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El entrenador Bang sueltó una risa nerviosa y retiró mi pie, se levantó y se alejó un par de pasos.

― Joven Yang, le aconsejo que se retire. Estamos en hora escolar y soy el entrenador de este establecimiento, hombre que le gana por cuanto ¿7 o 6 años?

Negó con desaprobación y se cruzó de brazos, mi vista sin querer fue a su entrepierna.

― Si tanto me rechaza, ¿por qué su bulto es tan notorio? sus mejillas están sonrojadas y su respiración agitada. Me mira con lujuria y el pecado grabado ― me levanté y me coloqué mi zapatilla. ― Usted es un hombre como yo, tengo 21 años, legalmente legal. Usted me ve en los partidos más que a sus alumnos, mientras mis shorts se suben o se ajustan por los saltos. ¿Acaso creé que ignoraría nuestra maldita tensión sexual? usted podrá ser un cobarde pero yo-

No pude terminar de hablar que me tomó por la nuca y junto nuestros labios en un beso profundo, con necesidad, más brusco de lo que jamás ni en mis sueños húmedos imaginé.

Mierda.

Necesito que esto avance más rápido.

Tras unos segundos más, separamos nuestros labios pero él juntó nuestras frentes y con su brazo izquierdo mi cuerpo con el suyo.

― Yang Jeongin, más le vale que baje esos shorts de gimnasta, se arrodille al frente del banco y recueste su pecho allí, con las piernas separadas para mí.

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Su cuerpo reaccionó a los estímulos en su cavidad anal, los tres dedos se movían con agilidad, sus brazos estaban atados con una soga negra de ejercicio. Christopher apretaba de vez en cuando desde las puntas de estas, dejando que sus muñecas se aprieten y se inmovilice.

― No se correrá hasta que yo lo diga, ¿entendido, pequeño Yang? ― su voz salió grave y ronca. ― Un grito y nos descubrirán.

― No siento que pueda mantenerme callado, d-debemos parar entonces ― separó más sus piernas en el momento que su próstata estaba siendo maltratada y su pene estaba al punto de rendirse y liberarse.

― ¿Estás loco?, por que yo si ― sacó sus dedos, dejando un jadeo de desaprobación en Jeongin. Aproximó la base de su pene en la cavidad anal, dejando esta vez, un jadeo gustoso. ― Tendrás que bajar tú y montar mi pene, Jeongin. Mientras no grites. No te correrás hasta que yo, lo diga.

Al terminar de hablar, Jeongin hizo desaparecer desde la punta hasta la base el gran miembro, sintiendo sus paredes tensarse por el nuevo tamaño, que por cierto, llenaba más de lo que alguna vez imaginó.

― Salta para mi, Jeongin ― susurró en su oído mientras acomodaba sus manos en aquél delicado cuello, se sentía perfecto para sus manos, incluso Jeongin lo sintió igual.

Los ruidos de sus pieles chocando eran tal cuál de esas películas que veías para mayores cuándo tu familia no estaba.

Claro, si eras partidario de las pajas u masturbación y el porno.

― ¡Dios santo Jeongin! ― gruñó y palmeó su muslo con su mano izquierda, la derecha sujetaba firme su cuello y aveces iba hacia su boca, tratando de callar los gritos involuntarios que su amante estaba por soltar.

― Necesito ca-cambiar de posición, entrenador Bang ― Jeongin levantó su trasero, dejando sólo la punta, la cual Christopher retiró junto a la soga con la que tenía a Jeongin atado.

― De nuevo contra el banco, vas a correrte al mismo tiempo que yo, ¿entendido? ― Christopher recostó el pecho de Jeongin contra el asiento del banco con cuidado, mientras dejaba pequeños y tiernos besos sobre su espalda. ― Lo haré lento y profundo, tocaré tu próstata y me apretarás con tus paredes, mientras mis manos acarician ese tierno pene, te correrás y gemirás mi nombre, bajo, mientras morderé tu torso, para después besarte, subirte esos pantalones y acomodar esa camisa, irnos a mi departamento y repetir, pero con todos los gritos posibles ― se notaba que le divertía torturar a Jeongin.

― Chr-Chris me matarás, por favor, terminemos con esto y vámonos.

Sollozó al sentir el pene de nuevo dentro suyo, dando lentamente fuerte hasta el fondo, jugando con su vientre y su orgasmo. Su mano empezó a estimular su miembro, mientras Chris acariciaba su cintura y al mismo tiempo apretaba de ella, con su mano izquierda.

― Córrete, Jeongin.

Como si fueran palabras mágicas, su cuerpo se desplomó y se sintió liberado, mientras Christopher salía y sentía como se corría entre sus muslos al hacer unas pequeñas fricciones.

Christopher subió su ropa interior junto a sus shorts y acomodó su camisa. Chris repitió la primera acción pero con él mismo. Recostó a Jeongin en su regazo de costado, atacando su rostro con pequeños besos, haciendo cosquillas al llegar a su cuello y sacando pequeñas risas, risas que dejaron encantado a Christopher.

― Yo limpiaré, tú ve a las duchas ― Christopher le giñó el ojo y lo alzó en sus brazos para pararse, Jeongin enredó sus piernas a su cintura y sus brazos a su cuello.

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La cama estaba cálida tras la 2da ronda.

Jeongin jamás había esperado que sea tan bueno o que la experiencia con él fuera de sus favoritas.

― ¿Te quedas a dormir en mis brazos para una mañana con un desayuno agradable o te llevo a tu departamento, Yang Jeongin?

― Su cama es muy cómoda, entrenador Bang

Sonrió coqueto y se abrazó más a él, dejando su frente en el hombro del mayor, sonriendo como bobo, sacándole una sonrisa de ternura a Christopher.

― Entonces quédate siempre que quieras, Yang.

Que pasa puta?
querés que te la ponga?
para la otra,
por que esto llego a su fin :).

꒰ entrenador bang ⇄ chanin.Where stories live. Discover now