisa.- No insinuaba ninguna otra cosa, demonia pervertida.

-Que mala suerte, por que la verdad, empezaba a sonar tentador.

Sacó el rostro de mi cuello.

-¿Quieres hacerlo de nuevo?

Puse los ojos como platos.

-¡No puedes esperar ni dos minutos!

Me abrazó sonriente.

-Agradeceme porque he esperado uno.

-Eres un adicto al sexo.

Frunció los hombros.

-Supongo que estamos hecho el uno para el otro.

Besó mis labios sin darme tiempo para reaccionar y se volvió a colocar entre mis piernas...
Oh dios mio...

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Realmente quiero agradecer a WishingIWas_19 por ayudarme con todo, por hacerme reir y por estár allí siempre para decirme que la siga y sobretodo por impulsarme a que siga escribiendo.
Este capitulo fue para tí, y una vez más: gracias por todo. ❤️❤️❤️❤️
Ah...Y por cierto, gracias por acabar con mi duda existencial sobre...bueno, tu ya sabes que. Y con respecto a eso, aún estoy que me decido. Te enviaré el capítulo 1 si llega a hacerse realidad.
Gracias.
xx
Las quiero a todas ❤️

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