14. Narices rotas

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—Él lo sabe— respondió con seguridad.

—¿Entonces, a pesar de todo, no le importa lo que hace?

—No es exactamente así, los chicos entendieron mal lo que Jun Pyo les ordenó... pero fueron expulsados—, su respuesta me dejó atónita—. ¿No esperabas eso, verdad?

—Para ser honesta... no realmente.

—Jun Pyo, a su manera, se arrepiente; claramente, no esperes una disculpa directa de su parte—, soltó una leve risa—. Pero, en esencia, ya terminó con eso.

—¿Termino con eso?— La conversación comenzaba a sentirse más natural y, poco a poco, mi nerviosismo iba desvaneciéndose—. ¿Quieres decir que no volverá a molestar a nadie más?

—No puedo asegurar que a "nadie", pero al menos a Jan Di supongo que no. Tú no estabas involucrada; él ni siquiera sabe quién eres. Solo estuviste en el lugar y momento equivocados, así que no tienes de qué preocuparte. 

—Entiendo—, dije, justo antes de intentar dar la vuelta, pero una vez más, me detuvo tomándome del brazo— ¿Necesitas algo más?— pregunté, dándome vuelta para enfrentarlo.

—¿Cuál es tu nombre? Aunque no lo creas, tampoco sé quién eres—, su pregunta me tomó por sorpresa.

—¿No sabes mi nombre pero te das cuenta que falto a clases?—, dije en un tono ligero y algo burlón, descubriendo que enfrentar tus miedos realmente puede hacer las cosas más fáciles.

—Me dio curiosidad no ver a la chica de mascarilla, por eso me fije— dijo agachándose ligeramente para quedar frente a frente.

Justo en el momento en que estaba a punto de decirle "mi nombre" a Ji Hoo, un alboroto inesperado se apoderó del ambiente a unos cuantos metros de nosotros. Nuestros ojos se desviaron hacia la conmoción; Mi corazón se hundió al ver la escena que se desplegaba: Ginger, con una actitud desafiante, acababa de lanzar una pelota de baloncesto directamente a la cara de Jan Di. La rapidez del momento apenas me dio tiempo de procesar lo sucedido, pero vi a Jan Di alejarse corriendo, su mano cubriendo su nariz, en un claro gesto de dolor. 

La pelota paró justo a mis pies. Actué casi por reflejo, agachándome para recogerla del suelo. La examiné con detenimiento, mientras una oleada de emociones tomaba control de mí.

—¡Oye, Ginger!— mi grito resonó con determinación mientras ella se volteaba, sorprendida—.¡Atrapa esto!— las palabras salieron de mi boca mientras lanzaba la pelota con todas mis fuerzas hacia ella. Al impactar, ella cayó al suelo. 

—¿Qué? ¿Qué te pasa?— gritó, histérica, las manos cubriendo su rostro, ahora marcado por el dolor—. ¡Mi nariz!— dijo, mientras la sangre teñía sus manos.

Al ver que los demás estaban a punto de intervenir, Ji Hoo, para mi asombro, se interpuso entre ellos y yo, colocándose como un escudo protector mientras me tomaba del brazo con firmeza.

—Fue un accidente— afirmó—, así que les sugiero que la dejen en paz, ¿Han entendido?— su tono dejaba claro que no era una simple solicitud, sino una orden. Todos, sin excepción, asintieron antes de alejarse.

—¿Qué? ¿Acaso nadie hará nada?— Ginger gritó, su voz denotaba un profundo dolor.

—Perdona— dije fingiendo arrepentimiento— Solo quería que la pusieras en su lugar y se me resbaló sin querer— continúe, inclinándome para mirarla porque Ji Hoo aún me tapaba la vista.—. No te preocupes, estoy segura de que tu cuenta bancaria podrá financiar una nueva nariz si es necesario— mi tono burlón rompió el aire justo antes de que me diera la vuelta para irme, con Ji Hoo siguiéndome de cerca.

𝓶𝒆𝓳𝓸𝓻𝒆𝓼 𝓺𝓾𝒆 𝓵𝓪𝓼 𝒇𝓵𝓸𝓻𝒆𝓼 | Boys Over FlowersWhere stories live. Discover now