ยฒAlessia y la Cรกmara de los S...

By chrysthemums

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INTRODUCTION
1. La Madriguera.
2. En Flourish y Blotts.
3. El sauce boxeador.
4. Gilderoy Lockhart.
5. Los ยซsangre suciaยป y una voz misteriosa.
6. Un cumpleaรฑos de muerte.
7. La inscripciรณn en el muro.
8. La bludger loca.
9. El club de duelo
10. Con las manos en la masa.
11. La pociรณn multijugos.
12. Un diario misterioso.
13. Punto de quiebre.
14. Aragog
16. La Cรกmara de los Secretos.
17. El heredero de Slytherin.
18. Fin del segundo aรฑo.
NOTE

15. Basilisco.

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By chrysthemums

────── ❈ ──────


Al día siguiente, Harry y Ron le contaron a Alessia lo que habían descubierto la noche anterior. Pensaban que la chica de la que les había hablado Aragog podría tratarse de Myrtle la Llorona.

── Aragog dijo que fue hallada en unos aseos ── dijo Harry mientras tomaban asiento en el Gran Comedor. Alessia escuchaba atenta las palabras de sus amigos.

── Sí, es demasiado probable de que se trate de ella ── dijo la pelirroja, comiendo su desayuno.

── Con la cantidad de veces que hemos estado cerca de ella en los aseos ── comentó Ron con amargura ──, y no se nos ocurrió preguntarle, ahora ya ves...

La aventura de seguir a las arañas había sido muy dura. Pero ahora, burlar a los profesores para poder meterse en el lavabo de chicas, pero no uno cualquiera, sino el que estaba junto al lugar en que había ocurrido el primer ataque, les parecía imposible. Ni siquiera Alessia había podido escabullirse para ir a los aseos.

En la primera clase que tuvieron, Transformaciones, sin embargo, sucedió algo que por primera vez en varias semanas les hizo olviar la Cámara de los Secretos. A los diez minutos de empezada la clase, la profesora McGonagall les dijo que los exámenes comenzarían el 1 de junio, y sólo faltaba una semana.

── ¿Exámenes? ── aulló Seamus Finnigan ──. ¿Vamos a tener exámenes a pesar de todo?

Alessia gimió mientras dejaba caer su cabeza en su pupitre.

── La poca felicidad que me quedaba, ha desaparecido ── murmuró para si misma.

Sonó un fuerte golpe detrás de ella que la hizo reincorporarse en su lugar. A Neville Longbottom se le había caído la varita mágica, haciendo desaparecer una de las patas del pupitre. La profesora McGonagall volvió a hacerla aparecer con un movimiento de su varita y se volvió hacia Seamus con el entrecejo fruncido.

── El único propósito de mantener el colegio en funcionamiento en estas circunstancias es el darles una educación ── dijo con severidad ──. Los exámenes, por lo tanto, tendrán lugar como de costumbre, y confío en que todos estén estudiando duro.

Se oyeron murmullos de disconformidad en todo el aula, lo que provocó que la profesora McGonagall frunciera el entrecejo aún más.

── Las instrucciones del profesor Dumbledore fueron que el colegio prosiguiera su marcha con toda la normalidad posible ── dijo ella ──. Y eso, no necesito explicarlo, incluye comprobar cuánto han aprendido este curso.

Tres días antes del primer examen, durante el desayuno, la profesora McGonagall hizo otro anuncio a la clase.

── Tengo buenas noticias ── dijo, y el Gran Comedor, en lugar de quedar en silencio, estalló en alborozo.

── ¡Vuelve Dumbledore! ── dijeron varios, entusiasmados.

── ¡Han atrapado al heredero de Slytherin! ── gritó una chica desde la mesa de Ravenclaw.

── ¡Vuelven los partidos de quidditch! ── rugió Wood emocionado.

Cuando se calmó el alboroto, dijo la profesora McGonagall:

── La profesora Sprout me ha informado de que las mandrágoras ya están listas para ser cortadas. Esta noche podremos revivir a las personas petrificaas. Creo que no hace falta recordarles que algunos de ellos quizá pueda decirnos quién, o qué, los atacó. Tengo la esperanza de que este horroroso curso acabe con la captura del culpable.

Hubo una explosión de alegría. Alessia chilló mientras daba pequeños brinquitos. Tomó a Harry del brazo con emoción.

── ¡Hermione volverá! ── exclamó. Harry tan sólo la miró con una sonrisa mientras asentía. Alessia definitivamente se miraba más linda alegre.

Ron parecía más feliz que en ningún otro momento de los últimos días.

── ¡Siendo así, no tendremos que preguntarle a Myrtle! ── les dijo a ambos ──. ¡Hermione tendrá la respuesta cuando la despierten! Aunque se volverá loca cuando se entere de que sólo quedan tres días para el comienzo de los exámenes. No ha podido estudiar. Sería más amable por nuestra parte dejarla como está hasta que hubieran terminado.

Alessia le dio un golpe en el brazo mientras gruñía "No digas eso, Ronald".

En aquel mismo instante, Ginny Weasley se acercó y se sentó junto a Ron. Parecía tensa y nerviosa, y Alessia notó que se retorcía las manos en el regazo.

── ¿Qué pasa? ── le preguntó Ron, sirviéndose más gachas de avena.

Ginny no dijo nada, pero miró la mesa de Gryffindor de un lado a otro con una expresión asustadiza. Alessia se preocupó inconscientemente.

── ¿Estás bien, Ginny? ── preguntó mientras le ofrecía un vaso de agua, el cual la menor tomó con manos temblorosas.

── Suéltalo ya ── le dijo Ron, mirando a Ginny.

── Ron ── le reprendió Alessia, dándole una mala mirada.

La niña se balanceaba ligeramente hacia atrás y hacia delante en la silla. A Alessia se le hizo tan parecida a Dobby cuando estaba a punto de revelar información prohibida.

── Tengo algo que decirles ── masculló Ginny, evitando mirar directamente a Harry.

── ¿Qué es? ── preguntó Harry.

Parecía como si Ginny no pudiera encontrar las palabras adecuadas.

Ginny abrió la boca, pero no salió de ella ningún sonido. Harrry se inclinó hacia delante y habló en voz baja, para que sólo pudieran oír Ron, Alessia y Ginny.

── ¿Tiene que ver con la Cámara de los Secretos? ¿Has visto algo o a alguien haciendo cosas sospechosas?

Ginny tomó aire, y en aquel preciso momento apareció Percy Weasley, pálido y fatigado.

── Si has acabado de comer, me sentaré en tu sitio, Ginny. Estoy muerto de hambre. Acabo de terminar la ronda.

Ginny saltó de la silla como si le hubiera dado la corriente, echó a Percy una mirada breve y aterrorizada, y salió corriendo. Percy se sentó y tomó una jarra del centro de la mesa.

── ¡Percy! ── dijo Ron enfadado ──. ¡Estaba a punto de contarnos algo importante!

Percy se atragantó en medio de un sorbo de té.

── ¿Qué era eso tan importante? ── preguntó, tosiendo.

── Harry le acababa de preguntar si había visto algo raro, y ella se disponía a decir...

── ¡Ah, eso! No tiene nada que ver con la Cámara de los Secretos ── interrumpió Percy a Alessia.

── ¿Cómo lo sabes? ── dijo Ron, arqueando las cejas.

── Bueno, si es imprescindible que te lo diga... Ginny, esto... me encontró el otro día cuando yo estaba... Bueno, no importa, el caso es que... ella me vio hacer algo y yo, hum, le pedí que no se lo dijera a nadie. Yo creía que mantendría su palabra. No es nada, de verdad, pero preferiría...

Alessia nunca había visto a Percy pasando semejante apuro.

── ¿Qué hacías, Percy? ── preguntó Ron, sonriendo ──. Vamos, dínoslo, no nos reiremos.

Percy no devolvió la sonrisa.

── Pásame esos bollos, Harry, me muero de hambre.

Alessia sabía que todo el misterio podría resolverse al día siguiente sin la ayuda de Myrtle, pero, si se presentaba, no dejarían escapar la oportunidad de hablar con ella. Y, afortunadamente, se presentó, a media mañana, cuando Gilderoy Lockhart los conducía al aula de Historia de la Magia.

Lockhar, que tan a menudo les había asegurado que todo el peligro ya había pasado, sólo para que se demostrara enseguida que estaba equivocado, estaba ahora plenamente convencido de que no valía la pena acompañar a los alumnos por los pasillos. No llevaba el pelo tan acicalado como de costumbre, y parecía como si hubiera estado levantado casi toda la noche, haciendo guardia en el cuarto piso.

── Recuerden mis palabras ── dijo, doblando con ellos una esquina ──: lo primero que dirán las bocas de esos pobres petrificados será: «Fue Hagrid.» Francamente, me asombra que la profesora McGonagall juzgue necesarias todas estas medidas de seguridad.

── Estoy de acuerdo, señor ── dijo Harry, y a Ron se le cayeron los libros y Alessia tropezó, de la sorpresa.

