1. Peón negro

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Junmyeon intentaba controlar su respiración, tomaba aire lentamente llevándolo a su estómago, lo retenía por un momento y luego lo soltaba, procuraba mantenerse relajado, no quería entrar en pánico de nuevo.

—Oh Dios Mío bueno y eterno, Altísimo señor, este día vengo ante ti porque creo en tu presencia... —Junmyeon murmuraba su oración para pedir perdón a Dios por sus pecados recién cometidos, se encontraba arrodillado en la capilla principal frente a su Padre Celestial— Reconozco, Señor, que no he puesto resistencia, que he caído con facilidad y he pecado, hoy vengo ante ti a reconocer mis culpas, pues necesito pedirte perdón con claridad de conciencia por haber actuado mal...

Nadie entraba a esa hora a la capilla, eran las siete de la tarde y todos debían estar en clase, él, por supuesto, había sido castigado, había faltado el respeto a sus superiores y le habían lastimado, pero luego fue salvado y no sintió pena por la muerte del Padre Su, sintió satisfacción, alivio, y hasta se podría decir que felicidad, y eso estaba acabando con él, estaba pecando, Dios no le iba a perdonar.

—Perdóname, Señor adorado, por todas las veces que te he fallado, por todas las veces que te he prometido que ya no lo iba a volver a hacer pero he vuelto a caer una y otra vez...

En ese momento escuchó el sonido de pasos acercándose, con miedo abrió los ojos y se levantó, se pudo relajar cuando vio al Padre Lee, un hombre de cuarenta y tres años de edad que le había ayudado a salir de sus problemas en más de una ocasión. El Padre asintió con la cabeza y le indicó que volviera a su oración, Junmyeon así lo hizo sintiendo cómo el hombre se sentaba a su lado.

—Gracias Señor porque tu misericordia no tiene límites, gracias por mirarme con amor a pesar de mi fragilidad, a pesar de mi pecado, muchas gracias Señor amado por recibir de nuevo este corazón que solo quiere amarte y adorarte todos los días de su vida, en el nombre perfecto de Jesús, Amén.

Se quedó en silencio por unos Segundo y cuando escuchó la paternal voz del padre se levantó y se sentó en las largas sillas viejas de aquel lugar.

—Esa no es la oración correcta, es diferente Junmyeon —Amonestó el hombre suavemente, Junmyeon su avergonzó un poco pero decidió ser sincero, el Padre Lee nunca iba a juzgarlo.

—Lo sé, pero esta oración es correcta para mí.

Si bien las cosas han estado cambiando mucho en estos últimos años, Junmyeon seguía sus propios ideales. El Cardenal Gahm se la pasaba diciendo que tenía visiones con la Virgen y los ángeles, y que estos les decían que él era el nuevo "Mesías", eso llevó a cambiar varias normas a otras que el Cardenal Gahm creía correctas, no solo estaba alterando las normas sino también las costumbres, las oraciones, la historia. Todo estaba cambiando para peor y a Junmyeon no le gustaba.

—Está bien, Junmyeon, mientras vayas por el camino correcto, dejándote guiar por Nuestro Señor, todo irá bien. Pero tienes que recitar esas oraciones en tu mente, podrían castigarte o peor aún, enviarte a la Trena.

Junmyeon sintió un escalofrío por todo el cuerpo cuando se imaginó yendo a la Trena, estar ahí era una pesadilla, un lugar tan obscuro, pequeño, con olores desagradables, una prisión. Si ibas ahí te obligaban a rezar, rezar y rezar hasta que el encargado lo creía suficiente y te liberaban.

El chico apretó con fuerza sus manos. Baekhyun.

—Padre, ¿Baek sigue ahí? —Preguntó con temor, ese era el inicio de toda esa pesadilla.

Checkmate [SeHo]Where stories live. Discover now