Blue and Grey

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Los minutos avanzaban, nadie podía detener al tiempo, cerraba los ojos intentando descansar su cuerpo, pero no funcionaba, entonces se sentaba en medio de la cama, observando la oscuridad que había alrededor, en la inmensidad de aquella habitación tuvo miedo, el terror a la plena soledad, que le llenaba de incertidumbre y melancolía, era una de esas noches en donde no quería escuchar nada que no fuese sus lamentos, no podía detenerlo, cada vez se estaba volviendo más y más pesado.

Sus hombros cansados, cargaban con el peso de una vida llena de excesos, de rencores, dolor y situaciones que le habían marcado de una forma inhumana, en cada una de sus cicatrices estaba implícita la historia de las noches en vela, de los ataques de pánico y las pesadillas.

Entonces, en medio de aquella madrugada fría y solitaria, decidió que era momento de dar un paseo, tomó su mejor abrigo, se puso aquella linda bufada de lunares que su madre le había regalado, una que usaba siempre que necesitaba ese abrazo que no podía pedir.

Le temía a la oscuridad, pero curiosamente, la noche le acogía de una manera cálida, miró al cielo, este estaba tintado de gris, estaba nublado, no podía ver ninguna de las estrellas, ya no podía ver nada, las personas que estaban alrededor le parecían ajenas, aun estando cerca de hermosos paisajes, dignos de una fotografía, no encontraba en ellos la belleza, porque todo estaba muerto, rodeado de una nube negra que desprendía un hedor desagradable. A eso se habían reducido sus días, en eso se habían convertido sus noches.

Escuchaba una y otra vez aquellas canciones que estaban hechas para calmar su corazón, pero nada de esto lo sanaba, estaba consciente de que nadie más podía salvarle, nadie, sólo podía hacerlo por sí mismo, sin embargo, cuando aquella holeada de dolor apabullante le arrastraba cuesta abajo, le era difícil ver las cosas desde otra perspectiva.

¿Cuántas veces sucedía? ¿Cuándo podría apartarse de aquel dolor? No recordaba una época de la vida donde no lo tuviese, ¿De qué servía vivir de esa manera tan lamentable? Había momentos buenos, como todo en la vida, pero no eran suficientes, intentaba aferrarse a esas pequeñas cosas que le mantenían cuerdo, que le recordaban quien era y de dónde venía, pero poco a poco se estaban agotando, era como si quisiera tomar galletas de un frasco con migajas, pequeños vestigios de lo que una vez fue, que le ayudaban, pero no le llenaban.

El odio acumulado, se combinaba con la sombra del pasado, ambos hacían de sí, una bomba de tiempo, una que explotaba ante la menor provocación, trayendo consigo consecuencias de las que le era difícil reponerse, porque cada error se clavaba en su interior, siendo un recordatorio de que no era perfecto y que esas imperfecciones le estaban alejando de quienes amaba.

Se había acostumbrado a la soledad, a estar rodeado de personas y sentirse un completo extraño, en no encajar en las reuniones, en tener que ponerse una máscara de felicidad y entusiasmo para no permitir que los demás se cansaran de su presencia, aprendió a ser servicial, a dar todo, ayudar, alentar, a enamorar, cautivar, halagar y amar, esperando que en el don de darse por completo, encontrara compañía verdadera, se obligaba a continuar con las conversaciones cuando el silencio se volvía incomodo, en aceptar lo poco que le daban para no sentir la soledad.

¿Cuáles son tus máscaras?

Eso era vivir sin sentido, subiendo a los trenes repletos de personas y no encontrar en ellas lo que tanto buscaba, miraba los rostros cansados, molestos y frustrados, al tiempo que se preguntaba ¿Así es cómo ellos me ven? Un alma sin propósito, una persona que intenta sobrevivir en lugar de vivir ¿Es eso lo que ven en mí? ¿Por eso quieren alejarse? ¿Por eso estoy solo?

Ciertas ocasiones, había rostros que llamaban su atención, miradas que eran tan profundas y con las que podía conectar, con sus ojos observaba de pie, la belleza de sus almas, una que no tenía, una que no veía en sí.

Blue And Grey Where stories live. Discover now