YUNA || Jujutsu Kaisen.

By piscissss

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By piscissss

— Te echaba de menos, Shi-no-bu.

El contrario seguía empujando levemente su arma afilada de dos cuchillas hacia la espalda de la bruja, poco a poco sentía como aquello iba a atravesar su piel.
Llevó una de sus frías manos hacía la mandíbula de la chica mientras mostraba una sonrisa amenazante y provocativa.

Yuna estaba inmóvil, si gritaba o intentaba conjurar algo seguramente acabaría con un hueco en la parte de abajo de su espalda, y era algo que no le apetecía mucho tener en su cuerpo.
Esta pudo notar como un largo mechón de pelo marrón caía por su hombro al juntar aquellos dos cuerpos. Sin duda ese olor era solamente de una persona, Ichiro.

"—Mierda. — pensó Yuna."

Sin pensarlo más esta se giró rápidamente siendo atacada por el arma de aquel joven de aspecto inocente. Por suerte solo le rajó una parte del cuerpo sin causarle ningún daño grave. Con un toque tambaleó el arma que descansaba incrustada a pocos milimetros de su cuerpo, pero rápidamente el contrario le puso aquella extraña larga flauta en su cuello casi dejándole sin aire a la bruja.

Este sonrió al ver a aquella bruja traidora en aquel estado mediocre. Apretó más fuertemente el palo recibiendo un pequeño quejido de dolor de la contraria.
Acercó sus carnosos labios a los de ella notando el intento de respiración de esta, que por mas quisiera no quería empezar una pelea contra alguien, y menos contra él.

Has sido una bruja muy mala Shinobu.

Dejó caer fuertemente una de sus piernas justamente tocándole en la parte íntima de la joven dejándola totalmente inmóvil.

Yuna lo pudo ver bien. Sin duda era él.
Sus cabellos marrones sin sitio ni dirección, aquel fleco que desde pequeño tapaba su ojo derecho, su aroma a vainilla. Sus verdes ojos , parecidos a los de un gato por la forma alargada de su pupila, miraban desafiante a la joven hechicera. Los tatuajes de serpientes que tenía aquel chico salían de todo su cuerpo como si fueran animales corrientes, era el poder de aquel brujo.

Ichiro, el hijo de Makoni

Makoni, quien fue la bruja que la adoptó como una madre, era el familiar de sangre de aquel chico. La anciana tuvo dos hijos por su cuenta mientras que a los años conoció a Yuna y la acogió como una hija más.
Como no, aquellos hijos se convirtieron en dos grandes brujos como ella, pero nunca pudieron ser comparados con el infinito poder de su hermanastra.

— ¿Has perdido todo tu poder?

Volvió a acercar los labios hacia ella, por suerte de la bruja no se llegaban a tocar aunque tenerlo ahí tan cerca era abrumador y terrorífico. Movió su pierna sintiendo el cuerpo de Yuna más cerca de él, se le daba demasiado provocar a las personas.

Las serpientes estaban a los lados del hombre fijándose en todos los movimientos repentinos que pudiera hacer la contraria para así recibir órdenes de su dueño y atacarla a sangre fría, aunque Ichiro no quería atacar tan rápidamente.

Con una mano seguía agarrando su arma, que esta era una flauta con dos cuchillas en sus exteriores. Con la otra agarraba el rostro de la bruja mientras la miraba detalladamente.

Ella seguía siendo tan preciosa como siempre, aunque estuviera con aquella cara fría y de incordio hacía él.

Me alegro de volver a ver tus maravillosos ojos.

Yuna soltó una pequeña risa alertando rápidamente al contrario. La bruja acto seguido le escupió en toda la cara.

Sigues siendo un estúpido, Ichiro.

Este simplemente sonrió satisfecho y se la devolvió lamiendo sus mejillas cerca de sus labios provocándola nuevamente.

— Si no me paras, créeme que seguiré hasta el final.

Yuna solo soltó un resoplido moviendo el fleco del contrario. Parecía tan inocente como un ángel, pero estaba claro que era el mismísimo demonio con aquel toque caliente.

dous mundos

— Ah?

Un gran agujero absorbió a la bruja en cuestión de un segundo, las serpientes del joven atacaron tarde y chocaron contra el frío suelo de madera del dormitorio, ninguno de ellos se lo esperaban. Yuna había desaparecido dejando sólo a aquel "no" familiar boca abajo.

Será rápida...

Notó como algo encima de él aparecía y rodó rápidamente su cuerpo, pero no fue capaz de protegerse ni de proteger su arma. Otro agujero se abrió paso dejando caer encima de él a la joven bruja, esta con su buena agilidad lo tomó desprevenido arrebatándole su propia arma y poniendola con aquellas cuchillas tan afiladas enfrente de uno de sus ojos verdosos. Las serpientes la rodearon pero sin realizar ningún ataque, hasta ellas sabían que si se movían un poco más Yuna podía clavarle a su dueño aquella arma.

Ichiro sonrió como un niño pequeño al ver aquella reacción que le tomó completamente por sorpresa, ahora era él quién tenía todas las papeletas para perder.

Uh? ¿Te gusta arriba entonces? ¡Me lo apunto Shinobu-chan! —Dijo cambiando radicalmente su voz a la de un pequeño niño.

Yuna pudo mirar de reojo como las serpientes se iban moviendo lentamente hacia su forma inicial, que estas eran tatuajes en el cuerpo. Quién podría llegar a pensar que aquella tinta realmente era un arma letal. Pero esta vez, la bruja no bajaba la guardia y seguía apuntando con la cuchilla al ojo de su querido hermanastro.

— Eres de lo que no hay, Ichiro.

Este seguía sonriendo, él sabía que aquello irritaba a la joven que en ese momento estaba dudando fuertemente en quitarle un ojo o no.

Por eso soy tan especial para tí. —Respondió pícaro.

Por eso eres un estúpido.

El brujo llevó las manos lentamente hacia su camisa azul y se la empezó a subir llamando la atención de la bruja, que esta dudaba de lo que iba a hacer el contrario. Pero, si bajaba la guardia seguramente el le atacaría.

Si te mueves le daré de comer a una maldición tu ojo.

— Venga Shinobu, solo quiero pasar un buen rato contigo. —Habló mientras subía ya casi tocando la parte del sujetador de la contraria.

Y como no, Yuna bajó la guardia ya que se concentró en que Ichiro no le tocara donde no debía. El brujo movió rápidamente su cabeza y sin dudarlo la joven clavó el arma sin ningún resultado a pocos centímetros del contrario. En ese espacio corto de tiempo Ichiro consiguió nuevamente tener el control de ella. Agarró una de sus manos apartándola del arma y con la otra agarró fuertemente su cuello soltando un pequeño gemido de dolor, la fuerza de aquel brujo era superior a la de Yuna.

Este aprovechando lo indefensa que estaba la bruja volvió a acercarse a su oído, le depositó un beso en este y susurró.

Sabes que te puedo hacer correr todas las veces que yo quiera, Shinobu.

Yuna abrió los ojos tras oír aquello, y claramente pensó: "—Vale, por ahí no pasó."
Le pateó la barriga causándole que su respiración se cortara del golpe, llevó su cabeza fuertemente hacia la suya ocasionando un dolor al contrario del que se tuvo que alejar de inmediato. La bruja se incorporó alejándose todo lo más posible de él para que no recibir ningún contraataque.

Ichiro cogió su arma rápidamente y se levantó preparado para atacar a Yuna.

Pero moriría si ella le atacaba en ese momento. Soltó una pequeña risa al ver aquella situación tan aterradora que podía ser la última en su vida. Dejó lentamente su flauta en el suelo y esta fue quitada por la pierna de la bruja mandándola lejos de la vista del contrario.
La volvió a mirar para comprobar que ella seguía siendo una muchacha poderosa y borde, y así era. Yuna le estaba atacando con su energía maldita, si ella decidía atacar para matarlo seguramente tuviera un mal final para Ichiro.

No me vuelvas a llamar Shinobu.

El brujo sonrió intentando ocultar el miedo que empezó a florecer en él, la voz autoritaria de aquella bruja era temible.
Ichiro estaba siendo atacado con los brazos de energía maldita que había conjurado Yuna, este sabía que aquella energía dolía bastante y hasta podía causar una muerte instantánea. Por dentro solamente quería matar a aquella bruja y así pensar que acabaría con todos sus problemas, pero había recibido una fuerte orden irrompible de su madre Makoni: "—Si la matas, te mataré con mis propias manos hijo mío. "

— Eres una traidora. —Soltó directo y sin cortarse ningún pelo. — Traicionar a tu familia, a todas las brujas uniéndote a los malditos hechiceros...

