Destino

By Barguapa

9K 919 663

Juliana y Valentina se conocen durante un vuelo a México que cambia sus vidas para siempre. More

Destino
Todo cambió
Sentimientos
Tú y Yo (Final)

Decisiones

1.5K 154 150
By Barguapa



Valentina daba vueltas en la cama pensando en ese beso con la morena, nunca imaginó que besarla se sintiera como tocar el cielo, ahora estaba convencida que quería tenerla cerca siempre. Se tocaba los labios y sonreía mientras pensaba en aquel momento que tanto había soñando desde que la conoció.

Ella sabía que lo que sentía por Juliana iba mucho más allá que algo pasajero, quería que la morena fuera parte de sus días, para toda la vida si era posible. Nunca le había pasado algo así con un hombre, menos con una mujer. Esto era totalmente nuevo para ella, pero quería arriesgarse, dejarse llevar por sus sentimientos y lanzarse al vacío.

Sabía que Juliana también sentía lo mismo, la mirada de la morena era muy expresiva y Valentina estaba aprendiendo a leerla, cuándo las palabras sobraban entre ellas, bastaba con mirarse a los ojos para decirse lo que estaban sintiendo...

Por eso no pudo contenerse más cuándo la tuvo tan cerca... el momento que rozaron su labios sin querer y la adrenalina que recorrió su cuerpo la hizo olvidarse del mundo.

Necesitaba besarla, su cuerpo se lo pedía, los latidos de su corazón se lo pedían, sus labios entreabiertos se lo pedían... no pudo negarlo más...

Juliana era más que su amiga, la necesidad de tenerla cerca, de tocarla, de sentirla, de abrirle su corazón y hablar de sus sentimientos era tan necesario como respirar. No quería perderla. No podía perderla.

Recordó la conversación después del beso.

Val... estás segura? —Juliana no podía creer lo que estaba escuchando,  su mirada confusa pero ilusionada recorría el rostro de la castaña.

Juls, tu me gustas... me gustas mucho. Creo que la palabra gustar se queda corta para describir lo que siento. No dejo de pensar en ti.— De pronto se sintió apenada por confesar sus sentimientos y los nervios comenzaron a hacer presencia. Desvío la mirada y se pasó la mano por el pelo nerviosamente. A lo mejor se había precipitado y la morena no sentía lo mismo.

Val... mírame. — Su mano acarició suavemente el rostro de la chica, la miró con infinita ternura, sus ojos brillaban de amor por esa mujer.

Yo tampoco dejo de pensar en ti...

Se besaron nuevamente, con delicadeza, entregándose completamente a ese momento.






Pero había otra persona que daba vueltas a su mente... Lucho.

Su relación con él ya no era lo que fue al principio, desde hacía varios años lo veía más como amigo que como pareja. Sabía que él la amaba y ella se sentía agradecida por todo el apoyo que siempre recibía de él, no tenía motivos para dejarlo, era un buen hombre, ya se había acostumbrado a su compañía y dejó que pasara el tiempo. Ahora tenía que hablar con él y romperle el corazón, le dolía pensar en hacerle daño, a pesar de todo lo quería y no quería hacerlo sufrir.

También había otro problema... su familia.

No sabía como iban a reaccionar... ella no quería explicarles las razones de su decisión pero tarde o temprano lo iban a saber y no sabía si estaba lista para enfrentarse a todos.

De lo que sí estaba segura era de lo que sentía por Juliana, el beso fue la respuesta a sus dudas, si es que había alguna. Ya no quería separarse de ella y sabía que era correspondida. Quería hacer las cosas bien y darle su lugar.

Juliana era muy respetuosa y sabía que no haría nada que pudiera afectar su noviazgo. Así que dependía de Valentina que las cosas entre ellas avanzaran.

Había algo que tenía claro y era que no dejaba a Lucho por Juliana, ella lo dejaba porque no lo amaba y no era justo para él, ni para ella.
Sabía que seguir fingiendo que todo estaba bien era en vano, tarde o temprano eso los iba a llevar a odiarse y no quería que Juliana se sintiera culpable por algo que ella ya sabía debió hacer pero no había tenido el valor de enfrentar.

El hecho de que la morena entrara a su corazón fue simplemente porque estaba vacío. Juliana no era una intrusa, fue la luz que iluminó la oscuridad que había en su alma. Fue la mano que te guía y te muestra que más allá de las expectativas de los demás, están nuestros propios sueños y quiénes queremos ser, y que la libertad de ser uno mismo es sinónimo de felicidad.








***

Caminaba de un lado a otro con los nervios de punta... se acercaba la hora y su corazón latía tan rápido y su respiración estaba tan agitada que temía fuera a darle un ataque de pánico...

Desde que conoció a Juliana, había visto muy pocas veces a Lucho, se sentía mal por evitarlo de esa manera pero ahora era el momento de hacer lo que debió haber hecho hace mucho tiempo. No quería hacerlo sufrir, él no merecía eso, pero no quería seguir adelante en una relación dónde no había amor por parte de ella, ahora se sentía culpable por haber esperado tanto tiempo.

Dos toques en la puerta la hicieron brincar.

—Mi niña, ya llegó Lucho.—Le dijo su nana abriendo solo un poco la puerta.

—Gracias Chivis, dile que ahora bajo.

Valentina tuvo que respirar profundo antes de bajar a la sala dónde Lucho ya la esperaba. Hacía días que no se veían pero esa mañana él la llamó y ella le pidió que fuera a su casa... estaba decidida a hablar y dejar todo claro.

Cuándo el chico la vio bajar las escaleras, se paró para saludarla, en sus manos traía un ramo de flores, con una sonrisa se acercó a ella, le dio un beso en los labios y le entregó las flores. Valentina sintió culpa.

Se notaba cabizbajo. Él era incapaz de exigirle nada pero su mirada delataba que extrañaba a su novia... Los dos permanecieron parados sin decir nada. Valentina mirando las flores, porque no podía mirarlo a los ojos. Lucho mirándola fijamente, probablemente esperando alguna explicación de su alejamiento. Después de varios segundos, él fue quién rompió el silencio.

—Vale, hace semanas que estás muy distante, yo... no sé que pasa. Si hice algo que te molestó, dímelo.

El semblante de Lucho era de tristeza, en sus ojos se podía notar que en realidad le afectaba el distanciamiento que había entre ellos. Tomó a Valentina de la mano, la guió hacia el sofá y se sentaron. La miró a lo ojos tratando de leer en ellos la respuesta.

—Tu sabes que yo te amo verdad? Y respeto tus tiempos, pero últimamente me evades demasiado. Yo... no se que pensar.

Para Valentina había sido mucho más fácil todo el panorama en su cabeza. Había pensado mucho en que le iba a decir...

Pensó que un 'Lo siento pero esto no está funcionando'  'Es mejor darnos un tiempo' o 'Yo te quiero pero no te amo' Había repasado mil veces lo que le diría pero ahora que estaba frente a su novio de años, el cuál siempre fue un gran amigo que la apoyó en todo y que la amaba, ya no sabía que decir.
Lo miraba fijamente como si con eso pudiera explicarle y él entendiera todo lo que pasaba por su mente.

—Lucho... yo...—pasó saliva y se aclaró la garganta. Pero nada salió de su boca. Empezó a acariciar las flores que aún tenía en sus manos, así evitando la mirada de su novio.

—Vale, nos conocemos desde que éramos adolescentes. Antes que nada somos amigos, te conozco y se que algo te pasa. Puedes confiar en mi, yo te amo y sea lo que sea, estoy aquí para apoyarte. Soy tu novio y espero algún día ser tu esposo. Necesito que sepas que tus problemas, son también los míos y juntos podemos resolverlos. —Con cuidado agarró las flores del regazo de Valentina, las dejó sobre la mesa de centro...Tomó las manos de la castaña entre las suyas y las llevó a sus labios para besarlas delicadamente.

¿Cómo le iba a romper el corazón de esa manera después de verlo tan triste y desesperado? Los ojos del chico se cristalizaron y ella tuvo que morderse el labio inferior para no hablar de más y no lastimarlo. Él la amaba.

—No Lucho... yo...—cerró los ojos y pausó por un momento.

—Discúlpame, tienes razón... yo... últimamente he estado ocupada en otras cosas y... he descuidado lo nuestro, debí pensar más en ti—finalizó con una sonrisa forzada.

—Estás segura que solo es eso Vale?

—Si, obvio... últimamente he tenido mucho trabajo y apenas si me queda tiempo para mi.— Le dijo mientras se tocaba la frente en un gesto claramente frustrado.

Lucho la conocía bien, sabía que algo andaba mal pero también sabía que a veces Valentina se cerraba cuándo se sentía presionada y prefirió darle tiempo a que ella misma se abriera y le contara que la tenía así.

La ojiazul se recargó en su hombro y él le acarició el pelo mientras ella sentía como un nudo se le formaba en la garganta y los ojos se le humedecieron...



Valentina estaba acostumbrada a hacer felices a los demás, a pensar siempre en los demás, a preocuparse por los demás, nunca se detuvo a pensar si por hacer todo por los demás, estaba perdiendo su identidad. Todo mundo la veía como la amiga perfecta, la hija perfecta, la hermana perfecta, la novia perfecta... siempre decía 'Sí' cuándo a veces lo que quería es mandar a todos al carajo, pero habían sido tantos años de ser lo que todos esperaban que fuera que ya no sabía como decir No.

