2. Ella perdió más

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Deslicé mis manos por su cuerpo sintiendo la suavidad de su piel y como el calor  que transmitía me hacía sentir como en casa. Nuestras manos y labios justo ahora no conocían la quietud  y en cuestión de segundos ya habíamos creado un rin de besos con lengua. Con Angelina estaba dispuesto a todo.

En la habitación el silencio reinaba y solo era interrumpido por el sonar de nuestros besos hasta que el instrumental de Beethoven – Para Elisa, resonó por toda la habitación, reconocía ese sonido, era su tono de llamada. Solté un bufido al ver como Angelina se separaba un poco de mis labios. ¡No podía ser cierto!. ¿Por qué interrumpían siempre en el mejor momento?.

–Voy a contestar, amor… – Se excusó apartándose un poco de mí mientras hacía pucheros. Así no podría enojarme nunca.

Extendió su mano hasta mi mesa de noche y de encima tomó rápidamente su teléfono, lo contestó mientras se acomodaba sobre mi abdomen. Me guiñó un ojo y sonrió abiertamente

–Eh… Hola – Habló a través de la línea, se quedó en silencio unos segundos – ¿Tiene que ser ahora?. Es que… Estoy algo ocupada. Oh… Bien, comprendo. Sí, bueno yo… Yo hago eso. No te preocupes, todo va a estar bien. Sí, él comprenderá.

Eso último lo dijo mirándome a los ojos. Ya sabía lo que significaba, iba a irse. Rodé los ojos soltando un bufido. La observé colgar la llamada y sonreírme abiertamente mientras jugaba insistentemente con su teléfono.

–Amor… – Murmuró con voz suave acariciando una de mis mejillas – Sara me necesita.

Sara era su mejor amiga, y a veces, la odiaba.

–¿Es urgente? – Pregunté y asintió.

–Pasó algo con su familia y necesita apoyo… Ya sabes, del moral – Explicó.

Solté un leve suspiro de resignación.

–Vamos… Te recompensaré luego – Animó acercándose a mis labios. Dio muchos besos sobre ellos hasta que logró robarme una sonrisa – Lo prometo… – Aseguró sonriéndome. Entre más cerca, más perfecta la encontraba.

–Está bien…

Se levantó de encima de mí y rápidamente buscó su Jean para empezar a ponérselo. Miró el suéter que traía puesto para luego mirarme a mí.

–Voy a llevármelo…

–Al inicio preguntabas si podías llevártelo, ahora solo lo afirmas.

–Eres mi novio…. – Recordó entre risitas – Puedo hacer contigo lo que quiera y también con tu ropa.

Reí ante sus palabras observándola caminar  rumbo a mi espejo y se dio un vistazo en el.

–¿Cómo me veo? – Preguntó mirándome fijamente a los ojos.

Cabello recogido, Jean ajustado, converses y mi suéter.

–Hermosa. Perfecta. Inigualable.

Caminó hacia mi cama para lanzarse sobre mí y dio un beso en mis labios.

–Eres el mejor novio del mundo… - Aseguró.

Angelina tomó mi mano y me hizo levantar de la cama para salir juntos de la habitación y caminamos por el pasillo rumbo a las escaleras.

Se oían susurros provenientes de la sala. Me impresioné al ver a algunos de mis amigos sentados sobre los muebles mientras uno de ellos permanecía con la espalda apoyada sobre la puerta de entrada. ¿Qué rayos hacían mis amigos aquí? Y ¿Cómo habían entrado en la casa?. Paseé mi mirada por ellos. Lo más curioso era el silencio que reinó entre ellos al verme, siempre estaban haciendo alguna idiotez pero ahora se mantenían en quietud. Sus miradas se posaron en mí y luego en Angelina, cierta extraña tensión empezaba a crearse en el ambiente. Ella estaba tan impresionada como yo, realmente no los esperaba aquí.

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