— Parece ser tu día de suerte, tonta — dijo Woo Bin en tono burlón.

— Mjm Mjm — Jun Pyo se aclaró la garganta con cierta arrogancia — Eres bienvenida a los F4 — dijo con autoridad. — Aunque rompes un poco el significado de nuestro nombre, te daremos el honor de ser parte de los F4 aunque contigo en nuestro grupo seremos los F4+1. Porque solo nosotros somos mejores que las flores, tú eres solo alguien más — mencionó con arrogancia

— ¿Soy un F4? — pregunté emocionada, tratando de contener mi entusiasmo.

— Digamos que sí, pero a la vez no — respondió Ji Hoo, aguafiestas como siempre.

Mi pose se volvió orgullosa al escucharlo. Me sentía parte del grupo de chicos, por fin encajaba en algún lugar. Comencé a cantar alegremente mientras corría alrededor de ellos, repitiendo una y otra vez "Soy un F4, Soy un F4, Soy un F4".

— Entonces creo que sí gané un premio — afirmé, tratando de expresar la inmensa felicidad que sentía en ese momento. El grupo de chicos me importaba y me hacían sentir parte de algo más grande. Sin saberlo, ellos me estaban salvando la vida.

— Si sigues así te vetamos para siempre del grupo — criticó Jun Pyo, intentando hacerme molestar.

— No importa lo que digas, porque soy un F4 — le empujé y salí corriendo alegremente, iniciando una persecución amistosa. La risa y los gritos llenaron el aire mientras corríamos, demostrando la alegría en nuestro recién formado grupo de los F4 + 1.

Con el paso del tiempo, nuestra amistad se fue fortaleciendo cada vez más. Pasábamos la mayor parte del tiempo en la casa de Jun Pyo o en la mía, creando recuerdos inolvidables juntos. Aunque nuestras reuniones oficiales se limitaban a nuestras respectivas casas, eso no nos impedía salir y explorar el mundo juntos. Nuestros paseos por la ciudad eran siempre emocionantes. A pesar de que las salidas del país estaban supervisadas y requerían la aprobación de mi padre, conseguimos disfrutar de cada momento fuera de nuestras rutinas diarias. Era como si el mundo se volviera más colorido y vibrante cuando los cinco estuviéramos juntos. Sin embargo, también era cierto que la fama de nuestros padres a veces nos afectaba. La sociedad siempre tenía grandes expectativas sobre nosotros y nuestras vidas, lo que hacía que nuestra amistad fuera aún más importante. Nos apoyábamos mutuamente, compartíamos nuestras frustraciones y alegrías, sabiendo que podíamos contar el uno con el otro en cualquier momento.

A pesar de los desafíos que enfrentamos, teníamos el apoyo constante del mayordomo Lee. Su papel en nuestras vidas era crucial, siempre asegurándose de que estuviéramos seguros y cuidados. Él era nuestro confidente y cómplice, dispuesto a ayudarnos en cualquier situación. Sin embargo, también debíamos lidiar con las regañinas constantes de la señora Kang, la madre de Jun Pyo.

En fin, siempre que estuviéramos juntos todo era mejor para los cinco, y pasamos siendo igual de inseparables muchos años, cuatro para ser exactos...

[...]

MOMENTOS

Estábamos reunidos en el patio de la mansión de Jun, sentados en el césped. Miré a los chicos, quienes parecían sumidos en sus propias tareas y conversaciones, sin prestar mucha atención. Suspiré mientras contemplaba el cielo azul, deseando que el tiempo pudiera detenerse en ese momento. Decidí romper el silencio y dirigirme a ellos:

—El tiempo pasa volando, ¿no lo creen?— pregunté a los chicos, quienes apenas me prestaban atención. Suspiré, sintiéndome un poco decepcionada por su falta de interés. Observé el cielo, tratando de encontrar algo más emocionante que hacer.

—¿Con quién hablas?—— preguntó Ji Hoo con su voz llena de condescendencia, sosteniendo un libro en sus manos como si el mundo a su alrededor no le importara en absoluto.

𝓶𝒆𝓳𝓸𝓻𝒆𝓼 𝓺𝓾𝒆 𝓵𝓪𝓼 𝒇𝓵𝓸𝓻𝒆𝓼 | Boys Over FlowersWhere stories live. Discover now