Microrrelato 02

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Me atrevo a salir de mi lata de sardinas sólo cuando es necesario. Esta capsula de 7 metros cúbicos es lo que el Sistema llama casa. No lo hago muy frecuentemente porque fuera estamos expuestos a los tóxicos, los delincuentes, el servicio de seguridad y las demás personas. ¿Para qué necesito a otras personas que sólo buscan ajustarme a sus necesidades y expectativas? La sociedad se ha convertido en un tentáculo del Sistema y te presionan para que seas lo que se espera que seas. Cada día somos menos personas y más robots. Cada día somos más herramientas controladas, que seres capaces de vivir realmente.

A mi lata de sardinas me llega todo lo que necesito. Para las necesidades menos confesables, está la realidad virtual. Allí nadie te exige ser lo que no eres. Tan sólo tomas lo que quieres y disfrutas. No hay palabras, sólo sensaciones que hacen olvidar tu vida real por unos minutos. De todas formas hay que tener cuidado y no conectarte a los servicios que ofrece el Sistema. Allí te lavan el cerebro y te dan forma sin que te des cuenta. Lo mejor son los servicios ilegales que aparecen y desaparecen en pocas horas. Nunca sabes qué vas a encontrar y eso es muy adictivo. A veces hacer esto es peligroso, ya que hay bandas que se dedican a la extorsión. Si ven que tienes algo de inteligencia, te puede abducir la mente y hacerla trabajar como esclavo en sus proyectos. Debes elegir el servicio virtual ilegal con sumo cuidado. 

Alguna vez he implementado uno de esos servicios y he ganado un dinero ofreciendo lo que a mi me encanta encontrar. Pero una vez pasan 6-8 horas, lo mejor es hacerlo desaparecer. Te pueden rastrear y entonces la has fastidiado de verdad.

Ahora voy caminando rápido por el puente para presentarme en la oficina de certificaciones vitales. Cada 3 meses hay que certificar que estás vivo y que no eres una rutina pirata. Dicen que revisan tus implantes, prostéticos y cyber extensiones, pero lo que les interesa es comprobar que no guardas nada peligroso para el Sistema. Espero volver a mi lata de sardinas en dos o tres horas y que lo que me inyecten no sea lo suficientemente fuerte como para aniquilar mi libertad interior. Quizás pueda seguir haciendo mi trabajo. ¿Qué es lo que hago? Por ejemplo, robar identidades y venderlas a quien mejor las paga. Hago otras cosas que prefiero no decir porque es mejor que nadie lo sepa. Así vivo.

¿Quieres un servicio? Ya sabes, convénceme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora