ยฒAlessia y la Cรกmara de los S...

By chrysthemums

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INTRODUCTION
1. La Madriguera.
2. En Flourish y Blotts.
3. El sauce boxeador.
4. Gilderoy Lockhart.
5. Los ยซsangre suciaยป y una voz misteriosa.
6. Un cumpleaรฑos de muerte.
7. La inscripciรณn en el muro.
8. La bludger loca.
9. El club de duelo
10. Con las manos en la masa.
11. La pociรณn multijugos.
12. Un diario misterioso.
14. Aragog
15. Basilisco.
16. La Cรกmara de los Secretos.
17. El heredero de Slytherin.
18. Fin del segundo aรฑo.
NOTE

13. Punto de quiebre.

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By chrysthemums





Harry, Ron, Hermione y Alessia siempre habían sabido que Hagrid sentía una desgraciada afición por las criaturas grandes y monstruosas. Durante el curso anterior en Hogwarts había intentado criar un dragón en su pequeña cabaña de madera, y pasaría mucho tiempo antes de que pudieran olvidar al perro gigante de tres cabezas al que había puesto por nombre Fluffy.

Estaban seguros que si, de niño, Hagrid se enteró de que había un monstruo oculto en algún lugar del castillo, hizo lo imposible por echarle un vistazo.

Después de que Harry y Alessia les contaran a sus amigos lo que había pasado con el diario de Riddle, Ron y Hermione les pedían constantemente que les contasen una y otra vez lo que habían visto.

── A lo mejor Riddle se equivocó de culpable ── decía Hermione ──. A lo mejor el que atacaba a la gente era otro monstruo.

── ¿Cuántos monstruos crees que puede albergar este castillo? ── le preguntó Ron, aburrido.

── Hay un calamar gigante en el lago negro ── comentó Alessia. Tenía los brazos cruzados ──. Y en nuestro primer año había un perro de tres cabezas, un dragón, un trol...

── Está bien, ya entendí.

── Ya sabíamos que a Hagrid lo habían expulsado ── dijo Harry, apenado ──. Y supongo que entonces los ataques cesaron. Si no hubiera sido así, a Riddle no le habrían dado ningún premio.

Ron intentó verlo de otro modo.

── Riddle me recuerda a Percy. Pero ¿por qué tuvo que delatar a Hagrid?

── El monstruo había matado a una persona, Ron ── contestó Hermione. Alessia asintió dándole la razón.

── Y Riddle habría tenido que volver al orfanato muggle si hubieran cerrado Hogwarts ── dijo Harry ──. No lo culpo por querer quedarse aquí.

Ron se mordió un labio y luego vaciló al decir:

── Ustedes se encontraron a Hagrid en el calejón Knockturn, ¿verdad, Harry, Alessia?

La pelirroja asintió de nuevo.

── Dijo que había ido a comprar un repelente contra las babosas carnívoras ── dijo Harry con presteza.

Se quedaron en silencio. Alessia suspiró.

── No lo sé, a mí se me hace difícil creer que Hagrid pudiera hacer tal cosa ── dijo. Se negaba a creer que alguien tan amable pudiera hacer tal barbaridad.

Hermione tuvo una idea elemental.

── ¿Por qué no vamos y le preguntamos a Hagrid?

── Sería muy cortés ── dijo Ron ──. Hola, Hagrid, dinos, ¿has estado últimamente dejando en libertad por el castillo a una cosa furiosa y peluda?

Al final, decidieron no decir nada a Hagrid si no había otro ataque, y como los días se sucedieron sin siquiera un susurro de la voz que no salía de ningún sitio, albergaban la esperanza de no tener que hablar con él sobre el motivo de su expulsión. Ya habían pasado casi cuatro meses desde que petrificaron a Justin y a Nick Casi Decapitado, y parecía que todo el mundo creía que el agresor, quienquiera que fuese, se había retirado, afortunadamente.

Peeves se había cansado por fin de su canción ¡Oh, Potter y Benedette, son unos tontos!; Ernie Macmillan, un día, en la clase de Herbología, le pidió cortésmente a Harry que le pasara un cubo de hongos saltarines, y en marzo algunas mandrágoras montaron una escandalosa fiesta en el Invernadero 3. Esto puso muy contenta a la profesora Sprout.

── En cuanto empiecen a querer cambiarse unas a las macetas de otras, sabremos que han alcanzado la madurez ── dijo a los cuatro amigos ──. Entonces podremos revivir a esos pobrecillos de la enfermería.

Durante las vacaciones de Semana Santa, los de segundo tuvieron algo nuevo en que pensar. Había llegado el momento de elegir optativas para el curso siguiente, decisión que al menos Hermione y Alessia se tomaron muy en serio.

── Podría afectar a todo nuestro futuro ── dijo Hermione a Harry y Ron, mientras repasaba minuciosamente la lista de las nuevas materias, señalándolas.

── Lo único que quiero es no tener Pociones ── dijo Harry.

── Es imposible ── dijo Ron con tristeza.

── Seguiremos con todas las materias que hemos tenido hasta ahora ── dijo Alessia mirando la lista de las nuevas materias. Su hermano le había recomendado algunas al igual que su tía Amelia pero ella no podía decidirse.

── Exacto ── suspiró Ron ──. Si no fuera así, yo me libraría de Defensa Contra las Artes Oscuras.

── ¡Pero si ésa es muy importante! ── dijo Hermione, sorprendida.

── No tal como la imparte Lockhart ── repuso Ron ──. Lo único que me ha enseñado es que no hay que dejar sueltos a los duendecillos.

── A Harry le a enseñado a imitar a un hombre lobo ── comentó Alessia sin mirarlos mientras una sonrisa burlona aparecía en su rostro. Podía sentir la mirada de Harry sobre ella.

── Que graciosa, Aly ── murmuró el azabache, viéndola con ojos entrecerrados.

── Lo sé ── Alessia lo miró y le guiñó un ojo.

── ¿Qué materias piensas tomar, Lia? ── le preguntó Hermione.

── Tomaré Cuidado de Criaturas mágicas ── respondió. Volvió a leer la lista ──. Y... no lo sé, no sé que elegir, estoy entre Runas Antiguas, Adivinación y Aritmancia.

Neville Longbottom había recibido cartas de todos los magos y brujas de su familia, y cada uno le aconsejaba materias distintas. Confundido y preocupado, se sentó a leer la lista de las materias y les preguntaba a todos si pensaban que Aritmancia era más difícil que Adivinación Antigua. Dean Thomas, que, como Harry, se había criado con muggles, terminó cerrando los ojos y apuntando a la lista con la varita mágica, y escogió las materias que había tocado al azar. Hermione no siguió el consejo de nadie y las escogió todas.

── Pero Hermione ¿cómo es que vas poder con todo? ── dijo Alessia, preocupada ──. ¿No es demasiado?

── No te preocupes, ya lo hablaré con la profesora McGonagall.

La pelirroja asintió lentamente. No era que no confiara en las capacidades de su amiga pero es que aquello era demasiado. Dirigió su mirada a Harry y lo vio sonreír tristemente. Creyendo saber el por qué de aquella sonrisa, se levantó y caminó hacia él.

── ¿Todavía no decides? ── murmuró Alessia revolviendo el cabello azabache de su amigo. Harry la miró y negó con la cabeza ──. Entonces, veamos.

Alessia estuvo diciéndole todo lo que su tía Amelia y su hermano le habían dicho. Trató de recomendarle algunas materias las cuales pensaba que podrían gustarle al azabache o en las que creía que sería bueno. En ese momento llegó Percy.

── Depende de adónde quieras llegar, Harry ── le dijo ──. Nunca es demasiado pronto para pensar en el futuro, así que yo te recomendaría Adivinación. La gente dice que los estudios muggles son la salida más fácil, pero personalmente creo que los magos deberíamos tener completos conocimientos de la comunidad no mágica, especialmente si queremos trabajar en estrecho contacto con ellos. Mira a mi padre, tiene que tratar todo el tiempo con muggles. A mi hermano Charlie siempre le gustó el trabajo al aire libre, así que escogió Cuidado de Criaturas Mágicas. Escoge aquello para lo que valgas, Harry.

Después de todo, Alessia se decidió por Cuidado de Criaturas Mágicas y Adivinación antigua. Harry terminó eligiendo las mismas materias optativas que ella.

A Gryffindor le tocaba jugar el siguiente partido de quidditch contra Hufflepuff. Wood los machacaba con entrenamientos en equipo cada noche después de cenar, de forma que Harry y Alessia no tenían tiempo para nada más que para el quidditch y para hacer los deberes. Sin embargo, los entrenamientos iban mejor, y las esperanzas de ganar la copa crecían.

Alessia y Hermione se encontraban sentadas en un sillón de la sala común, la pelirroja se encontraba dibujando a su lechuza Leia, la cual parecía apenas haber dejado su enojo atrás. Al parecer su lechuza era bastante rencorosa.

── ¿Qué es lo que dibujas, Lia? ── preguntó la castaña al ver a su amiga demasiado concentrada.

── A Leia ── respondió despegando la vista de su dibujo, le dio la vuelta a su cuaderno de dibujos y se lo mostró. Hermione miró impresionada el trabajo de su amiga.

── Es increíble ── murmuró ──. ¿Desde cuando dibujas?

Alessia se mordió el labio y miró hacia el techo, pensativa.

── Desde los siete años, creo ── Se encogió de hombros ──. Tía Amelia dice que de pequeña me la pasaba dibujando en las paredes, por lo que decidió comprarme cosas para dejar aquello.

── Antes había tratado de dibujar pero inmediatamente lo dejé ── comentó Hermione mientras soltaba una risa.

── ¿Por qué?

── No podía ni siquiera dibujar monitos de palitos ── Las dos amigas se rieron.

── Yo empecé a dibujar porque me ayuda a mejorar mi estado ánimo ── confesó Alessia, dejando su dibujo. Las comisuras de sus labios se elevaron levemente ──. Cuando pensaba en mamá y en papá, yo... me sentía demasiado decaída y digamos que... bueno, yo no pensaba en muchas cosas bonitas, pero al comenzar a dibujar, mi mente se despejaba por lo que seguí con ello.

Hermione se mordió el labio.

── ¿Es doloroso para ti?

Alessia la miró ladeando la cabeza sin entender a lo que se refería.

── ¿Qué cosa?

── Ya sabes...── murmuró Hermione. Alessia levantó una ceja ──... ¿es doloroso el no tener... a tus...?

Hermione no pudo terminar.  Era un tema del cual nunca habían hablado. Ella había tenido curiosidad desde hace tiempo pero simplemente no había podido preguntar.

Hubo unos momentos de silencio. La pelirroja suspiró, pegó sus piernas a su pecho y recargó su mentón en ellas.  

── N-No tienes que responder si no q-quieres ── añadió Hemione tartamudeando. Alessia sabía a lo que se refería su amiga, sólo que todavía se le hacía difícil hablar del tema con personas que no fueran Amelia y Jayden.

── Sí, lo es...── susurró ──. Muchas veces que me culpaba por lo que les pasó a mis padres... Incluso me disculpé constantemente con mi hermano ── Alessia miró el techo. Recuerdos fugaces de aquellos días se reproducían en su mente ──. Pero tía Amelia y Jayden siempre estuvieron para mí y hacían todo lo posible para que dejara de pensar en eso. Tía Amelia se convirtió en mi pilar, ella nos cuido a mí y a mi hermano como si fuéramos sus hijos... y eso es algo que agradezco de todo corazón. Y después los conocí a ustedes... mi vida se tornó aun más alegre gracias a ti, Harry y Ron.

Una resplandeciente sonrisa apareció en el rostro de Hermione. En ese momento llegaron Ron y Harry a la sala común.

── Hola ── saludó el azabache, sentándose a un lado de la Alessia.

La pelirroja hizo el amago para hablar pero Neville, quien parecía desesperado y respiraba agitadamente, llegó a donde estaban.

── Harry, no sé quién lo hizo. Yo me lo encontré...── dijo, parecía aterrorizado. Harry se levantó, siendo seguido por Alessia, Ron y Hermione.

Subieron hasta los dormitorios de los chicos y Neville abrió la puerta. Los ojos de Alessia se abrieron de sorpresa. El contenido del baúl de Harry estaba esparcido por todas partes. La capa de invisibilidad estaba en el suelo, rasgada. Habían levantado las sábanas y las mantas de la cama, y habían sacado el cajón de la mesita y el contenido estaba desparramado sobre el colchón.

Harry fue hacia su cama, pisando algunas páginas sueltas de Recorridos con los trols.

Cuando Alessia se acercó al azabache para ayudarlo a recoger sus cosas, entraron Dean y Seamus. Dean gritó:

── ¿Qué ha sucedido, Harry?

── No tengo ni idea ── contestó el mencionado. Ron examinaba la túnica de Harry. Habían dado la vuelta a todos los bolsillos. Hermione hizo la cama de Harry.

── Alguien ha estado buscando algo ── dijo Ron.

── ¿Te hace falta algo, Harry? ── preguntó Alessia al ver que el azabache miraba con detenimiento su baúl.

── Se han llevado el diario de Tom Riddle ── respondió en voz baja.

── ¿Qué?

Harry señaló con la cabeza hacia la puerta del dormitorio, y sus tres amigos lo siguieron. Bajaron corriendo hasta la sala común de Gryffindor, que estaba medio vacía. Se sentaron lejos de los demás para poder conversar.

── ¿Qué sucede? ── preguntó Hermione, preocupada. Ni ella ni Ron habían escuchado lo que Harry le había dicho a la pelirroja simplemente los habían seguido.

── Se llevaron el diario de Riddle ── dijo Harry. La noticia dejó aterrorizados a Hermione y a Ron.

── P-Pero, ¿cómo? ── murmuró Ron.

── Sólo pudo haber sido alguien de Gryffindor. Nadie conoce la contraseña ── dijo la castaña.

── En efecto ── confirmó Harry.

Al día siguiente, despertaron con un sol intenso y una brisa ligera y refrescante.

── ¡Perfectas condiciones para jugar quidditch! ── dijo Wood emocionado a los de la mesa de Gryffindor, llevando los platos con los huevos revueltos ──. ¡Harry levanta el ánimo, necesitas un buen desayuno!

── James, Tienes que comer algo ── suspiró Alessia al ver que su amigo ni siquiera miraba su plato.

