2-Café con pastas.

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Hilary se baja del coche y llama al timbre, esperando que su hermano abra la puerta, pasan unos segundos y aparece apoyado en el quicio de la puerta, con un gesto de su mano la invita a pasar.

– Hola, ¿Cómo estás? - Dice Hilary dándole un cálido abrazo.

– Bien, ¿Has ido a verla? - Responde el señor Jones con curiosidad.

– Sí, sigue en la camilla, sin moverse. - Aclara Hilary angustiada mientras se deja caer en un sillón frente a su hermano.

– ¿Sigue sin despertar? - Preguntó el padre preocupado.

– Ehh si, bueno eso parece, el doctor Evans me comentó que de repente Emma se levantó y caminó. - Dijo Hilary mientras se pasaba la mano por el cabello, tratando de recordar.

–  ¿¡Cómo?! Entonces, ella, está despierta. -interrumpió su padre con asombro, poniéndose en pie debido a la incredulidad.

Hilary le cogió del brazo y le hizo un gesto para que se volviese a sentar en el sillón.

– Lo siento, Emma se desmayó acto seguido y volvió a su estado anterior, los médicos están tratando de averiguar qué ha pasado pero creo que no están teniendo mucho éxito. - Explicó Hilary lentamente, tratando de pronunciar las palabras adecuadas.

El señor Jones guardó silencio tratando de asimilar todo lo que su hermana le había contado.
No sabía cómo reaccionar ante esta situación,por suerte para él, sus pensamientos fueron interrumpidos por el gorgoteo de la cafetera que había dejado hirviendo justo un rato antes de que su hermana llegase con las devastadoras noticias.

– Disculpa un momento Hilary - Dijo antes de levantarse para ir a la cocina - ¿Te apetece un café? ¿Un té?

– No, gracias, ahora estoy bien. - A Hilary se le había quitado el apetito, no sabía cómo explicarle que debían seguir haciéndole pruebas a su hija.

El señor Jones estaba en la cocina sirviéndose una taza de café y cogiendo una bandeja de pastas. Volvió al salón y dejó las galletas encima de la mesa.

Estuvieron un par de minutos en silencio, sin saber qué decir, al final Hilary, se decidió a decirle:

– Aún hay algo más que debes saber...-Hilary dudó si proseguir.

La expresión del señor Jones cambió y se tornó en un semblante preocupado, una mezcla de sorpresa e incertidumbre se podía leer en su rostro.

– ¿Es sobre Emma? -Preguntó cauteloso, sin esperar una respuesta, daba la impresión de que trataba de asimilar todo lo que su hermana había relatado.

Hilary asintió y acto seguido prosiguió delicadamente:

– Esta mañana en el hospital, debido a los acontecimientos que han sucedido...-Hizo una pausa para tomar aire y buscar las palabras indicadas.- Los médicos han solicitado un permiso para poder continuar haciéndole pruebas a Emma.

El señor Jones se limitó a sentir. Hilary cogió su bolso y sacó un montón de papeles, que puso encima de la mesa.

–¿Qué es eso? - Inquirió el señor Jones confundido alargando un brazo para coger los papeles.

– Es una copia del contrato que hay que firmar para que los médicos puedan hacer las pruebas- Explicó Hilary pacientemente.

El señor Jones frunció el ceño y ojeó los papeles con escepticismo.

– Hilary, ¿Por qué me das esto?- Espetó de la nada, apretando los labios con fuerza.

– ¿Como que por qué te lo doy?¿A qué te refieres? -Preguntó ella con incredulidad.

Hilary estaba confundida, no entendía a qué venía esa contestación tan repentina.

La mano del señor Jones temblaba notoriamente, pudiendo apenas sostener su taza rebosante de café sin derramar una gota sobre la aterciopelada  alfombra .

–¿Qué me quieres decir con esto, Hilary? - Espetó con un gesto torcido.

– ¿N..no vas a firmar? - Acertó a formular, incrédula.

– Espera, ¿Acaso pensabas que iba a firmar esto? - Respondió sujetando de mala manera los papeles, su tono iba incrementando.

– Claro Joseph, ¿Qué esperabas?¿Me estás diciendo esto enserio? -Volvió a preguntar, esta vez tratando de mantener la calma, cosa que le estaba siendo difícil.

– Mi hija no se va a someter a más pruebas, es mi decisión, no la tuya. -Declaró firmemente. Sus ojos estaban brillantes de la rabia, Hilary , que estaba de pie, retrocedió.

–Joseph...No estás pensando con claridad, estás jugando con su vida, deja que intenten algo más.- Suplicó Hilary, al borde de la desesperación, la concentración que había mantenido en la discusión había ido decreciendo a medida que el enfado del señor Jones había ido aumentando, quien apenas podía sostener firmemente la taza de café. 

– No estoy jugando con su vida Hilary,no voy a permitir que le hagan toda clase de experimentos como a una sucia rata de laboratorio - Declaró lleno de rabia.

– ¡Pero esos experimentos pueden salvarle la vida! ¿Es que no lo entiendes? Piénsalo, pueden ayudarla más de lo que nosotros podemos ¿No te das cuenta? No se trata de tí, ni de mí . -Hizo una pausa para tomar aire, pues su voz se estaba quebrando, dando lugar a un leve sollozo- Se trata de Emma, de su vida, es muy joven para...

– ¡Basta! -Gritó con severidad- Yo sé lo que es mejor para ella,soy su padre, y tú, tú no eres nadie. - Dijo haciendo énfasis en las últimas palabras.

En ese momento Hilary omitió un grito ahogado, esas palabras la habían herido.

– No quiero verte más aquí, vete de mi casa . - Añadió mostrándose impasible.

Hilary resignada asintió y antes de irse dijo suavemente con un tono melancólico:

– Piénsate bien lo que vas a hacer, Joseph, su vida está en tus manos.

Sin darle tiempo para dar una respuesta, salió de la casa dando un portazo, subió al coche y ahí ya no pudo contenerse más. Soltó un grito y acto seguido un puñado de lágrimas comenzaron a resbalar por su rostro.

Buscó las llaves en su bolso, y arrancó el coche.

Se incorporó a la carretera para ir camino a su casa, necesitaba estar en su casa, tomarse un chocolate caliente, tal vez dos, y rezar para que su sobrina pudiese salir de esta.

Apenas podía ver la carretera ya que una cortina de lágrimas de tristeza y cólera le tapaba la visión. ¿Por qué era todo tan injusto? Esa impotencia la estaba mortificando.Los que pueden hacer todo no hacen nada y quienes no pueden hacer nada, tratan de todo.

Minutos después llegó a casa, no le importó haberse saltado todos los semáforos o haber sobrepasado el límite de velocidad, sólo quería ir a casa, era lo único que le importaba en ese momento.

Se preparó un buen tazón de chocolate caliente y después se fue a la cama, necesitaba descansar.

No pegó ojo en toda la noche.

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Emma [Editando]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora