capítulo 14

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- Pues qué quieres que te diga, inteligente el imbécil. Para cercarse a Elizabeth, tienes que acercarte a Samantha.- Apreté la lata de cerveza en mi mano con rabia.- Ya cálmate hombre, lo rechazará como hace con todos.

De pronto mi celular comenzó a sonar, era Roxanne y la verdad no tenía ganas de conversar, estaba que me llevaba el demonio, tenía una mezcla entre celos, rabia pero por sobre todo miedo, había algo en ese chico que no me daba buena espina, tengo un pésimo presentimiento. Contesté en la segunda llamada, estaba insistiendo, debía ser importante.

- Hola guapo.- Se escuchaba de buen humor, me calmé un poco, no debía desquitar mi rabia con ella, la saludé todo lo amable que pude.- Sé que nos acabamos de ver, pero lo que te tengo que contar de seguro te interesa, ya sabes, puede perjudicar la imagen de tu familia.

No estaba entendiendo nada, pero la verdad no tenía paciencia, iba a replicarle pero cuando escuché el nombre de Elizabeth me quedé callado a la espera.

- Pues la perfecta Elizabeth Carsso está en una heladería con el chico nuevo de su curso, solos.- ¿Solos? No que estaba con ellos la chismosa, sentí celos incontrolables.- Se están llevando muy bien, por primera vez veo sonreír a la rara esa, ataca bastante rápido, el chico no lleva ni un día en la escuela y ya salen a una cita los dos solitos.

Algo dentro de mí se rompió, me dolió... Elizabeth le sonrió a otro, estaba conversando con otro hombre... lo acaba de conocer y él ya tiene algo que yo no he conseguido más allá del sexo.

Corté despidiéndome con la excusa de que Jaime me llamaba, me miró extrañado frente a mí, no sabía como demonios sentirme, por primera vez... existe la verdadera posibilidad de perder a Elizabeth, me siento... devastado... Le ha sonreído a otro, una extraña sensación me recorría.

- ¿Qué pasa cabrón?.- Jaime me miraba impaciente, mierda, quiero romper todo. Suspiré calmándome, debía hacerlo.

- Elizabeth está sola con ese imbécil en una heladería, Roxanne me dijo que se están llevando bien... Solos.- Tiré de mi cabello frustrado.

- Primero, cálmate, esto no quiere decir que se va a enamorar, cabrón que acaba de conocerlo, no te desesperes.- Se notaba preocupado.

- Está sola con ese hijo de puta, ella no socializa con nadie pero está con ese imbécil que se la estaba comiendo con la mirada ¡Le sonrió! No me da un buen presentimiento, algo tiene ese imbécil que no me gusta para nada...

- La amas, no la quieres perder, obvio.

-¿Cómo puedo perder algo que nunca tuve?

Me miró unos segundos, lo dejé callado  y asintió con pesar, era verdad, no tengo a Elizabeth la puedo perder en cualquier momento y eso me corroe, por primera vez, me enfrento a la posibilidad... a la horrible posibilidad de que Elizabeth se enamore.

-¿ Vamos a alguna parte? Necesitas despejarte.- Miré a Jaime, tenía razón, me volvería loco si seguía pensando en esto.

Nos fuimos en auto hasta la playa que acostumbraba a visitar para escapar de mi infierno, nos quedamos disfrutando del sol en silencio, no pensé en nada más que el aroma salado de la brisa, habían personas a lo lejos, miré a mi amigo y sonreí, él no me dejaría solo menos cuando lo necesitaba.

- ¿ Cómo vas con tu padre?.- Miré el oleaje que casi rozaba nuestros pies en la arena. ¿Mi padre? no he cruzado más de 10 palabras seguidas con él... no desde esa vez.

Soy el cobarde más grande.

Debía enfrentarle, estaba actuando extraño conmigo, yo ya no podía estar a la defensiva con él, recordaba esa mirada cuando le veo a los ojos, hace que mis defensas caigan y eso me aterra.

Siempre mía 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora