𝓜𝓪𝓽𝓱 𝓕𝓻𝓲𝓭𝓶𝓪𝓷

By KimPresly

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(Trilogía de Math Fridman) Novela LGBT Vol. 1 ¡MUY PRONTO EN FÍSICO! Un mafioso hijo de puta con gustos un po... More

Sinopsis
Prólogo
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¡Hola!
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By KimPresly

Fresca mañana que pinta aun muy fría, me he despertado muy temprano y desayuno con Joon.

— ¿Qué tal dormiste Joon?

—De maravilla. Por cierto, hable con mi madre y dice que está en New York y quiere verme. Iré por la noche con ella si te parece.

—Sabes que no hay problema con ello.

—Buenos días—la voz de Henry se hace presente en el comedor donde desayuno con Joon. Ni siquiera lo miro. Se sienta a mi lado pero sigo enojado. Tiro mi periódico en la mesa y me levanto del comedor excusándome y le digo a Joon que lo veo en la oficina.

— ¿Podemos hablar?—el llamado de Henry detiene mis pasos a la oficina a medio salón del comedor.

—No sé qué haces aun en mi casa. Creí haber dejado muy claro que le devolvía la palabra del compromiso a tu padre. Lárgate infiel.

—Por favor—su voz se quiebra. Lo siento ahora detrás de mí y lo escucho sollozar. No me giro, que sufra. Seguro su padre le dio un buen llamado de atención. —Mi padre me dijo cosas muy hirientes anoche. El jamás me había hablado así. No debió decirle eso, no debió porque él se ha puesto muy mal  y está muy enojado conmigo. Me dijo que debo arreglar esto con usted o que me olvide él. Sepa que no lo hago por el hecho de haber besado a Vanesa pues estaba  ebrio maldito estúpido. Si le suplico me perdone por lo que hice, es por mi padre. No quiero estar así con él.

Me giro para verlo cara a cara y está hecho mocos, llorón y con la cara que podría comérmela a besos. Tan lindo y tan llorón pero en serio estoy muy enojado.

— ¿Me estas pidiendo perdón por haber besado a esa imbécil?—asiente ante mi pregunta con la cabeza baja lloriqueando. Levanto su rostro por el mentón y no sé cómo es que me aguanto de no saltar sobre su boquita y comérmela de un mordisquito y muchos besitos. —Te perdono con una condición.

— ¿Cuál?

—Iremos a ver a tu padre y le diremos que todo está bien y que te he perdonado porque nos amamos. Te portaras re lindo conmigo y serás un amoroso prometido que me ama. Iremos con unos amigos más tarde a beber unos tragos, te dejaras follar rico y en cuatro sobre mi cama. ¿Entendiste?

Trinca la mandíbula, traga duro, resopla y rueda los ojos. Lo hará, lo sé. Si se niega le va a ir muy mal.

—Lo odio.

—Ya lo sé dulzura y como ya también sabrás, me importa una mierda. Ahora ve a cambiarte que te espero en el auto para ir a ver a papá que debe estar muy enojado contigo.

Y se va muy encabronado a cambiarse el pijama, lo sé. Joon me mira y no puede evitar reír por lo bajo. Le doy indicaciones que iré solo con él a casa del señor Miller y que me consiga el condenado teléfono. Henry no tarda en bajar y ya lo espero arriba de la limusina. Nos vamos a casa de su padre.

En el camino luce serio pero rezonga cuando lo toqueteo y beso su cuello. Acaricio su entrepierna sobre su pantalón y me da unos manotazos. Lo zarandeo para meterlo a mis brazos y maldice. Le he dicho que coopere pero joder, que trabajo le cuesta hacerme caso. Le recuerdo que debe portarse bien con su macho y me suelta sus palabrotas que ahora ya sé dónde las ha cogido. Seguro Jake es una mala influencia.

Llegamos a casa de su señor padre y cuando bajamos me sorprende que tome mi mano así nada más.

—Ni se le ocurra decir nada porque le pateo las pelotas—masculla algo enojado. Me hace reír y le sigo la corriente. No lo suelto, reafirmo el agarre en su mano y le doy un besito por la oreja para que me suelte unos insultos más. Llegamos a la puerta y suspira profundo con la preocupación invadiéndole el rostro.

— ¿Tanto trabajo te cuesta fingir que me amas?

—Usted no es mi problema. El que este mi padre enojado conmigo, ese si es un problema grande para mí. No sea chulo pedazo de baboso. No, baboso completo y grande.

Y toca la puerta. Le digo lo que quiero hacerle en mi cama y me da un codazo. Le digo que me excita verlo enojado y me insulta. Ya quiero regresar a casa y joderlo rico y duro.

La puerta se abre y su padre nos recibe de muy mal gesto.

— ¿Qué haces aquí Henry? Creo que fui muy claro anoche contigo respecto a lo avergonzado que estoy con lo que hiciste.

—Papá, déjame explicarte como estuvieron las cosas. Anoche no me dejaste decirte y...

—Lo hemos arreglado señor Miller, al parecer fue un malentendido de mi pequeño tesoro. Estoy aquí para disculparme con usted por mi arrebato de anoche. Estaba muy enojado pero mi bebe me ha explicado como estuvieron las cosas—intervengo cuando veo que Henry comenzara a llorar y el señor Miller mantiene su postura muy enojado. Sigo insistiendo con el hombre que no deja de ver a Henry que ya ha comenzado a llorar. Se desmorona, no lo soporta y lo mete a sus brazos. 

Lo ama y no podría estar enojado con su hijo. Ambos se sumen en ese abrazo para pedirse perdón y entramos a la casa. Los veo ir a la cocina cuchicheando no se que y yo solo me quedo husmeando por la sala un rato. Hay fotos de Henry por todos lados, cosa que no había notado antes pues no había puesto atención a ello la última vez que estuve en su casa. Era tan lindo ya desde chiquito. En la mayoría esta con su padre a las risas.

Ambos regresan de la cocina y Henry me abraza así sin más. Su padre nos invita a desayunar pero yo expreso haber desayunado en casa. Su retoño si salta que muere de hambre y el señor Miller se va a la cocina a buscarle desayuno. Solos ahora, lo envuelvo con mis brazos para restregarlo contra el mueble del televisor y besuquear su cuello. Quiero joderlo y tengo muchas ganas.

—Con un demonio suélteme. Mi padre puede ver.

—No me importa. Se supone que me amas y hemos arreglado todo, lindura—muerdo su mandíbula y me da un fuerte puñetazo en el brazo. Me empuja y se lleva la mano a la mordida.

— ¡¿Qué rayos le sucede?! ¡Eso dolió desgraciado estúpido!

—Quiero comerte Henry.

—Lo que se va a comer va a ser un sartenazo que coja de la cocina y se lo receto en la frente. Compórtese que estamos en casa de mi papá. Respete.

Y se va a la cocina sobándose la mordida que seguro se le pintara en color. Cuando se va le receto una buena nalgada a su bonito culo que jodere mas tarde.

—Qué rico aprieta ahí.

— ¡Maldito pendejo!—grita y da un brinco. Molestarlo es tan divertido. Me encanta verlo enojado. —No se pase, hablo en serio.

El señor Miller me llama al comedor para que acompañe a comer a mi lindo y enojón prometido. Me siento a su lado y lo toco por debajo de la mesa. Me pellizca, me saca la mano una y otra vez. Su padre conversa que le dieron una semana de descanso por que se ha sentido mal. Mi muchachito come como si no hubiese un mañana. Aprovecho que el señor Miller se levanta para ir a la cocina por algo.

—Sigue así y te pondré cinta en la boca. Deja de tragar tanto o te pondrás gordo.

—Tengo hambre pedazo de idiota. Esas ramas que me da no me llenan. Usted y Sebastián me están matando de hambre. No soy un puto conejo.

—Es por tu bien. Además me gustas así como estas—toco su mentón pero me da un golpe en la cabeza. Estoy a nada de saltarle encima y morderlo ahora en la mejilla y justo aparece su padre.

— ¿Y ya se decidió si va a ir con nosotros?—comenta el hombre para sentarse frente a nosotros de nuevo.

— ¿A dónde?—pregunto pues no sé de qué rayos me habla.

