La chica nueva

By Trixmikaelson

4.9K 1.3K 2.2K

Tras 3 años yendo de casa en casa, Katrina se propone empezar una vida lejos de todo aquel que la conoce. En... More

Nota + Personajes
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Epílogo
Capítulo extra
NECESITO AYUDA

Capítulo 17

107 27 75
By Trixmikaelson

―Ya debo irme, D. ¿Continuamos mañana?

Como respuesta, él me acerca a él, o, más bien, me tira sobre su cuerpo. Llevábamos dos horas jugando a las 10 preguntas, sólo que, en la versión de Jason, eran unas 100. Si alguno de los dos decidía no responder a alguna pregunta, debería aceptar hacer algo que el otro propusiera.

Era buena idea, en realidad. Ahora sé que Mark no era el único hermano que Jason tenía. La pequeña Nina, de 5 años, era la última de los Wallace. Su padre se había casado con otra mujer y, poco después, nació la perdición de mi chico desastre. La madre de la criatura los abandonó tras el primer cumpleaños de Nina. Al parecer, sólo buscaba dinero, y el divorcio era demasiado goloso para ella. La custodia ni siquiera la peleó, y, para fortuna de la familia Wallace, quedó a cargo de Joseph Wallace.

Sobre su madre no quiso decir nada, y eso le llevará a acompañarme a su lugar preferido de la ciudad (o del mundo, lo dejo a su gusto). Yo tampoco quise hablar de mi padre, puede que por eso él se mostrara reacio a hablarme de su progenitora.

Con respecto al tema amoroso, él me habló de sus 2 ex novias y de Regina, la cual ha sido su crush desde hace 2 años. Tuvieron algo a la semana de conocerse, y, por lo que me ha contado, deduzco que Regina le tiene como plan B si se queda más sola que la una. De hecho, tras ponerle los puntos sobre las íes, le confesó que lo quería, y ha estado llamándolo toda la tarde. Estoy segura de que sólo lo hace para joderme a mí.

Yo, por mi parte, le hablé de Troy, que ha sido el único novio que he tenido. Omitiendo el mundo en el que se mueve él, por supuesto. Simplemente le dije que cometí un grave error una noche, y la cagué tanto que me fui, a pesar de que él estaba dispuesto a perdonarme. No puedo hablarle mal de Troy. Simplemente no puedo.

Me he negado a contestar tantas de sus preguntas que prácticamente estaré dos semanas empleando mi tiempo libre en hacer lo que él diga, y no sé si estoy preparada para conocer a su padre y su hermana (que es lo último que ha demandado).

―Podría acompañarte al trabajo ―sugiere impulsándose para quedar sobre mí―. Vamos, dime dónde es.

―Esa pregunta ya la has hecho, y es la razón por la que te acompañaré a esa fiesta en la playa. Así que, ahora, calladito, que ya se ha acabado el juego.

―Vale, pero mañana tendrás que contarme, al menos, la historia de tus tatuajes ―dice intercalando sus palabras con besos húmedos en mi cuello―, esos que tienes tan bien escondidos ―añade en un susurro sobre mi oreja.

―Si estuvieran bien escondidos no los habrías visto, liante.

―Oh, ¿no te lo he dicho? ―pregunta extrañado mientras eleva su rostro para conectar su mirada con la mía―. Llevo toda la semana memorizando cada rincón de tu cuerpo ―intercala sus palabras con rápidos besos sobre mis labios―, cada lunar ―me besa de nuevo―, cada tatuaje ―vuelve a besarme, justo a la vez que yo sonrío― y cada punto débil.

―¿Punto débil? ―pregunto sin entender.

―Exacto.

Comienza a hacerme cosquillas y estoy segura de que mis carcajadas se escuchan por todo el edificio. Intento alejarlo de mí, pero, tras un breve forcejeo, acabamos en el suelo, y, lejos de quejarnos por el golpe, nos miramos y nos reímos con muchas más ganas.

Cuando conseguimos calmarnos, gira su cuerpo en dirección al mío, y yo hago lo propio respecto al suyo, para, así, quedar frente a frente.

―Kat, ¿puedo pedirte un favor? ―pregunta mientras coloca un mechón de pelo tras mi oreja.

―Lo que quieras ―murmuro sin darme cuenta.

―Déjame entrar ―susurra.

***

―¡Cuatro chupitos de tequila!

Asiento y me dispongo a colocar los vasos en fila delante del grupo de chicas que espera impaciente.

El local está a tope, como ya viene siendo costumbre. He perdido la cuenta de la cantidad de bailes que me he echado con clientes y compañeros de trabajo. Franco y Sky son mis favoritos. Se mueven como bailarines profesionales, y se han empeñado en que yo haga lo mismo. Casi todas las mujeres de aquí vienen por ellos, estoy segura. Liam es alegre, pero más parado. Florence y Jessica, por su parte, están decididas a calentar al personal. No son pocos los hombres y las mujeres que les han pedido bailes privados e, incluso, citas fuera de aquí. Por una cantidad determinada de dinero, se dejan manosear un poco. No las juzgo, porque parecen pasárselo bien, y también conocen a los clientes a quienes se lo permiten. A otros, por conocerlos bien o no haberlos visto nunca, los rechazan amablemente.

