AMOR

277 12 0
                                    

 Lo soñé impetuoso, formidable y ardiente;

hablaba el impreciso lenguaje del torrente;

era un mar desbordado de locura y de fuego,

rodando por la vida como un eterno riego.

Luego soñélo triste, como un gran sol poniente

que dobla ante la noche la cabeza de fuego;

después rio, y en su boca tan tierna como un ruego,

soñaba sus cristales el alma de la fuente.

Y hoy sueño que es vibrante y suave y riente y triste,

que todas las tinieblas y todo el iris viste,

que, frágil como un ídolo y eterno como Dios,

sobre la vida toda su majestad levanta:

y el beso cae ardiendo a perfumar su planta

en una flor de fuego deshojada por dos....

Delmira Agustini

Antología poéticaWhere stories live. Discover now