• - T R E C E - •

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— Creo qu-

— Tiene fiebre. — Interrumpió mi mejor amiga. Me daba ternura la forma en la que llegaba a preocuparle, eran pequeños detalles que me hacían amarla mucho.

El profesor se acercó y tocó mi frente para comprobar el estado en el que me encontraba. Y, luego de quedarse pensando un poco, volvió a hablar. — Anda con la preceptora, García, que llamen a tu mamá.

Yo asentí débilmente y como pude me levanté del asiento, con la sensación de todas las miradas puestas en mi. Aunque, en ese momento, el frío y dolor que sentía no dejaban preocuparme por lo que pudieran decir los demás aquel momento.

Caminé rápidamente hacia la puerta con la mochila puesta, y por un instante, crucé miradas con Valentín Oliva, quien reflejaba gran preocupación en sus ojos ante la situación. Mis ojos se cristalizaron y salí del aula lo más rápido que pude. Ya no quería pensar en él, ni en todo lo que había escuchado decir por Juliana.

Avisé a la preceptora sobre mi estado, y ella me dejó en una silla fuera de la dirección para esperar que mi abuela viniera, ya que mi madre no podía salir del trabajo.

Aproveché aquel momento en donde me encontraba sola, y traté de asimilar todo lo que había pasado minutos atrás. Juliana se había dado cuenta de que Valentin estaba interesado en otra persona, pero, ¿Y si solamente se estaba haciendo la cabeza?, ¿Y si él no le dijo nada y solamente sacó esa conclusión por sus actitudes amistosas?. Siendo sincera, rezaba por que fuera la última opción, y que solo fueran sospechas inconclusas provenientes de la inseguridad que tenía Juliana. Porque, si Valentín en verdad sentía algo por mi, y todos aquellos momentos de tensión que ocurrían cuando estaba conmigo verdaderamente significaban algo... Estaríamos todos en un gran problema.

La angustia no dejaba de estar presente en mi, y estaba conteniendo un nudo dentro de la garganta que no quería soltar, porque sabía que luego iba a ser muy difícil deshacerlo.

Traté de recostarme en el respaldo de la silla, y relajarme un poco. El dolor de cabeza estaba aumentando y ya no sentía ningún calor al estar rodeada de mis brazos. El frío que tomé en la fiesta de Dante tuvo sus consecuencias, y justo en ese momento estaba dándome cuenta.

Cuando quise cerrar mis ojos para descansar, oí que unos pasos rápidos se acercaban hasta donde yo me encontraba.

— ¡Eve! — Me gritó en un susurro para que nadie lo escuchara.

Mis ojos se abrieron como platos. — ¿Qué haces, Valentín?

Al llegar junto a mi, se agachó para estar a mi altura y me miró  preocupado.

— ¿Cómo te sentís? — Dijo, sin separar sus ojos de los míos, e hizo que me muera de amor por dentro.

— E-Estoy bien, no sé, yo-

— ¿Estás segura? — Interrumpió poniendo sus manos encima de mis brazos, dándome una sensación cálida en el cuerpo.

Respiré hondo para calmar mi corazón, el cual estaba muy acelerado teniendo la presencia del castaño a unos pocos centímetros de mi, preguntando cómo me sentía.

— ¿Qué haces acá, Valen? — Solté y su mirada se desvió hacia otro lado, con timidez.

Antes de responder, aclaró su garganta. — Supuestamente iba al baño, pero quería ver cómo estabas vos...

Sonreí con dulzura luego de escucharlo, y una pequeña risita salió de mi. — ¿Y vos cómo me ves?

En ese instante, se quedó pensando algunos segundos que decirme, y me tomó por sorpresa cuando puso una de sus manos en mi frente, quedando a pocos centímetros de mi cara.

Here we go again.

— Tenés fiebre, Eve... — Contestó con ojitos tristes, y tragué grueso ante su tacto.

