Los entrenamientos eran difíciles, teniendo en cuenta los de Finnick. Despertaba a las 8 de la mañana, desayunaba, tomaba una ducha y a las 10 en punto llegaba al entrenamiento y así hasta las 6, contando los 30 minutos que nos dan de descanso para comer. A las 11 llego a la sala de entrenamiento y me encuentro con Finnick para empezar a entrena hasta la 1 de la mañana. Tengo un atareado horario, Finnick dice que seré el ganador de los juegos, pero no estoy tan seguro de ello.
Hoy era el día de la sesión privada, no estaba seguro que hacer, Finnick me dio instrucciones de usar el hacha, irme por lo seguro. Eso es lo que hare. Miraba el techo pensando en mi familia como cada día desde que llegue al capitolio. Parecía una eternidad y solo pasaron 4 días desde que me fui de mi hogar. ¿Qué pensaran mis papas? ¿Mis hermanos? ¿Estarán emocionados de que recibiera demasiada atención por parte del poblado del capitolio en la ceremonia inaugural? ¿O se habrán asustado por la atención?
Deje de pensar en ello y finalmente me pare de mi cama. Solo dos días mas y estaré en la arena, solo dos días para mi muerte, si te repites esas palabras todos los días dejan de tomar valor. Camino por el largo pasillo, sigo sin comprender para que necesitan tanto espacio, llego al comedor encontrándome con mucha comida que ni Bryana y yo, que vivimos en uno de los distritos mas pobres, podríamos comer, nuestro estomago no lo resistiría.
Me senté en una de las 12 sillas ignorando a Blight, desde aquella pelea el primer día de entrenamiento, ninguno de los dos nos hemos dirigido la palabra y pensaba que era mejor así, aun que aun lo necesitaba para buscarme patrocinadores. Comí con tranquilidad, aun faltaban 30 minutos para dirigirme hacia la sala de entrenamiento y esperar 14 turnos antes de finalmente poder entrar yo. Bryana llega junto a Zenda la cual se encontraba emocionada por que ya casi empezaran los juegos.
Al terminar de comer, me dirigí junto a Bryana al elevador encontrándome con los del doce, Abott y Wendy, eran mas hueso que piel, me pregunto si si comieron bien o simplemente aceptaron su muerte pronta. Los cuatro salimos del elevador en silencio encontrándonos con la mayoría de los tributos sentados esperando a que sea la hora de comienzo.
Pasaron casi todos los que iban primero que nosotros, Bryana y yo intentábamos hablar lo mas bajo que pudiéramos para no abrumar a los demás jugadores, de cierto modo me tranquilizaba hablar con ella. La tributa del 6, Quiber, sale con cara de pocos amigos de la sala de entrenamiento, unos segundos después, me llaman, le despeino el pelo a Bryana y hasta ríe bajito y me paro de mi asiento dirigiéndome a la entrada la cual se abre al ponerme frente a esta. Analizo el lugar y veo unos cuantos cuchillos clavados en la pared, algunas flechas tiradas en el suelo y una espada mal puesta en su lugar.
Me dirijo con tranquilidad a la parte de hachas y tomo dos, una de tamaño normal y otra un poco mas pequeña, analizo el filo con la mirada, una te puede cortar la cabeza y la otra te puede herir de gravedad. Camino hacia la sala de simulación y la configuro para lucha cuerpo a cuerpo. Mire discretamente hacía los vigilantes, ninguno parecía importarle lo que hacía, Finnick me dijo que hiciera como si no me interesara, que siguiera con lo mío. Solté un gran suspiro y me coloque en el medio de la tabla de simulación.
El lugar se atenúo un poco, y ya no era mas una sala de entrenamiento, era como si estuviera en un bosque, unos segundos después no paso nada hasta que siento movimiento a mi lado derecho, mi hinco justo a tiempo, un holograma estaba a punto de atacarme, saco el hacha pequeña y le rasgo la pierna al holograma haciéndolo desaparecer. El movimiento continua detrás de mi, logro girar a la izquierda, a lado de mi cabeza estaba una espada, tomo el hacha grande y parto a la mitad al holograma. Me paro del lugar y no siento a nadie mas, pero sabía que aun no terminaba la simulación, siento el ruido de unas hojas moviéndose, giro la hacha mas grande en mi mano izquierda y la aviento justo en el árbol a mi lado izquierdo haciendo caer un holograma el cual tenia un arco.
La simulación termina y puedo notar como el hacha quedo encajada en la pared de la sala, río bajito y volteo a ver a los vigilantes los cuales me miraban fascinados, me dieron permiso para irme y eso hice. Al salir me encuentro con Bryana apunto de entrar, le susurre un pequeño <<Suerte>> y me retire a el piso asignado para los tributos del 7
Zenda, Ashanti, Bryana y yo nos encontrábamos en la gran sala de el apartamento esperando a que pasaran los resultados, Zenda y Ashanti hablaban sobre lo que usaremos para la entrevista de mañana antes de irnos a los juegos. La voz de Caesar Flickerman resonó por toda la habitación trayéndome de vuelta a la realidad después de quedarme pensando en lo que hare en la noche a la hora de ver a Finnick.
Ignore por completo los puntajes de los primeros tributos, pero al menos pude ver que Daya saco 9 de puntuación. Escuche mi nombre y un 10 a lado de mi nombre, suelto un suspiro aliviado, luego aparece el nombre de Bryana con un 7 a mi lado.
—Nada mal pequeña—Digo orgulloso viendo a la pequeña rubia con una sonrisa.
—Tu fuiste el mejor—Sonríe y me da un abrazo el cual le devuelvo.
