MY RAPTOR

By CenizasdeAlgodon

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Un estallido me aseguró que había apretado el gatillo y en un par de segundos mi cuerpo se encontraba de rodi... More

Prólogo
ADVERTENCIA
Capítulo 1 "Presentimiento"
My Raptor
Capítulo 2 "Propuesta"
Capítulo 3 "Extraño"
Capítulo 4 "Código Rojo"
Capítulo 6 "La Gran Noche"
Capítulo 7 "Mi Raptor"
Capítulo 8 "El"
Capítulo 9 "Aroma Melancólico"
Capítulo 10 "Tolerancia"
Capítulo 11 "Abismo"
Capítulo 12 "Advertencia"
Capítulo 13 "El Intento" Parte 1
Capítulo 14 "El Intento" Parte 2
Capítulo 15 "Consecuencias" Parte 1
Capítulo 16 "Consecuencias" Parte 2
Capítulo 17 "Despertar"
Capítulo 18 "Cicatrices"
Capítulo 19 "Coraje"
Capítulo 20 "Enfrentamiento"
Capítulo 21 "Locura"
Capítulo 22 "Desconcierto"
Capítulo 23 "Colapso"
Capítulo 24 "Rota"
Capítulo 25 "Casquillos De Bala" Parte 1
Capítulo 26 "Casquillos De Bala" Parte 2
Capítulo 27 "Inocencia Rota"
Capítulo 28 "Destrozada"
Capítulo 29 "Culpa"
Capítulo 30 "Una Promesa Vacía"
Capítulo 31 "Víbora"
Capítulo 32 "Amenaza"
Capítulo 33 "Ella"
Capítulo 34 "Temor"
Capítulo 35 "Desesperación"
Capítulo 36 "Un Disparo"
Capítulo 37 "Un Final"
"Epílogo"
AGRADECIMIENTOS
NOTA DE AUTORA
NOTA DE AUTORA

Capítulo 5 "Atados"

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By CenizasdeAlgodon

Miércoles,
2:59 pm

Atados

Los alumnos habían sido devueltos al interior del edificio, divididos en grupos con tres hombres de guardia para cada uno. El edificio se encontraba rodeado, las puertas de salidas cerradas, al igual que las entradas. Los profesores habían sido asesinados a sangre fria, al igual que el único guardia de seguridad.

Las chicas fueron puestas en un aula diferente, al igual que los hombres, ambos géneros divididos en grupos.

Hace un rato, habían enviado un vídeo con los cuerpos de los recién fallecidos, pidiendo dinero como parte del rescate. Las sirenas de las patrullas policiacas se escuchaban con todo el esplendor a las afueras.

Les habían atado las manos por detrás de la espalda a todos.

Entre medio de la trágica tragedia que estaban viviendo todos ellos, allí, en el aula de mujeres, en medio de todas ellas se encontraba una chica apartada, de tes blanca con pelo castaño. Con la vista fija en una de las ventanas que daban una vista al exterior donde las patrullas se habían estacionando y donde más hombres uniformados apuntaban hacia el edificio con recelo. Ella miraba por la ventana pero realmente no prestaba atención a lo que sus ojos veían, estaba pérdida en sus pensamientos. Desde que todo había empezado, no había derramado ni una sola lágrima. Se había asustado, eso no cabía duda pero había tomado la decisión de mantener la calma, alarmándose no conseguiría nada. Además de que ella pensaba que si se mostraba débil ante los ojos de esos hombres que la habían privado de su libertad y la apuntaban constantemente con un arma, significaría darles placer de verla asustada y muerta del miedo y ella no estaba dispuesta a satisfacer a nadie. Pero también estaba agradecida porque su mejor amiga no estuviera viviendo ese acontecimiento amargo y hubiera decidido ausentarse ese día.

Ella sabía, que ahí afuera, en medio de todos esos hombres uniformados con una placa en el pecho, había un hombre de cuarenta años dispuesto a sacarla de ese apuro y no permitiría que nada le pasara. Primero recibiría un balazo en la frente antes de dejar que alguien la tocara.

El coronel Reeves miraba con frialdad el edificio escolar donde su hija se encontraba secuestrada, dentro de el también estaba la hija de su compañero, el comandante Stevens. La noticia corrió como pólvora por las estaciones, un secuestro repentino en una de las escuelas de la ciudad. El sabia que esto no era algo fácil de lidiar, era algo delicado, vidas se encontraban en peligro, incluyendo la de su hija y la hija de su compañero. El vídeo había sido subido a una de las redes sociales más usadas, facebook. Millones de personas habían visto en tan solo segundos, las desgarradoras imágenes de los cuerpos de los profesores, junto con el de una estudiante a un no identificada.