—Pues a los quince años de la prima de Jake que es pasado mañana. El amigo de Henry. Es a las afueras de la ciudad en una pequeña finca. Iremos todos.

— ¿Qué?—fijo mis ojos en Henry. — ¿Era en serio eso de ir a los quince años?

—Si mi amor. ¿Ya olvidaste que me dijiste que si iríamos? ¿Qué sería muy lindo verme bailar el Vals con Mago?—me pellizca la mejilla y se ríe.

Hijo de la señora Evangelina. Menudo cabron mentiroso. Ya decía yo que algo se tramaba. Comprometerme delante de su padre con semejante estupidez. Definitivo no iré y no lo dejare ir. No señor. Sobre mi cadáver.

—Pues lo olvide amor. Creo que deberíamos discutirlo mejor. Digo, con eso de que...

—Venga con nosotros—interviene el señor Miller. —Se divertirá. La familia de Jake es mexicana y son personas muy cariñosas. Estarán felices de que usted vaya. Son personas increíbles.

—Si mi cielito. La pasaremos padrísimo—Henry juega mis cabellos y me mira pícaro. No si hasta buen actor me salió el muy sinvergüenza. —Es una bonita finca donde podremos navegar en bote e ir de pesca, montar a caballo y acampar en las montañas. ¡La pasaremos genial!

Tengo miedo. Henry me asusta con todo eso que me acaba de decir ¿Campamento? ¿Ir de pesca en bote? ¿Caballos? ¿Gente extraña y mexicana? ¿Quince años? ¿Vals? ¡No iré! Seguro me asesina en esa finca y me entierra en alguna montaña. 

—Bueno, voy a pensarlo bien pues tengo mucho trabajo.

—Si se decide avíseme y nos vamos juntos—el señor Miller agrega amable. Dije que no iré y punto.

Decido cambiar de tema regresando al condenado beso de esa idiota y con unas mentirillas que suelto y Henry siguiéndome la corriente, le dejamos muy en claro al hombre lo mucho que nos amamos. Expresa su desacuerdo con que Henry no debe siquiera volver a ver a esa jovencita y estoy de acuerdo con el suegro. Terminamos de comer y nos despedimos en la puerta de su casa. Montamos la limusina y nos retiramos.

En el camino discutimos y vaya que a gritos porque insiste en ir a esa maldita fiesta y yo que no. El que sí y yo que no. En vista que no le gano con sus gritos y sus palabrotas, opto por quedarme callado hasta que llegamos a casa.
Apenas baja de la limusina sube corriendo a su habitación muy enojado. Yo busco la sala de star y me dejo caer en mi sillón para poner todos mis pensamientos en orden. Henry me pone la cabeza a mil. Joon no tarda en aparecer de la cocina y me hace entrega de mi celular nuevo. Agradezco y conversamos un rato sobre los berrinches del diablillo, de Sullivan que no ha hecho aparición y que todo parece marchar bien en los negocios. Es raro que esa estúpida no me esté rondando.

Joon se excusa porque tiene que ir ya con su madre y se marcha. Joon no me habla nunca de ella y yo tampoco pregunto. La sangre que él y yo compartimos es solo de padre. Nunca he conocido a su madre y no muero por hacerlo. Fue la amante de mi padre después de todo.

Yo opto por subir a mi habitación pero primero quiero ver al pequeño demonio solo para recordarle que no esté pensando en ir a esa condenada fiesta y de paso tocarlo, besarlo y joderlo. Cuando llego a su puerta e intento abrir, no puedo porque la ha trabado no sé con qué diablos. Insisto en abrirla a patadas pero no puedo. Le grito que me abra y se niega. Me hace suplicarle y lo consigue cuando me dice que está en la cama a piernas abiertas tocándose. Lo escucho gemir, me llama por mi nombre mientras dice masturbarse imaginándome entre sus piernas.

Joder, que duro me pone. Maldito pequeño demonio atrevido.

—Por favor abre. Quiero verte, no seas así—suplico. Juro que lo voy a poner en cuatro y lo azotare con mi cinturón por esto que me está haciendo.

—Abriré y dejare que me haga todo lo que quiera con una condición papi.