Harry había estado observando la mesa abarrotada de Gryffindor, preguntándose si tendría delante de las narices al nuevo poseedor del diario de Riddle. Hermione lo intentaba de convencer de que notificara el robo, pero al parecer a Harry no le gustaba la idea, y a Alessia tampoco le agradaba tanto. Si notificaban el robo, tendrían que contar todo lo referente al diario a algún profesor, ¿y cuánta gente sabía por qué habían expulsado a Hagrid hace cincuenta años? No quería que ellos fueran los que lo sacaran de nuevo a la luz.

Al abandonar el Gran Comedor, Alessia se paralizó al subir por la escalera de mármol.

── ¿Lia? ¿Qué sucede? ── preguntó Hermione al verla.

── Matar esta vez... Déjame desgarrar... Despedazar...

Las piernas de la pelirroja temblaron al escuchar aquella voz. Harry dio un grito, y Ron y Hermione brincaron asustados.

── ¡La voz! ── dijo Harry, mirando a un lado ──. Acabo de oírla de nuevo, ¿Aly tu...?

── La escucho ── interrumpió Alessia, abrazándose a sí misma ──. Quiere matar...

Ron, con los ojos muy abiertos, negó con la cabeza. Hermione, sin embargo, se llevó una mano a la frente.

── ¡Chicos, creo que acabo de comprender algo! ¡Tengo que ir a la biblioteca!

── Pero, Hermione, el partido está apunto de empezar ── dijo la pelirroja ──. Puedes ir después.

── ¡No puedo! ¡Tengo que ir ahora! ── exclamó Hermione ──. No se preocupen. ¡Los veo más tarde!

Y se fue corriendo por las escaleras.

── ¿Qué habrá comprendido? ── dijo Harry distraídamente, mirando alrededor.

── Muchas más cosas que yo ── respondió Ron, negando con la cabeza.

Alessia miró por donde se había ido su amiga. Tenía un mal presentimiento. Trató de volver a captar la voz pero los alumnos empezaron a salir del Gran Comedor hablando alto, todos se dirigían hacia la puerta principal para llegar al campo de quidditch.

── Será mejor que se muevan ── dijo Ron ──. Son casi las once... el partido.

Después de haber subido rápidamente por sus escobas, Alessia y Harry se mezclaron con la gente que se dirigía al campo. La mente de la pelirroja se había quedado en el castillo, donde sonaba la voz que no salía de ningún sitio. Esperaba que Hermione se encontrara en las gradas.

Se colocó su túnica de juego y tomó su Nimbus 2.000.

Los equipos saltaron al campo de juego en medio del clamor del público. Oliver Wood despegó para hacer un vuelo de calentamiento alrededor de los postes, y la señora Hooch sacó las pelotas. Los de Hufflepuff, que jugaban de color amarillo canario, se habían reunido a repasar la táctica en el último minuto. Alessia se encontraba sobrevolando junto a Angelina y Katie.

Harry acababa de montarse en su escoba cuando la profesora McGonagall llegó corriendo al campo, llevando consigo un megáfono de color púrpura.

── El partido acaba de ser suspendido ── gritó por el megáfono la profesora, dirigiéndose al estadio abarrotado. Hubo gritos y silbidos. Las tres cazadoras de Gryffindor detuvieron su vuelo.

── ¿Qué fue lo que dijo? ── preguntó Angelina, su rostro reflejaba confusión.

── El partido fue suspendido...── murmuró Katie, segundos después frunció el ceño ──. Pero ¿por qué?

── Será mejor que bajemos a ver que es lo que sucede ── sugirió Alessia a lo que las otras dos asintieron. La pelirroja aterrizó a un lado de Harry.

── James, ¿qué es lo que pasa? ── preguntó, a lo que Harry se encogió de hombros mientras volteaba a verla.

── No lo sé...

Oliver Wood, con aspecto desolado, aterrizó y se fue corriendo a donde estaba la profesora McGonagall sin desmontar su escoba.

── ¡Pero Profesora! ── gritó ──. Tenemos que jugar... la Copa... Gryffindor...

La profesora McGonagall no le hizo caso y continuó gritando por el megáfono:

── Todos los estudiantes tienen que volver a sus respectivas salas comunes, donde les informarán los jefes de sus casas. ¡Vayan lo más deprisa que puedan, por favor!

Luego bajó el megáfono e hizo una seña a Harry y Alessia para que se acercaran.

── Profesora McGonagall, ¿qué...?

── No hay tiempo para preguntas, Benedette ── le interrumpió la profesora McGonagall ──. Sera mejor que tú y Potter vengan conmigo.

Los dos amigos intercambiaron una mirada preguntándose por qué sospecharía de ellos en aquella ocasión. Ron trataba de abrirse paso entre la multitud descontenta y se unía a ellos corriendo para volver al castillo. Para sorpresa de los tres, la profesora McGonagall no se opuso.

── Sí, quizá sea mejor que tú también vengas, Weasley.

