Leo fue a por su segunda cerveza antes de contar nada. Una vez estuvo abierta, se frotó las manos y suspiró sonoramente.
──Este es mi segundo año como profesor de Universidad. Créeme, me costó mucho conseguir el puesto. Sudor y lágrimas, literalmente ──comenzó──. El curso pasado comencé dando clases de Interpretación, ya que una compañera tenía que ausentarse un par de semanas y me pidió el favor. Yo no debía incorporarme hasta enero. En esas clases me lo pasé en grande. Todos los estudiantes eran maravillosos, parecían actores profesionales.
«Pasaron esas dos semanas sin ningún inconveniente. Esto sería a finales de octubre, más o menos. En fin de año salí de fiesta con algunos amigos. Conoces a uno de ellos, Chad. Los demás se han ido de L.A.
El caso es que conocí a una chica esa noche. Era preciosa, la verdad. Estuvimos hablando casi toda la noche. Ella parecía estar sola, porque no la vi con ninguna amiga en ningún momento. Coincidimos en la barra y después nos fuimos a bailar. Una cosa llevó a la otra y acabamos enrollándonos en el baño de hombres. Esa chica era Regina. Yo no tenía ni idea de que era estudiante de UCLA, eso te lo juro.
Pocos días después, comencé como profesor de Imagen y expresión corporal. Ella era una de las alumnas, cosa que yo ya sabía porque el día anterior me encargué de mirar las identidades de mis alumnos, las cuales venían con foto. Decidí entonces que evitaría todo contacto privado con ella. Ella me dedicaba miradas en cada clase, pero yo hacía todo lo posible por ignorarla. En mayo, más o menos, entró llorando a mi despacho. Tras mucho preguntarle, me confesó que estaba embarazada de un par de semanas. Ella y yo nos habíamos acostado cinco meses antes, era completamente imposible que fuera mío. Me dijo que no quería tenerlo, que había sido un accidente y que el tipo era de lo peor. Le recomendé que se lo pensara bien, pero que, si decidía abortar, no debía sentirse culpable. Son cosas que pueden pasar.
No sé qué le dijo a sus amigos. El caso es que Wallace me asaltó un día llamándome de todo menos guapo y combinando sus insultos con puñetazos. Yo sólo me defendí, en ningún momento intenté herirlo. El caso es que el Rector nos amonestó verbalmente. Me pidió mi versión en privado, y, por suerte, me creyó. A Wallace creo que lo avisó que si lo volvía a ver asaltando a un profesor o a cualquier estudiante terminaría expulsado permanentemente».
──Joder.
Me sentía idiota por no ser capaz de articular otra palabra. Al menos tenía claro que Leo no había hecho nada malo, pero eso no implica que Jason me mintiera.
──Entonces, la culpable de todo es Regina, ¿verdad?
Leo me mira y se encoge de hombros.
──No tengo ni idea de lo que le dijo a Wallace. De todos modos, sospecho que ese chico lleva mucho tiempo enamorado de ella. Supongo que entre la versión que ella le daría y que estaría celoso su juicio se vio nublado.
──¿Hablaste con Regina después de eso?
──No ──responde tras echar un trago a su cerveza──, apenas quedaban un par de semanas de curso, pero ella no pisó mi clase más. Alguna vez me la crucé por el Campus, pero evitaba mirarme a toda costa.
──Me parece súper injusto y cruel que te señalara a ti como el padre del bebé y como un monstruo, básicamente. Espero no tener que cruzármela.
──Pues siento decirte que lo harás.
──¿Qué? ¿Por qué?
──No se presentó a los exámenes finales de mi asignatura. Tendrá que repetirla.
Mierda.
──Necesitaré mucho autocontrol ese día.
──Relájate, fiera. No conviertas mis problemas en los tuyos, ¿vale?
No, no vale.
──Me duele que te hagan daño.
Mi confesión lo toma por sorpresa. Me regala una mirada llena de cariño seguida de un abrazo. Ni siquiera me dio tiempo a procesar que se aproximaba en mi dirección.
──No me han hecho daño, te lo prometo ──susurró mientras seguía rodeándome entre sus brazos──. Prométeme que el día que la conozcas harás como que no sabes nada.
──No puedo hacer eso.
──Kat, mírame.
Me separo de él para mirarlo. En cuanto lo hago, sostiene mi cara entre sus manos.
──Quiero que tengas una buena experiencia universitaria, especialmente en tu primer año ──hace una pausa para depositar un beso en mi frente──. Necesito que dejes esto atrás, ¿vale?
¿Quiero dejarlo atrás? No. Pero me es imposible negarle algo a Leo. No quiero que se preocupe por mí.
──De acuerdo.
──¿Me lo prometes?
──Te lo prometo.
***
El despertador de Lara me despierta antes de que el mío tenga la oportunidad de sonar. No entiendo que se levante a las 7:45 viviendo en el campus. ¡Las clases no comienzan hasta las 9:00!
Desactivo mi alarma antes de que se me olvide y me dirijo a las duchas con mi compañera de cuarto. Una vez duchadas y preparadas, vamos a desayunar a una de las cafeterías que hay en el campus.
──Te presentaré a todos mis amigos, ven.
Lara se estaba portando muy bien conmigo. La primera impresión me hizo pensar que compartiríamos pocas palabras, pero creo que podríamos llegar a ser amigas.
──Kat, estos son Mark, Lily, Selena, Regina, Mike, Trevor, Howard y, bueno, a Jason ya lo conoces ──dijo señalándolos a medida que los nombraba.
Mis ojos fueron a parar en Regina mientras me aguantaba para no gritarle en la cara. Debí haber supuesto que estaría en el grupo de amigos de Lara.
──¡Eh, tú eres la camarera que me defendió al pedir el batido! ──gritó la bruja pelirroja.
Genial, ya nos habíamos conocido antes. Y lo peor es que me había caído bien. Y lo peor 2.0 es que ahora no sabía cómo contestarle sin recriminarle ser una maldita mentirosa.
Respira, Kat, respira.
──¡Hola!
──¿Os conocéis? ──preguntó Jason extrañado mientras yo me sentaba a su lado.
──Sí, trabaja en el Santa Mónica's Café. Nos atendió el día que nos abandonasteis a Mike, H, Trevor y a mí.
Jason me observa mientras yo sonrío tímidamente. Si se piensa que esto es incómodo para él, ni se imagina cuánto lo es para mí.
──Ya no trabajo ahí──apunto amablemente──. No era muy compatible con estudiar aquí.
──Nada lo es ──señaló Trevor.
──Bueno, no hablemos de cosas aburridas. ¿Vamos todos a la fiesta de esta noche, no?
──Lara, es lunes ──dijo Mark.
──¿Y qué? Es la fiesta de inicio de curso. Allison la celebra en su mansión, la cual no está muy lejos de aquí ──alega para dirigir posteriormente su atención hacia mí──. ¿Te vienes, chica nueva? Así te presentaré a los buenorros de la Universidad.
Nada más decir eso, Jason posó una de sus manos en mi muslo, sobre mis vaqueros.
──Puedo acompañarte si te apetece ir ──me dijo en voz baja.
──No puedo, lo siento. Hoy trabajo.
──¿Ya tienes otro trabajo? ──dijo Regina.
──Sí.
──¿Dónde?
──En un bar.
Mark y Howard comenzaron a reírse y Regina redujo la intensidad de su sonrisa. Jason, por su parte, negaba como si estuviera molesto.
──Ya me caes bien ──dijo Trevor.
Siguieron hablando entre ellos mientras desayunábamos, pero yo me mantuve callada el resto del tiempo. Sorprendentemente, Jason tampoco articuló palabra, pero fue el primero en levantarse para salir, justificándose con que debía acompañarme a mi primera clase.
──¿Se puede saber qué te pasa? ──preguntó una vez estuvimos fuera.
──¿De qué hablas? ──dije intentando seguirle el paso.
──Regina no merece que la trates así.
Ni siquiera había sido borde, simplemente no me gusta que la gente sepa mi vida. No quiero que nadie de aquí se pase por mi lugar de trabajo.
──Mira, entiendo que sea tu amiga, pero esto no se trata de ella. Lo que yo haga fuera de aquí es asunto mío, y no quiero a gente yendo a visitarme al bar.
Jason se giró hacia mí, aparentemente más relajado.
──Mírame a los ojos y dime que el profesor que tienes como amigo no te ha contado su versión inventada de los hechos.
Y ya la había cagado.
──Mira, lo que yo hable o deje de hablar con Leo no es asunto tuyo. Y, a diferencia de ti, él ni me juzga ni me condiciona. Te he dicho que mi respuesta no era algo personal contra ella. Si no me crees, es tu puñetero problema. Y, además, no ha sido para tanto. ¿Habrías reaccionado así si la pregunta me la hubiera hecho Lara? ¿O, mismamente, tú? Porque, repito, no ha sido para tanto. Quizá tus sentimientos hacia ella te nublen el juicio.
Me dispuse a alejarme de él, pero me agarró del brazo de forma suave.
──¿Estás celosa, pequeña O? ──preguntó de manera seductora.
──No, en absoluto ──y era verdad, no lo estaba──, pero de verdad pienso que no me he pasado. Y tu respuesta ha sido más que exagerada.
Un suspiro sale de su boca y sé que he ganado esta discusión.
──Puede que tengas razón, perdóname. Pero es que desde que te conté lo que pasó te fuiste y no me has respondido ninguno de los 20 mensajes que te he mandado desde entonces. Mi mente se encargó de encontrar un motivo.
Es cierto que lo había ignorado, pero no fue porque Leo me lo impidiera, sino porque quería tranquilizarme para no soltarle que su amiga le había mentido. Se lo prometí a Leo.
──Necesitaba pensar. Te aseguro que no tengo ningún problema contigo.
──¿Ni con Regina? ──preguntó dubitativo.
No quería mentirle, pero era necesario. Además, intentaría ignorar el tema por el bien de Leo.
──Ni con Regina ──aseguré convencida.
──Genial, pues ahora debes compensarme por este día y medio sin bendecirme con tu presencia ──concluyó pasando su brazo por mis hombros.
──Eso está hecho, desastre.
∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞
Ay, Regina, Regina...
¿Creéis que Kat acabará explotando contra ella o podrá contenerse?
En el próximo capítulo Kat comienza en el nuevo curro. Tengo muuuchas ganas de saber vuestras opiniones.
¡Que tengáis un feliz domingo!