Apoyo mi frente en la puerta. Estoy muy excitado, me pone a girar la cabeza que me llame papi, estoy cansado de suplicar me habrá la maldita puerta que la dureza de mi polla no me deja ni pensar. En serio quiero penetrarlo y muy duro. De una sola y que grite de dolor o placer, poco que me importa. Cuando le digo que acepto su condición, me dice que llamara a su padre para que yo confirme que si iremos a la dichosa fiesta de quince años. ¡Maldición! Debí saber que haría algo así. ¡Manipularme a mí! ¡A Math Fridman!

Pero joder, solo quiero follarlo duro, lo necesito maldición. Accedo y enseguida lo escucho hablar por teléfono con su padre del otro lado de la puerta con el altavoz. Voy a cobrarme esto. No puedo creer lo que me acaba de hacer.
Lo escucho colgar la llamada y enseguida la puerta se abre por fin y sale tan fresco como si nada. Me mintió, no estaba desnudo masturbándose. Se acaba de bañar y tiene solo la bata de baño puesta.

—Ahora tendrá que cumplirme y llevarme a esa fiesta. ¿Está claro?—suelta con una risilla que me cabrea. Se burla de mí, se ríe de mí. No, no lo pienso permitir.

—Así es y tú vas a cumplirme también lo prometido—lo meto a mis brazos de una sacudida para llevarlo a empujones hasta el tocador. —Voy a joderte y no seré bueno contigo niño malcriado.

Se zarandea, me empuja, maldice con sus palabrotas y no sé cómo rayos se me escapa para correr de mi lado. Lo alcanzo tomándolo del brazo y lo lanzo a la cama. Me voy sobre él y le abro las piernas de una sacudida y me acomodo entre estas. Lanza uno que otro golpe pero lo logro tomar de las muñecas sobre su cabeza.

— ¡Suélteme maldita bestia! ¡No se le ocurra tocarme porque lo mato!

—Te voy a soltar pero primero te hare unas preguntas—respondo para sostener sus muñecas con una sola mano ahora y la otra la llevo a quitar el nudo de su bata. Me insulta de mil formas pero solo me calienta más. Bajo mi mano desde su vientre, pasando por su entrepierna y llego hasta sus nalgas y tiembla. —Abre las piernas un poco más para tu papi.

Se tuerce como un gusano pero lo pellizco en la ingle. Suelta un gritito y aprovecho para separar sus nalgas con mi dedo medio. Introduzco la punta y maldice con una facilidad increíble. Boquita tan grosera que se manda mi muchachito.

— ¿Disfrutaste el beso con esa pendeja?—lanzo la primer pregunta y mi dedo se va abriendo paso en su apretadito culo y tiene que contener la respiración. —Responde cariño.

—Estaba...estaba ebrio y no recuerdo más nada hasta la discusión con mi madre—traga duro, tiembla y se agita.

— ¿A quién te referías cuando dijiste desaparecer para que el no te volviese a buscar? Me comparaste con alguien anoche—toco su punto dulce porque gime y tiembla de nuevo. Se muerde el labio inferior. Le gusta y muevo mi dedo para darle placer. Me encanta verlo así. —Respóndeme.

—No lo recuerdo. Ya le dije que después de la discusión con mi madre no recuerdo nada...ah Dios.

— ¿Te gusta?—meto un segundo dedo sin perder el ritmo y suelto sus manos para que me tome de los hombros con fuerza.

— ¿Qué...que demonios está haciendo?—respira agitado y jadeante con su boquita entre abierta.

—Se llama próstata cariño. Cedes ante los estímulos que recibes y puedo hacer que te corras en nada.

—Basta. Por...por favor.

—Lo hare hasta que me digas que te metiste anoche y quien te lo dio. Estabas más que colocado. Responde.

Y acelero el movimiento arrancándole gemidos y maldiciones. Se pone duro enseguida y arquea su espalda. Suplica me detenga pero ingreso un tercer dedo. Se abre por completo de piernas y mueve las caderas. Lindo y excitante verlo así. Caliente y entregado con apenas un toque.

