paper hearts. » caché. [adaptación] (TERMINADA).

Capítulo 34.

—¿Crees que mi hermanita haya venido?—preguntó Poché calmadamente, en ese momento Mario dejó de reír.—Yo les envíe las invitaciones, pero sinceramente solo me importa que venga mi hermanita.—el hombre asintió. 

—Claro que sí—respondió seguro.—, ella siempre te apoyó.—sonrió recordando lo mucho que quería a Noah y cómo siempre estuvo para su ex esposa desde su muerte.—No dudo que hoy también lo haga. 

—¿Crees que se sorprenda cuando vea a mi prometido en realidad no es tan masculino?—preguntó en tono divertido. Mario rió grandemente ante semejante obra de arte. 

—Yo diría que sí.—respondió Mario. Juan Pablo, por otro lado, los veía fingiendo que entendía de lo que hablaban. 

—Quisiera estar allí para verla—dijo Poché sinceramente.—, para verlas.—susurró. 

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—Disculpe.—le habló la joven, una vez entró a la iglesia, a la chica vestida de blanco quien dio la vuelta con una sonrisa.—¿Ha visto usted a María José? O bueno Poché.—preguntó suavemente con una risa, emocionada por verla después de tanto tiempo. En ese momento Calle ladeó su cabeza, ahora se sentía de nuevo preocupada por su prometida. 

—Debe estar en camino.—respondió intentando permanecer tranquila. 

—Wow—rió nerviosamente.—, no puedo creer que mi hermana se vaya a volver a casar.—Calle la miró intrigada.—¿Conoce usted al afortunado?—entonces la mayor no pudo evitar reír. 

—Sí, soy muy afortunada.—respondió sinceramente. La sonrisa de la chica se paralizó.—No puedo creer que Poché no te haya comentado que se iba a casar conmigo.—dijo negando con su cabeza.—Mucho gusto, Daniela Calle.—le dijo extendiendo su mano. 

—Valentina.—dijo estrechando su mano sorprendida. Su hermana mayor siempre había sido muy reservada respecto a su vida, pero no pensó que omitiría cierto detalle tan importante.—¿Usted es la prometida de mi hermana?—Calle asintió con una gran sonrisa.—¿Cómo logra soportarla?—preguntó divertida, intentando romper el hielo. Calle volvió a reír, siempre les hacían la misma pregunta, una a la otra. 

—Bueno...—rió un poco.—, tu hermana es maravillosa.—Valentina asintió dándole toda la razón. Cuando su sobrino murió, Poché jamás permitió que la viera llorar; quería al menos ser fuerte para ella. 

—Tú también debes serlo—asintió Valentina muy segura.—, como para lograr que se casara contigo.—rieron.—¿Sigue usando la pijama que le di?

—Es la única que usa.—respondió recordando. Valentina volvió a asentir orgullosa.—¿Quieres tomar algo?—preguntó desviando el hecho de que había llegado sola.—Podríamos hablar con tu hermana. Podrías contarme algunas escenas de su infancia.—Valentina rió. 

—Escribía poemas por toda la pared de la casa con el labial de mamá—recordó con una risa.—, creo que solo lo hacía para molestarla.—Calle rió, se lo podía imaginar.—Tengo videos de ella cantando, ¿quieres verlos?—Calle se sorprendió. 

—Claro que sí.—respondió con una sonrisa, comenzando a encariñarse con la pequeña hermana de su futura esposa. 

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¡¿Por qué te detienes?!—preguntó desesperada.—¡Es una maldita paloma! ¡Tiene alas!—Mario se limitaba a reír, su ex esposa estaba enojada porque él optó por no atropellar a las palomas.