—Poché, no grites.—le susurró tiernamente Calle, lo que menos quería era que volviera a ser esa persona que tanto le costó dejar de ser, como si le hubiera leído la mente. Poché la miró con su ceño fruncido, sin embargo sin darse cuenta el mismo suavizó al sus ojos. 

—Si crees que puedes ganar el caso, adelante.—le dijo Poché naturalmente. Mario la miraba con sus ojos cristalizados.—Convoca la audiencia y haz lo que se te plazca.—se encogió de hombros.—Yo estaré allí y apoyaré en lo que pueda, no por ti, Mario, por Noah.—le dijo directamente, sin ningún tipo de remordimiento en sus palabras, pero con mucho en su corazón. 

—Gracias por dejarme hacer esto.—respondió. Poché lo miró, mientras volvía a sentarse en su silla. 

—No lo hago por ti—dijo directa.—, lo hago por mi hijo.—Mario solo asintió. 

—Nos vemos el día del juicio.—fue lo último que dijo antes de caminar fuera de allí. Calle dirigió su mirada a Poché de inmediato, y la vio con su cabeza recostada en la silla manteniendo sus ojos cerrados. 

—Poché.—comenzó Calle suavemente, sabía que no debía molestarla, sin embargo no sentía que lo hiciese.—¿Poché, qué pasó?

—Mario trabajaba en la firma de Connor Carter.—comenzó intentando desviar el tema.—Cuando renunció aquí, para el señor Calle fue una gran traición que se incorporara en aquella firma—suspiró aún con sus ojos cerrados.—si se entera de que le dejé el caso a Mario, se pondrá furioso, y no quiero que me despidan, no todavía.—Juan Pablo ladeó su cabeza sin comprender. 

—¿No todavía?—preguntó el chico.—¿A qué te refieres con eso? ¿Piensas renunciar?

—Juan Pablo no creo que-...—le decía Calle suavemente, sin embargo el chico la ignoró. 

—Eres una increíble abogada, nunca antes había visto a alguien como tú.—continuó. Poché sonreía irónicamente.—No puedes simplemente renunciar a las cosas porque sí, Poché. Tú inspiras a chicos como yo a hacer un cambio. Yo pinto, pero ahora sé lo que en realidad quiero ser—rió.—, quiero estudiar derecho.—Poché abrió uno de sus ojos para mirarlo de reojo.—Quiero ser un abogado, como tú lo eres.—miró a Calle.—Como Daniela lo es. 

—¿Ah sí?—le preguntó Poché incorporándose. Juan Pablo asintió.—Te tengo una pregunta entonces...—el chico la miró expectante.—, ¿Yale o Harvard?—Calle negó con su cabeza de manera divertida. 

—¡Ja!—soltó Poché emocionada mirando a Calle.—Yale, querida mía.—le sonrió genuinamente.—Ambas sabemos quien gana. 

—¿Qué?—preguntó Juan Pablo en una risa. 

—Poché estudió en Yale, y yo en Harvard.—respondió Calle, mientras que el chico las miraba impresionado.—Y de hecho, Poché tiene un doctorado.—presumió orgullosa, mientras que Poché hacía una reverencia. 

—¡Wow!—dijo emocionado.

—Sí quieres ser abogado, te aconsejo que estudies mucho—le dijo Poché.—, día y noche—puso sus ojos en blanco.—, si yo lo puedo hacer, sin ningún tipo de interés, tú podrás hacerlo incluso mejor.—sonrió.—Todo está en tu motivación.—Juan Pablo asintió. 

Calle veía a Poché hablarle a Juan Pablo, ambos con tanta emoción, se perdió por un momento en el que debía hacer algo, preguntar algo. 

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—Que día.—suspiró Poché una vez abrió la puerta de casa. Calle la seguía.—Estoy cansada. 

