-Hola, preciosa. No quería despertarte.- dijo con una sonrisa.- Pero veo que fallé.
¿Qué?
¿Qué?
¿Qué?
Eso era todo lo que mi cerebro decía.
Ross logró meter a la chica a la casa y fue allí cuando me dí cuenta de que estaba ebria.
-Oh Dios.- dije.
Si Ross había hecho algo con ella...
-Solo ha bedido demás...
-¡Hola!-dijo de pronto la chica. Sonreía como una total ebria. Me parecería bonita, si no estuviera ebria o si no tuviera el maquillaje corrido.
Miré a Ross esperando respuestas.
Yo estaba molesta, pero no quería que él lo supiera aún.
-Es la hermana de Tyler.- explicó Ross luchando por mantenerla de pie.- Ella y Tyler se están quedando acá por unos días. Y pues...Tyler se fue con una chica y dejó a Jordan sola y ebria.
Levanté una ceja sabiendo por donde iba esto.
-Y la conosco desde la escuela, no podía dejarla allí.
Dios.
Me relajé porque Ross no la había traido para follarsela.
Bien, eso era progreso.
Jordan casi cae al suelo y Ross la volvió a sujetar.
-Hablé con Tyler el camino, y dijo que él pasaría la noche con la chica. Así que me pidió que cuide de Jordan por esta noche.
Mis ojos se pusieron como platos, y levante los brazos para darle más drama a todo esto.
¿Ella iba a quedarse a dormir?
¡Oh, claro que no!
La cabeza de Jordan no dejaba de dar vueltas, sí que estaba ebria.
Me dió algo de pena.
-Solo se quedará una noche.
Jordan levantó la cabeza y miró a Ross.
-¿Puedo quedarme una noche contigo?- le susurró demasiado cerca al rostro.
Bueno, ya no me daba pena.
Por suerte Ross apartó la cara.
Jordan pasó sus brazos por el cuello de MI marido y pegó su pecho al de él.
Me soprendía que sus tetas aún no hayan salido volando del pequeño vestido que traía puesto.
Jordan puso los labios en el cuello de Ross.
-Ok, Jordan, a dormir.- le dijo él apartándola justo antes de que yo me lanze sobre ella y le aranque los pelos.
Jordan apenas podía mantense de pie, primero porque estaba usando tacones más alto que un rascacielo, y segundo porque estaba completamente ebria.
Me encontré a mi misma deseando nunca encontrarme en su situación.
-¿Tienes una ducha?- Jordan arrastró las palabras.
-Claro.- respondió Ross.- ¿Necesitas usarla?
-Solo si vienes conmigo.
Puse los ojos en blanco y me aparté para que pasaran a las habitaciones.
Cuando iban a voltear Ross soltó a Jordan y si yo no hubiera estado allí ella se hubiera roto la cabeza contra la pared.
-Gracias.- dijo Ross, y volvió a sostenerla.
Los acompañé hasta el interior de la habitación para asegurarme de que Jordan llegara con vida (si claro, era por eso) y luego la ayudé a acomodar la cama.
Jordan se bajó la cremallera del vestido, entonces yo rápidamente tiré del brazo de Ross y lo saqué de la habitación.
-Te traeré hielo en un segundo.- le gritó antes de cerrar la puerta.
-¿Hielo?- le pregunté.
Ross frunció los labios.
-Ella se golpeó muy fuerte en la entrada.
-Oí un fuerte golpe en la puerta.
-Sí...esa fue su cabeza.
Se me inflaron los cachetes por contener la risa.
Lo disimulé tosiendo.
No debería hacerme gracia que una pobre chica se había golpeado hasta el alma contra la puerta.
No debería.
No debería...
Oculté mi sonrisa.
Ross me miró con curiosidad.
-Veo que te cae bien.
Lo empuje y puse los ojos en blanco.
-De maravilla.- dejé de sonreír.- ¿Porqué la trajiste?
Me fuí hasta la cocina para beber un poco de agua.
Ross me siguió.
-Ya te dije, la encontré allí y Tyler la había dejado.