Alessia se preocupó al no ver a su mejor amiga con el pelirrojo, miraba constantemente hacia los lados buscándola. Sin embargo, no tuvo éxito. Tal vez Hermione seguía en la biblioteca.

Algunos de los estudiantes que había alrededor rezongaban por la suspensión del partido y otros parecían preocupados. Harry, Ron y Alessia siguieron a la profesora McGonagall y, al llegar al castillo, subieron con ella la escalera de mármol. Pero esta vez no se dirigían a ningún despacho.

── Esto les resultará un poco sorprendente ── dijo la profesora McGonagall con voz amable cuando se acercaban a la enfermería ──. Ha habido otro ataque... Un ataque doble.

El pulso de Alessia se aceleró. Esperaba que no fuera lo que pensaba. La profesora McGonagall abrió la puerta y entraron en la enfermería.

La señora Pomfrey atendía a una muchacha de quinto curso con el cabello largo y rizado. Alessia reconoció en ella a la chica de Ravenclaw a la que por error habían preguntado cómo se iba a la sala común de Slytherin. Y en la cama de al lado estaba...

── ¡Hermione! ── gimió Ron.

Alessia se quedó quieta en su lugar sin poder creer lo que veía. Hermione yacía completamente inmóvil, con los ojos abiertos y vidriosos.

La menor de los Benedette sintió como la tomaban del brazo y tiraban de ella.

── Ella estará bien...── susurró Harry contra su cabello. Él la había abrazado. Los ojos de Alessia se aguaron, y escondió su semblante entre el hombro y cuello de Harry.

── Las encontraron junto a la biblioteca ── dijo la profesora McGonagall ──. Supongo que no pueden explicarlo. Esto estaba en el suelo, junto a ellas...

Levantó un pequeño espejo redondo.

Harry y Ron negaron con la cabeza.

── Los acompañaré a la torre de Gryffindor ── dijo con seriedad la profesora McGonagall ──. De cualquier manera, tengo que hablar a los estudiantes.

── Todos los alumnos estarán de vuelta en sus respectivas salas comunes a las seis en punto de la tarde. Ningún alumno podrá dejar los dormitorios después de esa hora. Un profesor los acompañara siempre a un aula. Ningún alumno podrá entrar en los servicios sin ir acompañado por un profesor. Se posponen todos los partidos y entrenamientos de quidditch. No habrá más actividades extraescolares.

Los alumnos de Gryffindor, que abarrotaban la sala común, escuchaban en silencio a la profesora McGonagall, quien al final enrolló el pergamino que había estado leyendo y dijo con la voz entrecortada por la impresión:

── No necesito añadir que rara vez me he sentido consternada. Es probable que se cierre el colegio si no se captura al agresor. Si alguno de ustedes sabe de alguien que pueda tener una pista, le ruego que lo diga.

La profesora salió por el agujero del retrato con cierta torpeza, e inmediatamente los alumnos de Gryffindor rompieron el silencio.

── Han caído dos de Gryffindor, sin contar al fantasma, que también es de Gryffindor, uno de Reaenclaw y otro de Hufflepuff ── dijo Lee Jordan, el amigo de los gemelos Weasley y Jayden, contando con los dedos ──. ¿No se ha dado cuenta ningún profesor que los Slytherin parecen estar a salvo? ¿No es evidente que todo esto proviene de Slytherin? El heredero de Slytherin, el monstruo de Slytherin... ¿Por qué no expulsan a todos los de Slytherin? ── preguntó con fiereza. Hubo alumnos que asintieron y se oyeron algunos aplausos aislados.

Percy Weasley estaba sentado en una silla, detrás de Lee, pero por una vez no parecía interesado en exponer sus puntos de vista. Estaba pálido y parecía ausente.

── Percy está asustado ── les dijo George en voz baja a Harry, Ron y Alessia ──. Esa chica de Ravenclaw... Penélope Clearwater... es prefecta. Supongo que Percy creía que el monstruo no se atrevería a atacar a un prefecto.

Pero Alessia ni siquiera lo escuchaba. Estaba más pálida de lo normal y jugaba distraídamente con sus manos. En su mente se proyectaba la imagen de Hermione en la enfermería. Su compañera de cuarto, su mejor amiga, la persona a la que le contaba sus secretos, había sido atacada. Alessia seguía sin creer lo que había pasado.

La pelirroja se sobresaltó al sentir una mano en su hombro. Era Harry.

── ¿Te en encuentras bien? ── preguntó. Alessia asintió lentamente. Harry soltó un suspiro, y la miró dudoso. Sabía que estaba mal y el verla de esa manera lo hacía sentir triste ──... Ron quiere decirnos algo.

── ¿Qué vamos a hacer? ── preguntó Ron a Harry y Alessia ──. ¿Creen que sospechan de Hagrid?

── Tenemos que ir a hablar con él ── dijo Harry, decidido ──. No creo que esta vez sea él, peo si fue el que lo liberó la última vez, también sabrá llegar hasta la Cámara de los Secretos, y algo es algo.