—No recuerdo quien me lo dio. Lo juro...oh mierda—se revuelve del placer, no soy estúpido para no saber que le gusta.

—Está bien. Si no me quieres decir ya lo averiguare—y saco mis dedos para dejarlo ahí. A piernas abiertas, duro, caliente, excitado y gimiendo. Me voy al baño a lavarme riéndome y disfrutando de verlo así. Cuando salgo pasó frente a su cama donde sigue recostado cubriéndose ahora con la sabana. —Cámbiate, nos vamos a cenar y a beber unos tragos con unos amigos. No es pregunta ni te estoy pidiendo permiso. Vas o te saco cargando.

Y cierro la puerta de su habitación para entrar a la mía. Me doy un buen baño, beberemos unos tragos con amigos y espero poder follarlo esta noche o me dejo de llamar Math Fridman.

En el camino al bar, se enfadó porque le dije que esa ropa que llevaba me parecía de lo más corriente. Se ha vestido todo de negro con esos pantalones entallados que le marcan su bien redondo y respingón trasero. El suéter en negro que igual se me hace por demás de poca clase. Aun así llama la atención de algunos que comparten los mismos gustos que los míos. Hay casa llena en el bar y mi chico tiene muchos ojos encima. Brindamos con las mejores bebidas compartiendo lo bien que despidieron el año y conversaciones del negocio.

— ¿Y qué hiciste de diferente para recibir el año Fridman?—pregunta uno de la mesa. — ¿Dormiste?

Sé porque lo pregunta. Saben que no soy de festejar ni nada de eso.

—Algo así—comento para llevar mi trago a mis labios. La verdad es que por primera vez, recibí el año nuevo con un Henry borracho y drogado en mis brazos. No estuve solo si lo pienso un poco. Lo veo sobre mi vaso que rié al tipo que está a su lado después de regresar del baño. No sé qué mierda le dice que lo hace reír. Parece muy cómodo.

Bajo mi trago y llevo mi mano a su muslo pero no me mira, está en buena conversación con ese sujeto. Le llamo pero no me hace caso, se levanta para irse con el tipo a la pista así nada más. ¿Pero es que cree que viene solo? ¿Qué putas le pasa?

En la pista veo que el tipo le presenta a una señorita que saluda de beso en la mejilla y en nada los tres están bailando como si nada. ¡Se atreve a coquetear con esa tipa! ¡¿Pero qué demonios?!

—Lindo tu chico. Veo que las niñas babean por él lindo jovencito y ni que decir de lo bien que baila—comenta alguien en la mesa. El condenado se atreve a verme y tirarme un beso para luego susurrarle no se qué a esa mocosa. ¿Qué demonios cree que hace? ¿Provocarme?

—Solo bailan, no veo nada de malo en ello—comento pero no quito mis ojos de su bonito cuerpo en ese bien entallado pantalón. Transpirando tan malditamente sexy. Ese maldito meneo de caderas hará que me dé un infarto. Henry baila de una manera que me pone duro de solo verlo y estoy seguro que el lo sabe por la forma en que me ve y puedo jurar tambien que me está provocando. Se atreve a besarla en la boca y joder ¡me cabrea!

No lo pienso permitir. Todos lo han visto y no seré burla de nadie. Me levanto de la mesa y salgo del privado para entrar a la pista. Lo tomo del brazo para sacarlo pero se rehúsa y baila restregándome su bonito y juvenil cuerpo sudoroso y caliente. Demonios, podría joderlo en la pista y no tendría problema con ello. Insisto en sacarlo pero se cuelga de mi cuello para susurrarme al oído.

—Baila conmigo. Así se llama la canción tontito. De Dayvi, Victor y Kelly. Bésame y tócame señor malhumorado.

No sé de quién putas me habla pero definitivo, tiene ritmo el condenado diablillo. Y se gira para restregarme su bonito culo en mi caliente y ya dura polla. Toma mis manos y se las desliza por todo su delgadito cuerpo. Yo nunca he bailado en mi puta vida pero Henry está caliente y malditamente sexy. Lo abrazo fuerte y lo apego a mi cuerpo dejando mis manos en su pecho. Beso su cuello y ladea su cabeza dejándome acceso total a este mientras la canción condenada esa no deja de sonar y el de moverse.

