Introducción.

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Año 2091.

Isabel estaba sentada en el porche, como siempre, esperando que su hermano menor Juan Cruz saliera a jugar con ella. Llevaba dos coletas y un vestido acampanado de color carmesí.

Era un bello día de sol, cálido, y para una niña tan pequeña, no habría nada mejor que pasear al aire libre. En ese entonces, el valle no era tan peligroso, y los hermanos Medina optaban por divertirse con la naturaleza y no con los artefactos súper tecnológicos de la actualidad.

Una mariposa enorme, con alas rojas y negras, llamó totalmente la atención de Isabel. A la pequeña le agradaban los animalitos coloridos, entonces empezó a seguirla con la intención de jugar con ella.

Atravesó las calles atolondradamente, pasó por al lado de personas tan frías como robots y esquivó varias pantallas brillantes. Se cansó rápidamente, pero ella estaba alegre.

Cuando finalmente se apoderó de la mariposa, alzó la vista. Se llevó una desagradable sorpresa: lo único que veía eran arbustos secos, polvillo y estepa. No había nadie allí. Isabel se había perdido ¿Cuánto tiempo había estado trotando? ¿Cómo no había notado el cambio de paisaje?

Liberó al insecto. Su mente necesitaba enfocarse en el camino de regreso, y no en tonterías. Ella siempre había sido una niña valiente y lloraba únicamente cuando sus padres no le concedían sus caprichos. Aquel no era un buen momento para sollozar.

Dio unos pasos, iba pateando piedritas con su calzado ahora sucio y evaluando el terreno: cada detalle era importante.

De repente, oyó unas voces a la distancia, las cuales sonaban bastante agresivas. Instintivamente, Isabel se escondió detrás de un arbusto. Ella era muy pequeña de tamaño, y podría pasar desapercibida a pesar de estar a plena luz del día y con un vestido de un color muy llamativo.

Unos hombres vestidos de traje elegante, arrastraban a una mujer de cuerpo delgado y cabello castaño. Ella gritaba y forcejeaba para que la liberasen, pero no era lo suficientemente fuerte para escapar por sí misma.

Isabel tembló de miedo, y tragó saliva. Su corazón latía violentamente ¿Y si descubrían que ella estaba allí?

El más alto de los hombres, sacó un arma, y le hizo un gesto para que ella se arrodillara. Como la señora no accedió, la obligaron a hacerlo en contra de su voluntad. Pronto, se oyeron unos insultos y varios gritos... Hasta que tres disparos la hicieron callar.

Para siempre.

La pequeña Medina se quedó petrificada del horror. Vio cómo la mujer caía al suelo, cubierta de sangre y sin vida. Había sido testigo de un feroz asesinato y ni siquiera sabía el camino de regreso a casa. Estaba aterrorizada.

No era capaz de moverse: temía que le sucediera lo mismo que a esa pobre mujer.

—Revísenla.

Un hombre alto y vestido de negro chequeó el cuerpo que se hallaba desplomado en el suelo, en búsqueda de signos vitales.

—Está muerta —aseguró, esbozando una amplia sonrisa.


Isabel se despertó, sobresaltada. Era muy joven de edad, y no estaba acostumbrada a pesadillas tan perturbadoras. No era capaz de dejar de llorar.

Sin embargo, lo que la niña no sabía era que no se trataba de un sueño: aquella muerte había ocurrido en la realidad.

Sangre Letal [COMPLETA].Where stories live. Discover now