── Pero la profesora McGonagall nos ha dicho que tenemos que permanecer en nuestras torres cuando no estemos en clases...── dijo Alessia. Sus dos amigos la miraron ──. No sabemos si estarán vigilando los pasillos...

── Creo ── dijo Harry, en voz todavía más baja ── que ha llegado el momento de volver a sacar la vieja capa de mi padre.

Momentos más tarde los tres se dirigieron hacia sus dormitorios. Al ver la cama vacía de Hermione, Alessia se sintió aún más decaída. Espero a que Parvati Patil y Lavender Brown dejaran de hablar sobre la Cámara de los Secretos y se durmieran para poder encontrarse con Harry y Ron en la sala común, la cual había quedado vacía después de que todos se fueran a descansar.

La menor de los Benedette dio vueltas en su cama, hasta que se detuvo y suspiró. No había podido conseguido dormir ni un poco. Seguía con el pensamiento de que Hagrid no era el causante pero era su única fuente de información. Ninguno había podido descubrir quien había sido el que hurtó el diario de Riddle.

Alessia se levantó de su cama y se vistió, sabía que no faltaba mucho para encontrarse con Ron y Harry. Al terminar se sentó en la orilla de su cama se quitó el colgante que había pertenecido a su madre y lo mantuvo entre sus manos, apreciándolo.

El dormitorio estaba silencioso, sus compañeras yacían dormidas en sus respectivas camas y solo se podía llegar a escuchar sus respiraciones acompasadas.

Suspiró. Ella había pensado que su segundo año sería tranquilo a comparación del primero pero fue todo lo contrario, eso hacía que sus esperanzas para su tercer año decayeran.

Se acercó al pequeño escritorio que había al costado de su cama y tomó el brazalete que Harry le había regalado, inconscientemente las comisuras de sus labios se alzaron formado una pequeña sonrisa al recordar a su amigo de ojos esmeralda. Se colocó el brazalete y se recostó en su cama tratando de descansar por lo menos un poco.

── ¡Aly!

Se sobresaltó al escuchar la voz de su amigo azabache, se sentó rápidamente y miró su colgante, allí se podía ver el rostro de Harry. El colgante casi se caía de sus manos por la sorpresa.

── ¡James! ── dijo en un susurro esperando no despertar a sus compañeras de dormitorio, volteó hacia ellas y se relajó al notar que seguían dormidas ──. ¡Casi me matas de un susto!

── Lo siento, lo siento ── respondió Harry a través del colgante mientras soltaba una risita por la reacción que había tenido la pelirroja ──, pero tenía que avisarte de que ya es hora de irnos.

── Esta bien, ahora bajo ── dijo. Apretó el pequeño botón que estaba detrás de el colgante y la imagen de Harry desapareció. Miró la cama de Hermione de nuevo y bajó cautelosamente hacia la sala común, estaba decidida a descubrir al causante de los ataques.

Al encontrarse con Harry y Ron, los tres se cubrieron con la capa de invisibilidad de Harry. El recorrido por los corredores oscuros del castillo no fue en absoluto agradable. Todo estaba lleno de gente: profesores, prefectos y fantasmas circulaban por los corredores en parejas, buscando cualquier detalle sospechoso. Como, a pesar de llevar la capa invisible, hacían el mismo ruido de siempre, hubo un instante especialmente tenso cuando Ron se dio un golpe en un dedo del pie, y estaban muy cerca del lugar en que Snape montaba guardia. Afortunadamente, Snape estornudó en el momento preciso en que Ron gritó. Cuando finalmente alcanzaron la puerta principal de roble y la abrieron con cuidado, suspiraron aliviados. Aunque Alessia le proporcionó un pequeño golpe a Ron en la cabeza.

── ¿Y eso por qué? ── dijo Ron en un susurro mientras fruncía el entrecejo. La pelirroja rodó los ojos.

── Casi haces que nos descubras, Ronald ── le reprendió en voz baja. Ron hizo el amago de hablar pero Harry lo interrumpió.

── Dejen de pelear, tenemos que apresurarnos ── Los dos pelirrojos asintieron a lo dicho.

Era una noche clara y estrellada. Avanzaron con rapidez guiándose por la luz de las ventanas de la cabaña de Hagrid, y no se desprendieron de la capa hasta que hubieron llegado ante la puerta.

Unos segundos después de llamar, Hagrid les abrió. Les apuntaba con una ballesta y Fang, el pero jabalinero, ladraba furiosamente detrás de él.

── ¡Ah! ── dijo, bajando el arma y mirándolos ──. ¿Qué hacen aquí los tres?

── ¿Para qué es eso? ── preguntó Harry, señalando la ballesta al entrar.

── Nada, nada...── susurró Hagrid ──. Estaba esperando... No importa...

