➼𝘽𝙚𝙩𝙬𝙚𝙚𝙣 𝙗𝙤𝙤𝙠 𝙬𝙖𝙡𝙡𝙨

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La cálida luz del sol iluminaba los pasillos de Hogwarts, indicando el día. Ya era después del mediodía pero, no era tan tarde como para ver los hermosos colores del atardecer.

Hace ya 3 meses que había iniciado el primer año escolar de Draco Malfoy en Hogwarts, y las cosas iban relativamente bien. Al principio, debido al incidente del troll las cosas habían estado un poco tensas, pero con el paso del tiempo el incidente quedó en el olvido. O al menos para los estudiantes, ya que "The Daily Prophet" parecía muy entretenido con el nuevo y jugoso tema que habían obtenido.

Por otro lado, debido al estatus sangre pura de Draco y el simple hecho de ser un Malfoy era increíblemente respetado e inclusive temido en partes iguales por sus compañeros de casa. Draco pensaba que las cosas no podían ir mejor. Claro, excepto por cierto pelinegro de Gryffindor que vivía para molestar sus días.
Luego de que Harry Potter, el tan aclamado niño-que-vivió llegara a Hogwarts y rechazara su tan generosa oferta de amistad habían desarrollado un tipo de rivalidad y odio contra la persona del otro. Para Draco era simplemente exasperante.

Potter, junto con el traidor de la Sangre Weasley y la nacida de muggles conocida como Hermione Granger se habían vuelto una terrible molestia para el pequeño Malfoy. Los detestaba. Aunque nunca admitiría que se había sentido dolido ante el rechazo hacia su amistad. ¡Él ERA UN MALFOY, POR MERLIN! Nunca se le había negado nada y realmente había querido la amistad del pelinegro. Sin embargo, él tenía dignidad y no pensaba insistir o suplicar la amistad de alguien como una rata inmunda, ¡Ni siquiera en sueños! Si él no quería su amistad, bien. Pero que se adhiera a las consecuencias, aunque claro, Draco no esperaba que contratacaran de igual manera. De ahí la rivalidad de ambos tríos.

Ese día era sábado, y Draco había decidido estudiar para el examen de historia que tendrían. No era como si lo necesitara, después de todo historia era una de las cosas básicas que se les enseñaban a los niños sangre pura, pero nunca está demás estudiar antes.
Al llegar a la Biblioteca el olor a libros viejos y la sensación de calma le inundó. Era realmente relajante estar en este lugar, más aún cuando no había tantas personas. La mayoría de los estudiantes preferían estudiar en sus salas comunes o habitaciones, pero a Draco no del todo. En la Biblioteca tenía todo lo que necesitaba y más, además era un lugar bastante cómodo en su perspectiva. 

Draco le dedico un asentimiento de cabeza a la Señorita Pince como muestra de saludo, el cual fue igualmente devuelto. Después de esa pequeña interacción, Draco prosiguió a dirigirse a la sección de Historia para obtener los libros que podría necesitar y que le brindarán información nueva.

Mientras caminaba por el lugar podía sentir una paz reconfortante. Sin embargo, y para su desgracia cabe decir, la paz no duró mucho en el lugar al encontrarse con una cabellera pelirroja y otra castaña. La castaña, identificada como la chica Granger parecía estar parloteando acerca de algún tema que no era lo suficientemente interesante para Draco, mientras el chico o el Weasley solo tenía una expresión de  fastidio, mientras parecía intentar buscar algo con la mirada. Eso fue, hasta que su mirada se posó sobre él.
La chica de repente dejó de hablar y lo empezó a mirar fijamente, escéptica y con algo de incomodidad. El pelirrojo solo lo miraba con molestia y fastidio. Con una mueca que solo expresaba disgusto, dijo:

-"Malfoy"
-"Weasley"

Escupió Draco como única respuesta.
Hermione solo rodo los ojos ante ese "tan maravilloso" intercambio de palabras.

-¿Has visto a Harry?

Preguntó la niña a Draco.

Draco los observó con más detenimiento, hasta ese momento no se había dado cuenta de que Potter no se encontraba con ellos. Pareciendo comprender mejor la situación colocó una sonrisa burlona en su rostro, la cual Ron se moría de ganas de quitar.

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