Desde pequeña sentía que nadie la escuchaba, nadie validaba sus sentimientos, se sentía tan jodidamente sola desde que su mamá murió. Cada vez que trataba de hablar con alguien sobre su día en la escuela, o sobre su estado de ánimo porque alguien la hizo sentir mal, le decían que no tenían tiempo para niñerías... Guille era el único que la escuchaba y jugaba con ella para hacerla sentir mejor pero él tenía sus ocupaciones... entre la escuela y sus amigos, apenas si le daba tiempo para dedicarse a ella. Sabía que su hermano siempre estaría ahí si se lo pedía pero no era justo quitarle el tiempo con sus "tonterías".

Así que empezó a poner una careta falsa, ya no hablaría de ella misma y de lo que necesitaba, era más fácil hacer lo que los demás querían... solo así, siendo "perfecta" lograría la atención de su padre, que después de su mamá era la persona más importante para ella y quería que él estuviera orgulloso.

Haría lo que los demás querían que hiciera para recibir el amor, la aceptación y la admiración de su familia, de sus amigos y de toda la gente importante para ella. Sería el orgullo de los Carvajal. Así que poco a poco se fue olvidando de lo que quería, para hacer lo que los demás esperaban de ella.

Ahora no sabía como salir de ese hoyo. No sabía si tendría el valor suficiente para enfrentar al mundo. De pronto se sintió tan pequeña y débil como aquella niña que todos ignoraban.








***

Juliana estaba en las nubes desde aquel beso, no podía creer que Valentina, la mujer más bella y maravillosa del mundo sintiera lo mismo que ella.

Cuándo se besaron el universo estalló y se expandió dándole vida a un sinfín de emociones que nacían en ese momento mientras sus cuerpos se conectaban a través de un beso que no solo la unía físicamente, sus almas también se unieron en unísono a esa explosión de sensaciones.

De solo recordarlo, su piel se erizaba.

La ojiazul le había confesado que sentía cosas por ella, incluso iba a terminar su relación. Aunque la castaña le aseguró que lo hacía porque ya no amaba a su novio desde hacía mucho tiempo, ella se sentía culpable, lo último que quería era meterse en medio de una relación.

Siempre siguió una simple regla: Respetar las relaciones ajenas.

Cuándo supo que Valentina tenía novio pensó en alejarse, pero algo más fuerte que su voluntad no se lo permitió.... esa mujer era un imán que la jalaba, y trató por todos los medios de frenar sus impulsos, de no caer en la tentación, de mantener la relación única y exclusivamente de amistad, sin embargo y a pesar de mantener sus sentimientos escondidos, llegó el día que ya no pudo más, la fuerza con la que la atraía aquella mujer era casi magnética.


La ojiazul le había dicho que esa semana hablaría con el chico y ella solo contaba las horas para ver a Valentina nuevamente y por fin poder expresar libremente y sin ningún temor todo lo que sentía desde que la vió. Moría por volver a besar los labios de la castaña. Incluso había pensado que tal vez podrían regresar juntas a NY ya que sus compromisos en México estaban finalizando y ahora su presencia no sería necesaria, su asistente podría encargarse del resto.

Sabía que de ahora en adelante el tomar de la mano a Valentina tendría otro significado... mirarla, sonreírle, abrazarla... todos esos detalles que gritaban todo lo que ella sentía pero que no había podido decirlo en voz alta. Ahora cada vez que la mirara más tiempo de lo debido o que la abrazara sin motivo aparente, podría decirle la verdadera razón y no buscaría una excusa para no quedar expuesta.

Juliana no podía evitar sonreír cada que pensaba en esa mujer y los posible planes futuros. Moría por verla de nuevo.










**

Lupe tenía días dándole vueltas a el tema de conversación, pero en el pasado cada vez que mencionaba al Chino, Juliana le prohibía que hablara de él y terminaban discutiendo. Por eso no sabía como empezar sin que se molestara o que por lo menos la dejara hablar y escuchara lo que tenía que decirle.

Sabía que aunque su hija se hiciera la fuerte y le dijera que ya todo estaba en el pasado, por dentro aún tenía miedo que el Chino las encontrara.
Juliana merecía vivir tranquila, ser feliz y sin ningún temor de encontrarse a su padre en cualquier momento.

Llegó a la casa y la encontró en la sala trabajando en su laptop, se acercó, le dio un beso en la frente y se sentó junto a ella... no sabía como empezar a hablar del tema sin que terminara dejándola con la palabra en la boca. Se le quedó mirando sin decirle nada con la esperanza que Juliana le leyera el pensamiento.

Luego de unos segundos donde ninguna dijo nada, decidió preguntar cualquier cosa para romper el silencio.

—Hoy no saliste con Valentina?

—No ma, ella tenía asuntos que atender.— le respondió mientras seguía enfocada en la pantalla de su computadora.

—Cenaste? —Lupe le preguntó un poco nerviosa, mientras movía cosas en la mesa de centro que ya estaban perfectamente en orden.

Juliana se dio cuenta que su mamá estaba algo extraña, desvió su atención hacía Lupe y la miró con una expresión entre confundida y preocupada.

—Lupe, que te pasa?

La mujer, se movió nerviosa en su lugar, se aclaró la garganta para poder hablar, ya que sentía un nudo que no la dejaba hablar...

—Juli... yo... este...nunca me dejas hablarte sobre el Chino y yo quería hablarte sobre él. Me enteré que...

—No, Lupe!

De solo escuchar ese nombre su mandíbula se tensó. Ni siquiera quiso seguir hablando con su madre.

—Juliana, porqué eres tan terca? Es importante lo que tengo que decirte... hace días me enteré que el Chino...

—Estoy cansada me voy a dormir, hasta mañana— cerró de golpe su laptop, le dió un beso en la mejilla, se paró y se fue, dejando a Lupe con la palabra en la boca.

Todos los recuerdos que tenía Juliana de él eran negativos. El miedo que le daba de sólo verlo llegar... siempre estaba de mal humor y se ponía agresivo a la menor provocación. Ese temor le duró años aún cuándo ya estaban lejos de él.

Cuándo Lupe por fin tuvo el valor de separarse de él y huir lejos, fue después de que una noche el Chino llegara borracho y le diera una golpiza a su madre que la dejó sangrando y con un ojo hinchado, luego se quedó dormido por todo el alcohol en su sistema, después de pasar varias horas pensando que hacer, y en lo que era mejor para su hija... tomó la decisión...

Esa noche Juliana ya se había quedado dormida cuándo su mamá la despertó y le dijo que no hiciera ruido, que se vistiera rápido mientras metía algunas cosas en una pequeña mochila. Salieron tomadas de la mano lo más silenciosamente posible para no despertar a su padre. En cuánto estuvieron afuera, corrieron hasta llegar a una calle dónde vieron un taxi, tenían miedo que El Chino despertara y las persiguiera, no estuvieron tranquilas hasta que estuvieron en el autobús que las llevaría lejos de ese infierno y por fin pudieron respirar con más calma.
Aunque siempre le aterraba que las encontrara y pudiera seguir haciéndoles daño.

Por las noches tenía pesadillas en las cuáles su padre las encontraba y golpeaba a su mamá hasta matarla. Con el paso de los años esos sueños cesaron pero el miedo a verlo otra vez seguía presente aunque trataba de disfrazarlo con indiferencia.

Por eso cuándo empezó a ser más reconocida, evitaba a toda costa que le tomaran fotos o dar algún tipo de entrevistas, sabía que no podía evitar ser una figura pública pero prefería mantenerse lo más alejada posible de una cámara y del ojo público. No quería que su padre las encontrara, al fin y al cabo sus diseños hablaban por si solos, eran reconocidos por su calidad, perfección y estilo impecable y no por su rostro. Sus diseños sólo tenían sus iniciales JV.

No quería saber nada de ese hombre, habían pasado muchos años y quería dejar todos esos recuerdos enterrados. Aunque había momentos en los que temía verle la cara de nuevo. Ella prefería pensar que había muerto. No quería que su mamá lo mencionara. Ahora  estaban tranquilas y vivían felices, no había necesidad de empañar sus logros trayendo a ese hombre a la conversación.

Por eso decidió cortar la conversación que su mamá quiso empezar y se fue a dormir, evitando así el tema.

No quería arruinar su felicidad con el tema del Chino, aunque todavía no le contaba a su mamá nada sobre el beso ni sobre sus sentimientos porque no quería adelantarse a los hechos, primero quería saber dónde estaba parada con Valentina y prefirió esperar antes de contarle a su madre todo.

Aunque lo feliz que había estado esos días se notaba, no podía evitar sonreír y cantar alguna que otra canción mientras hacía cualquier cosa... Lupe lo había notado y le preguntó cuál era el motivo de su alegría pero ella no quiso darle detalles y solo se limitó a decirle que las cosas iban bien en sus negocios. Su madre no le creyó pero no quiso presionarla y la miró con complicidad, sabiendo que había algo más y que en esa actitud positiva estaba involucrada una castaña de ojos azules.

Con esa imagen de Valentina y sus ojos color cielo que la tenían hipnotizada quería irse a dormir y no pensando en el hombre que más las había hecho sufrir.