La contraria levantó una ceja al oír esas palabras que fueron como un cuchillo clavandose en esta. Que por cierto, la rajada que le había metido antes Ichiro empezó a sangrar bastante.

Tengo mis razones. —Contestó.

No tienes ninguna, nadie tiene una razón para unirse al bando contrario.

— Un estúpido como tú no lo entendería.

Ichiro mordió su boca por dentro, la verdad es que no echaba para nada de menos tener a aquella joven en su casa. Hizo un movimiento involuntario como si fuese a atacar a la contraria pero la energía maldita de esta agarró el cuello del brujo, se sentía horrible, aquel fuego atravesaba la joven piel del muchacho y parecía no poder soportarlo más.

Dile a mamá que no volveré con ustedes.

— Sabes que se enfadará.

— Ya lo esta conmigo, por un poquito más no importa.

El brujo intentaba librarse de las manos de energía maldita de Yuna, pero cuando ella atrapaba su presa era imposible librarse por cuenta propia.

Y segundo, estoy aquí para acabar con quien ha matado a las nuestras.

— Por favor, nunca trabajarías con alguien. El destino de tu muerte es estar sola. —Reprochó el contrario que poco a poco se estaba quedando sin aire.

Yuna hizo desaparecer los brazos al ver que el contrario ya estaba comenzando a sufrir gravemente. Lo soltó y este cayó redondo al piso mientras se tocaba su cuello, que en ese momento su piel estaba levantada y quemada mostrando algunos ríos de sangre que caían de este.
Ichiro empezó a subir la guardia y atacó mientras se levantaba rápidamente, golpeó una y otra vez a la bruja pero esta esquivaba los golpes sin ninguna dificultad. Sin duda Yuna conocía a la perfección el ataque del joven y era muy fácil defenderse.

Agarró su mano cuando este había depositado un puñetazo, se acercó hacia él y le susurró lentamente en su oído.

Sabes que te puedo matar de un solo golpe y aquí estas. Patético.

Este abrió los ojos por la gran amenaza tan típica que soltaba Yuna, pero esta había sido totalmente sincera y escalofriante. La bruja golpeó en el pecho de este cortando nuevamente la respiración, con su pierna le depositó una patada en su cara que esta hizo caerse al suelo al segundo. Miró a sus lados buscando su arma, solo estaba a unos centímetros si este estiraba su brazo derecho, era lo único que podía hacer ya que era su última opción.
Que rápidamente fue arrebatada al sentir el peso de la bruja encima de aquel brazo, se pudo oír como algún hueso se rompía y un gemido de dolor que intentó ocultar Ichiro se oyó. El brujo miró hacia arriba y se encontró con ella, la persona que más ha odiado.

Cuando Yuna fue arrebatada por Makoni, esta se la llevó con sus dos hijos que solamente le llevaban dos o tres años de diferencia a la niña. La anciana desde un principio había tenido una fuerte debilidad por aquella joven que trataba exactamente como si fuera una hija de sangre, pero esta debilidad fue únicamente por el gran poder misterioso que almacenaba aquella.
Obviamente esto causó celos entre los demás, aunque a Ichiro fue el que más le dolió aquello y prometió así mismo acabar algún día con la insufrible bruja a la que su madre idolatraba como una fumadora con sus cigarros. "Shinobu era el verdadero nombre que le arrebató Makoni a la bruja. "

Chasqueó la lengua por el odio que tenía almacenado por ella, él sabía que Yuna no tenía ninguna culpa pero igualmente aquel sentimiento no se iba de su mente. Sintió como unas lágrimas cayeron de su rostro que intentó tapar con su flequillo de cabellos marrones.

Deberías salvarte de ella. —Añadió mirándolo de diferente forma a la de siempre.

N-nunca la traicionaría como tú hiciste con mamá. —Dijo sollozando sin poder parar, no sabía si era por el dolor físico de su cuerpo o el mental que había tenido guardado hace años.