── Gracias, Harry ── dijo Lockhart cortésmente, mientras esperaban que acabara de pasar una larga hilera de alumnos de Hufflepuff ──. Nosotros lo profesores tenemos cosas mucho más importantes que acompañar a los alumnos por los pasillos y quedarnos de guardia toda la noche...

── Es verdad ── dijo Ron, compresivo ── ¿Por qué no nos deja aquí, señor? Sólo nos queda este pasillo.

── Puede irse tranquilo, profesor ── pronunció Alessia.

── ¿Sabes, chicos? Creo que tienen razón ── respondió Lockhart ──. La verdad es que debería de ir a preparar mi próxima clase.

Y salió apresuradamente.

── A preparar su próxima clase ── dijo Ron con sorna ──. A ondularse el cabello, más bien.

Dejaron que el resto pasara delante y luego enfilaron por un pasillo lateral y corrieron hacia los aseos de Myrtle la Llorona. Pero cuando ya se felicitaban uno al oreo por la brillante idea que habían tenido...

── ¡Potter! ¡Weasley! ¡Benedette! ¿Qué están haciendo?

Era la profesora McGonagall, y tenía los labios más apretados que nunca.

── Estábamos... estábamos...── balbució Ron ──. Íbamos a ver...

── A Hermione ── dijo Harry. Tanto Ron y Alessia como la profesora McGonagall lo miraron.

── Sí... Hace mucho que no la vemos, profesora ── añadió Alessia. Harry le pisó el pie a Ron.

── Pretendíamos colarnos en la enfermería, ya sabe, y decirle que las mandrágoras ya están casi listas y, bueno, que no se preocupara ── continuó Harry, mirando de reojo a su mejor amiga.

La profesora McGonagall seguía mirándolos, y por un momento, Alessia pensó que iba a estallar de furia, pero cuando habló lo hizo con una voz ronca, poco habitual en ella.

── Naturalmente ── dijo, y Alessia vio, sorprendida, que brillaba una lágrima en uno de sus ojos redondos y vivos ──. Naturalmente, comprendo que todo esto ha sido más duro para los amigos de los que están... Lo comprendo perfectamente. Sí, claro que pueden ver a la señorita Granger. Informaré al profesor Binns a dónde han ido. Díganle a la señora Pomfrey que les he dado permiso.

Harry, Ron y Alessia se alejaron, sin atreverse a creer que se hubieran librado del castigo. Al doblar la esquina, oyeron claramente a la profesora McGonagall sonarse la nariz.

── Ésa ── dijo Ron emocionado ── ha sido la mejor historia que han inventado nunca.

No tenían otra opción que ir a la enfermería y decir a la señora Pomfrey que la profesora McGonagall les había dado permiso para visitar a Hermione.

La señora Pomfrey los dejó entrar, pero a regañadientes.

── No sirve de nada habla a alguien petrificado ── les dijo, y ellos, al sentarse al lado de Hermione, tuvieron que admitir que tenía razón. Era evidente que Hermione no tenía la más remota idea de que tenía visitas, y que lo mismo daría que lo de que no se preocupara se lo dijeran a la mesilla de noche.

── ¿Vería al atacante? ── preguntó Ron, mirando con tristeza el rostro rígido de Hermione ──. Porque si se apareció sigilosamente, quizá no viera a nadie...

── No podemos asegurar nada, Ron...── murmuró Alessia, sintiéndose desanimada, de nuevo.

── ¿Qué es eso? ── preguntó Harry. La pelirroja dirigió su mirada hacia él, y notó como mantenía su mirada fija en la mano derecha de Hermione.

── Parece... ¿un trozo de papel? ── musitó Alessia con duda mientras veía con atención la mano de su amiga.

── Intenta sacárselo ── susurró Ron, corriendo su silla para ocultar a Alessia de la vista de la señora Pomfrey.

No fue una tarea fácil. La mano de Hermione apretaba con tal fuerza el papel que Alessia creía que al tirar se rompería. Mientras Ron lo cubría, ella tiraba y forcejeaba, pero no tenía éxito.

── Déjame intentarlo ── le susurró Harry.

El azabache tiró del papel con delicadeza. Esperaba que el trozo de papel no se rompiera, después de varios minutos de tensión, el papel salió.

Era una página arrancada de un libro muy viejo. Harry la alisó, y Alessia junto a Ron se acercaron para leerla también.