Parecía que apenas sabía lo que hacía. Casi apagó el fuego al derramar el agua de la tetera metálica, luego rompió la cerámica de puro nervios al golpearla con la mano.

── Hagrid... ¿Estás bien? ── dijo Alessia al notarlo tan alterado ──. Si quieres puedo ayudarte.

── E-Estoy bien, no te preocupes ── respondió Hagrid. Alessia asintió dudosa y se puso a acariciar la cabeza de Fang.

── ¿Has oído lo de Hermione? ── preguntó Harry.

── ¡Ah, sí, claro que lo he oído! ── dijo Hagrid con la voz entrecortada. Miro por la ventana, nervioso. Les sirvió sendas jarritas llenas sólo de agua hirviendo (se le había olvidado poner las bolsitas de té). Cuando les estaba poniendo en un plato un trozo de pastel de frutas, aporrearon la puerta.

Se le cayó el pastel. Alessia dio un saltito e intercambió miradas de pánico con Harry y Ron, se cubrieron con la capa de invisibilidad y se retiraron a un rincón oculto. Tras asegurarse de que no les veía, Hagrid tomó la ballesta y fue otra vez a abrir la puerta.

── Buenas noches, Hagrid.

Era Dumbledore. Entró, muy serio, seguido por otro individuo de aspecto muy raro. Alessia abrió los ojos sorprendida al reconocerlo.

Era el ministro de Magia. El jefe de su tía Amelia. Cornelius Fudge.

El ministro era un hombre bajo y corpulento, con el pelo gris alborotado y expresión nerviosa. Llevaba una extraña combinación de ropas: traje a raya diplomática, corbata roja, capa negra larga y botas púrpura acabadas en punta. Sujetaba bajo el brazo un sombrero hongo verde lima.

── ¡Es el jefe de mi padre! ── musitó Ron ──. ¡Cornelius Fudge, el ministro de Magia!

Harry dio un codazo a Ron para que se callara, a lo que Alessia soltó una risita. Harry la miró.

── Pobre de ti si me das un codazo a mí también ── le susurró Alessia al notar sus intenciones.

── Que agresiva ── murmuró el azabache. Los tres guardaron silencio y pusieron atención a los adultos.

Hagrid estaba pálido y sudoroso. Se dejó caer abatido en una de las sillas y miró a Dumbledore y luego a Cornelius Fudge.

── ¡Feo asunto, Hagrid! ── dijo Fudge, telegráficamente ──. Muy feo. He tenido que venir. Cuatro ataque contra hijos de muggles. El Ministerio tiene que intervenir.

── Yo nunca...── dijo Hagrid, mirando implorante a Dumbledore ──. Usted sabe que yo nunca, profesor Dumbledore, señor...

── Quiero que quede claro, Cornelius, que Hagrid cuenta con mi plena confianza ── dijo Dumbledore, mirando a Fudge con el entrecejo fruncido.

── Mira, Albus ── dijo Fudge, incómodo ──. Hagrid tiene antecedentes. El Ministerio tiene que hacer algo... El consejo escolar se ha puesto en contacto...

── Aun así, Cornelius, insisto en que echar a Hagrid no va a solucionar nada ── dijo Dumbledore. Los ojos azules le brillaban de una manera que Alessia no había visto nunca.

── Míralo desde mi punto de vista ── dijo Fudge, tomando el sombrero y haciéndolo girar entre las manos ──. Me están presionando. Tengo que acreditar que hacemos algo. Si se demuestra que no fue Hagrid, regresará y no habrá más que decir. Pero tengo que llevármelo. Tengo que hacerlo. Si no, no estaría cumpliendo mi deber...

── ¿Llevarme? ── dijo Hagrid, temblando ──. ¿Llevarme adónde?

── Sólo por poco tiempo ── dijo Fudge, evitando los ojos de Hagrid ──. No se trata de un castigo, Hagrid, sino más bien de una precaución. Si atrapamos al culpable, a usted se le dejará salir con una disculpa en toda regla.

── ¿No será a Azkaban? ── preguntó Hagrid con voz ronca. Alessia se estremeció al escuchar aquello. Harry notó esa reacción.

Antes de que Fudge pudiera responder, llamaron con fuerza a la puerta.

Abrió Dumbledore. Ahora fue Harry quien recibió un codazo en las costillas, porque había dejado escapar un grito ahogado bien audible.

── Eso dolió ── dijo Harry en voz baja hacia Ron.

── A mi también me dolió el codazo que me diste.

── Guarden silencio ── dijo Alessia mirándolos de reojo. Los dos acataron lo dicho.

Lucius Malfoy entró en la cabaña de Hagrid con paso decidido, envuelto en una capa de viaje negra y con una gélida sonrisa de satisfacción. Fang se puso a aullar.

── ¡Ah, ya está aquí, Fudge! ── dijo complacido al entrar ──. Bien, bien...

── ¿Qué hace usted aquí? ── le dijo Hagrid furioso ──. ¡Salga de mi casa!