—Henry bebé, te necesito—susurro en su oído cuando mis manos bajan a sus caderas lentamente.

Se gira y me abraza de nuevo colgándose en mi cuello. Se ríe y busca mis ojos. Justo me doy cuenta que se volvió a drogar. ¡Me lleva el diablo! ¿Quién putas se la dio y a qué horas?
Baila sin más y yo como idiota intentando que no caiga lo tomo por la  cintura. Juega conmigo, finge buscar mi boca por un beso pero se ríe. Pasa la punta de su lengua en mi labio inferior y tiemblo.  Me hace reír lo loco que esta. Me tiene en la pista el bailando y yo solo sujetándole, menuda barbaridad.

Leo en sus labios un follame y me besa en la boca. Un beso jodidamente apasionado, cargado de deseo y hambre. Me toma por sorpresa el condenado beso que no acierto a responder pues me ha metido algo a la boca. Me libera del beso y lo veo que se ríe con la mirada perdida. Voy a sacar con mi mano lo que ha puesto en mi boca pero me detiene. Niega con la cabeza y me vuelve a besar. Mierda, me besa y joder, besa delicioso. Su boca es un delito. Lo beso, me entrego al beso como un nene necesitado de ese dulce que su madre puso sobre la nevera y que le prohibió tomar. Le envuelvo en mis fuertes brazos como si quisiera fundirme en el y me como su boca. Me da acceso a su lengua y me pierdo. Solo me dejo llevar por su sexy baile, sus besos, el calor de su sudoroso cuerpo fundido al mío. Gime en mi boca, jadea, su cintura se pierde en mis brazos y mi cabeza da un giro tremendo que me desinhibe de todo.

Bailamos como si no hubiese un mañana. Me saca la corbata que lanza por ahí. Me abre tres botones y besa mi pecho. Lame con la punta de su lengua y tomo su rostro en mis manos para volverlo a besar. Sus besos son adictivos. Me podría pasar toda una vida besando su boca. Suplica en mi boca lo tome, lo haga mío y no me niego. Mi pequeño me necesita y yo a él.

Lo saco de la pista y lo llevo a un privado, cierro la puerta para dejar la música afuera aunque son de cristal las paredes, poco que me importa correr las cortinas ahora. Hemos entrado comiéndonos a besos como dos locos. Lo monto sobre la mesa y le saco el suéter que lanzo no sé dónde. El me quita el saco entre beso y beso y abro yo mi camisa de un tirón.

—Te deseo tanto mi pequeño—susurro en la piel de su cuello cuando lo llevo a recostarse sobre la mesa y acomodarme entre sus piernas.

—Hágame suyo por favor. Lo necesito maldita sea. Hágalo duro—y me levanto para sacarle el pantalón con todo y ropa interior. Desnudo para mi sobre la mesa es un puto deleite  no solo para mis ojos. Algunos curiosos ven, lo se y eso me gusta. Me excita mas.

Voy a quitarme el pantalón cuando siento unas manos en mi espalda.

—Déjeme ayudarle con eso—la voz susurrante de Fabricio en mi oído me detiene. Miro a Henry que no se inmuta. Se muerde el labio inferior y se sienta. Me toma del cuello y lleva mi boca a la suya. Me susurra en los labios:

—¿Quiere esto?

—Solo si tu quieres bebe. ¿Has escuchado de la versatilidad? ¿Tríos?

Se ríe ante mi pregunta y me suelta para bajarse de la mesa. Toma de los cabellos a Fabricio que ya me ha deslizado los pantalones hasta abajo y lo acuesta sobre la mesa de una sacudida.

—Voy a joderte por tocar lo que es mío. El señor Fridman me pertenece—y le da una bofetada para luego sacarle el pantalón en una rápida sacudida y abrirlo de piernas. Fabricio no se opone y se queda como cachorrito regañado sobre la mesa. Joder que excitante y caliente que mi chico desvista a Fabricio y que lo vaya a follar. Esto es increíble. Pide un condón mi nene y lo saco del pantalón de Fabricio cuando este me dice que lleva uno en su bolsillo. Henry me ordena colocárselo. Joder, calza grande y seguro Fabricio lamentara haberme tocado.