Otra vez. Otra vez sentía ese cosquilleo en el estomago. Otra vez mi corazón se aceleraba y mis manos comenzaban a sudar. Otra vez, miraba sus labios, y volvían a aparecer esas ganas de querer besarlo y confirmar todo lo que ese chico me hacía sentir. Y otra vez, estaba Juliana en el medio, pero con la excepción de que ahora sabía todo lo que ocurría, y yo no podía dejarlo pasar.

— Basta, Valentin. — Me alejé de su cara bruscamente y él se quedó confundido, alejando su mano también.

— ¿Basta qué? — Preguntó, mirándome extrañado. — ¿Que te pasa?

No sabía si hacerlo, pero la angustia de pensar en todo lo que nos pasaba ya me estaba carcomiendo, y sentía mis ojos arder, amenazando con soltar lágrimas en cualquier momento.

— ¿A vos te gusta Juliana? — Solté de repente, y ya no pude aguantar el llanto. Necesitaba que me lo diga, que me hable en serio y me diga que era en verdad lo que le pasaba.

El castaño frunció el ceño, y al verme llorar abrió los ojos sorprendido. Era lógico que no entendiera nada. — ¿Eh?

— Lo que escuchaste, Valentin. — Mí voz comenzaba a entrecortarse. Ya no sabía lo que estaba haciendo, no era conciente de lo que podía ocurrir después, solamente quería aclarar todo de una vez por todas, y que él me confirme si lo que sospechaba Juliana era verdad. 

— N-No Eve... — Tragó grueso, con una gran confusión por no entender que era lo que me estaba ocurriendo. — A mi... Me gusta otra persona.

Y allí, con lágrimas en mis mejillas, lo miré a los ojos fijamente, y pude darme cuenta de todo. Valentín me observaba con una expresión intranquila, pero a la vez directa, queriendo que yo captara de quién se trataba.

Solté un sollozo y tapé mi cara. No podía contenerme, y estaba llorando de una forma desesperada por toda la angustia que venía guardando. Que Valentín me dejara todo claro, confirmando lo que me aterraba desde hace días, terminó por romperme.

— ¡Pará, Eve! — El castaño volvió a mirarme con preocupación. — ¿Que es lo que te pasa? 

— Y-Yo... — Mis palabras no salían. No podía hablar. Aquel nudo en la garganta me lo impedía.

No quería sacar las manos de mí rostro, me daba vergüenza que me viera de esa forma. Solamente quería que se vaya de ahí, que me deje sola llorando en paz hasta poder irme y continuar deprimida en mi habitación, más tranquila.

De pronto, sentí como sus brazos rodeaban mi cuerpo lentamente, y me adentraban a aquel refugio el cual era Valentín. Mi refugio a todo mal que pudiera ocurrirme.

Pero... Ya no más.

— Andate, Valen. — Le dije con la voz temblorosa, moviendo mí cuerpo para apartarlo de mí. — Volvé al aula.

— P-Pero no-

— ¡Andate, Valentín! — Grité, sin poder controlarme ni dirigirle la mirada. — ¡Andate!

Luego de algunos segundos, escuché sus pasos alejarse, y destapé mi rostro.

Sabía que no estaba bien lo que yo hacía, estaba conciente de que me estaba comportando como la mierda, pero no podía evitarlo. Mis emociones eran mucho más fuertes, y no podía controlarlo. Lo que no sabía era cómo iban a seguir las cosas para mi, o para Valen, o para Juliana...

Estaba metida en un quilombo gigante, porque aunque Valentín no me haya dicho ningún nombre tras su confesión...

Yo estaba muy segura de quién se trataba.

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Se picó todo

Capitulo no tan largo y medio triste, no me maten jajs

Gracias a las personas que siguen leyendo, se aprecia mucho♥️

Lxs quiero, y hasta el próximo capítulo 😎❣️









































• c u p i d o ; wos •Where stories live. Discover now