De tan solo recordarlo, un escalofrío recorría su cuerpo de pies a cabeza. Esa podía haber sido su hija pero el sabia que no era así, su hija era inteligente y astuta, sabia que, no importaba lo que pasase ella siempre mantendría la calma hasta al final al igual que su esposa y el. Gracias a ello, el sabía que debía mantener la calma y pensar con inteligencia, si de verdad querría sacar de ahí a su hija con vida.

Uno de los oficiales a cargo de la situación lo llamo para comunicarle los siguientes movimientos estratégicos que estaban dispuestos hacer.

Un helicóptero de noticias sobrevolaba por el área, transmitiendo en vivo desde el aire la situación, haciendo que millones de personas se enteraran de lo que estaba ocurriendo.






















Dentro del edificio estaba surgiendo el infierno. Los pasillos estaban llenos de gritos, estaban abusando de dos chicas sin contemplaciones, golpeándolas en el rostro para que se callarán y amenazándolas para que se mantuvieran en silencio o sino les cortarían la garganta.

En el aula de las mujeres, las chicas se mantenían en el suelo por orden de los hombres armados. Lloraban en silencio entre ellas, intentando consolarse por la pesadilla que estaban viviendo en carne propia. Rogándole a Dios porque todo acabará pronto y pudieran salir con vida de esto, también pidiendo piedad por sus compañeras que se encontraban siendo abusadas sexualmente.

La chica apartada de las demás, se mantenía con los ojos cerrados, intentando bloquear los gritos de dolor y angustia de sus compañeras. Si los oficiales no actuaban con rapidez, ella podría correr el mismo camino que ellas y nadie podría evitarlo, ni siquiera ella misma.

Los minutos pasaban con más lentitud de lo usual, como si el tiempo quisiera alargar más su sufrimiento.

El hombre a cargo de la situación, negociaba con los oficiales para liberar los estudiantes rehenes pero no se le veía muy contento que se dijera. Al parecer ellos no habían entendido muy bien de lo que el era capaz de hacer. Así que, enojado por la incompetencia de ellos, se adentro en los pasillos de la escuela, primero parando en el aula de los hombres y tomando uno de los alumnos que tenía el rostro golpeado y sangraba por la nariz. Luego fue al de las mujeres y tomo una alumna que sollozaba a gritos que la dejaran en paz y que no le hicieran nada.

Los llevo hasta el patio principal donde los oficiales se encontraban, causando un gran escándalo por su aparición.

Sin contemplaciones los empujo, dejando que cayeran al suelo de rodillas y le arrebató a un arma a uno de sus hombres. Miro a los estudiantes que temblaban de miedo y lloraban con terror y sin más . . . disparo.

Los gritos de los espectadores que habían llegado al lugar, junto con el grito de las familias que habían llegado para saber que ocurría con sus hijos fue abrazador. No estaban muy cerca del lugar porque los oficiales no se lo permitían pero era suficiente para que pudieran apreciar como el los había matado sin medir palabra. Pero el grito de todas esas personas habían causado una enorme satisfacción en el interior de ese hombre sin alma.

Una vez satisfecho por las reacciones de todos ellos, se interno en el edificio.

"¿Viste lo que hizo ese tipo?"

"¡Los a matado por Dios!"

Mi hijo!"

"Esto parece una película de terror."

Murmullos como eso se hacían escuchar en las afueras.

Las alumnas se habían puesto más nerviosas, se habían llevado a otras de sus compañera y no la habían devuelto. No sabían si habían abusado de ella o peor aún, si la habían matado. Fuera lo que hubiera ocurrido en realidad, hacia que la atmósfera se volviera más pesada y agobiante.

La puerta se abrió abruptamente, sobresaltandolas.

Los cuerpos de las primera dos alumnas que se habían llevado, cayeron al suelo como un peso muerto.

Las demás alumnas las miraban con horror.

Les habían quitado el uniforme y les habían destrozado su ropa interior. Sus rostros estaban completamente hinchados por los golpes y por las lágrimas. De sus muslos caían gotas de sangre que provenían de su parte intima, tal vez las habían violado más de uno. Sus cuerpos se encontraban llenos de moretones con cortes de navajas como parte de sus torturas. Apenas tenían la fuerza necesaria para levantarse y cubrir sus cuerpos ultrajados. Los hombres que las habían traído las miraban con mofa mientras comentaban con orgullo y satisfacción como las habían hecho gritar de dolor y como habían sacado placer de ello y que muy pronto vendrían por más de ellas para satisfacer sus placeres más ocultos.

La castaña los miraba con odio y con repulsión, deseando en su mente que se murieran como ratas, eso no era un acto de un hombre era el acto de un bastardo infeliz. También miraba con lástima a sus compañeras, lamentaba que tuvieran que pasar por eso. En silencio suplicaba que su padre ya tuviera un plan para sacarla de ahí porque ya no estaba tan segura de si podría aguantar hasta el final esa pesadilla infernal. Ella ni quería imaginar que habían hecho con la otra alumna que se habían llevado y que parecía no tener regreso.

En el aula de los varones, los chicos estaban siendo torturados, algunos los golpeaban brutalmente hasta dejarlos inconscientes, a uno lo habían apuñalado por intentar defenderse y darles la cara. Los hombres les decían como iban a matarlos si no había rescate, o como los venderían en el negocio ilegal de trata de personas.

Una vez más en el aula de las mujeres, la castaña miraba con más recelo a uno de los hombres que las mantenían vigiladas. Lo había cachado mirando a una de sus compañeras con lujuria y ella sabia lo que pasaba por esa mente macabra y de tan solo pensarlo le daban nauseas y asco. Pero lo que más le molestaba era que a la alumna que miraba era una conocida suya, su familia había ido cientos de veces a su casa a cenar y era la hija de uno de los compañeros de su padre. Habían llegado a platicar un montón de veces pero jamás llegaron a ser grandes amigas, pero aún así le tenia afectó y cariño y la quería como una prima lejana. La chica de ojos azules lloraba y rezaba en silencio, al margen de la mirada lasciva que le daba ese hombre.

El excitado por ello se acerco a ella sin ningún disimulo. Ignorando como la chica intentaba apartase de el lo más posible. La tomo de las piernas descubiertas y las separo con violencia, acomodándose entre ellas, golpeándola para que dejara de gritar y llorar.

Sus demás compañeras cerraban los ojos, negándose a ver lo que estaba apuntó de pasar enfrente de ellas.

La castaña miraba con odio la escena, viendo como su media amiga lloraba y se movía negándose al contacto asqueroso de ese hombre.

Los ojos azules de la muchacha conectaron con los suyos, ahogados en lágrimas, suplicándole a través de ellos que la ayudara.

La castaña aparto la vista, cerrando los ojos con fuerza, negándose a mirarla. No podía soportar esa mirada llena de dolor, de agonía, de suplica, de ayuda.

Cuando escuchó un grito por parte de ella abrió los ojos de golpe y sin pensarlo dos veces se lanzo sobre ese hombre que intentaba violar a su compañera, apartandolo de ella. Comenzó a patearlo, ya que tenia las manos atadas.

—¡Maldito asqueroso!—escupio con rabia sin dejar de patearlo—¡No te atrevas a tocarla!

Los compañeros del hombre, al notar la situación se acercaron a ella apresuradamente, la tomaron del cabello y le propinaron una cachetada que la hizo caer al suelo y que un poco de sangre cayera de su nariz.

Los ojos azules de su compañera volvieron a mirarla, con lágrimas saliendo de ellos pero con un notable agradecimiento palpable.

El hombre se levanto enojado del suelo, limpiándose la boca de la cual escupía sangre, manchando el suelo con ella. Le dijo a sus compañeros que la tomaran y así lo hicieron. Cada uno al lado de ella.

Miro con odio a la castaña la cual tenia un par de dedos marcados en su mejilla derecha y sin medir palabra comenzó a golpearla en el estómago como todo un cobarde.

Ella aguantaba los gemidos de dolor que querían salir de su boca, no le daría la satisfacción a ese cabrón de ver la  dolorida y sufriendo, primero muerta antes que eso. Pero lo que más importaba en eso momentos era que había podido evitar que violaran a su compañera, porque ella jamás se hubiera perdonado que le hubieran hecho daño y no haber hecho algo para evitarlo.

El hombre cansado de no verla sufrir les dijo a sus compañeros que la llevaran al patio trasero junto con la de ojos azules.

Ella se dejó llevar sin resistencia alguna, tratando de ignorar los punzantes dolores que provenían de su estomago. Pudo escuchar como su compañera gritaba diciendo que la dejaran en paz y que no les hicieran nada a ambas.

Al llegar al patio trasero el hombre le contó a su jefe lo que había ocurrido y que por ello merecían la muerte.