Henry se acomoda entre las pierna de Fabricio y se inclina para besarlo e irlo penetrando a la misma vez. Joder, que delicia a mis ojos y los otros curiosos que observan calientes y prendidos tanto como yo. Esto es increíble, sensaciones extrañas en mi cuerpo que Henry me provoca. Tuve tríos antes pero jamás pude imaginarme con Henry. Me descoloca a un nivel indescriptible.

Fabricio engancha sus piernas en las caderas de mi Henry y grita de placer cuando mi bebe se le hunde por completo. Henry tiene un ritmo maravilloso. Lo toma de la cintura y lo empotra sobre la mesa sin ningún pudor. Sin lastima y con violencia bruta. Mi chico esta perdido y muy caliente. Fabricio grita de placer aferrado a la mesa. Yo me acerco detrás de Henry y lo abrazo para besar su cuello. Quiero participar y dejar de observar.

—Te necesito también bebe—susurro en su piel.

—Follame papi—y es justa la orden que necesito para acomodarme en su bonito y respingón trasero. Tomo mi dura polla para lubricarle con un escupitajo y la alineo para penetrarlo sin mas. Se queja, lloriquea pero le gusta. Me dejo ir hasta el fondo de una sola y quien recibe el castigo es Fabricio pues Henry lo empotra en la mesa de una sacudida. Este gime alto, lloriquea y grita de placer. Henry lo castiga muy duro. Lo nalguea, lo abofetea, lo besa, lo muerde, lo araña y no deja de llamarlo su puta cuando lo besa apasionado.

Follo a mi chico mientras el se desahoga con todo lo que tiene con el pobre Fabricio sobre la mesa a piernas abiertas. Nos entregamos, nos damos y nada importa. Que se joda el mundo. Mi bebe se corre como un animal después de varios empujes salvajes y descoordinados. Entre temblores, nalgadas que le doy también y gritos de placer. Lo he follado duro y rico. Sale de Fabricio y se saca el condón que lanza por ahí y me  empuja sobre el sillón que esta aun lado. Se monta a horcadas y solito se empala.

—Ah bebe. Que rico estas hoy—lo tomo de la espalda cuando se echa para atrás sosteniéndose de mis hombros y salta en mi polla. Que vista increíble, follandose solito y gritando de placer. Maldiciendo  mi nombre entre jadeos y gemidos. Henry. Mi chico, mi bebe, mi pequeño gruñón entregado a mi por completo.

—Voy...voy a correrme de nuevo papi—regresa y me abraza fuerte. Esconde su cara en mi cuello y grita de infinito placer. —¡Ah! ¡Joder!

Y lo acompaño. Nos corremos juntos entre temblores, gruñidos jadeantes, y apenas respirando. Veo sobre el hombro de Henry que Fabrico se ha masturbado con nosotros de vista y ríe. Esto ha sido increíble.

Fabrico se levanta de la mesa y se viste. Se acerca para dejarme un beso en la boca pero me niego. No volveré a besar la boca de nadie después de probar los labios de mi pequeño. Se retira con una enorme sonrisa y cierra el privado. Mi chico esta agotado y adormilado en mi cuello. Le hablo pero solo se remueve. Lo pongo en el sillón despacio y con cuidado para vestirme. Uno de mis escoltas llega para ayudarme cuando lo cargo en mis brazos y lo cubre solo con mi saco. Le ordeno recoger lo demás  y cuando atravieso el bar por la pista, se atreven a aplaudir todos como tontos. Agradecen el show entre risas, silbidos y gritos.

Salgo del bar con mi bebe en brazos y lo pongo en la limusina. Me acomodo a su lado y lo abrazo en mi pecho. Esta bien dormido. No puedo creer lo que acaba de pasar, la cabeza me sigue girando.

¿Qué rayos fue lo que me dio?





—Presly 💜


Tardaré un poquito en actualizar porque tengo casa llena. Visitas y esas ondas navideñas de familia.
Una semana espero más o menos. Les quiero y no se enojen 🤗😘

Feliz Navidad 🥳






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