Capítulo 1

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El té se derramó sobre el pasto mientras los pétalos de las rosas volaban por todas partes.

Es un hermoso jardín, la vida es bella.

Díganme quién diablos dijo esa maldita frase, quiero ir a su tumba e insultarlo.

La mesa salió volando junto con la tetera y las tazas, las sirvientas se escondieron detrás de los pilares con miedo, temblando como cachorros bajo la lluvia.

Miré a Félix a mi lado buscando algo de ayuda, solo sonrió diciendo “ah, de nuevo”

Félix no me ayudas.

Estaba a punto de sufrir de una neurosis debido a estos dos.

Diana, Diana, ¿Donde estás? Llévate a este loco por favor.

Sollozar.

Incline mi rostro mirando a otro lado donde estaban las rosas plantadas, no quiero estar aquí, me quiero ir.

Alguien que me mate y ponga mi alma en otro cuerpo.

Escuche una risa baja que me erizo la piel.

¡Joder con estos psicópatas!

Normalmente cuando dos chicos guapos pelean por ti debes ser feliz ¿Verdad? Supongo que debe ser así.

Nadie jamás peleó por mi, mucho menos por mi amor, así que...

Como sea.

El punto es que una perfecta tarde de té se fue a la mierda por la pelea del emperador.

Por cierto, ese loco emperador es mi hermano mayor, su nombre es Claude ¿Te suena?

Cabello rubio, ojos azules de gemas, cuerpo escultural, que se pasea en bata por todo el lugar mostrando sus abdominales.

Más específicamente Claude de Alger, emperador de obelia, el único emperador que no posee la “inmortalidad” en su nombre.

En este punto han adivinado bien, estoy en una maldita novela, más específicamente una que causó revuelo y que hizo que muchas personas llorarán por el destino de la princesa.

Pero vayamos unos años atrás, antes de tener que ver esta estúpida pelea, junto con la comodidad que poseo.

Sería bueno tener un cubo de palomitas ahorita.

• • •


Las primaveras derretía la nieve del invierno, los aires fríos eran cambiados por los vientos cálidos, un paisaje adornado de flores, rosas y pasto que rodeaba a uno de los palacios que brillaban por su joyas, pese a que no eran muchas, estaban incrustadas en las paredes y pilares para ser admiradas, no robadas.

Robaba las miradas por su estructura, a diferencia del palacio del emperador y de sus hijos, este era el más pequeño, era donde vivían las concubinas del emperador.

Era la más pequeña de los hijos del emperador, era hasta ahora, la única princesa nacida de una concubina.

Lo primero que sus ojos vieron fue un techo lleno de joyas, era lindo, brillaba mucho, levantó las manos, dándose cuenta que sus extremidades eran pequeñas, como las de un bebé.

Un bebé.

Bebé.

Beb...

¿¡Un bebé?!

Agitó sus extremidades, no podía ser cierto, no era posible, movió su cuerpo en esa pequeña cuna, solo una cuantas sábanas limpias estaban debajo de ella y la cubrían, pese al brillo de las joyas, sabía que había algo mal, la atmósfera era rara.

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⏰ Última actualización: Oct 03, 2020 ⏰

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