Capítulo Único

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Estaban aburridas, completamente aburridas.

Solo había dos personas en aquella habitación, aquella en donde se reunían las portadoras del rosa infernal para realizar los rituales que el demonio del amor, es decir, su jefe, les encomendaba; con la promesa de que, si cumplían con estos adecuadamente, un día sus almas serían liberadas... O así es como lo narraba Chiori a la hora de escribir en su diario siniestro.

Kyoko estaba en medio de una filmación del nuevo drama en el que estaba involucrada, por lo que en esa tediosa tarde ella no se encontraba presente en la habitación de la Sección Ámame. Así que ahí estaban Chiori y Kanae, muy alegremente, nótese el sarcasmo, rellenando sobres con el boletín mensual. Para variar, y estaba de más decirlo, era inevitable que compartan miradas de empatía pensando en cómo es de irónico que ellas siendo estrellas tengan que seguir con esto. Pero como siempre, suspiraron resignadas, porque a estas alturas comprendían que la sección sí había aportado algo importante a su carrera y a sus vidas.

Luego de unos minutos de silencio, finalmente una de ellas acabó con este.

— ¿Por qué no se ha acabado el papel todavía? —Kanae refunfuñó en lo que seguía doblando otro pedazo de papel espeluznantemente brillante.

— ¡Eso mismo! —Chiori se despeinó de lo harta que estaba— ¡Maldición! —suspira y continúa metiendo un papel doblado en un sobre, para posteriormente sellarlo con la esponja húmeda que tenían a su disposición, o mejor dicho, que ellas mismas consiguieron poner a su disposición, justamente para aquella tarea. Ya demasiadas envolturas habían cortado sus lenguas para cuando se les ocurrió "tomar prestadas" dichas esponjas del armario de suministros, pero, al final, era mejor tarde que nunca.

— Ah —suspiró Chiori, más agotada que antes—... Al menos podemos agradecer que empezaron a imprimir los nombres en los sobres, si no tendríamos también que escribirlos —rodó los ojos—... ¡Ugh!... Una pesadilla, especialmente considerando que Kyoko-senpai no está aquí.

Kanae asintió de acuerdo. Kyoko era la única de la sección del rosa tóxico que tenía una caligrafía realmente decente, aunque Kanae se le acercaba.

— Cierto —Chiori soltó una risita—... ¿Recuerdas ese extraño corte en su mano la última vez que tuvimos que hacer esto?

— ¡Ugh, ¿cómo podría no hacerlo?! —refunfuñó— Ella insistió como loca para que le dé un "beso de curación" en la herida cuando no encontramos hielo —puso sus ojos en blanco, casi viviendo el momento—. Me tuvo hasta la coronilla con eso de que quería su "sana, sana, sana, colita de rana" o algo así.

Chiori resopló, reprimiendo una pequeña risa.

— Bueno, la verdad, ¿no podía simplemente hacer que Tsuruga-san haga eso por ella?

Otro pedazo de papel perfectamente doblado se unió a la pila.

— Ese hombre definitivamente estaría más que encantado de cumplirle el capricho —murmuró Kanae, o creyó murmurar, de una forma un poco sombría.

— ¡Awww! —Chiori la miró divertida— ¿Todavía celosa, Moko-san? —le preguntó, canturreando en un tono burlón, que desapareció cuando notó en la mirada de su compañera que el asunto iba en serio— ¡Oh, vamos! —arqueó las cejas y se cruzó los brazos, sonriendo ligeramente para apaciguar a Kanae— ¿No que ya habíamos cerrado el tema? Kyoko no es el tipo de chica que deja de lado a sus amigas solo porque empezó a salir con alguien y punto. Incluso si se trata de alguien como él... Y ya hemos visto que ese no es el caso—al no obtener respuesta de su compañera, más que un "Hum", prosiguió—. Además, no negarás que la forma en la que se lanza hacia ti corriendo desesperadamente para abrazarte es una prueba suficiente de que no hay motivo por el que tengas que preocuparte con respecto a esa chica. Más bien, el que debería estar celoso al final es Tsuruga-san, ¿no? —bufó, con un tono más de burla que de pena—... Él no recibe saludos así... Tan... Cariñosos.

Chisme picanteWhere stories live. Discover now