—Lo siento, estaba con su mamá y no quise separarlo, pero mañana lo traeré. —Jin se cruzó de brazos mirándolo enojado.

—¡Mañana no vendrás! Te traje un regalo, pensé en ti cuando fui de compras y no puedes traerme a mi conejo Yibo, ¡no es justo! —Xiao Zhan chasqueó la lengua, estaba comenzando a impacientarse por los berrinches del niño.

—Ya pedí disculpas, debes aceptarlas y ahora vamos hacer las tareas.

— No quiero. No quiero entrar a la casa, está vacía. —Dijo triste el pequeño para darle la espalda—. ¿Sabes lo que han dicho? Que nadie lo ayudó a bajar las escaleras y por eso se rompió la pierna. —Xiao Zhan sabía a qué se refería—. Si no puede caminar ya no jugará conmigo...

—Se pondrá bien, lo están atendiendo personas que saben cómo curarlo. —Xiao Zhan vio al niño suspirar.

—Quiero que regrese y que vuelva a reír como antes.

—Estoy seguro que lo hará Jin, solo hay que darle tiempo —dijo poniendo sus manos sobre sus pequeños hombros—. Vamos a dentro, hablemos allá.


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Al día siguiente, Xiao Zhan alistaba su mochila que llevaría a Pekín para visitar a su padre. Le daba mucha pereza, no era algo del cual estaba entusiasmado.

—Suerte hijo, me das noticias —se despidió su madre.

—El domingo por la noche estaré aquí.

En todo el viaje no hizo más que pensar en Yibo. Era extraño hacerlo ya que no era que le simpatizara, todo lo contrario, sabía que no era un buen tipo, pero deseaba con todas sus fuerzas que pudiera mejorar, porque fuera o no la culpa de él, por su pierna eso lo estaba agobiando.

Cuando llego, su padre lo recibió en su amplia casa y hasta le había preparado una habitación iluminada muy bonita, estaba claro que quería sorprenderlo para hacerlo quedar.

—Todo esto es tuyo y mira. —Lo jaló al escritorio en donde una laptop estaba conectada—. Te compré esto para la universidad, sé que lo necesitas. —Xiao Zhan enmudeció por un momento, estaba emocionado sí, pero a la vez sentía una inconformidad, no quería deslumbrarse por las cosas materiales que su padre pudiera ofrecerle. También pensó en si realmente hacía bien quedándose con su mamá, teniendo que sufrir trabajando y estudiando ¿por qué lo hacía? Entró en duda—. También podré pagarte las pensiones de la universidad.

—¿Por qué me quieres aquí? No lo entiendo, sabes que me gusta vivir en Shanghái.

—¿Qué tienes allá?

—Mi vida papá; toda mi vida está allá, aquí no tengo nada.

—Me tienes a mí, no lo veo justo, eres mi único hijo. —Han se colocó sentimental y lo que no sabía era que precisamente eso afectaba mucho a Xiao Zhan llenándolo de culpa y haciéndolo sentir un egoísta por pensar solo en el mismo.

—Quiero estar allá. Lo siento.

—Está bien — Dijo con la mirada triste Han—. Pero estarás aquí hasta mañana.

—Sí.

Su papá salió de su nueva habitación y Xiao Zhan suspiró. Caminó hacia el closet a poner algo de su ropa que había traído y encontró ropa nueva colgada en los percheros, era de su talla y de sus gustos. Todo parecía indicar que su padre lo quería cerca.

El día pasó rápido y Han lo llevó a ver algunos juegos deportivos en el estadio. En todo momento se mostraba amistoso y eso a veces estrujaba el corazón del pelinegro y es que pese a todo quería también a su papá.

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