Morirás si sigues con ella.

— Cállate, ni siquiera eres su hija.

Yuna soltó un gruñido de indiferencia hacia él, cogió aire mientras seguía apretando fuertemente el brazo de él con su pierna.

Sin duda, ella odiaba a Makoni.

Aquella anciana que supuestamente la salvó fue quien le quitó todos sus recuerdos, fue quien metió a Yuna en aquel mundo de hechicería y brujería, algo que si la bruja podía deshacerse lo haría sin dudarlo. Ella siempre quiso ser Shinobu, no Yuna.
Makoni solo era una anciana que trabajaba con sus hijos obligándolos a ser más fuertes, nunca fue una verdadera madre.

Hasta un estúpido como tú se daría cuenta que el único malo de esta historia es tú madre.

— Shinobu, morirás.

— Esperaré con ansias. Ahora vete.

Una gran niebla se apoderó del cuarto nublando la vista de la joven, notó como la pierna con la que estaba agarrando a Ichiro caía a tocar el suelo de madera de su dormitorio. Mientras aquello se desvanecía Yuna pudo ver como aquel hombre había desaparecido de aquel lugar.

Soltó un largo suspiro, tocó la parte herida de ella y sacó un poco de sangre. En verdad, le había dañado bastante aquel golpe que recibió de su hermano. El pensamiento de que él iba a atacarla sin pensarlo alertó a la bruja.
Agarró la silla de su escritorio y la puso nuevamente mirando hacia el cielo, que esta vez podía observar a la preciosa luna. Se quitó la camisa lentamente sin tocarse la herida y empezó a observarla detalladamente.

Makoni, disfruta de tus últimos días de vida.

‧͙⁺˚*・༓☾ ☽༓・*˚⁺‧͙

"— Eres una anciana engreída.

— Lo sé, Yuna. Por algo sigo viva.

La más joven suspiró mientras se miraba atenta en el espejo, aquellos ojos rubis eran totalmente diferentes; transmitían poder y miedo. Era lo único que le había enseñado Makoni a su supuesta hija, darle miedo a la gente para ser así respetado.

Las manos arrugadas de la vieja tocaban cuidadosamente los hombros de la joven (tendría aproximadamente trece o doce años) que estaba sentada delante de un espejo con la mirada penetrante de su madre.

No lo haré.

— Soy mamá, tienes que hacerlo.

La anciana se acercó a la bruja que más podía llegar a idolatrar, a la que más admiraba y a la vez temía. Agarró el rostro de la joven y lo puso a pocos centímetros del espejo, Yuna soltó un quejido corto por aquello.

Eres la única a la que necesito, Yuna.

Aquella joven que quería llorar a cántaros o ahí mismo matarla se miraba atenta en el espejo fijándose en su mirada, era verdaderamente temida por todos. Esta intentó rodarse para no verse más la cara, pero las fuertes manos de Makoni la acercaron más al espejo.

Mata a mis hijos.

Yuna volvió a abrir los ojos por aquella horrible petición que le hizo hasta casi vomitar, ella no quería pero si seguía ahí no le quedaba ninguna otra opción.
Makoni era una completa loca, era el vivo estereotipo de la maldad de las brujas que claramente no tenían nada de culpa.

Yuna miró a su lado, ahí descansaba el cuchillo afilado de su madre, el arma que utilizaba ella cuando era necesario.
La bruja no dudó y lo cogió rápidamente clavandoselo en el costado de la anciana, que esta gritó por el susto y el dolor que empezaba a crecer. Yuna se alejó rápidamente de ella, la había cagado y no había vuelta atrás de aquel desastre que le podía costar la vida.

Salió corriendo de la habitación, oyó los gritos de ayuda de la anciana y no quiso mirar hacía atrás. Había hecho lo que ella siempre quiso hacer, dañarla como ella hizo.

¡MAMÁ! —Gritó uno de sus hijos, aquella voz era solo veneno para Yuna.

Giró su mirada hacía atrás y vio como estaba uno de sus hermanos con la boca tapada fijándose en el cuerpo débil de su madre, la bruja pudo oír como unas lágrimas caían al suelo dentro de aquel dormitorio del que se estaba alejando. Vio como aquellos largos mechones marrones entraban en el cuarto de la herida. Tragó saliva y siguió corriendo por los largos pasillos del que era su hogar en aquellos tiempos.

Yuna tenía miedo. Había actuado involuntariamente y había dejado a una familia rota.

Unos ojos azules se quedaron fijamente mirándola mientras escapaba de aquella casa. La bruja intentó abrir la gran puerta de esta, pero estaba totalmente cerrada por un conjuro. Agarró sus puños y empezó a golpear seguidamente la puerta, no quería quedarse allí, no podía en absoluto.

Yuna.

Aquella voz aguda hizo alertar al segundo a la bruja, abrió los ojos al ver a aquel chico de solamente quince años mirando como la sangre de su querida madre caía por la ropa blanca de su hermana.
Esos ojos azules sin vida miraban con una expresión de cero sentimientos hacia ella, la que podría haber sido la asesina de su progenitora. Yuna paró de golpear rendida, cayó al suelo y varias lágrimas de ella salieron a la superficie.

Oyó la puerta chirriar y levantó su mirada hacia esta, el brillo de la Luna comía todo aquel lugar por dentro. Era su única opción, escapar.

Miró a los ojos de quien le había abierto las puertas rompiendo el hechizo, Yuna nunca pudo llegar a entender por que él le había salvado del mismo infierno en el qué él también vivía.

— Jomei. —Habló entrecortada.— Escapa con tu hermano de aquí, por favor.

Aquellas fueron las últimas palabras tras levantarse de aquella rebelde bruja que escapó del peor de sus infiernos.

SHINOBU TE MATARÉ. —Oyó la voz de Ichiro gritar a lo lejos.

Yuna corría hacía la gran ciudad repleta de personas que parecían tener sus propios problemas internos. Sus pies le dolían ya que esta completamente descalza, el traje blanco estaba manchado de la sangre de su madre y sus ojos estaban completamente llorosos.

No entendió nunca la sensación que tuvo en ese momento, lo único que sabía es que no quería volver ahí ni de coña.

Se metió rápidamente en un callejón sin alertar a nadie ni a la policía, cayó al frío y sucio suelo de aquella calle sin salida y llevó sus manos hacia su rostro. En su cuerpo sentía algo inhumano, una energía que nunca pudo describir.

Eres una gata asquerosa.

Esta involuntariamente se levantó y fue directa a aquella voz grave que maldecía con un grupo de hombres a una pequeña gata que sangraba sin parar.

Niñata, no te metas en esto.

— Ey, ey que es una niña.

— El día no puede ir mejor.

Oía aquellas voces hablarle, pero su cuerpo en ese momento parecía no ser de aquella bruja. Se tambaleaba lentamente hasta que abrió los ojos y pudo ver como aquel animal llegaba al fin de su pobre y corta vida.
Un brazo tocó el hombro de la joven al ver que esta no hablaba ni decía nada. El hombre levantó su mirada encontrándose con la horrible pesadilla que nunca se esperaría.

Los ojos de la Resurrección.

En ese momento la que ahora es la felina de Yuna revivió al segundo viendo varios cadáveres al rededor de aquella chica.
Kaori prometió con su vida proteger a aquella joven que la revivió, así convirtiéndose en su compañera y arma letal. "

*+:。.。 。.。:+*

Yuna soltó el humo sofocante mientras seguía mirando a la Luna, aquella que vio al escapar de las garras de Makoni. Llevó uno de sus brazos hacía el rostro limpiando una lágrima traicionera que se le había escapado de aquellos ojos.

Volvió a coger humo del cigarro y solamente dejó su mente pensando en aquella familia. Yuna suponía que aquella anciana seguía viva tal como una mala hierba, su hijo más fiel Ichiro también lo estaba ya que solamente hace unos minutos le había atacado a sangre fría. Pero, Jomei era el que en ese mismo momento le preocupaba. Soltó el humo nuevamente pensando en aquel joven, lo único que esperaba la bruja es que al menos él hubiera podido escapar de su madre, pero no quería llegar a pensar la muerte de muchacho...

Hoy estaba prendida de ideas ;))

Como siempre, espero que hayan disfrutado leyendo esto y me gustaría saber vuestra opinión!! <3

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