Capitulo veintiocho

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Blake estaba en su cama, mirando el techo mientras sujetaba su espada en la mano derecha. El dragón de las tormentas le había mencionado que había sentido un aura peligrosa en la ciudad, que era demasiado macabra como para ser considerada humana, pero mucho más salvaje para ser la de un Mharfoz. Él estaba preocupado, ya había escuchado que había rumores que el dragón de la oscuridad había llegado a la ciudad. Deseaba hablar con Daniel antes de que este se encontrara a Shiom, explicarle las cosas, pero ahora... ¿Cómo lo haría sin despertar sospechas del joven? Quería dormir, pero su cuerpo estaba demasiado alerta. Su cansancio se notaba, sus ojos le pesaban, pero sus sentidos le decían: Mantente despierto.

Se levantó de la cama, abrió su ventana y se asomó por ella. Sus ojos se iluminaron, al igual que su cara y sintió el calor de cerca, movió sus manos y espada tratando de hacer algo, pero los vientos no le escucharon rápido. Observó como aquella bola de fuego gigante impactaba hacia donde se encontraba antiguamente una sastrería, ahora era un sitio vacío, pero a sus alrededores había parques y una pequeña iglesia. Gritos comenzaron a ser escuchados a lo largo de la ciudad, terror, odio, gemidos de dolor. Personas saliendo a la calle viendo que estaba pasando.

El portador de la libertad de las tormentas corrió hacia la puerta, se tropezó con sus sabanas e impactó contra el suelo. Su codo izquierdo recibió un golpe sordo contra la madera del suelo. Sintió el dolor pasando por todo su brazo hasta llegar a su cerebro, apretó los dientes, se levantó y corrió hacia la habitación de la princesa sin importarle nada. Sacó la llave maestra, abrió la puerta, este quiso reírse o hacer algo al ver a su hermano sentado en una silla, dormido, mientras le agarraba la mano a la princesa del olvido.

Le movió el hombro a Shiom varias veces y este no respondía de ninguna forma. Así que decidió hacer algo que él sabía que iba a odiar, con la mano le dio un pequeño golpe en la mejilla lo suficiente fuerte para que este abriera los ojos y reaccionara agrando la espada y buscando a la persona.

—Por rebts, ¿por qué me golpeas? —rugió el chico de ojos verdes con ira. La peor forma en que lo podían levantar era esa, pero su vista al chocar contra los ojos caramelo de Blake se dio cuenta de algo: Peligro.

—¿Cómo terminé aquí? —preguntó Marian mientras seguía agarrándole la mano a Shiom, al notar esto la soltó y su rostro se sonrojó un poco. Vio a Blake con una espada en la mano—. ¿Pasó algo?

—Sí... —Las tormentas miraron a la luz—. Debemos salir de aquí lo más rápido posible y llevar a Marian a la orden. Algo está atacando a Quebroks. Tienen suficiente fuerza del alma como para crear varias bolas gigantes de fuego. Así que, jura por el juramento de sangre que lo harás.

—Eso suena como si fueras a morir —dijo Shiom mientras se paraba de la silla y caminaba, con pasos algo perezosos pero rápidos, haca la ventana para asomarse y ver como el fuego crecía y los gritos hacían eco—. Si te mueres, te revivo y te vuelvo a matar.

—No moriré idiota —Una sonrisa cruzó por su rostro mientras observaba como Marian y Shiom se habían vuelto tan cercanos como antes, seguían siendo los mismos chicos del pasado. Blake quería perderse por un segundo en aquellos recuerdos, pero este no era un momento para hacerlo, debían proteger a la princesa y a la llave—. Creo saber quién está atacando a Quebroks, pero esto lo mencionaré cuando encontremos a Lunael.

Marian, que se había quedado callada, extendió una mano hacia Blake. Este no le entendió hasta que ella señaló a la espada:

—¿Ustedes creen que dos niños sin mucho entrenamiento pueden cuidarme? —Se colocó de pie, la ropa que llevaba puesta era cómoda, podía moverse bien y correr como si nada—. Quiero una espada, ustedes solo vayan detrás de mí.

El dragón de la luz | TERMINADA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora