𝒾𝓃𝓉𝓇𝑜𝒹𝓊𝒸𝒸𝒾𝑜𝓃

10.4K 376 163
                                    

6 años después de que Dumbledore dejara a Harry y Lea con sus tíos.

Lea se había vuelto una niña bonita y inteligente, ahora era un poco más baja que su hermano mellizo Harry, y tenía un cabello color castaño largo y sedoso.

A diferencia de su hermano, en realidad, la palabra obediente no era para ella, muchas veces hacia lo que quería, metiendo a veces a su hermano en problemas. A Lea le encantaba hacer todo a su manera, y eso que apenas tenía 7 años.

Ahora se encontraba limpiando los platos después de almorzar.  Podía escuchar los ronquidos de sus tíos, que provenían de sus habitaciones.

Estaba enojada, ella también quería dormir. Miró un momento a su hermano, quien se encontraba limpiando la mesa. La niña estaba cansada de que sean los sirvientes de su familia, queria tener una infancia normal como la de cualquier otro infante.

— ¿Por qué somos nosotros los que hacemos esto?.

Harry quedo en silencio, tampoco sabía la respuesta, así que simplemente encogió sus hombros.

Lo único que sabían era que estaban ahí por que sus padres murieron, pero nunca la razón de porque los obligaban a hacer todas esas cosas, o la manera en como los trataban. Estaban cansados.

Al terminar de limpiar, Harry se fue a tomar una siesta. Pero Lea, se quedó parada en la cocina, observando a la nada. Seguia enojada, sabía que no tenía que hacer esas cosas y menos por sus tíos, que por más que los "cuidan" y ejerzan una responsabilidad que no debería ser de ellos, eran muy malos con ambos mellizos.

Se sentó en el suelo, recostó su espalda en una pared y cerro los ojos. No se sentía bien.

Quería saber quiénes eran sus padres, si eran buenas personas o eran iguales a sus tíos, o si eran altos, bajos, rubios... No sabía nada, apenas sabía cómo habían muerto.

Se sentía sola, solo tenía a Harry, con quién había desarrollado una dependencia emocional.

No tenían amigos y los molestaban en la escuela, lo peor de todo que el que empezaba esas burlas era su propio primo.

Se sentía extraña, ajena a ese lugar.

Tenía pesadillas a diario, y tenía un extraño sueño con un niño rubio que no conocía, sin embargo cuando se despertaba no podía recordar su rostro. Odiaba escuchar los comentarios de su tía acerca de cómo se vestía, o sus notas o absolutamente todo. Generandole una ansiedad enorme cada vez que se equivocaba en algo, estaba agobiada y no lo sabía.

Era responsable de muchas cosas a su temprana edad.

De repente, sintió como un montón de cosas caían, abrió los ojos al instante. Todo a su alrededor estaba en el suelo, platos, vasos, tenedores, tasas, absolutamente todo.

Un poco confundida, devolvió todo a su lugar. Por un momento se le pasó a la cabeza que su primo estaba despierto y le quiso jugar una broma.

Así que, de puntillas, subió por los escalones. Abrió un poco la puerta de su primo y vió que estaba perfectamente dormido. Se quedó por unos segundos observandolo, esperando un movimiento extraño, pero no sucedió nada.

Bajó por las escaleras otra vez, pero esta vez observó si su hermano dormía. Harry estaba perfectamente dormido.

Tal vez se había metido algún animalito a la casa y había tirado todo, entonces, se puso a buscar y no encontró nada.

Un poco más confundida, se arrojó al sofá. Y miró el techo.

Quería escapar, no sabía que había pasado con su familia, solo tenía a Harry. Sus tíos nunca le dijieron nada acerca de aquello, y cuando preguntaba se ponían furiosos. No estaba triste, algo le impedía estarlo, simplemente, estaba furiosa. Se sentía inservible a diario, gracias a sus tíos y...

Sintió otro ruido, abrió sus ojos.

Todo a su alrededor flotaba. Asustada y preocupada de que se cayera todo de repente, simplemente se concentro unos segundos en los objetos, y no calleron. Con tan solo pensar que todo regresará a su lugar, así paso.

Se giro para verse en un espejo cercano, sus ojos, que antes eran un tono verde lima, ahora estaban blancos y brillaban extrañamente. Su cabello, en las puntas, estaba quedando de color blanco. Estaba asustada, se veia como un mounstro.

En un abrir y cerrar de ojos, todo había vuelto a la normalidad.

Se quedo unos minutos en shock, tocando su cara y mirando su reflejo, intentando entender si lo que habia pasado habia sido real.

Decidio no contarle a su hermano, no le creería.

Sin creerse aun lo sucedido, quiso intentar aquello de nuevo. Observo a un objeto por unos minutos, más precisamente a un vaso. Pero no pasó nada.

Se convenció a si misma que todo aquello era un sueño lúcido que había tenido a causa del cansancio, asi que se fue a dormir. Tal vez tendría otra vez ese extraño sueño con aquel rubio, y trataría de recordar su rostro al despertarse, tal vez así pueda reconocerlo si alguna vez lo ve.

Y ese extraño acontecimiento nunca volvió a suceder.

LEA POTTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL, libro uno [LEER DESC]Where stories live. Discover now