💖𒈒༅ Wȏяяʏ Aɞȏȗṭ ෴ Mє ༆

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-Asi qué . . .  ¿KarlHeinz Sakamaki? -Dictó un un astibo de duda y desprecio en su voz, relamiéndose ligeramente los labios para que estos no perdieran su color rosacio. Aunque por como fruncía el ceño eso no era nada de que preocuparse.

Cordelia chasqueó la lengua y negó en lo qué, imitando la acción de su contraparte albina, llevaba la taza de té a sus labios acorazonados para impregnarse del sabor lavanda.

-Ni me lo recuerdes, tenía ciertas esperanzas de encontrarme con Richter pero aparentemente él perdió la partida por nacer dos años después -De sus labios, sonsacó un pequeño puchero expresando lo infantil que era entonces, acciones, que de verlas su madre, o reía nerviosa arrancandose el cabello por el estrés o arremetía contra ella; no había punto medio.

Ottom rodó los ojos mirando al cielo y negó reprimiendo en sus finos aunque pálidos labios un insulto; o para entonces, lo que tenía que decir al respecto.

-Es absurdo y una pérdida de tiempo, de todas las maneras en las que se puede abordar una sociedad medianamente cohexistente y eligen el denigrar. No me sorprendería que después de ver a los estúpidos chupasangre, los humanos también quieran imitar sus acciones. Dentro de poco yo también tendré que casarme con un fulano que le vendió a mí padre 10 cabras ¿O qué?

-¡Ey! -Se quejó mirando mal a la de cabello niveo largo y rizado, a lo que está hacía un gesto de disculpa con la mano.

-Lo siento, había olvidado que tu también formas parte de esa bola de esbirros desagradables; pero tu sin lo esbirro, ni lo desagradable -Se encogió de hombros a lo que Cordelia asintió complacida.

-Y tú no vales 20 cabras, tonta. No seas pesimista. Vales al menos 2 unicornios- Se burló soltando una pequeña risa, avispando sus ojos a la expresión de susto que tenía en su rostro.

-¡POR HÉCATE, CÁLLATE! -Un escalofrío recorrió su columna vertebral en lo que la miraba con odio

Contexto, se estaba filtrando del mundo vampiro los primeros matrimonios arreglados.

¿ Y como no ? Empezaban con la princesa demonio, la primera vampiro primera sangre de la que se conoce; para su desgracia, ella sencillamente la conicia como Cordelia.

-¿Qué? ¿De los que se pueden conseguir en el mercado negro, de ésos? -Ottom negó súbitamente ante sus propias calvizaciones, si así pintaban las cosas, en el mundo humano no tardarían en ceñirse al matrimonio arreglado, y quién vaya a saber cuando terminan; ergo, pronto ella estaría casada con un pervertido de primera, un viejo raboverde que poco le importaba lo que había en el corazón y que “lo que había dentro” no traspasaba el alma, sino más bien la ropa.

Ahora mismo estaban en el mundo Mágico, más precisamente en la parte infernal. Luego de intentarlo muchas veces y desesperarse por qué no lograba nada, el que por fin accediera a ese mundo del que Cordelia le había hablado tanto era un alivio -qué aunque no lo iba a admitir, por cuestiones de orgillo- sin ella, era muy poco probable que una humana accediera de manera completa y sin la ayuda de un engendro

-pues no sé quién sea ese bastardo, pero que sepas que lo odio desde ya.

-Tú odias a todos los vampiros.

Ottom la observó con una sonrisa altiva, aunque con un gesto de ofensa y confusión al mismo tiempo.

-No es cierto, a tí no te odio, te robaste mi vestido favorito pero no te odio. Eres lo único bonito en un mundo de ratas inmundas y potenciales proxenetas.

-Me quedaba mejor a mí y lo sabes.

Por su cara Cordelia podía deducir que murmuraba algo, aunque nunca alcanzó a escuchar de que se trataba por lo que quedaron como palabras al aire.

El color granate en el cielo empezaba a reflejarse con más intensidad en lo alto, lo que irónicamente para una criatura nocturna simbolizaba la hora de descanso y para la humana que tenía que agarrar sus cosas e irse. Sin embargo, eso para la próxima Sakamaki significaba peligro.

Después de todo, ella no era cualquier humana, no, y era algo de lo que la de cabello de un intenso color violeta alardeaba; que tenía un espléndido gusto hasta para escoger con quienes compartiría su basto tiempo en este pútrido lugar.

Ottom no era nada menos que la primera mujer capaz de usar magia, muchos se lo atribuian a su cabello y peculiar apariencia, pero Cordelia se hacía de oídos sordos a ello.

Tks ¿Como ella no sería capaz de reconocer el talento cuando lo tuviera enfrente?

Y sí, tal vez no fue la primera persona en usar magia por muchísimo gusto que le hubiera dado plantarle eso en la cara al vástago con suerte que se jactaba de ello; pero era la primera mujer en hacerlo.

Y en un mundo en el que creían que la tierra era plana y la ciencia no era más que meras suposiciones de idiotas, necesitaban resultados más alentadores.

-Me voy antes de que tu madre sepa dónde estamos y la mía quiera riña-Chasqueó los dedos y frente a ella empezaron a levitar varios objetos. . . El problema era que no era eso precisamente a lo que quiera llegar.

Sin embargo, no fue eso precisamente lo que la retuvo.

-¿Estás loca? No te  voy a dejar ser carnada de perros. Sabes que los licántropos te persiguen y la noche es el momento perfecto para esas bestias deformes. No me voy a perdonar si pudiendo hacer yo,  algo te pasa. Sienta tu trasero ahí que de aquí no te mueves, mocosa.

-¿¡Eh?! Puedo cuidarme sola y lo sabés.

-Tsk, lo dice quien la última vez regresó con una herida en el brazo. Ni loca, no te mueves de aquí.

-¿Y eso quién lo decidió?

-¡Yo! -Cordelia se cruzó de brazos y miró a su compañera con un gesto de imponencia propio de status.

Ambas soltaron una risa negando.

-drámatica. Con solo un “hoy te quedas a dormir conmigo, bastaba” ¿Sabías?

-¿Y dónde quedaría la gracia se ser princesa si no puedo ordenarles que hacer?

-¿Segura que tu madre estará de acuerdo con que te mezcles con una ‘sangre sucia’?

-Pero claro y por supuesto que no. Sabes perfectamente que te odia, pero por otra parte, soy la consentida de papi- Sonrió de oreja a oreja de manera precipitada pues las arrugas no perdonaban a nadie- y sí quiere que la recuerde cuando sea ama de todo, tendrá que apañarselas y aguantarse. Pero eso sí, vuelvo a verte herida por ese pulgoso prepotente y me va a conocer.- Dictó mientas se levantaba de aquella mesa para ir rumbo a su castillo.- O bueno, no precisamente a ella porque ensuciarse las manos con basura inferior sería un problema, pero  si a sus guardias.

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⏰ Last updated: Nov 25, 2020 ⏰

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