Capítulo 4 (Lado B)

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Ella estaba en el piso sin reacción, quería correr y saber que le sucedía, aunque podía imaginarlo, a mi también me dolía el pecho y las piernas me temblaban, con la diferencia que tuve muchos días para crear en mi mente este momento y Raquel solo tuvo segundos.

Uno de los dos hombres que se presentó como Tom levantó a Raquel y sutilmente la posicionó en una de las sillas y no dejó de hablarle para que pudiera reaccionar.

Estaba tan hermosa y yo solo podía estar parado allí como si mi cuerpo no me permitiese acércame más.

Escuché como la nombraron una vez que abrió los ojos y lo primero que hizo fue conectar su mirada a la mía, si solo se diera cuenta el efecto que sigue teniendo su mirada en mi, dejaría de hacerlo de esta manera tan intensa.

Tom estaba arrodillado frente a ella preguntándole si estaba bien y dispuesta a seguir con la reunión y lo único que yo deseaba era que no se vaya, no quería dejar de mirarla aunque claramente no se lo dije. Llevaba el pelo algo más oscuro de las últimas noches que la vi cantar en el bar, y su voz me sacó de mis pensamientos

-Estoy bien Tom, no se preocupen.- dijo ella  levantando su mirada hacia ellos sin registrar mi presencia.- Fue un bajón de azúcar, nada de qué preocuparse. Solo no desayuné nada al salir de casa.- No estaba seguro de aquello, no era la actitud de Raquel, pero no podía quedar como desesperado ante el primer símbolo de debilidad. Aunque, mis ganas de no sentirme mal por Raquel ante esta situación eran muy bajas aunque me hiciera indiferente.

-¿Estás segura? ¿No quieres que llamemos a un médico? ¿Quieres que terminemos la reunión luego?- Escuchaba las palabras de Daniel y solo podía fijar mis ojos en Raquel.

-No Dan no te preocupes, vamos a terminar lo que empezamos.- la noté respirar profundo y volvió a buscar con su mirada la mía que ya estaba clavada en ella- ya podemos seguir, perdón por el espectáculo señor Martin, no suelo ser tan inoportuna se lo aseguro.- el comentario era claramente una indirecta para molestarme, no podíamos dejar de mirarnos, como si solo existiéramos nosotros dos en el mundo.

-Si todos están dispuestos a seguir entonces- debía seguir con mi papal o no podría soportarlo.- comencemos.

Después de casi una hora de revisar cláusulas del contrato y hablar sobre porcentajes, que había tenido tiempo de leer y practicar durando muchos meses para poder responder todas las preguntas que necesitaran. La vi a Raquel completamente perdida, como si su atención estuviese dentro de su cabeza, decidí ir un poco más lejos, no dejaría que esto fuera solo difícil para mi.

-¿Sucede algo, Murillo, la noto distraída?- la vi hacer una mueca de molestia.- ¿Tiene algo para discutir que no le guste? .- y su respuesta fue una risa amarga que me hizo dolor el estómago, no tenía idea de que pasaba en este instante por su cabeza, pero no creo que le guste este juego.

-En verdad, no entiendo ni media palabra de lo que dicen, y creo que tú tampoco. Así que Tom, confió en ti ciegamente todo lo que decidas por mi está bien.- wo, golpe bajo pensé, estaba en todo su derecho pero, jamás pensé que haría un tipo de comentario como ese, no era tanto el estilo de Raquel, aunque para ser honesto ya no se como era el estilo de Raquel.

-¿Qué quiere decir eso de "creo que tú tampoco"? ¿Conoces al señor Martin?.- Tom entendió el comentario de Raquel rápidamente y yo solo podía verla con ojos de incertidumbre.

-Fue una manera de decir solo eso, creo que con tantos números es posible que uno se confunda hasta el mejor en su propio campo de estudio, no se ofenda.- ahí me volvió a mirar, yo solo le devolví una mirada cargada de ¿ira quizá?.- Creo que necesito un descanso, permiso.- la note levantarse hacia los balcones para tomar algo de aire.

Unas ganas que no pudo controlar, de manera imparable, hicieron que me disculpara y me levanté de aquella silla para salir junto a ella. No era lo que debía hacer, pero era lo que necesitaba en estos momentos.

La vi luchar con un cigarrillo en sus labios y sin poder encontrar el mechero para encenderlo, estaba algo pálida. Metí la mano en mi pantalón y sin pensarlo, quedó parada sin hacer un solo movimiento cuando mi mano, fue hasta sus labios para perder el fuego.

El silencio se hizo presente, ella no reaccionaba y yo no podía hablar. Hasta que fue ella quien rompió este silencio pesado y de tanta agonía.

-¿Cómo... ? ¿cómo es que...- pero no podía terminar ni una sola frase, nervios quizá o no sabía exactamente lo que quería averiguar.

-¿Cómo es que estoy aquí? ¿cómo es que no estoy preso? O ¿Cómo es que no estoy muerto? ¿Cuál te gusta más? .- creo que mis palabras la avasallaron, cada vez que miraba sus ojos, no podía olvidarme de ese día, de sus lágrimas y sus perdones, de como no se movía de ese lugar mientras me iba y perdíamos todo lo que podríamos haber construido juntos. Mis palabras no podían salir de otra manera, creo que había demasiado odio que todavía había que resolver antes de tener una conversación sensata.

-¿Cómo es que sabes de leyes de economía empresarial?- ¿realmente luego de todo lo que pasó, fue la pregunta que eligió? Estaba confundido y más enojado aún.

-¿Eso es lo único que te interesa? Creí que la Raquel que conocía haría otra pregunta, pero claro, ya no te conozco.- boom, golpe bajo, ella solo me miraba y yo no podía soportar más su mirada. Decidí dejarla sola porque si seguía allí, haríamos un escándalo que prefería evitar.

Volví a entrar y me coloqué en la silla, traté de aclarar mi cabeza, yo no debía perder el control con Raquel, no después de tanto tiempo para que esto pudiera salir bien.

Luego de unos minutos la vi entrar, estaba más relajada y tenía mejor color en su rostro, la escuché hablar.

-Creo que me voy a ir a casa muchachos.- les dijo a sus compañeros sin mirarme, así que decidí jugar una carta desesperada, necesitaba volverla a ver.- Si hace falta firmar algo más luego me avisan, confío en ustedes para la toma de decisiones, estoy muy cansada y quiero volver a casa.

-¿Qué les parece una cena esta noche? Para celebrar la sociedad.- Aunque la idea me parecía una locura y claramente no quería hacerlo, una parte de mi corazón me decía que no deje que se vaya y una parte de mi cabeza me decía que esa cena era necesaria para demostrar que mi posición ante el grupo es buena, aunque claro no sepan el trasfondo de la verdad.

-Por nosotros estupendo! ¿Qué dices tú Raquel?.

-Tengo que ver cómo me organizo la noche con A.... algo, pero creo que no habrá problema.- ¿algo? ¿Diría un nombre y se arrepintió? Raquel no estaba en pareja, lo sé porque estudie a cada uno de ellos, sé que vivía solo con Paula, ya que se madre había fallecido, en una casa cerca de aquí, pero no podía dejar de pensar que diría un nombre.- Los dejó, y los veo esta noche.

Se fue, dejándonos solos a los tres.

Luego de algunas horas más, terminamos por fin de revisar todo lo necesario y los muchachos dejaron el estudio.

Solo podía pensar que debía ver a Raquel esta noche y no estaba preparado para aquello, aunque trate de engañarme a mí mismo.

• ENIGMA •Where stories live. Discover now