Zenda suelta un chillido emocionada y sin contenerse nos abraza a ambos, cuando se separa de nosotros, su peluca estaba un poco descolocada así que se la acomode soltando una pequeña risa, necesitaba reírme un poco.
Llegue a la sala de entrenamiento a la hora de siempre pero Finnick no llegaba aun, siento que si era una mala idea venir esta noche, aun mas cerca de que los juegos empiecen. Me espere unos minutos dando vueltas en círculos y justo cuando decidí irme a dormir, choco con el cuerpo de alguien mucho mas alto que yo, noto el rostro serió de Finnick para luego sonreír ligeramente.
—La primera vez que te vi choque contigo y probablemente la ultima vez que te vea, igual choco contigo, me alegra que mantengamos la costumbre—Dice con su típica sonrisa burlona. Bajo el rostro ocultando una sonrisa para luego verlo serió.
—¿Hoy que haremos?—Pregunto finalmente.
—Acompáñame—Sonríe empezando a caminar hacia el elevador, lo sigo por detrás. Los dos dentro del elevador fue algo incomodo al menos de mi parte, nunca había estado tan silencioso hasta ese día, Finnick era de hablar demasiado. Siempre me ponía nervioso la cercanía de Finnick a la hora de entrenar, estoy bastante seguro que el chico no sabe lo que es el espacio personal.
El elevador para en lo mas alto de la torre, el mayor baja conmigo siguiéndolo por detrás intentando no caerme por la oscuridad, subimos un par de escaleras y Finnick abrió una puerta. Llegamos al tejado que era lo más hermoso que había visto en mi vida, en una esquina había un jardín bien cuidado y un par de sillones.
—Lo descubrí en mi segundo año como mentor, es lindo ¿No?—Pregunta Finnick.
—Lo es...si—Sonrió viendo la vista. Luces que parecen estrellas, en definitiva estábamos en una de las torres mas altas del capitolio—¿Por que estamos aquí?
—Hoy no entrenaremos, solo hablaremos, te voy a decir como te comportaras en la entrevista mañana, serás el centro de atención, no es normal que uno del 7 saque una calificación tan alta—Dice y yo asiento dirigiendo toda mi atención a el cubriéndome los brazos con mis manos, aquella noche era bastante fría—Te comportaras encantador y misterioso, mostrando un gran afecto por Bryana, a las mujeres les gustan los hombres que son buenos con los niños.
Asiento viéndolo por primera vez a los ojos, aun bajo la poca luz, se podían ver sus ojos color verde mar, podía ver que seguía hablando pero no podía escuchar nada, me preguntaba por que me ayudaba, ¿Por que a mi? Sus tributos eran fuertes, yo solo soy una carga más para el.
—¿Todo bien?—Pregunta Finnick notando mi mirada perdida en el. Agito la cabeza volviendo a la realidad.
—Si...solamente...eres demasiado lindo—Digo sin querer arrepintiéndome al instante por lo que dije agradeciendo que en la oscuridad probablemente no se note mi sonrojo. Finnick suelta una pequeña risa bajando la mirada para luego parar en mi rostro.
—Gracias, no es algo que me ponga muy feliz—Dice de repente.
—¿Ser lindo?—Pregunto confundido.
—Cuando ganes lo entenderás, pero te prometo una cosa, no dejare que te hagan lo mismo que a mi—Dice lo ultimo en susurro acercándose a mi.
—No entiendo...¿A que te refieres?—Frunzo el ceño viéndolo a los ojos, la intriga hacía que no notara la poca distancia entre nosotros.
—Eres hermoso...el hombre mas hermoso que he visto en mi vida—Dice quitando un pelo de mi rostro—Y esa es tu maldición cuando ganes, pero te prometo que no dejare que te hagan lo mismo que a mi—Dice tan bajo que apenas y era audible.
—¿De eso querías hablar?—Pregunto finalmente guardándome las miles de preguntas que tenía.
—También quería hacer esto—Dice tomando mi rostro analizándome por un segundo, se por donde va esto, mis compañeros de la escuela, los que tienen novia, ven de la misma manera a sus novias. Sin pensarlo más, Finnick me besa, primero, me quede algo confundido, nunca antes había besado a alguien, mucho menos a un chico. Le seguí el beso torpemente, se sentía bien de cierto modo. Pero ¿Qué significado tiene esto? Sabía que las mujeres no era algo que me atrajeran mucho, pues, normalmente las ignoraba cuando intentaban acercarse a mi, me incomodaba el simple hecho de que ellas quieran algo conmigo.
Como aquella vez que mi papá me había buscado una novia con la cual casarme, fue la cena mas incomoda de mi vida, jamás volví a ver a aquella chica. Finnick se separa y yo me quedo medio atontado analizando lo que acababa de suceder.
—¿Que fue eso?—Pregunto confundido.
—Nunca había conocido a nadie como tu, no dejare que mueras—Dice Finnick tomando mi mano, siento un pequeño cosquilleo, nadie había sido tan afectuoso conmigo antes—Tienes que ganar esos juegos.
—Lo hare—Digo algo confundido pero al ver el rostro de terror de Finnick, me decido a aceptarlo—Pero si Bryana y yo quedamos juntos al ultimo, hare lo que sea para que ella gane.
Finnick traga duro y me dio un ultimo beso el cual lo recibo con gusto, espero no sea la ultima vez que lo vea—Nos vemos en unas cuantas semanas—Sonríe melancólico para luego salir del tejado. Al confirmar que se retiro completamente, suelto un suspiro que no sabía que tenia retenido.
¿Qué mierda acaba de suceder?