No insistí con lo demás porque Ross ya me lo había dicho.
Así que fuí a lo que más me intrigaba.
-¿No hicieron nada, cierto?
Necesitaba que me lo confirmara.
Ross me examinó el rostro y luego negó con la cabeza.
-Ignoraré el dolor que siento en el corazón al darme cuenta de que no confías en mí.- dijo volviendo a la habitación.
-No es que no confie.- respondí.- Ya he visto esto antes...
Se detuvo, y yo tuve que frenar para no darme contra su espalda.
Se volteó bruscamente y quedó delante mío.
Ya no estaba tranquilo con una sonrisa.
Ahora había algo de dolor en su rostro.
No, no.
No quería causarle dolor.
Demonios.
Demonios.
Sabía que no debía decir eso.
Eso era parte del pasado.
Y yo acababa de darle vida a cosas que habían muerto hace mucho tiempo atrás.
-No...no quiese decir eso...- traté de corregirme.
-Creo que sí lo hiciste.
Ross lucía apenado apesar de que trató de mantenerse serio.
Mi corazón se rompió al verlo así.
Aquí ibamos otra vez.
O lo solucionabamos en dos segundos o se iba todo al demonio.
-Bueno...- dije nerviosa.-¿A quién le importa lo que ______diga? Esa chica no dice más que tonterías.
No sonreí hasta que estuviera segura de que eso había ayudado.
Nos sostuvimos la mirada mientras yo rogaba que por favor lo olvide.
Estabamos demasiado bien como para perderlo todo.
Sonrió con algo de diversión.
¡Sí!
Sin darle tiempo de responder a lo que dije cogí su rostro entre mis manos y le dejé un beso en los labios.
Al sentir su aliento me dí cuenta de que él no había bebido en toda la noche.
Wow.
Algo admirable.
Nunca dejaba de sorprenderme.
-Ven.- dijo pegado a mis labios.- Estoy malditamente cansado.
Me cogió de la mano y tiró de mí hasta la habitación.
-Espera...el hielo para Jordan.
Ross maldijo en silencio y volvió a la cocina.
-Te esperaré adentro.- le indiqué.
Dijo que no me vaya, pero eran las 2 y nadie quiere estár despierto a esa hora.
Me metí de vuelta a la cama y mis ojos se cerraron a instante para poder continuar con lo que estaban haciendo.
Minutos después Ross entró a la habitación, oí el sonido de ropa rozandose, y luego lo oí meterse en el baño.
Salió y luego se recostó junto a mí.
Me abrazó por atrás, pero yo aparté sus brazos y me dí la vuelta para poder verlo.
Como siempre, Ross estaba hermoso, aún con las pequeñas bolsas que tenía bajo los ojos.
Besé sus labios.
Me abrazó.
-Te amo, preciosa.
-Lo sé, y yo te amo a tí.- sonreí contra sus labios.
-Espero en serio que esto no te moleste, se irá mañana, lo juro.
Asentí.
-Está bien.- respondí.- Estaré de acuerdo con esto solo si ella mantiene su distancia.
-¿Distancia?
-Ya sabes a lo que me refiero.
Ross rió.
-Solo es porque ha bebido.
Puse los ojos en blanco.
-Bueno.- dije.
Me besó en la frente.
-Yo solo te quiero a tí. Ahora duerme ya o mañana estarás de un genio terrible.
Sonreí y Ross llevó sus dedos a mis parpados.
Los cerró con cuidado.
-No te molestes por levantarte tempano.- beso mi cabeza.- Podemos dormir hasta que anochesca.
-Te recuerdo que tenemos dos...
-Shhh.- me tapó la boca.- Podemos soñar, ahora duerme.
Reí contra sus dedos y me relajé.
Ross no había hecho nada malo, aunque pudo hacerlo...pero no lo hizo.
Eso me hacía sentir bien.
Él seguía siendo el mismo Ross de antes, el que me hacía reír con sus ocurrencias y comentarios, pero había cambiado un poco.
Se había vuelto más responsable.
Eso me gustaba.
Sin duda ibamos a estàr bien por mucho tiempo.