c a p í t u l o 12

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Sino necesitará de su astuta mente, sería capaz de cortarle esa pequeña y desagradable cabeza para exhibirla en los muros de la Fortaleza Roja hasta que se hartase de ella. ¿Quién se creía él para burlarse así de ella?

— Por cierto... —habló el hombrecillo estando a punto de abandonar la habitación— Aunque has hecho un terrible trabajo como madre y reina, está en mis modales informarte que Gianna se encuentra con nuestro padre.

Al escuchar esto, la silla hace un chirrido y en menos de un segundo, Cersei está de pie con toda la angustia que sintió desde que su hija partió en sus manos.

— Ella...

— ¿De verdad creíste que nuestro padre la dejaría llegar con los Stark? Ella no tiene que pagar por las acciones de su estúpido hermano.

— ¿Volverá a casa? —pregunta, ignorando la forma despreciativa con la que se dirigió a Joffrey.

— No creo que eso suceda pronto. Según escuché nuestro padre planea llevarla con él a Harrenhal. —informa— Admito que me sorprendió, esa determinación en ella era algo que desconocía. Definitivamente es tu hija.

No supo con certeza si eso era un halago, pero estaba tranquila de que por lo menos su hija estaría a salvo, lejos de las manos de esos norteños. Su padre nunca permitiría que la tocaran, estaba segura de eso.

— ¿En dónde está Evan? Iré a darle las buenas noticias. —dice, dispuesto a marcharse. Pero antes de hacerlo se queda de pie sin moverse para girarse lentamente a ella con una mirada perspicaz— ¿No te parece extraño?

— ¿Qué?

— El hecho de que Evan se niega firmemente a que Gianna alguna vez se case, que se haya unido voluntariamente a la Guardia del Rey para no casarse con Margaery Tyrell. Podría ser ¿amor de hermanos? Tu sabes mucho de eso, ¿no?

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Su deslumbrante armadura dorada brillaba aún más con los rayos del sol y la inmaculada capa blanca ondeaba con gracia. Todos al verlo podían jugar que estaban frente a una réplica exacta de Jaime Lannister, no sólo físicamente, sino que Evan poseía habilidades en combate que dejaban a más de uno con la boca abierta. Aún cuando el muchacho se supone debía convertirse en rey, no había duda alguna de que estaba destinado a ser un caballero, y uno de los mejores.

Esas eran las mejores opiniones.

Había otras no tan agradables pertenecientes a aquellos que disfrutaban esparcir rumores desde la Fortaleza Roja hasta las calles más recónditas de la capital, quienes aseguraban que el parecido con Jaime Lannister era sorprendente, casi irreal; era como ver al renombrado caballero en sus años de juventud, con esa sonrisa orgullosa y su cabello rubio ondeando alardeando de su Casa.

Poco a poco, los rumores de la reina y su hermano iban tomando más fuerza, tanto que incluso detrás de los muros se podía escuchar uno que otro comentario al respecto, si es que ponías bastante atención y te relacionabas con las personas indicadas.

— ¡Evan!

El chico guardó la espada, recién forjada y hecha especialmente para él. Con una sonrisa exagerada, corrió directamente hasta su tío y lo envolvió en un caluroso abrazo.

— Al fin recordaste que tienes familia. —bromea el chico, debido a su larga ausencia.

Tyrion alza los hombros, con una sonrisa.

— Eres el único que me ha recibido de forma agradable, así que es imposible olvidar a mi querida familia, sobrino. —el hombrecillo reprime sus palabras, y se da un ligero golpe en la frente recordando algo importante— Él es Bronn, por cierto. Gracias a él pude llegar con vida, y no fue una tarea fácil.

— Debo agradecérselo de algún modo, mi tío es fundamental en esta familia. —comenta el chico con tono agradable.

Bronn lo examina de pies a cabeza, y a simple vista puede ver que definitivamente no es nada parecido al chiquillo engreído que ahora se llama rey. Podría agradarle.

— Pon una buena botella de vino y un par de bellezas y tenemos un trato, amigo.

Evan suelta una risa encantadora como de costumbre, una de esas que hacen que todo el mundo quiera estar cerca de él y estrecha la mano del hombre.

— Me temo que no podré acompañarlo en lo que respecta a bellas mujeres, pero cuente con un buen vino de mi parte.

— Precisamente de una bella mujer es que quiero hablarte. —dice el hombrecillo, moviendo sus dedos para indicarle que se acerque más a él— Es sobre Gianna.

La expresión alegre del joven caballero cambia radicalmente, y la angustia se apodera de sus facciones.

— ¿Está bien? ¿Pasó algo en el camino? ¿Los Stark...?

Tyrion sigue moviendo su mano para que se calme, y Bronn no pierde ni un momento en analizar el comportamiento del muchacho.

— Tranquilo, ella está bien. Más que bien, el gran Tywin Lannister interrumpió su camino hacía el norte y ha decidido llevarla hasta Harrenhal con él.

La angustia cambia a una buena confusión, y será mejor que su tío se apresure a explicarle el por qué antes de que él mismo escriba una carta dirigida a su abuelo exigiéndole una respuesta.

— ¿Por qué?

— Nuestra querida Gianna ha demostrado ser más que una inofensiva princesa. —le dice— Es una chica lista, estoy seguro de que a lado de mi padre aprenderá muchas cosas. Estará bien, no tienes nada de que preocuparte.

Y ahora la angustia y la confusión son reemplazadas por una sensación de tranquilidad. Las sospechas de Tyrion se vuelven más fuertes, y al ser conocido por ser alguien que no se guarda lo que piensa...

— Ahora que sabes que no se casará puedes estar tranquilo, Evan.

— Sólo quiero lo mejor para mi hermana. —reafirma, como lo ha hecho en numerosas ocasiones, precisamente por eso es que ya no suena tan convincente.

— ¿Y mueres por ser tú, no es así?

LA MALDICIÓN DE UN PECADO ⚜️ HOUSE LANNISTERWhere stories live. Discover now