**

Se escuchó el timbre de la puerta, Juliana sonrió nerviosa, se arregló un poco el pelo mientras caminaba rápidamente al encuentro de la ojiazul. Agarró el picaporte y antes de abrir cerró los ojos tratando de calmarse y respiró profundamente. No quería mirarse muy obvia, aunque no podía ocultar la sonrisa que le causaba encontrarse nuevamente con la chica que ocupaba gran parte de su mente y se adueñaba cada vez más de su corazón. Mentalmente contó hasta tres y abrió.

Su sonrisa se borró y un gesto de pánico cubrió su rostro, se quedó paralizada. La sangre se le heló y no pudo reaccionar. Miles de imágenes vinieron a su mente.

—Juliana

Aquella mirada fría, esa mueca burlona, esa voz ... la sangre se le heló, su corazón se detuvo por un instante mientras todos los recuerdos de su infancia le llegaron de golpe.

—Chino— Apenas pudo decir, quiso cerrarle la puerta en la cara, pero él fue más rápido, puso el pie en medio para evitarlo y con fuerza aventó la puerta e hizo caer a Juliana al piso.

—Vete de aquí— Le decía la pelinegra mientras trataba de inclinarse, el miedo en su rostro era evidente, aunque trataba de parecer valiente.

—Creíste que siempre se iban a esconder de mi, no es así?—Su rostro reflejaba rabia... caminó hacia Juliana y la jaló del brazo, la levantó con brusquedad solo para acercarla más a él. Con una mano tomó su rostro y lo apretó con fuerza. Disfrutaba ver el terror en los ojos de ella.

—Te voy a enseñar que de mi nadie se burla. —Ella trataba de soltarse pero fue inútil. De sus ojos empezaron a salir gruesas lágrimas mientras forcejeaba.

—Las voy a matar.— le dijo al oído.

—Suéltame! déjame! —Trataba de escapar.

La tomó del cuello apretando con fuerza, Juliana trataba de soltarse pero era inútil, la mirada de ese hombre era diabólica y ella se sintió como aquella niña asustada que vivía en aquel infierno del cual no había escapatoria.

El Chino sacó un revólver y le apuntó a la cabeza, directo en la frente.

—Dónde está tu madre?

—Déjanos en paz Chino!— Le suplicó... sus ojos eran un mar de lágrimas que ya no pudo evitar.






—Juliana!— la voz de Lupe se escuchó.


—Mamá, mamá! No!— La sonrisa tenebrosa del Chino se ensanchó.

Todo había terminado... Juliana sabía que era el fin y esta vez no saldrían con vida.

Su padre la soltó y apuntó directo a su mamá...

—Noooo! Fue todo lo que pudo decir.

Se escuchó un disparo.











—Juli!



—Mija!



—Maaa!!!







—Juli...despierta!

Su madre la miraba preocupada, había sido una pesadilla. Hacía tanto tiempo que no tenía un sueño de ese tipo. Lupe había escuchado gritos en la habitación de su hija, corrió asustada pensando que algo le había pasado o alguien había entrado a la casa.

Juliana abrió los ojos, asustada, sudando, sus ojos recorrían todo alrededor.

Aún podía sentir las manos del Chino en su cuello, el aliento a alcohol quemándole la cara... se abrazó a su mamá como si fuera aquella niña pequeña que buscaba los brazos de su madre para que la protegiera.

—Ma estás bien?— la apretaba fuerte, su cuerpo tembloroso se aferraba a Lupe.

Su madre le acariciaba el pelo mientras le repetía que todo había sido una pesadilla. Poco a poco todos sus sentidos regresaban a la realidad.

—Qué pasó mija? Qué soñaste?— La mujer la miraba profundamente preocupada mientras le acariciaba el pelo.

—El Chino...dijo en un hilo de voz.— nos encontró y...—no pudo continuar, la voz le falló, se soltó del agarre de su madre y se sentó con las rodillas dobladas abrazándose a ellas. Escondió su cabeza mientras su mamá le acariciaba la espalda.

—Juliana, nunca me cansaré de pedirte perdón por todo lo que viviste.

Lupe había sido testigo de todas las noches cuándo su hija se despertaba gritando por las pesadillas que tenía. Con los años habían disminuido y Juliana le había dicho que hacía mucho ya no las tenía.

El mencionarlo antes pudo haber causado que regresaran las pesadillas y ahora su madre no sabía si continuar con la conversación que habían empezado o que había tratado de empezar. Pero sabía que esos sueños eran el reflejo de los miedos de aquella niña que aún le tenía terror a su padre.

Tenía que hablar con ella, pero por el momento la dejaría descansar. Había sido demasiado por esa noche.

Le preparó un té y después de un rato, Juliana le dijo que se sentía más tranquila y decidió volver a la cama, aunque ninguna de las dos lograra reconciliar el sueño por esa noche, tratarían de descansar, al siguiente día Lupe encontraría la forma de hablar con ella.