—Poché.—la llamó Calle cerrando la puerta tras ella. Poché dio la vuelta expresando confusión en su mirada, ni siquiera le dio tiempo a encender la luz.—No pude preguntártelo, porque te vi tan emocionada con Juan Pablo que decidí dejarlo pasar, sin embargo ahora mismo no puedo hacerlo. 

—¿Qué sucede, Calle?—le preguntó acercándose un poco más a ella. 

—Cuando Mario llegó hoy—comenzó directamente.—, ¿por qué te comportaste de esa forma?—preguntó con cuidado.—Creo que ahora tenemos una relación mucho más cercana, podemos hablar de estos temas.—Poché asintió, tenía razón. 

—Ven.—dijo tomando su mano para caminar con ella hacia un estudio. Calle nunca había entrado allí, así que al ver esa pequeña biblioteca con un escritorio y una silla justo frente a un ventana cubierta, se impresionó mucho. Papeles tirados en el suelo, lápices y bolígrafos por todas partes. Libros y más libros, algunos escritos por ella.—Este es mi estudio—dijo adentrándose a el.—, aquí es donde vengo a escribir cuando me siento triste o sola, he pasado mucho tiempo aquí.—rió sinceramente. 

—Sí, pero-...—Poché interrumpió. 

—Cuando mi niño murió escribí y escribí, lo único que hacía era escribir sobre él.—suspiró recostando su cuerpo en su escritorio.—De alguna manera me servía como terapia, porque en realidad sentía que iba a volverme loca con todo lo que sucedía.—rió.—Mario nunca me ayudó, Calle, me abandonó. Seguíamos casados, pero era como si no nos conociéramos. Al Noah morir se llevó mucho más que mi felicidad, se llevó mi futuro, y se llevó el de Mario.—Calle abrió su boca para hablar.—Yo sé, yo sé que quizá tratas de entenderlo, pero la realidad es que no lo haces. Tuve un hijo que murió antes de cumplir los cuatro años, luego la personas que creí era el amor de mi vida me hizo a un lado mientras se autodestruía y-...—

—¿Por qué no lo ayudaste?—preguntó suavemente. Poché la miró de inmediato.—Lo culpas de todo lo que sucedió, sin tener en cuenta que a él también le dolió, y eso es un poco egoísta de tu parte.—dijo chocando su índice con la punta de su nariz.—Si Mario no supo sobrellevar la muerte de Noah al principio, tu deber era ayudarlo, no hacerlo sentir más miserable. 

—Pero él-...—Calle interrumpió. 

—Pero tú—dijo con cuidado.— lo culpas como si él hubiera querido todo esto. En su mirada se nota lo mucho que te adora, y a pesar de que ahora estés conmigo, es algo que nadie pasaría desapercibido. Mario no puede avanzar porque tú no lo perdonas—tomó sus mejillas suavemente con sus manos, provocándole un puchero.—, y de la misma manera tú no avanzas porque no lo perdonas.—besó delicadamente sus labios.—Él decayó, y tú no hiciste nada para ayudarlo. Las parejas son un equipo, Poché. Como tú y yo.—sonrió.—¿Puedes ver la diferencia?—Poché asintió. 

—Me ayudaste a pesar de que yo no quería tú ayuda.—respondió en un susurro.—Me ayudaste de manera desinteresada y por eso me enamoré de ti, si no hubieras sido ese tipo de persona probablemente ahora no querría besarte.—rió. 

—Lo contrarió sucedió con Mario y tú.—le dijo suavemente.—El amor se construye día a día, y el de ustedes día a día caía un poco más.—decía acariciando sus mejillas con sus pulgares.—No culpes a Mario por algo que él no decidió. Era el padre de tu hijo, e hizo parte de tu mejor creación.—Poché rió un poco. 

—Te amo, frutita—le dijo envolviendo su cuello con sus brazos.—, muchísimo. 

—¿Sabes? Yo te amo incluso más.—respondió antes de unir sus labios con los de ella en un beso que se consumía en lo que Poché quería escribir de ahora en adelante, amor. 

paper hearts. » caché. [adaptación] (TERMINADA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora