Día 2

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Despertó con los primeros rayos de sol, empezaba a creer que necesitaría crear una habitación exclusiva para invitados para situaciones así. Había dejado que las chicas usaran el dormitorio principal, mientras él pasó la noche en la sala, agradeció de antemano, tener muebles cómodos para poder conciliar el sueño.

Levantándose muy a su pesar se dirigió a su cocina para preparar el desayuno y poder empezar su rutina. Dejó a las chicas almorzando y con la excusa de que iría a comprar más alimentos para cuando llegara Rubius. Se dirigió al mercado del pueblo, haciendo una escala antes con Merlon.

—Aún no recibimos noticia alguna, pero en cuanto llegue o sepamos algo, te mandaremos un cartero Enderman, para mantenerte informado.— le comentó Merlon, mientras negaba con su cabeza, la situación actual del híbrido.

—Fuaa... Rubén... ¿Dónde estarás?...— soltó al aire, mientras dejaba que el viento se llevara sus palabras. Sin más que esperar, prosiguió su camino por el mercado.

Empezó escogiendo algunas frutas y verduras que hacían falta, quería preparar algo especial para cuándo regresará Rubius, ya que se imaginaba que vendría tan hambriento como un oso grizzly.

Se fue topando en el camino a Willy y Fargan, quienes no perdieron la oportunidad de hacerle alguna broma a la leyenda del pueblo, al ver cómo se ablandaba por una persona. Daba igual, Vegetta sabía que detrás de esas burlas sus amigos estaban felices por ellos y los apoyarían en lo que sea. Despidiéndose de ellos se dirigió a la entrada del pueblo mirando hacia el claro, esperando que en ese momento apareciera su prometido.

—Vegettoide ¿Todo bien?—. Luzu lo sacó de su trance, al momento que este le ponía una mano sobre su hombro. Al mirarlo notó como su expresión era de preocupación.

—Luzu, casi me das un infarto jaja— Pasó una mano sobre su nuca, mientras trataba de tranquilizarse el mismo —Si, si, solo quería ver si Rubius ya estaría regresando de su misión, pero no... al parecer todavía ha de tardar—. Trató de ocultar su preocupación en su tono de voz.

Luzu no creía a las palabras de su amigo, principalmente por ese nerviosismo que notó con su reacción, no era normal, considerando que se trataba de una de las leyendas del pueblo de Karmaland. —Ya, ¿y sabes hasta dónde fue?—

—Pasando las montañas nevadas del norte, es un lugar muy retirado... le dije que iría con él, pero ya sabes cómo es, como niño que quiere hacer todo por su cuenta—. Respondió, desviando su mirada de nuevo al horizonte, por si su osito aparecía. —Se supone que debería de regresar hoy... pero...—

Cloc

El sonido de una gallina término interrumpiendo a ambos, Vegetta no se había percatado que Luzu tenía cargando en su capucha a aquel animal.

—Hey parece que Frederick al fin decidió despertar de su siesta—. Dijo mientras empezaba a darle mimos a la gallina, quien se le veía demasiado a gusto en sus brazos.

—Así que siempre si te hiciste cargo de él ¿No es así?—. Vegetta aún no podría creer que Auron había desaparecido de nuevo. Apenas había regresado y volvió a irse, y Luzu siendo de buen corazón se hizo a cargo de la mascota de este, para que no lo extrañase tanto en su ausencia.

—Sí, nos hacemos compañía el uno al otro, oye, ¿Y si le consigues algún postre especial para después de la cena que le vayas a preparar?—. Dijo esto último, señalando la bolsa llena de comida que llevaba el ojimorado cargando.

Algo apenado no pudo evitar reír ante el comentario y el tono burlón de su amigo —Sí, creo que es buena idea, ¿Me acompañas?— Luzu asintió moviendo su cabeza y empezaron a caminar juntos hacia una pastelería cercana. Vegetta compró un pastel para poder festejar las misiones exitosas de él y Rubius junto con las chicas, mientras que Luzu compró algunas palmeritas para él y galletas para Frederick. Sin más, ambos se despidieron saliendo de la tienda rumbo a sus respectivas casas.

Pasó el resto del día preparando un banquete espectacular. Y luego, junto con las chicas pasó un buen tiempo, al ver como Nieves intentaba preparar la ensalada y Akira alegraba toda la mansión con su risa. Era curioso cómo podía ver reflejada su relación en ellas. Akira siempre le comentaba que Nieves no era tontita como todos decían, pero si algo despistada y muy curiosa; mientras que Rubius le había llegado a comentar que para Nieves, Akira a pesar de ser muy directa al momento de decir lo que piensa y tratar de mantener el control le encantaba que tuviera a alguien que se preocupara demasiado por ella, así como él, lo había hecho en su momento.

No pudo evitar ponerse melancólico al recordar cómo de ser un par que no se soportaban, ahora estaban a unos meses de decirse el "sí" frente a todos sus amigos.

Ya tenían todo preparado para la cena pero ahora solo hacía falta el invitado principal...

Pasaron los minutos, las horas... Akira y Nieves empezaron a comer con el permiso de Vegetta, quien decidió ir de nuevo con Merlon y preguntar si tenía informes.

La respuesta negativa de nueva cuenta del viejo Merlon no lo alentó, sin más, decidió regresar de nueva cuenta a su mansión y esperar a que Rubius regresará en el transcurso de la noche.


Pero aquella noche, fue solo el inicio de muchas más.

🗓 365 🗓 On viuen les histories. Descobreix ara