―Tienes un admirador que no te quita los ojos de encima ―me informa Liam, que se ha acercado sin yo darme cuenta―. Es bastante guapo, si me permites la opinión.

Desvío mi mirada en la dirección que Liam me señala y me encuentro con unos ojos marrones conocidos. He reconocido, en las diferentes ocasiones que lo he visto, diversos tipos de miradas hacia mí: tensión, agradecimiento, dureza, enfado, rechazo, quizá asco e, incluso, amabilidad. Lo que nunca había detectado en ellos había sido lo que descubro ahora: deseo. El caso es que no estoy segura de que sea un deseo carnal. Mis instintos me dicen que quiere algo de mí, algo que, probablemente, puede beneficiarlo. Esto no tiene sentido, porque no sé que puede tener una chica como yo que necesite un niño rico de papá. El caso es que, de fondo, parece una mirada levemente malvada, y no puedo evitar conectar esa sensación que me transmite con la sala Éxtasis y lo que misteriosamente ocultan ahí.

―Se está acercando.

Unos segundos después, como advirtió Liam, tenía a William delante de mis narices, sólo separándonos la barra.

―Soy Olivia ―le digo rápidamente, esperando que no descubra nada de mi verdadera identidad ―, ¿desea tomar algo?

―Encantado, Olivia ―declara continuando mi mentira―. No he podido evitar observarla. ¿Sería tan amable de acompañarme durante un baile?

De reojo, veo a Liam encantado con la situación. Siempre le hace gracia que cualquiera de nosotras baile con clientes mientras él rechaza a todas las mujeres por "ser demasiado patoso y no querer estropear sus elegantes zapatos".

Pelota es su segundo apellido.

―Claro ―contesto―. Estaré encantada de acompañarlo.

Levanto àrte del lateral de la barra y salgo, desplazándome hacia donde él está.

―Tutéame, por favor.

Asiento, agradecida. No sé qué busca, pero estoy segura de que el baile será de todo menos aburrido.

Para mí desgracia, el siguiente baile es una bachata, y William no tarda en acercarme a él. Sorprendentemente, es un gran bailarín, o, por lo menos, domina este. Yo ya estoy acostumbrada a casi todo tipo de bailes, así que no me supone ningún problema.

―Eres una caja de sorpresas, Kat ―comenta, divertido, sin equivocarse en ningún paso.

―Aquí soy Olivia, no me obligues a hacer que te echen de aquí. Y te recuerdo que has firmado un acuerdo de confidencialidad, así que nada de esto puede salir de estas paredes.

Él asiente, disfrutando de nuestro diálogo.

―Sólo estoy sorprendido, Olivia, nada más ―continúa―. Parece que ahí arriba hay alguien muy a mi favor.

―¿A tu favor por qué? ¿Esperabas verme?

―No, no exactamente ―niega―, pero sí entré aquí con la esperanza de distraerme y encontrar una solución a mi problema ―justifica mirándome.

―Y ¿soy yo tu distracción o tu solución? ―pregunto con curiosidad.

―Con un poco de suerte, serás ambas, Olivia ―la canción termina y nos separamos, manteniendo, sin embargo, el contacto entre nuestras manos.

―¿En qué podría yo ayudarte?

―Hay una carrera el domingo ―comienza, poniéndose nervioso al mencionarla. Nervios que también me invaden a mí, pues no veo qué pinto yo en todo eso―, carrera que tengo que ganar sí o sí.

―Pues mucha suerte, Will. No sé qué otra cosa podría hacer por ti.

―Podrías correr en mi nombre ―suplica.

Ni de coña. Vamos, es que no entiendo ni que me lo esté pidiendo. Además, ¿cómo sabe que yo soy buena en eso? Quiero suponer que no lo sabe, pero no se la jugaría todo conmigo sin saberlo, ¿verdad?

―Yo no hago esas cosas.

―Por favor. Tiene que correr alguien por nosotros. Iba a hacerlo Carl, pero se ha enterado de quién corre en nombre de Zedd y se ha echado para atrás sin darme explicación alguna.

―¿Por qué yo? ¿Por qué no uno de tus amigos?

―El único amigo que tengo que sepa de carreras ilegales es Carl, y se ha negado.

―Mira, Will, lo siento mucho, pero no pretendo volver por ahí, debo alejarme del peligro.

William me mira derrotado, pero asiente y deja mi mano ir.

―No pasa nada, lo entiendo. Es estúpido de mi parte pedirte nada, siento haberte incomodado ―se disculpa sin mirarme.

―Tranquilo, no pasa nada.

―Espero poder ganar a ese tal Scorpion, Zedd se quedará con mi coche de no hacerlo, y mi padre me matará si eso pasa. ¿Sabes de alguien que pueda estar dispuesto?

Mi mente dejó de procesar sus palabras cuando escuchó el nombre de Scorpion. No podía correr nadie contra él sin conocerlo de antes. Era experto en destrozar a sus contrincantes durante la carrera. Era, de hecho, uno de los mayores hijos de puta que yo he conocido nunca. Sólo he visto a dos personas ganarle: a Troy y a mí. Y Zedd no me suena, pero sí conozco a un tal Zev, la mano derecha de Scorpion. Esos tipos no se andaban con cuentos, y ganar a Will podría arruinarle de maneras que él ni se imagina.

Yo puedo ganarle, pero sería estúpido de mi parte correr. Llamar a Troy, por otro lado, también sería asegurar la victoria de Will, pero no aceptaría correr por alguien que no conoce, y menos contra su colega.

¿Qué otra opción tengo? Will no parece ser consciente del peligro que conllevaría su derrota. Perder su coche sería lo mejor que podría pasarle, pero, desafortunadamente, no se quedaría ahí. No quiero que Scorpion le destroce la vida a más gente, no si yo puedo permitirlo.

―Está bien, correré por ti ―accedo para sorpresa de ambos―, pero nadie, repito, nadie, puede saberlo, ¿estamos? ―Me abraza en forma de agradecimiento, totalmente sorprendido―. Y necesitaré una peluca, lentillas de otro color y mucho maquillaje. Nadie puede reconocerme ahí, así que te dejo a cargo de todo.

Nos intercambiamos los números de teléfono para estar en contacto y él se va, agradeciéndome de nuevo.

Cuando vuelvo a la barra, Florence me alcanza por detrás muy alterada.

―¡Han apuñalado a Jessica! ¡Avisa a todos!

Medio en shock, aviso a Liam y a Franco, mientras que Sky y Florence van a por Polly. Gordon se está encargando de presionar la herida de Jess, que se encuentra fuera del local, cerca de la puerta.

Una vez enterados todos, salgo con Florence y Polly a verla mientras Sky llama a una ambulancia.

―¿Puedes identificarlo, Florence?

Ella asiente, muy disgustada. Acompaño a ambas al cuarto privado para revisar las cámaras de la entrada. Ninguna muestra el apuñalamiento, pero sí a quienes entran y salen. Tras unos minutos, Florence parece encontrar al culpable, y Polly hace zoom a la imagen para luego buscar entre las fichas de los clientes.

―No hace falta que busques su nombre, Polly, lo conozco ―interrumpo, ganándome la mirada sorprendida de ambas―. Su nombre es Francis Monner, pero nadie lo conoce con ese nombre.

Polly busca entre las fichas, yendo directa a la M de Monner. Cuando la encuentra, me la enseña.

―Alertaré a mi contacto en la policía. Gracias, Liv.

―No creo que dure mucho en la cárcel. A pesar de sus antecedentes, siempre logra evitarla.

―Oh, cariño, no pensamos mandarlo a la cárcel. Mi intención es devolverle el daño a lo grande.

―¿Vais a torturarlo?

―Podría decirse así, sí.

―No hace falta que hables con nadie.

―Son nuestras maneras, Liv. Accediste a ellas al firmar el contrato.

―No me has entendido, Polly ―aclaro―, no tienes que hablar con nadie porque sé dónde estará el domingo. Puedo dirigirlo a donde me digáis.

Polly me sonríe y me indica que me siente para hablar los detalles de lo que haremos.

Francis Monner era el nombre que él siempre utilizaba para hacer negocios fuera del mundo de las drogas. Era la identidad "limpia", por así decirlo.

Llevaba años jodiéndole la vida a la gente por puro placer, y esta vez había tocado a Jess, y eso no iba a permitirlo.

Su verdadera identidad, su verdadero ser, se mostraba bajo el nombre de Scorpion, y el domingo iba a conocer a la verdadera Katrina Lodge. 

El domingo sería la última vez que dañaría a nadie.

∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞

Sorry, la he liado un poquito. Tenía miedo de subirlo por vuestras reacciones jajaja, pero aquí está. 

Kat no es perfecta, se equivoca en sus decisiones. Creedme, a mí también me cabrea a veces. Ayer escribí algo de ella que me enfadó, pero no pude evitarlo.

Espero que lo disfrutéis!

PD: os he dejado fotito de mi querido Jason, pero sabéis que podéis imaginároslo como queráis. Besitos!!

Continue Reading

You'll Also Like

480K 57K 73
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...
97.7K 5.8K 18
LIBRO TRES DE LA SAGA ÁMAME. Summer ha estado enamorada de Nikolai desde que tiene memoria, ella siempre ha estado consciente de que nunca pasaría a...
91.7M 8.5M 65
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y paut...
64.8K 1.9K 50
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"