La de ojos azules se mantuvo de pie, temblando como una hoja, mientras que la castaña mantenía la vista fija en el suelo, dejándose caer de rodillas por el dolor que sentía, manchandolas de sangre, ya que se encontraban al lado de los cuerpos de sus profesores.

El jefe, se acercó a ellas con pasos decididos he imponentes. Mirando a la chica de ojos azules que se mantenía de pie, suplicando que no les hicieran nada, mientras que la otra se encontraba de rodillas con la vista en el suelo, sin ninguna expresión en el rostro.

Eso inexplicablemente le llamo la atención, ella no se veía alterada por la situación, no habían rastros de lágrimas en su rostro, ni sufrimiento ni temor en sus ojos. Ni siquiera suplicaba o pedía piedad por su vida como lo hacia la otra. Ella simplemente se mantenía ahí, en el suelo, mirando los cuerpos muertos sin decir nada, sin derramar una lágrima. Y por lo que le había contado su hombre, ella había tenido las agallas de ayudar a su amiga sin importarle las consecuencias. Eso era algo que hacia mucho tiempo no veía, pura valentía.

La castaña miraba al suelo pérdida en sus pensamientos, aceptando su final. Aceptaría su muerte, ya no había nada que hacer y lo mejor era asimilar lo que estaba apunto de ocurrir. De lo único que se lamentaba era de no haberse despedido de sus padres por último vez con un abrazo y un beso, lo demás, lo demás ya no tenia importancia en esos momentos. Había hecho lo correcto, había impedido una violación y se sentía orgullosa de ello, sus padres también lo hubieran estado, sobretodo su padre, el coronel Reeves, ella lo sabia.

El les dijo a sus hombres que la levantaran y así lo hicieron.

Un hombre con el rostro cubierto por una franela se situó enfrente de ella, examinándola de pies a cabeza. La tomo del rostro, para mirarla con más detenimiento y saber que tenia de especial. Pero esta asqueada de su tacto aparto su rostro con brusquedad, mirándolo con odio y asco, algo que causo una sonrisa detrás de esa franela.

Era hermosa, ignorando la sangre que corría por su rostro y la marca de los golpes. Podía hacer miles de cosas con ella, podía venderla al igual que podía quedarse con ella como su mujer personal pero el sabia que ganaba más vendiéndola que quedándose con ella. Además de que tenia un negocio pendiente y podría usarla como beneficio en ello.

Era condenadamente hermosa y tenia carácter, eso le sacaría beneficios pero lastimosamente su compañera no correría con la misma suerte que ella.

Así que una vez tomada la decisión le hizo una señal a uno de sus hombres hacia la chica de ojos azules.

El tiro resonó por todo el patio trasero con el casi silencioso sonido de un cuerpo muerto cayendo contra el suelo.

La castaña miro con los ojos abiertos como su compañera y hija de uno de los compañeros de su padre caía al suelo con los ojos abiertos. Comenzó a forcejear con los hombres que la aguantaban mientras gritaba su nombre con desespero, pero sin ninguna lágrima en su rostro. Esos ojos azules la miraban fijamente desde el suelo, sin ningún brillo en ellos, sin vida.

Aparto la mirada rápidamente, sabiendo que jamás podría olvidarse de esos ojos azules vacíos.

Miro con odio al hombre de la franela y le escupió en el rostro.

Los hombres alterados por su comportamiento, le propinaron otro golpe en el rostro, haciendo caer de rodillas al suelo una vez más. Apuntándole al rostro con sus armas.

Los ojos oscuros del hombre que se encontraba detrás de esa franela la miraban fijamente desde su altura.

Poniéndose en cuclillas enfrente de ella, no dejo de mirarla. Admirando su comportamiento inmune a las lágrimas y al sufrimiento, pero sobretodo admirando su belleza y fortaleza. Otra persona ya estaría llorando desconsoladamente pero ella no, ella se negaba a dejarse ver débil ante ellos y eso le gustaba. Era una fieresilla a la cual le hubiese encarando dominar pero que más adelante otro lo haría por el.

Sonriendo a través de la franela, ignorando la humedad de la saliva de la chica en su rostro dijo lo siguiente en ruso, importándole muy poco si ella lograba entenderlo o no.

—"Adiós muñeca"le dijo con mofa—"Que tengas un buen viaje".

Haciendo otra señal, la golpearon por detrás de la cabeza, dejándola inconsciente para luego cubrir su rostro con una bolsa negra y llevarla a una camioneta, donde un par de alumnas de otro grupo estaban en las mismas condiciones que ella y tenían el mismo destino.

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