De las muchas bestias pavorosas y monstruos terribles que vagan por nuestra tierra, no hay ninguna más sorprendente ni más letal que el basilisco, conocido como el rey de las serpiente. Esta serpiente, que puede alcanzar un tamaño gigantesco y cuya vida dura varios siglos, nace de un huevo de gallina empollado por un sapo. Sus métodos de matar son de los más extraordinarios, pues además de sus colmillos mortalmente venenosos, el basilisco mata con la mirada, y todos cuantos fijaren su vista en el brillo de sus ojos han de sufrir instantánea muerte. Las arañas huyen del basilisco huye sólo del canto del gallo, que para él es mortal.


Y debajo de esto, había escrita una sola palabra, con una letra que Alessia reconoció como la de Hermione: «Cañerías.»

Fue como si alguien hubiera encendido la luz de repente en su cerebro.

── ¡Chicos! ── musitó Harry ──. ¡Esto es! Aquí esta la respuesta. El monstruo de la cámara es un basilisco, ¡una serpiente gigante! Por eso es que Alessia y yo hemos oído a veces esa voz por todo el colegio, y nadie más la ha oído: porque nosotros dos comprendemos la lengua pársel...

Alessia miró las camas que había en la habitación.

── El basilisco mata a la gente con la mirada ── murmuró ──. Pero no ha muerto nadie.

── ¡Porque ninguno de ellos lo miró directo a los ojos! ── dijo Harry. Sus ojos color esmeralda brillaban con intensidad ──. Colin lo vio a través de su cámara de fotos. El basilisco quemó toda la película que había dentro, pero a Colin sólo lo petrificó. Justin...

── ¡Justin debe de haber visto al basilisco a través de Nick Casi Decapitado! ── agregó Alessia ──. Nick lo vería perfectamente, pero no podía morir otra vez... Y a Hermione y la prefecta de Ravenclaw las hallaron con el espejo al lado.

── Hermione acababa de enterarse de que el monstruo era un basilisco ── continuó Harry, mirando a su amiga pelirroja ──. ¡Apostaría lo que sea a que ella le advirtió a la primera persona a la que encontró que mirara por un espejo antes de doblar las esquinas! Y entonces sacó el espejo y...

Ron se había quedado con la boca abierta.

── Esperen, esperen ── dijo Ron, haciendo un ademán con sus manos ──. ¿Y la Señora Norris?

Alessia trató de recordar. Chasqueó los dedos al hacerlo.

── El agua...── susurró ──, la inundación que venía de los aseos de Myrtle. Seguro que la Señora Norris sólo vio el reflejo.

Harry, con impaciencia, examinó la hoja que tenía en la mano. Cuanto más la miraba más sentido le hallaba.

── ¡El canto del gallo para él es mortal! ── leyó en voz alta ──. ¡Mató a los gallos de Hagrid! El heredero de Slytherin no quería que hubiera ninguno cuando se abriera la Cámara de los Secretos. ¡Las arañas huyen de él! ¡Todo encaja!

── Pero ¿cómo se mueve el basilisco por el castillo? ── dijo Ron ──. Una serpiente asquerosa... alguien tendría que verla...

Alessia, sin embargo, recordó la palabra que Hermione había garabateado al pie de la página.

── Las cañerías ── dijo ──. Ha estado usando las cañerías, chicos. ──Dirigió su mirada hacia el azabache ──. Y nosotros hemos oído esa voz dentro de las paredes.

De pronto, Ron los tomó a ambos del brazo.

── ¡La entrada de la Cámara de los Secretos! ── dijo con la voz quebrada ──. ¿Y si es uno de los aseos? ¿Y si estuviera en...?

──... los aseos de Myrtle la Llorona ── terminaron Alessia y Harry al unísono.

Durante un rato se quedaron inmóviles, embargados por la emoción, sin poder creérselo apenas.

── Esto quiere decir ── añadió Harry ── que Alessia y yo no somos los únicos que hablan pársel en el colegio. El heredero de Slytherin también l hace. De esa forma domina al basilisco.

── ¿Qué hacemos? ¿Vamos directamente a hablar con McGonagall?

── En ese caso tendremos que ir a la sala de profesores ── dijo Alessia, levantándose de un salto ──. Ella irá allí dentro de diez minutos, ya casi es el recreo.

Bajaron las escaleras corriendo. Como no querían que los volvieran a encontrar merodeando por otro pasillo, fueron directamente a la sala de profesores, que estaba desierta. Era una sala amplia con una gran mesa y muchas sillas alrededor. Harry, Ron y Alessia caminaron por ella, pero estaban demasiado nerviosos para sentarse.

Pero la campana que señalaba el comienzo del recreo no sonó. En su lugar se oyó la voz de la profesora McGonagall, amplificada por medios mágicos.

── Todos los alumnos volverán inmediatamente a los dormitorios de sus respectivas casas. Los profesores deben dirigirse a la sala de profesores. Les ruego que se den prisa.

