Ha pasado una semana y unos días desde aquel Domingo, Connie y yo seguimos viéndonos, continuando con el plan. Pero todo esto es tan extraño. Es decir, en más de una semana, nos hemos estado conociendo mejor pero siento que todo esto evoluciona como amigos. Entre más la conozco, siento que es más como una amiga pero sí debo de decir que ella es linda, muy linda. A veces me perdía en su belleza, y cuando ella me notaba viéndola, me ponía demasiado nervioso y tímido.
Ahora es Miércoles por la noche, ella estaba en mi departamento comiendo pizza y bebiendo vino conmigo mientras vemos una película.
—No entiendo, si sabe que es un sótano sospechoso, ¿para qué entra? —dijo mientras veíamos cómo la protagonista de la película es atrapada por el terrorífico fantasma.
—Si la chica no entrase, quizás nunca hubiera un final en la película —bebí de mi copa de vino.
—Cierto —me miró, soltando después una leve risa.
Cuando aparecieron los créditos de la película, me di cuenta en la hora de mi celular que apenas eran las 9 de la noche.
—Esa película no dio miedo.
—¿Quieres ver otra? —sugerí.
—Sí, suena bien —se acomodó en el sofá— Pero no de terror, ¿quizás una de comedia?
—Sí, igual me quiero reír un poco —sonreí mientras miraba en el catálogo.
—Por favor, que salga Paul Rudd —rogó.
—¿Paul Rudd? ¿el actor estadounidense? —la miré con diversión.
—Es lindo y sexy, y me encantan sus papeles. Así que sí —me sonrió y yo busqué el nombre del actor.
—¿Sexy? ¿Qué no tiene como más de 50 años? —alcé una ceja.
—Bueno, hay hombres mayores que son muy ardientes —comenzó a reír— Y Paul es el claro ejemplo de que los hay.
—Vaya...—arrugué mi frente— Creo que estoy celoso de un hombre de más de 50 años —Connie volvió a reír— No entiendo la debilidad de las chicas por hombres mayores —miré su sonrisa divertida y no pude evitar sonreírle de vuelta.
¿Ven lo que digo? Connie y yo parecemos más amigos que cualquier otra cosa. Y es lindo pensar que estamos creando una amistad, pero no me estoy enamorando de ella.
Cuando la película terminó, Connie me ayudó a limpiar la sala. Una vez que terminamos de dejar todo en orden, nos volvimos a sentar en el sofá.
—Fue una noche agradable —me miró, yo asentí de acuerdo— Pero no te estoy enamorando, ¿cierto?
No supe qué decirle.
—En esta semana y media, creo que solo estamos creando una amistad —dijo lo mismo que yo pensaba hace un momento.
—Sí, eso parece —sonreí un poco y ella bufó molesta consigo misma.
—Perdón, pero es difícil —mostró una sonrisa algo cansada— Hemos salido y hablado. Nos besamos y nos tomamos de la mano. Y nada de eso está funcionando. Y sé que apenas es una semana y unos tantos días, pero solo nos estamos haciendo amigos. Creo que yo soy el problema.
—No es así, Connie. Lo que pasa es que apenas va una semana y media, ¿es muy pronto, no? —tomé su mano y ella miró ese acto.
—O quizás es...—soltó un suspiro—, tal vez es porque parecemos novios de "manita sudada" —miró mis ojos.
¿A qué se refiere con eso? Ella se rió al notar mi expresión en el rostro llena de confusión.
—Tú sabes, como novios de primaria. Como cuando tienes a tu primera pareja de niño y lo único que haces es darle besitos y tomarle de la mano —terminó diciendo.
—Oh sí, así fue mi primera novia —reí al recordar esos momentos. De niño me sonrojaba cuando tomaba su mano.
—Tal vez te incomode con lo que voy a decir pero...—aclaró su garganta— Pienso que se crea otro tipo de lazo cuando empiezas a involucrarte con otra persona sexualmente. Es como otro tipo de unión, ahí se crean sentimientos.
Me quedé callado. Pero lo que decía es verdad, uno se enamora fácilmente cuando existen otros lazos más íntimos.
—Lo sé, es algo raro pero creo funcionará —soltó mi mano.
—No es raro, tienes razón —dije y noté que se sorprendió.
Hubo un silencio incómodo.
—¿Entonces... eso pasará? —soltó una risa nerviosa.
—Sí, me parece una buena idea —murmuré, igual de tímido.
—¿Cómo? ¿entonces ahora? —alzó una ceja.
—Quizás deberíamos intentar.
—Bueno —se acercó más a mí.