—Mija, trata de dormir.—Le dio un beso en la cabeza.









**

—Juliana es muy importante que me escuches, se que no quieres saber del Chino pero después de lo de anoche...

—Lupe, no... lo de anoche fue solo una pesadilla, ya hacía mucho que no tenía una, incluso ya hasta había me había olvidado de ese hombre, pero lo mencionaste y por eso tuve ese sueño. No quiero hablar más de eso— Se levantó de la mesa dejando el desayuno a medio terminar, tratando de evitar el tema nuevamente, pero su madre se lo impidió tomándola de la mano.

—No, Juliana... me vas a escuchar— la miró con decisión.

Juliana se sentó nuevamente, no quería estar ahí, no quería escuchar nada referente el Chino, pero sabía que su madre no la iba a dejar en paz hasta que no escuchara lo que tenía que decir, era mejor salir de eso de una vez. Respiró profundamente y miró a su madre directamente a los ojos.

—Qué pasa con el Chino?

Juli, yo sé que siempre te has hecho la fuerte y me dices que estás bien, pero yo sé que una parte de ti vive con el temor de que nos encuentre, ahora que eres una mujer reconocida, tratas por todos los medios de mantener tu privacidad estando alejada del ojo público. Compraste esta linda casa para mi porque sabes que aquí es un lugar muy seguro para mi.

—Ya dilo Lupe.

—Juli, ya no es necesario que te preocupes por nosotras. Hace una semana me enteré que... —Respiró profundo y miró fijamente a Juliana.

—El Chino murió en un enfrentamiento con la policía de Texas.

Juliana se quedó callada, sin ninguna expresión en su rostro. Se esperaba cualquier cosa menos esa noticia.
su mirada se tornó fría mientras en su mente pasaban miles de imágenes de todo el sufrimiento que vivió a su lado.

Su madre la observaba tratando de ver algún rastro de dolor u odio, por un momento no supo que pensar ante el silencio de su hija.

—Juli?

—Me alegro.— Fue todo lo que dijo.

—Mija, ya nunca más podrá hacernos daño. Yo necesitaba decírtelo para que te quitarás ese peso de tus hombros, mereces ser feliz, vivir la vida con libertad... sin temor.—Le dijo Lupe mientras acariciaba levemente su mano.

Juliana se mantuvo callada unos minutos más. No se sentía feliz, ni triste, ni enojada... no sabía como identificar lo que sentía. Por un momento se sintió hueca, como si nada existiera dentro de ella.









**

La castaña notó algo raro en el comportamiento de la morena, la notó un poco ausente. Juliana pasó por ella a su casa para ir a tomar algo pero estaba un poco distraída.

—Todo bien Juls?— La miró con preocupación y le tomó la mano, acariciándola levemente.

La mente de Valentina empezó a volar y se imaginó mil cosas entre ellas que la pelinegra se había arrepentido de besarla y ya no quería nada con ella.

—Es por lo del beso?—Le dijo temerosa y mirándola directamente a los ojos.

Juliana vió el miedo de Valentina en sus ojos y pronto negó con su cabeza y le sonrió mientras apretaba un poco más el agarre entre sus manos.

—No... no, claro que no. No me arrepiento de eso, es lo más lindo que me ha pasado Val.— Se acercó a la chica y le dio un beso tierno y suave para calmar las dudas de la ojiazul. Ella jamás se arrepentiría, ese día lo iba a recordar para siempre. Nunca se había sentido tan feliz.

Juliana pretendía darle un beso corto sin otras intenciones más que mostrarle que estaba equivocada al pensar que ella se arrepentía, no quería ir mucho más allá aunque todo su ser le gritara que la necesitaba en todas las formas posibles, no quería asustarla y sus intenciones eran ir lento pero Valentina al parecer tenía otros planes, cuándo ella se iba a separar, la chica la tomó del cuello para que no lo hiciera e intensificó el beso.

Al parecer las dos estaban ansiosas por sentirse de nuevo.

A diferencia de la primera vez, este beso estaba siendo muy pasional y por un momento la sensación de llegar más lejos tomó el control de sus cuerpos, no pensaron en nada más, sólo querían saciar las ganas que tenían de sentirse. Valentina trató de quitarle la chaqueta, quería sentir su piel, Juliana se dejó llevar... tal vez no era el lugar ni el momento adecuados pero nada les importaba, buscaban sus bocas con ansías... Valentina se levantó de su asiento mientras se besaban para acercarse más a la morena que tampoco estaba dispuesta a despegarse ni un centímetro de ella...



El ruido de un celular las hizo regresar a la realidad... se separaron con la respiración agitada y el corazón acelerado. Buscando de dónde provenía ese ruido. De pronto Valentina reaccionó y se dio cuenta que era su celular el que sonaba. Lo buscó dentro de su bolso y vio que la llamaba Lucho.  Miró a Juliana con nerviosismo.

—No vas a responder morrita?

—No, no es importante.








Llegaron a uno de sus cafés favoritos que habían conocido en una de sus salidas.

—Juls, hace rato en el auto... No íbamos a poder parar verdad?—Le dijo Valentina.

—Yo no quería parar Val— Juliana la miraba con devoción.

Esa castaña era una aparición divina y ella no podía hacer nada más que adorarla.Ya no tenía caso ocultar nada, era hora de confesarle lo que sentía por ella. No podía quedarse con esas palabras en su pecho por más tiempo, necesitaba decírselas, incluso aunque la castaña no sintiera lo mismo, ella necesitaba decirlo porque sino lo hacía, sentía que iba a explotar.

—Val... yo estoy enamorada de ti.—Sus ojos eran dos corazones brillando como si fueran soles.

Valentina recostó la cabeza en su cuello y la abrazó con fuerza, no podía creer que esa mujer maravillosa la amara, se sintió la mujer más afortunada del mundo pero al mismo tiempo la peor villana de su historia, quiso decirle que ella también la amaba, que se había enamorado de ella desde que la vio por primera vez, pero el sentimiento de culpabilidad inundó su cuerpo y su mente... no había terminado con Lucho y no había sido capaz de contárselo a Juliana. Con todo lo que estuvo a punto de pasar en el auto, ya no tuvo el valor de decirle nada.

Estuvieron por un rato abrazadas, Juliana le pasaba la mano suavemente por la espalda a Valentina.

Valentina no quería salir de su refugio, la apretaba un poco cada vez que Juliana le besaba la cabeza... quería quedarse así para siempre, sintiéndose protegida y amada, pero había algo pendiente y necesitaba saber que le pasaba a la morena.

—Juls— Le dijo Valentina saliendo de su cuello. —Ahora si me vas a decir que te preocupaba.

Juliana se tensó un poco, Valentina lo notó.

—Hey... habla conmigo.

—Es sobre mi padre— Bajó la mirada, no sabía como contarle sobre él y tenía miedo que después de conocer su pasado y de quien era hija, la chica que tenía enfrente ya no quisiera verla más.

—Chiquita, puedes confiar en mi, tus problemas, tus tristezas, cualquier cosa que te afecte, es importante para mi. —La tomó de la mano y le dio un pequeño apretón instándola a continuar.

Juliana nunca había tenido a su lado a alguien que se preocupara por ella... aparte de su madre.
Todo con Valentina era nuevo, era una sensación de confianza, quería hablar con ella sobre su pasado pero tenía miedo de decepcionarla.

Cuándo estaba con ella sentía una especie de paz que nunca antes sintió, se olvidaba por completo del mundo y sus problemas. No quería perder a la única persona que la hacía sentir en otra dimensión. Pero la mirada comprensiva de la chica frente a ella le dio la fuerza para continuar.

Las siguientes horas, Juliana le contó todo, desde sus primeros recuerdos con su padre, los abusos emocionales y físicos que sufrieron ella y su madre, hasta el día que escaparon.

Valentina había empezado a llorar desde los primeros minutos, no pudo evitarlo al imaginar a Juliana de pequeña pasando por tanto sufrimiento.

Varias veces la morena estuvo a punto de dar por terminada la conversación al ver las lágrimas en los ojos de la chica pero Valentina le dijo que continuara. Le dolía tanto escucharla pero sabía que una parte de Juliana necesitaba desahogarse. Trató de hacerse la fuerte para que la morena continuara con su historia.

Cuándo Juliana terminó de narrar todo bajó la mirada avergonzada, no tenía el coraje de mirarla a los ojos y ver decepción y tampoco quería que le tuviera lástima.

Valentina no pudo resistirse más y la abrazó tan fuerte como pudo y sin controlarlo dejó que salieran las lágrimas que estaba tratando de controlar mientras se abrazaba a su morena.

—Chiquita— le decía mientras le besaba el hombro.

— Ahora que sabes todo sobre mi vida entiendo si ya no quieres saber nada más de mi. — le dijo Juliana limpiándose las lágrimas que al final no pudo evitar.

Valentina la miró confundida. Luego con sus pulgares le secó las lágrimas que caían por sus mejillas.

Se acercó hasta tocar sus frentes y le habló con toda la sinceridad del mundo.

—Juls, yo nunca me voy a alejar de ti ok? tu eres la persona más increíble que he conocido en mi vida, si antes te admiraba, ahora te admiro mucho más. Eres una mujer fuerte, decidida, valiente, respetuosa, bondadosa. Cualquier persona se sentiría orgullosa de estar a tu lado.

