Día de fin de semana

En başından başla
                                    

Alex rió.

-¡Mamá!

Annie se giró y se agachó para recibir el abrazo de James. Acarició su cabello y besó su mejilla.

-¿Tuviste bonitos sueños, cariño?

Este asintió varias veces.

-¡Estaba en una escoba! Y pude hacer ese truco que vi a papá hacer el otro día, no recuerdo cómo se llamaba pero tiene un nombre chistoso, ¡y pude hacerlo mami!

-¿De verdad? -dijo Annie sorprendida- tal vez cuando seas mayor puedas intentarlo.

-¡Cuando sea mayor seré tan bueno como papá! -prometió. Annie vio de reojo que Leo se acercaba a ellos.

-Hola corazón -saludó Annie abrazándolo y dejando un beso en su cabello. Leo se abrazó a ella riendo.

Vio por el rabillo del ojo que Alex bajaba a Lily del mesón y ella se acercaba rápidamente a ellos. Annie rió y la abrazó también, besando su cabello.

-Mamá, mamá. ¿Vendrá el abuelo Sirius?

-Claro -aseguró Annie y rió ante el grito de emoción de James- y tu tía Issa, también.

Issa se había mudado hace un año, a un apartamento junto a Denniss en el Londres muggle. Harry había protestado, pero Annie le lanzó esa mirada, por lo que no opuso tanta resistencia. Tanta.

-¿Quieres panqueques, mamá? -preguntó Edward mientras la pila de estos seguía creciendo. Alex les cortaba trozos y reía ante la indignación de su novio por arruinar su comida. Sí, novios. A pesar de que Harry había refunfuñado en un principio.

-Sí por favor -respondió Annie soltando a James y este volvió al sofá para seguir viendo sus caricaturas.

-¿Y papá? -preguntó Lily. Annie le sonrió. Su hija nunca quería despegarse de Harry, siempre quería ir junto a él. Annie no podía culparla en realidad.

-Vendrá pronto, cariño -dijo Annie poniéndose de pie con una mueca.

-Ya estás vieja -se burló Alex de su hermana desde la barra. Annie lo miró mal.

-Después de tres hijos y tener 28 años, tu sabrás. Ya no tengo deciséis -dijo Annie aceptando el plato que Edward le tendía. Lily se fue hasta donde estaba James, intentaba subir al sofá.

-Es raro que esté saliendo con el hermano de mi madre -murmuró Edward. Alex hizo una mueca. Annie rió mientras ponía miel y mermelada en sus panqueques.

-Sólo no lo menciones y estaremos bien.

-Bueno, pero lo bueno es que ninguno tiene sangre familiar entre sí -apuntó Annie tomando un bocado de su panqueque, y girándose a mirar a los niños. Leo y Lily, quien se había bajado del sofá, jugaban con los juguetes mágicos que sus tíos les habían regalado-. Soy adoptada, Edward es adoptado. Sin problemas.

-Todo es muy confuso -gruñó Alex- un día cuando tenía seis años te vas, te digo que me gustan los niños, me dejas a Maya y pienso que no volverás, y ahora tu hijo es mi novio y eso suena algo perturbador.

-¿Le dijiste a mi madre que te gustaban los chicos cuando tenías seis años? -inquirió Edward alzando las cejas y apagando la estufa, sacando el último panqueque y dejándolo en la pila con los demás.

-Pensaba que eran lindos -corrigió Alex- además, creí que no volvería a verla y dije: de una vez, ¿no?

-¿De una vez qué?

Harry lucía recién duchado y se acercaba, pero se detuvo para saludar a sus hijos y darles su beso correspondiente, con una gran sonrisa.

-¿Harry no lo sabe? -preguntó Alex.

Annie's extras: Bright yearsHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin