Ella rueda los ojos y me llama idiota antes de guiarme hacia su cama. —¿Cubre o no?

—Sábanas. —Respondo.

Ella asiente con la cabeza y me las quita. Una vez que me he deslizado, me cubre y me empuja hacia el centro de la cama. —No te caigas de esto, Baby girl. —Me mira enarcando ambas cejas, como un desafío.

—¿O qué? —Desafío.

—O te caerás. —Ella es inexpresiva.

Suspiro y miro su cabeza en busca de su armario para que pueda elegir algo para ponerse. Ella no es divertida. O he estado tan aburrida durante las últimas semanas que discutir se ha convertido en una de mis principales fuentes de entretenimiento. Lo cual es simplemente triste...como, súper triste.

—Me voy. —Josie bosteza una vez más antes de irse.

—Mantén a tu bebé llorón en la sala de estar. —Le gritó.

Puedo escuchar su bufido; e imagino que tiene una sonrisa divertida en sus labios. Ella piensa que es tan gracioso que mi tocayo odie mis tripas. El chico grita asesino sangriento cada vez que me ve. Ni siquiera estoy exagerando. Su rostro se pone rojo y morado; y juro que está a punto de asfixiarse porque no puede conseguir suficiente aire en sus pequeños pulmones malvados.

Josie dice que es lindo; que está jugando duro para conseguirlo y probablemente pronto seré su persona favorita en el mundo.

Lo dudo mucho.

Siento que un bostezo se apodera de mí y pongo mis pensamientos en un tren más feliz. No quiero irme a dormir pensando en Victor Alexander. Probablemente me dé pesadillas.

Veamos...pensamientos felices, pensamientos felices, pensamientos felices...

Hoy me están quitando los yesos. Podría lanzar un Patronus con ese pensamiento. Entonces, pienso en lo maravillosa que será mi vida después de las 8am hasta que me vuelva a dormir. No toma mucho tiempo.

{~~~ O ~~~}

—Levántate y brilla, Baby girl. —Siento un golpe no tan suave en mi trasero y me despierto al instante.

¡Es la hora!

¡Finalmente!

Me doy la vuelta rápidamente; y con demasiada emoción. Ni siquiera me importa que esta sea la segunda vez que casi me caigo de la cama. Especialmente porque al igual que la última vez, y todas las otras veces antes de eso, Josie me agarra por la mitad y me saca de la cama de al lado. A medio camino espero que ella me regañe; recordando que me acaba de decir que no me caiga de la cama, pero no dice nada. Simplemente me pone de pie, espera hasta que tenga mi equilibrio final, y luego ella revisa mis cosas para elegir algo para que me ponga.

Jeans, que no me he puesto en semanas, y una sencilla túnica gris.

¡Wepa! Definitivamente estoy deprimida por esto. Incluso me río un poco. Luego me niego a mí misma con la cabeza. ¿Quién diablos se emociona porque está a punto de ponerse un par de jeans?

Yo. ¡Ese es quien!

—¿Qué es tan gracioso? —Josie pregunta mientras se arrodilla para ayudarme a ponerme los pantalones.

—Pantalones. —Le sonrío.

—Necesitas coger. —Ella me mira brevemente antes de volver a la tarea de sujetarme los pantalones con firmeza.

Pierdo el equilibrio tan pronto como esas palabras salen de su boca. E inmediatamente me agarra de la cadera para estabilizarme. —Probablemente también ayudaría con tu torpeza. —Ella agrega con indiferencia.

Como Perros y GatosWhere stories live. Discover now