Le dió un pequeño beso en los labios. Había olvidado que estaban en aquel lugar público. Pero quería que Juliana supiera que sus sentimientos no cambiaron, todo lo contrario, entre más la conocía, más la quería.

Se separaron y Juliana le sonrió agradecida por sus palabras.

—Además, que eres muy guapa Juls— le dijo Valentina mientras le guiñaba un ojo para quitarle un poco el peso a la conversación y hacer que la chica sonriera.

—Vaaal... —Los ojos de Juliana la miraron con amor. Siempre que la ojiazul le decía cosas así no podía evitar sonrojarse.




Después de pasar el día juntas, decidieron ir a casa de Valentina, querían terminar su día viendo una película en la mansión Carvajal.

La casa siempre se sentía vacía, rara vez todos se reunían o de vez en cuándo hacían alguna fiesta. Pero por lo general solo la servidumbre habitaba la mansión, por eso Valentina se sentía tan sola ahí. Cuándo se presentó la oportunidad de irse a NY a atender los negocios de la familia no lo pensó dos veces, quería respirar otros aires, salir de la misma rutina y vivir lejos de su familia... quería experimentar lo que era ser ella misma, encontrar tal vez su lugar en el mundo dónde se sintiera feliz.

Ahora que Juliana estaba ahí con ella, por alguna razón la casa no se sentía tan grande, tan vacía, tan fría...

Se acomodaron en unos de los sofás más grandes con un tazón de palomitas, listas para buscar la película que más les llamara la atención.... Valentina era más de ver comedias románticas, Juliana de suspenso o acción.... no se ponían de acuerdo. Valentina trató de quitarle el control remoto a la morena cuándo esta quiso poner In The Tall Grass...
Juliana alejó el control para que no lo alcanzara y comenzaron a forcejear mientras Juliana reía divertida...

El sonido de un mensaje capturó la atención de ambas... el celular de Valentina estaba sobre la mesa. Juliana que estaba más cerca lo tomó para dárselo a la castaña pero sin querer miró el mensaje en la pantalla.

Baby, llámame cuándo puedas, recuerda que te amo.

Sintió que le clavaron una espada en el corazón.

No terminaste con Lucho? —La decepción en su rostro y su voz era evidente.

Valentina inmediatamente supo de quién era el mensaje al ver en los ojos de la morena el dolor...

—Juls, déjame explicarte... — No sabía por dónde empezar, se daba golpes mentales por no haber hablado con ella desde el principio, pero ya era tarde y ahora no sabía que hacer.... la iba a perder por ser una cobarde.

—Yo... traté. Pero no pude...— Bajó la mirada avergonzada, se sentía la peor persona del mundo en esos momentos.

— Es mejor que me vaya. Es tarde.— Juliana quería llorar pero no iba a hacerlo delante de ella, se sentía engañada, sentía que Valentina se había burlado de ella. No podía seguir ahí un minuto más.

—No, Juls, espera... Déjame explicarte... no te vayas, por favor.— La voz de Valentina comenzó a quebrarse...

Juliana iba hacía la salida pero se detuvo cuándo escuchó que la castaña venía detrás de ella tratando de alcanzarla. Se giró y se acercó a la chica.

—Adiós morrita.— Le besó la frente y salió por aquella puerta, dejando a una Valentina confundida y con un nudo en la garganta...

¿Qué significaba ese 'Adiós'? ¿Acaso ya no quería verla más? ¿La había perdido? Se quedó inmóvil mirando la puerta cerrada y sintiendo que el mundo se le había venido encima.










*******************************

Hello! Aquí cumpliendo mis promesas... a veces la vida no nos da lo que queremos, sino lo que necesitamos... y no todos los finales son cuentos de hadas... o si?

Ahhh y remember NO SOY ESCRITORA así que si no me explico bien o no hace sentido como diría Valentina, don't worry yo tampoco me entiendo😩🤭 porque se de dónde vengo pero no se hacia dónde voy...

AndyR0M0 uno más...





— 🍻

Continue Reading

You'll Also Like

8.8K 800 11
A story of four brothers whose life revolves around each other. Fate wasn't kind to them, but they were in it together, always have been and always w...
14.5K 421 33
here you will find a few of my ideas. Have fun :) -Angst + Character death (Chapter 1) -slownburn??? Idk/Mialotte (Chapter2) -family drama (Chapter 3...
10.4K 39 6
A young girl named Abigail will have to deal with her stepmother for six months Comments, criticisms and suggestions welcome
11.9K 975 21
YUH EX MAN BRUK YUH HEART ND YUH NUH SEE HIM FI YEARS! JUS LEAN PON ME SHOULDER, MI EASE YUH TEARS🥹. NEW TO THIS WRITING THING SO BARE WITH ME🙏🏽�...