Querido diario: ¿Por qué tenemos que crecer?

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Querido diario.

¿Por qué tenemos que crecer?

Hablo en serio, ¿Por qué?

Justo ayer fue mi cumpleaños número doce, todo fue muy lindo, no hicimos fiesta, mí mamá y yo fuimos al cine.

Vimos una película de terror, mí primera película de terror.

Mí mamá dijo que cómo ya era una adolescente, podía verla.

"Adolescente", esa palabra me asustó.

Y la verdad es que no pude dormir en toda la noche, llámame gallina.

La mañana de hoy empezó normal, como mi cumpleaños es en diciembre, estoy de vacaciones, así que mi intención era levantarme tarde, pero terminé levantándome a las siete de la mañana, como te dije, no dormí nada, absolutamente nada.

Bueno, como iba diciendo, la mañana era normal, me lavé los dientes, y me quedé en pijama, digo, son vacaciones y a mí no me gusta mucho salir, prefiero quedarme en casa, tranquila. Estaba por salir de mi habitación, cuando de repente mí mamá toca la puerta y la abre.

Me dijo que iba a despertarme, que pensó que sería lo más práctico, ya que como soy adolescente, tendría que acostumbrarme a levantarme más temprano.

No tengo problema con levantarme temprano, bueno, no me gusta hacerlo, pero entiendo que es necesario, sin embargo, ¿Por qué tiene que ser ahora que soy adolescente?, ¿Qué tiene que ahora sea adolescente?, me refiero a que estoy igual a como estaba cuando tenía once años, es más, hasta estoy segura que ni crecí en estatura.

Pudo haber dicho que sería mejor que me acostumbre a levantarme temprano para cuando empiece a ir a la secundaria, quiero decir, la secundaria también me da miedo, pero la adolescencia me aterra.

Decidí ignorar la palabra prohibida (Dramática, lo sé) e ir con mi mamá a la cocina, estaba muy emocionada, porque tenemos una tradición.

Un día después de nuestros cumpleaños, tenemos un desayuno especial, no siempre cocinamos lo mismo, y es bastante divertido, decimos que es una forma de alargar nuestro cumpleaños un poco más.

Ya cuando estábamos en la cocina y le pregunté que haríamos, para estar lista, digo, es nuestra tradición, no me esperaba la bomba que iba a soltar.

Y la soltó.

¡Dijo que ya no haríamos el desayuno especial porque ya soy adolescente y estoy muy grande para eso!, ¿¡Puedes creerlo!?

Yo no lo creía, estaba estupefacta, varios años con la tradición, ¿Y la terminábamos solo porque me convertí en adolescente?

"Adolescente", estaba empezando a odiar esa palabra.

Sentía un nudo en la garganta, quería llorar en ese instante, de verdad que quería, pero no me salían las lágrimas, tal vez es porque estaba tan sorprendida.

No refuté, hice unas tostadas y desayuné sola en mi cuarto, mala idea, la cama se llenó de migajas.

Sacudí la cama y me puse a pensar, "¿Por qué tuve que cumplir doce años?", "¿Por qué no me podía quedar con once para siempre?", y sin darme cuenta, empecé a llorar.

Estuve llorando un rato, cinco minutos, creo, lamentando haber crecido, pero paré abruptamente cuando sentí a alguien tocando la puerta, era mi mamá.

En ese momento, no quería verla, estaba un poco molesta, de todas formas, la dejé pasar.

Me preguntó por qué lloraba, si ya estaba grande y no debía ponerme a llorar así.

Y exploté.

No literalmente, claro.

Le pregunté por qué se empeñaba tanto a recordarme a cada rato que era una adolescente, por qué insistía tanto en que había crecido. Y le dije que odiaba crecer, por que nuestra relación madre e hija ya no era como hace un día.

Llámame exagerada, pero mi mamá es mi amiga, la única que tengo, de hecho.

Ella se disculpó, me dijo que pensó que yo lo preferiría así, que creyó que yo iba a pensar que estaba muy grande para "tales niñerías".

¿"Tales niñerías"?, ¡Amo despertarme tarde!, ¡Amo el desayuno especial!, ¡Amo pasar tiempo con mi mamá!, y ciertamente nunca seré tan grande como para dejar de llorar.

Yo le dije que no quería eso, que quería quedarme de once años para siempre, porque la adolescencia es una tortura.

Ella me dijo que no tenía que pensar eso, que es cierto que tiene su parte mala, pero también su parte buena, le pregunté cuáles eran las partes buenas, y ella solo dijo "Muchas, lo descubrirás más adelante".

También me dijo que podemos continuar las tradiciones, y que va a seguir queriéndome y apoyándome como antes.

Me relajé muchísimo al terminar la conversación, al fin y al cabo, parece que solo necesitaba decirle como me sentía.

Y si es verdad lo que dijo sobre la adolescencia, eso de que hay "muchas cosas buenas", tal vez no sea tan mala como pensaba.

Tal vez hasta sea divertida.

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⏰ Última actualización: Oct 23, 2020 ⏰

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