── Créame, buen hombre, que no me produce ningún placer entrar en esta... ¿la ha llamado casa? ── repuso Lucius Malfoy contemplando la cabaña con desprecio ──. Simplemente, he ido al consejo y me han dicho que el director estaba aquí.

── ¿Y que es lo que quiere de mí, exactamente, Lucius? ── dijo Dumbledore. Hablaba cortésmente, pero aún tenía los ojos azules llenos de furia.

── Es lamentable, Dumbledore ── dijo perezosamente el señor Malfoy, sacando un rollo de pergamino ──, pero el consejo escolar ha pensado que es hora de que usted abandone. Aquí traigo una orden de cese, y aquí están las doce firmas. Me temo que este asunto se le ha escapado de las manos. ¿Cuántos ataques ha habido ya? Otros dos esta tarde, ¿no es cierto? A este ritmo, no quedarán en Hogwarts alumnos de familia muggle, y todos sabemos el gran perjuicio que ello supondría para el colegio.

── ¿Qué? ¡Vaya, Lucius! ── dijo Fudge, alarmado ──, Dumbledore cesado... No, no..., lo último que querría, precisamente ahora...

── El nombramiento y el cese del director son competencia del consejo escolar, Fudge ── dijo con suavidad el señor Malfoy ──. Y como Dumbledore no ha logrado detener las agresiones...

── Pero, Lucius, si Dumbledore no ha logrado detenerlas —dijo Fudge, que tenía el labio superior empapado en sudor ──, ¿quién va a poder?

── Ya se verá ── respondió el señor Malfoy con una desagradable sonrisa ──. Pero como los doce hemos votado...

Hagrid se levantó de un salto, y su enredada cabellera negra rozó el techo.

── ¿Y a cuántos ha tenido que amenazar y chantajear para que accedieran, eh, Malfoy? ── preguntó.

── Muchacho, muchacho, por Dios, este temperamento suyo le dará un disgusto un día de éstos ── dijo Malfoy ──. Me permito aconsejarle que no grite de esta manera a los carceleros de Azkaban. No creo que se lo tomen a bien.

── ¡Puede quitar a Dumbledore! ── chilló Hagrid, y Fang, el perro jabalinero, se encogió y gimoteó en su cesta ──. ¡Lléveselo, y los alumnos de familia muggle no tendrán ni una oportunidad! ¡Y habrá más asesinatos!

── Cálmate, Hagrid ── le dijo bruscamente Dumbledore. Luego se dirigió a Lucius Malfoy ──. Si el consejo escolar quiere mi renuncia, Lucius, me iré.

── Pero...── tartamudeó Fudge.

── ¡No! ── gimió Hagrid.

Dumbledore no había apartado sus vivos ojos azules de los ojos fríos y grises de Malfoy.

── Sin embargo ── dijo Dumbledore, hablando muy claro y despacio, para que todos entendieran cada una de sus palabras ──, sólo abandonaré de verdad el colegio cuando no me quede nadie fiel. Y Hogwarts siempre ayudará al que lo pida.

Durante un instante, Alessia estuvo convencida de que Dumbledore les había guiñado un ojo, mirando hacia el rincón donde Harry, Ron y ella estaban ocultos.

── Admirables sentimientos ── dijo Malfoy, haciendo una inclinación ──. Todos echaremos de menos su personalísima forma de dirigir el centro, Albus, y sólo espero que su sucesor consiga evitar los... asesinatos.

Se dirigió con paso decidido a la puerta de la cabaña, la abrió, saludó a Dumbledore con una inclinación y le indicó que saliera. Fudge esperaba, sin dejar de manosear su sombrero, a que Hagrid pasara delante, pero Hagrid no se movió, sino que respiró hondo y dijo pausadamente:

── Si alguien quisiera desentrañar este embrollo, lo único que tendría que hacer es seguir a las arañas. Ellas lo conducirían. Eso es todo lo que tengo que decir. ── Fudge lo miró extrañado ──. De acuerdo, ya voy ── añadió, poniéndose el abrigo de piel de topo. Cuando estaba a punto de seguir a Fudge por la puerta, se detuvo y dijo en voz alta ──: Y alguien tendrá que darle de comer a Fang mientras estoy fuera.

La puerta se cerró de un golpe y Ron se quitó la capa invisible.

── En menudo embrollo estamos metidos ── dijo con voz ronca ──. Sin Dumbledore. Podrían cerrar el colegio esta misma noche. Sin él, habrá un ataque cada día.

Fang se puso a aullar, arañando la puerta.



(author's note): 

Holaaa, quiero disculparme por tardar tanto en subir el capítulo pero me surgieron algunos problemas personales, los cuales tuvieron un gran impacto en mi.

Por cierto...

¡Feliz Navidad, mis amores!

Espero que les haya gustado el capítulo. (๑•ᴗ•๑)♡ 








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『CHRYSTHEMUMS 2O2O』

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