Harry se dio la vuelta hacia ellos.

── ¿Otro ataque? ── musitó Alessia. Su cara se contrajo de preocupación ──. ¿Precisamente ahora?

── ¿Qué hacemos? ── dijo Ron, aterrorizado ──. ¿Regresamos al dormitorio?

── No ── dijo Harry, mirando alrededor. Había una especie de ropero a su izquierda, lleno de capas de profesores ──. Si nos escondemos aquí, podremos enterarnos de qué ha pasado. Luego les diremos lo que hemos averiguado.

Se ocultaron dentro del ropero. Oían el ruido de cientos de personas que pasaban por el corredor. La puerta de la sala de profesores se abrió de golpe. Por entre los pliegues de las capas, que olían a humedad, vieron a los profesores que iban entrando en la sala. Algunos parecían desconcertados, otros claramente preocupados. Al final llegó la profesora McGonagall.

── Ha sucedido ── dijo a la sala, que la escuchaba en silencio ──. Una alumna ha sido raptada por el monstruo. Se la ha llevado a la cámara.

El profesor Flitwick dejó escapar un grito. La profesora Sprout se tapó la boca con las manos. Snape agarró con fuerza el respaldo de una silla y preguntó:

── ¿Está usted segura?

── El heredero de Slytherin ── dijo la profesora McGonagall, que estaba pálida ── ha dejado un nuevo mensaje, debajo del primero: «Sus huesos reposarán en la cámara por siempre

El profesor Flitwick derramó unas cuantas lágrimas.

── ¿Quién ha sido? ── preguntó la señora Hooch, que se había sentado en una silla porque las rodillas no la sostenían ──. ¿Qué alumna?

── Ginny Weasley ── dijo la profesora McGonagall.

Ron se dejó caer en silencio.

── Tendremos que enviar a todos los estudiantes a casa mañana ── dijo la profesora McGonagall ──. Éste es el fin de Hogwarts. Dumbledore siempre dijo...

La puerta de la sala de profesores se abrió bruscamente. Por un momento, Alessia creyó que se trataba de Dumbledore. Pero era Lockhart, y llegaba sonriendo.

── Lo lamento... me quedé dormido... ¿Me he perdido de algo importante?

No parecía darse cuenta de que los demás profesores lo miraban con una expresión bastante cercana al odio. Snape dio un paso hacia delante.

── He aquí el hombre ── dijo ──. El hombre adecuado. El monstruo ha raptado a una chica, Lockhart. Se la ha llevado a la Cámara de los Secretos. Por fin ha llegado tu oportunidad.

Lockhar palideció.

── Así es, Gilderoy ── intervino la profesora Sprout ──. ¿No decías anoche que sabías dónde estaba la entrada a la Cámara de los Secretos?

── Yo... bueno, yo...── resopló Lockhart.

── Sí, ¿y no me dijiste que sabías con seguridad qué era lo que había dentro? ── añadió el profesor Flitwick.

── ¿Yo...? No recuerdo...

── Ciertamente, yo sí recuerdo que lamentabas no haber tenido una oportunidad de enfrentarte al monstruo antes de que arrestaran a Hagrid ── dijo Snape ──. ¿No decías que el asunto se había llevado mal, y que deberíamos haberlo dejado todo en tus manos desde el principio?

Lockhart miró los rostros pétreos de sus colegas.

── Yo... yo nunca realmente... Debieron de haberme interpretado mal...

── Lo dejaremos todo en tus manos, Gilderoy ── dijo la profesora McGonagall ──. Esta noche será una ocasión excelente para llevarlo a cabo. Nos aseguraremos de que nadie te moleste. Podrás enfrentarte al monstruo tú mismo. Por fin está en tus manos.

Lockhart miró en torno, desesperado, pero nadie acudió en su auxilio. Ya no resultaba tan atractivo. Le temblaba el labio, y en ausencia de su sonrisa radiante, parecía flojo y debilucho.

── Mu-muy bien ── dijo ──. Estaré en mi despacho, pre-preparándome.

Y salió de la sala.

── Bien ── dijo la profesora McGonagall, resoplando ──, eso nos lo quitará de delante. Los Jefes de las Casas deberían ir ahora a informar a los alumnos de lo ocurrido. Díganles que el expreso de Hogwarts los conducirá a sus hogares mañana a primera hora de la mañana. A los demás les ruego que se encarguen de asegurarse de que no haya ningún alumno fuera de los dormitorios.

Los profesores se levantaron y fueron saliendo de uno en uno.



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•ˏ'*ೃ *ૢ✧ ── CHRYSTHEMUMS. •

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