Nos fundimos en un beso, al principio bastante inocente. Estas situaciones no se dan como en las películas, donde muestran que siempre hay mucha pasión, a veces puede ser incómodo. Cuando sus brazos enrollaron mi cuello, eso me dio más accesibilidad para unirme más a ella y profundizar nuestro beso.
—Espera —dijo al separarse— Creo que deberíamos aclarar algo. Y creo que es lo más obvio.
—No nos podemos acostar con otras personas durante este plan. Supongo que deberíamos ser exclusivos, ¿cierto? —miré sus ojos y ella asintió.
—Sí, exacto. No acostarse con alguien más, si no lo hacemos, los sentimientos entre ambos surgirán mejor —sonrió.
—Bien, seré fiel a ti. Puede besar al falso novio —bromeé un poco y ella comenzó a reír.
Volvió a besarme, sus manos comenzaron a bajar por mi espalda. Me separé de sus labios, solo un poco para recostarla en mi sofá y subirme arriba de ella. Ahora sí el ambiente se sentía diferente. Miré su rostro, sus labios estaban comenzando a hacerse rojizos.
—¿Deberíamos decirnos cosas? —murmuré.
—¿Qué? —sonrió levemente— ¿Te refieres a palabras sucias?
—No, me refería cosas como... "te ves hermosa" o...
—Creo que deberíamos dejarlo para después, no queremos que la primera vez entre nosotros sea raro o forzado —interrumpió y yo asentí riendo.
—Sí, mejor me callo. Supongo que estoy nervioso...—reí con bastantes nervios— Me siento como si volviera a tener mi primera vez.
Ella rió, yo igual no pude evitar hacerlo.
Mientras dejaba besos en su cuello, comencé a desabrochar su pantalón color café. La miré y ella me ayudó un poco a quitárselo, noté cómo cerró sus ojos cuando quedó descubierta y quedó en bragas. Una de sus piernas la enrolló en mi cintura. Yo me quité mi sudadera, algo desesperado. Dejé de mirar su rostro, para continuar con su blusa de tirantes de tejido y quitársela. ¿No estaba usando sostén? Santa mierda, me va a dar algo.
—¿Tienes el preservativo? —murmuró en mi oído, yo volví a la realidad.
—Sí, creo que está en mi habitación —me separé.
Por la mañana siguiente, mientras desayunaba, no pude evitar acordarme de los sucesos de anoche. Miré hacia el sofá, y una pequeña sonrisa apareció en mis labios. Tengo que confesar que quizás fue un poco raro, pero no quiere decir que no fue placentero. No fue la gran pasión, pero se sintió bien. No hablamos durante el acto, solo el sonido de nuestros jadeos salían de nuestras bocas. Vuelvo a repetir que fue una noche rara, pero no estuvo para nada mal.
Visité a Niall en su hogar, era temprano y todavía no trabajaba, así que aproveché para verlo.
—Y Ben estuvo ahí jodiendo como siempre —terminé de platicarle lo del Domingo pasado.
—Amigo, él siempre lo ha sido —bebió de su zumo de naranja— Oye, te noto diferente.
Yo dejé de mirar mi celular.
—¿Perdón? —lo miré.
—Sí, te noto diferente Harry.
—¿Diferente cómo? —alcé una ceja.
—Sí, hoy llegaste algo sonriente y hoy pareces estar en las nubes —se burló.
—Nada serio, Niall —le sonreí algo forzado.
¿Diferente? No me siento diferente.
—¿Tiene algo que ver con tu trabajo o es quizás... Connie? —preguntó con cuidado.
—¿Qué? —reí, ¿cómo podía ser por eso?— No es nada —lamí mis labios.
—Lamiste tus labios, estás mintiendo —comenzó a reír.
No sabía de esa manía mía. Pero siendo honesto, no sé por qué dice que me veo distinto. No creo que sea así.
—Te lo juro, no es nada —encogí mis hombros.
Niall no volvió a insistir y me alegra que lo haya hecho. Amo a Niall y es mi mejor amigo de toda la vida, pero no iré a contarle corriendo que me acosté con Connie para decirle los detalles. Muchos hombres lo hacen y no es agradable esas actitudes.
Volviendo a mi departamento, fui a mi pequeña oficina para escribir pero seguía sin poder plasmar algo. Cuando salí de ahí, pasé por la sala. Es imposible no recordar lo de anoche si aún podía oler su dulce aroma.
Recordé que podría invitarla a comer algo. Llamé a su número, pero tardó en contestar. Oí que tomó la llamada, escuché algo de ruido, y luego me colgó.