Azul

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Todo era azul. Así había sido desde la primera vez que llegué a esta habitación. Todo era azul menos ella. Vestía un vestido amarillo hasta las rodillas, y cargaba con una sombrilla colgada a su brazo. Desde el primero momento en que llegó supe que era especial, y no solamente porque era lo único que no era azul en esta habitación, sino porque no pude parar de verla cada día.

Pegada a la pared y con una sonrisa amplia, mis ojos no pudieron parar de admirarla. ¿Habían pasado meses, días? El tiempo había dejado de correr para mí, solo quería hablarle, escuchar el sonido de su voz, y averiguar si su risa sería escandalosa o tímida.

A juzgar por como no intentaba hacer contacto con los demás, podría asegurar que era introvertida. Cuando llegó, me fijé en la etiqueta que tenía pegada al vestido "Amarillo" Qué nombre tan hermoso tenía ella. Si era un color, ¿ A quién le importaba? En mi vida solo había visto azul.

Y entonces, mi fantasía se interrumpió. Abrieron la puerta. El hombre que cada cuanto nos visitaba entró. ¿Será que cambiaría mi sitio? ¿Podría estar más cerca de ella?

Alargó sus pesadas manos y tomó a mi amada. Al ser que había estado amando en silencio por tanto tiempo. No, no podría llevársela lejos.

Tenía que hablarle, al menos escuchar una palabra salir de su boca. Me estiré y di un paso adelante. Sentí cada una de mis partes romperse y un grito.

¿Así se sentía el amor? ¿Cómo si estuvieras en pedazos?

No pude ver ni escuchar nada más, salvo por una voz que a lo lejos decía:

-Se ha roto, se ha roto mi preciado muñeco de colección.

Cuentos para no dormir.Where stories live. Discover now