──¿Te crees a Jason?
Buena pregunta.
Ahora mismo me encuentro en el coche de Josh de camino a mi entrevista de trabajo. Después de la revelación de Jason decidí llamar a Josh para que pasara a buscarme.
Me sentía mal. Fatal, de hecho. Nunca debí dejar que Jason me contara lo ocurrido antes que Leo. Siento que lo he traicionado.
Jason parecía estar diciendo la verdad, aunque eso aún no explica el odio mutuo. Lara había dicho que Jason podría salir mal parado y que Leo volvería a salir indemne. Sigo sin tener ni la menor idea de una parte importante de la ecuación.
──Lo sabré cuando hable con Leo ──respondo.
──Eso es un no.
Me giro hacia él sabiendo que tiene razón.
──Sonaba convincente ──digo encogiéndome de hombros──, pero no hace ni 24 horas que lo conozco, omitiendo el encuentro en el aeropuerto, claro.
──No hace ni 24 horas pero ya estás sintiendo algo por él.
Le había contado a Josh todo lo ocurrido con Jason desde anoche, incluyendo nuestra llamada a las puertas de la muerte en la sala Éxtasis y el beso. Es la única persona en el mundo en la que confío al 100%. Bueno, también en Kate, que se ha portado como la madre que nunca tuve. Y en Patrick, pero hace siglos que no sé nada de él.
¿Estoy sintiendo algo por Jason? No lo creo. Quiero decir, me siento atraída hacia él, y tengo esa extraña sensación que hace que me sienta segura a su lado, pero no lo conozco tanto como para sentir algo real.
──No siento nada, Josh. Sólo me atrae. Leo también me atraía y ahora sólo somos amigos.
──Vale, vale ──añade riendo──. Por cierto, he buscado por internet el club en el que aspiras trabajar.
──¿Y? ¿Qué te parece? ──pregunto interesada.
──Me parece que es la caña, cremita. Eso sí, suele estar bastante lleno, especialmente jueves y viernes por la noche. Espero que los viernes por la mañana entres tarde a la uni.
Saco el móvil para comprobar el horario antes de responderle.
──Los viernes tengo un par de horas por la tarde, así que no habrá problema. Si me contratan, claro.
──Seguro que les encantarás.
Me giro para sonreírle mientras él hace lo mismo.
──Llegamos, universitaria.
──Deséame suerte ──digo saliendo del coche.
──¡No la necesitas! ¡Muéstrales tu encanto natural!
La apariencia del local desde fuera no es gran cosa, la verdad. No está mal, pero tampoco es muy llamativo. Está un poco apartado, pero eso no parece ser problema para las personas que lo frecuentan. El nombre, sin embargo, sí que llama la atención. DreamClub. La tipografía era una maravilla, y estaba rodeada de estrellas.
Sin pararme mucho a apreciar el letrero, entro al local. Aún son las 4, por lo que no hay nadie, ya que sólo abren por las noches.
──¿Eres Katrina?
──La misma ──le respondo al hombre que parece estar encargado de la seguridad. Al final el sitio sí que va a ser importante.
──Polly te está esperando en ese cuarto de ahí ──me dice señalando al lugar en cuestión.
──Muchas gracias.
Voy en la dirección indicada y golpeo la puerta con mis nudillos al llegar.
──¡Adelante!
Dentro están la mujer que identifico como Polly y otro chico que será unos 10 años mayor que yo, más o menos.
──Tú debes de ser la chica que Alice me recomendó.
──Sí, señora. Gracias por recibirme.
──¿Qué te parece? ──le pregunta a su acompañante.
──Demasiado dulce ──responde él.
Me río sin poder contenerme.
──¿Qué te hace tanta gracia?
──Nada, perdón ──digo nerviosa──, es que es usted la primera persona que considera que soy dulce. Las descripciones suelen ser, más bien, opuestas.
──Genial, porque aquí lo dulce no encaja.
Sonrío confiada. Temía ser demasiado de la calle para un local refinado, pero al final va a resultar ser más de mi estilo de lo que imaginaba.
──Él es Ryan. Será uno de tus compañeros si decides quedarte. Yo, como ya te habrán comentado, me llamo Polly.
──¿Si decido quedarme? ¿Eso no debería decidirlo usted?
──Tutéame, por favor. A mí y a todos aquí. Y sí, ya que serás tú la que me dirás si estás dispuesta a comprometerte con mi local.
──Claro.
──Bien, escucha atentamente porque lo que te voy a decir no es negociable. Una vez que termine, me dirás si estás de acuerdo o no. ¿De acuerdo?
Asiento y Polly me indica que me siente al lado de Ryan.
──No quiero que trabajes en ningún otro sitio, aunque por temas de horario fuera compatible. Tu único trabajo será este. Sé que estás en la universidad, lo cual me parece bien, pero si alguna noche pido que te quedes por la mañana, esto será tu prioridad, no ir a clase. Normalmente esto pasará sólo los fines de semana, pero por si acaso.
Asiento antes de que continúe.
──En este local te dedicarás a estar tras la barra, pero también te divertirás. Me explico: aquí hay música en directo, así como DJ. Cuando vayas a servir a las mesas, mostrarás que te diviertes. Puedes cantar y bailar también, aquí todos somos una familia. Habrá clientes que hagan sus negocios aquí, pero tu boca siempre permanecerá cerrada de puertas para fuera. Todo lo que ocurra en este local se quedará en este local.
Esto me hace sentir un poco incómoda, pero no dejo que se me note.
──Aquí la gente viene a pasárselo bien, pero también buscan un lugar seguro en el que hablar sin preocuparse de que alguien los delate. ¿Tienes algún problema con todo esto?
──No ──respondo automáticamente──, ninguno.
──Bien. ¿Qué nombre darás a la gente?
¿Nombre? No entiendo por qué debería dar mi nombre a nadie. Pero mi nombre es Katrina, cosa que ya sabe.
Debe notar mi confusión porque no tarda en aclarar su pregunta.
──Cariño, es mejor que no des tu nombre real. Alguien aquí podría obsesionarse contigo o investigarte, quién sabe, y es mejor que no les des información verdadera.
──¿No valdría con decir que no quiero decirles mi nombre?
Ryan se lleva una mano a la cabeza en señal de exasperación.
──No lo entiende.
──Claro que no lo entiende, Ryan, acaba de llegar ──le recrimina Polly──. Cariño, puede que no me haya expresado con claridad: te debes a tus clientes. No puedes negarles saber tu nombre si quieren, así como no puedes negarte a un baile o a sentarte un rato con ellos. O, al menos, no de mala manera.
──¿Quiere eso decir que tengo que hacer lo que ellos digan? ──pregunto asqueada. No pienso ejercer la prostitución. ¿Cómo pudo Alice mandarme aquí?
Ambos comienzan a reírse.
──Estoy segura de que te estás imaginando que deberás acostarte con ellos ──dice dando en el clavo──. Cielo, si alguien se pasa de la raya tienes permiso para darle una bofetada si te apetece. Nadie puede obligarte a hacer nada con tu cuerpo que tú no quieras. Me refiero a que tienes que hacer que te sientan como una amiga, como alguien en quien pueden confiar, alguien con quien se olviden de sus vidas fuera de aquí. Tranquila, sé que te gustará esto.
──Pero necesitas un nombre. ¿Cómo te gustaría llamarte? Aquí puedes ser quien te dé la gana, aprovéchalo ──añade Ryan.
Eso es algo tentador. No estaría mal dejar de ser la chica nueva o la chica problemática. Estoy harta de esos roles.
Jason viene a mi cabeza. Él suele llamarme O, por lo que se me ocurre pensar un nombre con esa inicial. Pero, ¿cuál?
──Vamos, Kat, el primero que se te venga a la cabeza ──dice Ryan inclinándose hacia mí──. Yo aquí soy Sky, así que acostúmbrate a llamarme así.
──Y yo soy Eleanor en realidad. Me paso tanto tiempo aquí que me introduzco siempre como Polly.
Ambos se ríen. Y así, de repente, se me pasa un nombre por la cabeza.
──Olivia.
Ambos me miran de repente, cesando sus risas.
──Me llamaré Olivia.
──Perfecto, Oli ──dice Polly──, aquí está tu contrato. Pon tus datos y firma.
Me tiende un documento y lo leo por encima. Básicamente dice lo que ella ha dicho antes, resaltando especialmente la confidencialidad de lo que ocurre aquí dentro. Pero hay algo que no me ha comentado y que es lo que me hace firmar de inmediato: cobraré 3000$ al mes. Sinceramente, con ese dinero no pondré una sola objeción nunca.
Tras firmar, deslizo el contrato de nuevo hacia ella.
──Bienvenida al DC, Olivia.
Ambos se levantan y me abrazan.
──Hay dos chicas y dos chicos más con los que te irás turnando. Jueves, viernes y sábados por la noche estaréis aquí los seis. Lunes, martes y miércoles vendréis dos personas cada noche. Los días podéis turnároslos cada semana de manera diferente, no me importa.
──Genial. Y, ¿qué hay de los domingos?
Ambos intercambian una mirada antes de contestarme.
──Eso ya lo iremos hablando, cielo.
Tras enseñarme el local y presentarme al hombre de seguridad (el cual se llama Gordon) llamé a Josh para que me llevara a casa de Leo.
Durante el trayecto le conté un poco por encima todo y se mostró ilusionado por lo que iba a cobrar.
Pero toda esa ilusión compartida no era nada en comparación con la alegría que me invadió al llegar a mi antiguo hogar.
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Nuevo capítulo!!! Espero que os guste <3
También espero que os guste este trabajo para Kat, porque gran parte de esta historia se desarrollará en él.
Espero que hayáis tenido todxs una buena entrada de año. ¿Cuáles son vuestros propósitos? Los míos son terminar la carrera y empezar el máster, así como buscar un trabajo y escribir mucho!!!!
Un abrazo, cuidaos mucho