𝗌𝗍𝖾𝗉 𝗈𝗇𝖾.

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   𝕯ebes admitir que estoy algo loco.
꒦꒷⏝꒷꒦꒷⏝꒷꒦

Thomas Brodie Sangster, de diecisiete años, rubio, de ojos café y con una obsesión por la ropa de marca, la moda y el maquillaje, era, a discrepancia de pocos, el chico más deseado de toda su preparatoria, aunque, también el más complicado.

Sí era, por mucho, uno de los chicos más deseados de West High, tanto por mujeres como por hombres pero no me malentiendan, ésto no lo hace menos insoportable.

Y es que, para conquistarlo, todos sus debidos pretendientes han tenido que respetar la lista del horror como todos llaman al diario de siete pasos para ser el único y verdadero amor del rubio británico más admirado.

¿Cuál es el misterio de ésta lista?

Nadie ha completado todos los pasos.
Nadie ha podido completar todos los pasos.

El que más cerca ha estado es Will Poulter, que llegó hasta el paso cuatro y se rindió, bajo la indiferente y a veces prepotente mirada de Thomas, a quién realmente pareció no importarle demasiado.

Luego lo siguió Ki Hong Lee, que no había tenido tanta suerte y sólo había llegado al paso dos.

Gzi Wisdom también lo intentó pero ella no pasó ni el uno.

Era de esperarse, Thomas no es, ni por asomo, heterosexual, por lo que debió haberlo hecho un infierno para la rubia que había insistido por una oportunidad aún cuando el rubio se había cansado de decirle que no.

Ese era el resultado de jugar con la paciencia de Sangster.

Fue durante un caluroso día de verano que llegó a la preparatoria West High un muy entusiasta Dylan O'Brien recién mudado a la ciudad durante el inicio de esas vacaciones. Y no está de más decir que el pobre castaño quedó flechado a primera vista desde el primer momento en que cruzó miradas con Thomas.

Aunque éste último en realidad haya estado observando su reflejo en la ventana reluciente detrás del ojimiel, eso no le resta puntos, no, claro que no.

—Tommy, déjame completar la lista y te prometo que te haré feliz durante el resto de nuestras vidas —había dicho un día, interrumpiendo al rubio, que se retocaba el gloss labial en el espejito colgado de su casillero abierto, sin siquiera dirigirle la mirada.

—¿Qué te hace creer que tienes lo suficiente? —había respondido el ojimarrón, palpando levemente con su dedo sus labios con la clara intención de quitar los posibles restos del gel rosa.

Dylan, lejos de ofenderse (tal vez porque estaba muy concentrado viendo al rubio y a sus rosados y brillosos labios) sólo se dedicó a responder más entusiasta aún.

—Soy miembro y fundador del equipo de debate, manejo las palabras casi tan bien como tú.

—¿Vas a dialogarme hasta que acepte estar contigo?

—¿Por qué no? El diálogo ayuda a las personas a conocerse.

—Ya me conoces, Dyl, por ende, sabes que soy insoportable, no entiendo cuál es tu obsesión con meterte en ésto, ¿eres masoquista o algo así?

—No, sólo quiero hacerte feliz —el castaño casi puchereó.

El rubio parecía hastiado así que no se reprimió a si mismo a la hora de rodar los ojos.

—Si te digo que sí, ¿guardarás las cursilerías para cuando sean requeridas?

—Por supuesto que sí, bebé.

Thomas mentiría si dijera que se vió venir ese guiño.

...

Lo primero que hacen ese fin de semana, el de su primera cita, es ir a comer.

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⏰ Last updated: Dec 24, 2022 ⏰

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