Capítulo 28

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    El domingo es un día de locos, especialmente porque Sarah y Evan estuvieron toda la mañana hablando por teléfono y dando órdenes a las chicas de servicio para que todo estuviese en óptimas condiciones antes de que vayan al hospital para traer a Prue luego de que le den el alta.

Allie se encerró en el despacho hasta la hora de almuerzo, casi rogando porque su hermana volviera pronto para así no tener que aguantar sola a sus padres porque estaba casi segura de que terminaría por lanzarse del tejado.

Recuerda la última vez que estuvo tan asustada porque pensó que iba a perder a su hermana.

Fue cuando Allie tenía catorce y Prue estaba en su último año de secundaria en Pengrove High. Luego de lo sucedido con Jonathan Wright, Prue comenzó a tener comportamientos autodestructivos y dejó de ser la niña bien que siempre había sido para convertirse en una adolescente rebelde.

Al principio fue faltar a clases y quedarse encerrada en su habitación; salir todos los fines de semana y no avisarle a nadie donde estaba; beber constantemente y meterse en peleas con chicas en la escuela por el simple hecho de que la miraban más de lo necesario; sus discusiones con Alec eran cada día más frecuentes, al punto de que estuvieron a punto de terminar en varias ocasiones.

De alguna manera, fue como si la Prue Henstridge que todos conocían se hubiese esfumado en el aire y otra chica hubiese tomado su lugar.

Su hermana menor tuvo que tomar el lugar de la nueva niña buena para así mantener a su familia relativamente tranquila y también tuvo que hacerse cargo de Prue, ayudándola a entrar a la casa por la ventana del despacho, aguantándola cuando estaba de mal humor por la resaca, sosteniéndole el cabello cuando vomitaba y asegurándose de que no se metiera en más problemas.

El punto de quiebre fue casi tres meses después de lo sucedido con Jonathan.

Los abuelos Henstridge vinieron a Connecticut para celebrar el aniversario de inauguración de la sede de la editorial y también porque el cumpleaños veintiuno de Evelyn estaba a la vuelta de la esquina y decidieron que toda la familia debía estar junta porque iban a anunciar a la nueva persona que se haría cargo de la sede, aunque todos sabían que sería Evan por obvias razones.

Con los abuelos y el resto de familia venía Angus, el primo problemático, la oveja negra, quien se las arregló para conseguir drogas y colarlas en las casa de campo de los Henstridge a las afueras de Charmin Heinz.

Evey, que en ese entonces estaba casi completamente limpia, bebió hasta perder la consciencia en el ático y despertar horas más tarde, donde los más jóvenes pasaban el rato lejos de sus estrictos padres.

Algunas de las amigas de Evey, chicas que estudiaban con ella en la universidad, viajaron desde Pensilvania para celebrar el cumpleaños de su amiga, con la promesa de que sería la mejor noche de sus vidas y que la recordarían por el resto de sus vidas.

En cierto modo, así fue porque no había manera de que pudieran olvidar todo lo que sucedió.

Allie, Blake, Brad y Natalie eran prácticamente los únicos que estaban lo suficientemente sobrios como darse de lo que estaba sucediendo cuando los demás comenzaron a actuar extraño.

Cocaína, éxtasis y cristales eran algunas de las drogas más fuertes que Angus repartió entre los presentes.

Para cuando el reloj marcó las tres de la madrugada, las cosas estaban completamente fuera de control.

—¿Dónde las dejaste? Vi que las tomaste —reclamó Angus, sosteniendo a Prue por el brazo con fuerza—. ¿Dónde dejaste las bolsas?

—Yo no tomé nada, Angus. Ni siquiera sé de dónde las sacaste. No hago preguntas sobre eso. No quiero saberlo.

Just That Girl: Porque amar nunca fue tan prohibido ✔Where stories live. Discover now