¿Arrepentido?

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—Puedes quedarte esta noche, Zhan-Ge —dijo, dando un paso atrás—. Pero yo tengo cosas que hacer.

Recogió los pantalones y la camisa del suelo y, sin mirar atrás, salió de la habitación y cerró la puerta tras él.

Xiao Zhan abrió lentamente los ojos, entornándolos para protegerse de la luz que se filtraba por las cortinas, y lo primero que le extrañó fue que MeiLing no se hubiera despertado

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Xiao Zhan abrió lentamente los ojos, entornándolos para protegerse de la luz que se filtraba por las cortinas, y lo primero que le extrañó fue que MeiLing no se hubiera despertado. Lo siguiente fue encontrarse desnudo. El nunca se acostaba desnudo. Pero la noche anterior no se había puesto el pijama...

Y entonces lo recordó todo.

Yibo.
Sus manos. Su boca. Su cuerpo.
Su prodigiosa virilidad, capaz de darle un placer que nunca antes había imaginado.
Sonrió.

No había esperado al matrimonio ni a encontrar su verdadero amor, como hubiera hecho su hermana. Pero había merecido la pena. Y tanto que sí. Tenía el cuerpo adolorido y le punzaba una parte en especial, pero cualquier molestia corporal también merecía la pena. Se giró de costado y descubrió que estaba solo en la cama. Y entonces recordó que el menor se había marchado la noche anterior, tan inexpresivo como siempre.

En ese momento se abrió la puerta y entró Yibo, vistiendo la misma ropa que la noche anterior.

—Buenos días —lo saludó el mayor, sintiéndose mucho menos dichoso que unos segundos antes.

—Ya es de día —dijo él con el ceño fruncido. Se quitó la camisa y ZhanZhan se estremeció al contemplar su perfecta musculatura.

Era un hombre arrebatador e inalcanzable para alguien como el y, sin embargo, había sido suyo durante unas horas.

—Sí, ya es de día —corroboró.

—¿Estás bien?

Xiao se incorporó, cubriéndose con la manta, y se golpeó el brazo.

—Me siento... bien.

—Muy gracioso, Zhan-Ge. Ya sabes a lo que me refiero —se quitó el pantalón y al mayor le dio un vuelco el estómago.

—¿Quieres saber si estoy enfadado por haberme dejado solo después de haberme hecho el amor? —preguntó Zhan, con la vista fija en el trasero de Yibo mientras él rebuscaba en el armario—. Estoy un poco disgustado, sí.

—No te estoy preguntando eso.

ZhanZhan no quería que le preguntara lo que el temía que le preguntase.

—¿Quieres saber si me arrepiento de lo sucedido?

—Sí.

Zhan-Ge soltó un largo suspiro.

—No me arrepiento, Yibo. Pero sí estoy un poco molesto por tu comportamiento posterior. Y por el que tienes ahora.

—A mí me parece que sí te arrepientes de lo sucedido.

Un Amor Declarado y PersonalOù les histoires vivent. Découvrez maintenant